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Opinión

19 de Mayo de 2019

Héctor Llaitul, mapuche, anticapitalista y revolucionario: “No represento a todo el pueblo nación mapuche”

Esta entrevista fue transmitida por radio Sonar, donde todos los días , a las 19.30 hrs, converso con algún personaje de la cultura o la política. Cuando Héctor Llaitul llegó a los estudios de la radio, lo esperaban cámaras del canal 13, pero él se negó terminantemente a que lo filmaran. Accedió a este diálogo porque más tarde participaríamos juntos de una mesa redonda organizada por Espacio Público, Red Democrática y la UDP, donde compartió con Natalia Caniguan e Isabel Aninat, del Centro de Estudios Públicos (CEP). Desconfía de la prensa, a la que suele apellidar “burguesa”. Llaitul es mapuche, pero también pertenece a una casta latinoamericana “en vías de extinción”: el revolucionario. Ahí donde se reúnen los insurgentes, él ha estado. Militó en el Frente Patriótico Autónomo y hoy vive en el campo, de lo que cultiva en su tierra. Sumando y restando ha pasado cerca de 9 años preso. “No me asusta la cárcel ni la muerte”, asegura. Es enfático en aclarar que no representa al pueblo mapuche, sino apenas a una de sus facciones. De hecho, se distancia de sus representantes institucionales y tiene explícitas diferencias con buena parte de los otros líderes conocidos del Wallmapu. Mientras comía un sándwich con queso y palta me dijo que muchos peñis se vendían directamente por plata o indirectamente por financiamiento para sus proyectos.

Patricio Fernández
Patricio Fernández
Por

Antes de tomar asiento frente al micrófono se aparta y agacha para amarrarse un cintillo azul en la frente. “Es un trarilonko -explica-, que acá tiene un ñimín, y dentro del ñimín tiene un toki cura, que es una representación de lo que nosotros como CAM entendemos que está ocurriendo nuevamente en el conflicto entre nuestro pueblo con el estado nación chileno; tiene que ver con el weichan, tiene que ver con la resistencia, tiene que ver con la reconstrucción nacional. Eso es un poco lo que representa: el ñimín, la cultura, y el toki tiene que ver con este mando de nuestros antiguos weichafe o tokis que tenían una dirección en la lucha”. A continuación, se vuelve un gran conversador. Y aunque no esconde que su lucha incluye acciones violentas en contra de la propiedad -“nunca contra las personas”, aclara- sostiene que “nosotros vamos a reivindicar el parlamentar, porque es la historia de nuestro pueblo y jamás vamos a descartar esa posibilidad”.

¿Cómo describirías la relación del pueblo mapuche con el estado chileno en la actualidad? ¿Qué está pasando hoy distinto a lo que viene sucediendo desde el pacto de Nueva Imperial?

-La lectura que nosotros hacemos en la CAM, y que es aquello que le dio origen, es que el escenario de las políticas neoliberales agudizaron las contradicciones con el sentir y la vinculación que tiene el pueblo nación mapuche y sus comunidades con la tierra y sus derechos. Una agudización que obligó a tomar otro rumbo al movimiento mapuche y, por lo tanto, hubo una irrupción de otra forma de hacer política, que puso en cuestión al Estado de Chile y que pasó de ser un simple reclamo por reivindicaciones a una suerte de antagonismo y, posteriormente, a instalar un cuadro de conflicto con el Estado.

Algo que complejiza las negociaciones y los acuerdos con el pueblo mapuche es que no tiene una vocería. De hecho, cuesta decir que hay una causa mapuche, porque en su interior hay militantes de todos los partidos políticos de Chile, hay una multitud de tendencias. ¿Cómo describirías tú ese mapa mapuche… ideológico, político, de pretensiones, en fin?

-Ciertamente hay un abanico de posiciones al interior del movimiento mapuche. No es menor la realidad de atomización y de desestructuración de gran parte del tejido social y político de nuestro pueblo. Hay un movimiento institucional que también ha tomado la voz. Alguna vez a nosotros nos han tratado de presentar como los representantes del pueblo mapuche, en circunstancias que no lo somos. Yo hago la vocería de una organización organización autonomista –la CAM- y que nos definimos básicamente como una organización mapuche revolucionaria, anticapitalista. Por lo tanto, yo no represento a todo el pueblo nación mapuche. Dentro de mundo mapuche también está el movimiento institucional, que aún persiste en buscar dentro de los mecanismos que ofrece el Estado, con esta posición de inclusión o de integración forzada, como la entendemos nosotros. Otra expresión tiene que ver con la visibilización de la causa, con ribetes internacionales…

Aucán Huilcamán…

-… Y por ahí buscar una presión, en el sentido de que hay un ordenamiento jurídico, legal, internacional, que favorecería la causa mapuche. Y, por otro lado, estamos nosotros, que representamos la resistencia mapuche con otras expresiones y ahí nos hacemos cargo de esta situación de conflicto donde la violencia política ha tomado protagonismo.

¿Tú dirías que existe una causa mapuche que reúna -si no la totalidad, porque la totalidad nunca se reúne para nada-, eso que mejor sintetizaría lo que el pueblo mapuche quiere?  ¿La recuperación de sus tierras, autonomía para decidir su propio destino, mejorías económicas…?

-Hay que entender que hubo una desestructuración muy profunda de la causa mapuche a partir de la ocupación de la Araucanía, hace ya más de un siglo. Estamos hablando no solamente del hecho concreto del despojo territorial y expropiación de nuestros territorios y recursos asociados, sino también de la destrucción de la capacidad etnopolítica de autogobernarnos. Ese fue el elemento más nocivo para la causa mapuche. Entonces, esto de despertar de nuevo, desde hace un tiempo a la fecha, las grandes demandas históricas que tienen que ver con la territorialidad o la autonomía como eje central, no fue tan fácil en ese marco de desestructuración y atomización que vivía el mundo mapuche. Nosotros hablamos que todo un tipo de ordenamiento jurídico, político, institucional y, de hecho, esta capacidad productiva y economicista que siempre ha primado en la construcción del Estado nación chileno, tiene ribetes de genocidio, de exterminio del pueblo nación mapuche.

Tenemos una estrategia fundada en dos ejes fundamentales: la resistencia mapuche contra el extractivismo, nuestro enemigo histórico, la oligarquía, hoy expresada básicamente en el desarrollo capitalista, y, en segundo lugar, el concepto nación mapuche.

¿Y cómo entiendes tú la causa revolucionaria de la CAM? Ya no hablando en representación de todo el pueblo, como tú decías, sino que de la CAM. ¿Qué es lo que la CAM quisiera?

– Entendemos al capitalismo en su fase actual como una etapa de acumulación por desposesión, en el sentido de que los grandes empresarios, el poder económico, vienen por los recursos de tierra y agua. Es decir, más allá de tener un sistema de propiedad usurpado, vienen por más, y eso ha agudizado contradicciones con el pueblo nación mapuche y con los pueblos originarios en general. Eso explica la mayoría de las zonas de conflicto hoy día en el Wallmapu, donde la reivindicación del territorio o la reivindicación de la autonomía es más fuerte, tiene que ver con el apego a la tierra, tiene que ver con el sentimiento propiamente mapuche.

EL ENEMIGO HISTÓRICO

¿Con la recuperación de un modo anterior de vida, de los orígenes del pueblo mapuche, o más bien con una ideología de izquierda que aspira a anular la propiedad privada y construir algo así como la utopía comunista?

-Nosotros nos hemos presentado en escena por ser parte del movimiento de recuperación de tierras, colocando la impronta de la recuperación de territorio como demanda fundamental. La CAM hay que entenderla desde la demanda de territorio y autonomía. Partamos por ahí. Tenemos una estrategia fundada en dos ejes fundamentales: la resistencia mapuche contra el extractivismo, nuestro enemigo histórico, la oligarquía, hoy expresada básicamente en el desarrollo capitalista, y, en segundo lugar, el concepto nación mapuche. El concepto de nación, para nosotros, es fundamental. Es decir, a la causa de la recuperación de las tierras le agregamos una propuesta muy concreta de control territorial, con un sentido más político y de reconstrucción nacional. Esto significa recoger el legado del pueblo nación mapuche como un pueblo.

A nosotros se nos ha endosado el tema de la violencia política.

¿Eso es algo que se puede dar al interior del Estado de Chile o es una lucha directamente independentista?

-Nosotros planteamos, por ahora, crear las bases para que nuestro pueblo vuelva a ser la nación mapuche y, por eso, la mayoría de nuestros esfuerzos están orientados a construir por fuera de esta institucionalidad opresora y de las lógicas y del formato del tipo colonial en las que está erigido y aún se sostiene en Estado nación chileno.

¿O sea, esa lucha, es una lucha revolucionaria que, por lo tanto, se da por las malas, o hay posibilidades de negociación, de acuerdos, de política?

-No, no, no, lo que pasa es que a nosotros se nos ha endosado el tema de la violencia política.

Pero ¿ustedes creen en ella, o no?

-No. Nosotros cumplimos con asumir la violencia que históricamente se ha ejercido en contra del pueblo nación mapuche. O sea, nosotros recogemos el guante en relación a la forma en que se ha tratado y se ha sostenido el Estado en contra de nuestro pueblo nación.

De acuerdo, ustedes han sido violentados por el la violencia institucional chilena y…

-Hay que reconocer que el pueblo nación mapuche era un pueblo libre, que tenía territorio, que tenía autonomía, soberanía…

Vivimos, permanentemente, un tipo de régimen de ocupación que se ha mantenido hasta el día de hoy, no solamente a través de los poderes fácticos, sino de todo este ordenamiento jurídico, político e institucional, la forma de la construcción del Estado y el discurso actualmente basado en el racismo y en la intolerancia respecto de nuestra nación mapuche.

¿Hasta cuándo?

-Hasta un siglo atrás, cuando concurren la formación de los Estados naciones chilenos y argentinos y se determina la ocupación de nuestros territorios ancestrales por la vía político militar: la guerra de exterminio para la apropiación del territorio de la nación mapuche. Ese hecho es muy importante a la hora de entender por qué nuestra reivindicación de tipo territorial y autonómica choca de frente con los intereses del gran capital hoy en día. Eso es lo primero. Y respecto de por qué nosotros estamos levantando una propuesta de liberación nacional, decimos que vivimos, permanentemente, un tipo de régimen de ocupación que se ha mantenido hasta el día de hoy, no solamente a través de los poderes fácticos, sino de todo este ordenamiento jurídico, político e institucional, la forma de la construcción del Estado y el discurso actualmente basado en el racismo y en la intolerancia respecto de nuestra nación mapuche. Eso entrega un diagnóstico muy nefasto respecto de la realidad mapuche; con comunidades reducidas, con un tipo de legislación basada en este cuadro de genocidio y exterminio que se instaló hace un siglo atrás y que aún persiste en la ley indígena, por ejemplo.

GENOCIDIO Y CAPITALISMO

Un cuadro de genocidio que tú dirías se halla en una situación especialmente grave y violento, o que si bien está mejor, la mayor conciencia mapuche lo vuelve más inaceptable. ¿Cómo lo plantearías?

-Bueno, en nuestra sociedad, la historia de agravios, de despojos, de injusticias, de actos genocidas respecto de nuestro pueblo está muy presente en las distintas generaciones, y hoy se ha asumido con más fuerza a la hora de la reivindicación territorial, y más cuando esta reivindicación territorial está chocando de frente con los intereses del gran capital que operan indiscriminadamente en la territorialidad.

¿Quién te resulta, hoy día, más agresivo -por así decirlo- el Estado de Chile o las forestales? ¿La política del Estado o la fuerza arrasadora del dinero, del gran capital, etc… o no los separas?

-No hacemos una separación, de ninguna manera. Apropiándonos de conceptos o variables de análisis, nosotros entendemos a este Estado como un Estado capitalista.

¿Y ustedes no aceptan el capitalismo?

-No. Es una antítesis de lo que es la reconstrucción mapuche, o sea, la reconstrucción de la nación mapuche pasa, necesariamente, por un choque frontal con el capitalismo.

O sea ¿quien quiera creer que este conflicto se va a solucionar haciendo que en estos lugares se genere más riquezas, invirtiendo dinero y plantando, qué sé yo, berries, está equivocado?

-Absolutamente, al menos desde la perspectiva de la reconstrucción nacional mapuche; por eso nosotros somos contrarios a entender esta lógica de la democracia supeditada a las técnicas del mercadeo capitalista.

Creer que se va a lograr la paz en un conflicto histórico a través de superar el subdesarrollo o con esta lógica de superar la pobreza es algo equivocado.

¿El problema mapuche está muy lejos de ser un problema de pobreza?

-Absolutamente. Esa es la lógica que han venido desarrollando los gobiernos, indistintamente: creer que se va a lograr la paz en un conflicto histórico a través de superar el subdesarrollo o con esta lógica de superar la pobreza es algo equivocado. Eso es como esconder bajo la alfombra que aquí hay un problema eminentemente político y que tiene que ver con una reivindicación que incluye la autonomía y la reconstrucción.

¿La violencia es una de las formas de lucha contra la violencia que recibirían ustedes desde el Estado? ¿Lo entienden así?

-Claro, toda vez que la reivindicación territorial es el fundamento para la reconstrucción de la nación mapuche, porque nosotros no podríamos hablar de autonomía o capacidad de autogobierno si no tenemos los recursos o la territorialidad donde ejercer esta capacidad. Ahora, el problema nuestro es reconstruir esa capacidad etnopolítica, destruida por el régimen de ocupación colonial, sobre la base de nuestras autoridades tradicionales, ese tejido político que nosotros teníamos antaño. Si ese desafío de reconstrucción hoy día avanza sobre la base de ese choque o de la disputa territorial, que es lo que explica el conflicto actualmente, nosotros tendríamos la posibilidad de reconstruir nuestro pueblo.

HURACÁN

Tú fuiste detenido por el caso “Huracán”, esa historia de laboratorio, y ahora te acabas de querellar en contra del fiscal Moya. ¿Cuál sería la responsabilidad de Moya?

-Esto habría que enlazarlo con cómo nosotros entendemos el conflicto actualmente. Como le decía, si usted me pregunta quién es nuestro enemigo histórico, bueno, es el sistema capitalista y el Estado capitalista que está implantado en la territorialidad ancestral, y a ese enemigo lo vemos en las políticas extractivistas con todo el impacto medioambiental que eso provoca, sobre la base de la expoliación de los territorios, es decir, sobre la usurpación territorial que no ha sido reconocida. Ahí es donde se ha dado la pelea y donde se va a dar por mucho tiempo.

¿Qué pito toca Moya?

-O sea, la aplicación de la ley antiterrorista dice relación con ejercer un tipo de legislación que contraviene normativas, incluso internacionales, del debido proceso, porque apunta al movimiento mapuche que tiene procesos de ocupación de predios y donde nosotros ejercemos control territorial. También tiene que ver con esto de la militarización, la criminalización, entendida, para decirlo con claridad, como la reinstalación, nuevamente, de una doctrina en donde se define al pueblo nación mapuche como el enemigo interno.

Nosotros hemos dicho que detrás del plan “Huracán” está la responsabilidad del Estado en su conjunto. Hay una responsabilidad de la institucionalidad toda a la hora de perseguir y criminalizar la causa mapuche.

¿Así ha operado Carabineros, en tu parecer?

-En ese cuadro es donde se puede entender el montaje del plan “Huracán” y otros montajes menores, y se puede entender toda la persecución política que viene sufriendo el movimiento mapuche autonomista, principalmente aquel que se sostiene en la lucha territorial.

¿Por qué te estás querellando contra el fiscal Moya?

-Porque nosotros hemos dicho que detrás del plan “Huracán” está la responsabilidad del Estado en su conjunto. Hay una responsabilidad de la institucionalidad toda a la hora de perseguir y criminalizar la causa mapuche, y nosotros estamos convencidos de que ha sido el Estado, con un tipo de tratamiento hacia al pueblo nación mapuche, el que da rienda suelta a estas cosas, a estos métodos no solo de criminalización, de allanamientos, de asesinato político, de prisión política… yo fui mucho tiempo preso político por la causa mapuche, y por eso soy conocido.

Ahora, lo que llama la atención, es que hay quemas de camiones, hay quemas de bosques, ha habido crímenes como el de los Luchsinger…

-Y sabotaje en contra de las forestales, menciónelo claramente, porque son las forestales los principales enemigos del pueblo nación mapuche. Dejémoslo claro.

De acuerdo. Y aunque cada tanto apresan gente, no consiguen resolverse los casos. ¿Por qué?

-¿Usted cree que no aparecen los culpables? Tenemos más de 30 presos políticos en las cárceles del Estado nación chileno en el sur… también tenemos asesinatos políticos de mapuche.

Ok, pero la pregunta es otra. Lo que uno ve es que se quema la casa de los Luchsinger y…

-Un caso excepcional dentro de las más de dos décadas… Un caso excepcional y del cual, nosotros como CAM, ya dejamos claramente que no teníamos nada que ver.

También hay quemas de camiones…

Ahora, si la prensa busca casos excepcionales para criminalizar la causa mapuche, como diciendo que la causa mapuche no es justa, bueno, eso ya es un problema de la prensa burguesa.

¿Son parte de los métodos promovidos para la reivindicación de la causa mapuche las quemas de camiones, de bosques, de forestales, etc.?

-Bueno, en la CAM, a la hora de su aparición, en el marco de las reivindicaciones territoriales, aparece, también (desde las quemas de Lumaco) la acción directa como un método para agudizar contradicciones con el gran capital. Pero en la CAM también quedó absolutamente acotado el margen de actuación que debieran tener estas acciones que nosotros llamamos de “autodefensa” y de sabotaje en contra del gran capital, que son quienes han sostenido hasta el último tiempo un sistema de usurpación territorial que hizo crisis en relación a las comunidades mapuche. O sea, son las políticas extractivistas que están destruyendo este hábitat del mundo mapuche y que tiene que ver con la supervivencia y la continuidad del mundo mapuche o su exterminio. En ese plano, hay un historial de reivindicaciones con mecanismos al interior de la institucionalidad y que nunca tuvieron resultados. Por lo tanto, hay aquí un asumir otro tipo de movilización y lucha que tiene que ver con confrontar directamente al otro, al enemigo directo, para salvaguardar los intereses de nosotros. Pero la violencia no la ejercen las comunidades, la violencia la ejerce el Estado y el sistema, toda vez que defiende a ultranza los intereses del gran capital. Históricamente ha sido así, y si usted nos dice que a través de la prensa y el discurso oficial se ha construido en el imaginario colectivo esta figura del terrorista, nosotros decimos que es porque se quiere esconder el verdadero terrorismo y al verdadero causante de la violencia, que es el Estado: ese Estado que oprime a un pueblo y que lo tiene, prácticamente, en estado de exterminio.

Oye ¿Moya andaba armado cuando te detuvo?

-Sí, él es un personaje dentro de esto, pero no podemos nosotros quedar dando vueltas en un personaje como puede ser Marín, Moya u otro fiscal o policía equis. Nosotros vamos, a través de la querella, por responsabilidades de jerarquía, porque, si no, no se explica la actuación del Estado. Nosotros vamos por las responsabilidades políticas.

Les interesa llegar más arriba.

-Por supuesto.

¿Dónde ves la cabeza de la “Operación Huracán”?

-En la señora Bachelet. En el gobierno de turno. Derechamente, nosotros lo hemos dicho…

Pero ¿identifican lugares puntuales donde esto pudo haberse originado?

-Hay una responsabilidad del Ministerio del Interior, y directa y  políticamente, del señor Mahmud Aleuy. Está implicado directamente, monitoreando, tal como quedó establecido con la mensajería ya filtrada incluso por el Mayor Marín en contra del General Villalobos. Estaba involucrada la más alta jerarquía policial, se supone dependiente del Ministerio del Interior y, en este caso, de fiscales que incluso saliéndose de esta jurisdicción, como es el caso del fiscal Moya, tienen las prerrogativas de actuar como asesores para un montaje, como asesores técnicos.

Los fiscales.

-Moya es “pillado” porque él asesoraba a la Unidad de Inteligencia Especializada que hoy está presa por este caso, con su dirección: el General Blue, el Mayor Marín, el Capitán Oses pertenecen y crearon esta Unidad Operativa Especializada en la persecución del pueblo nación mapuche. Y habían fiscales, no solamente Moya, otros fiscales, por eso es que nos querellamos en contra de Arroyo y Moya, porque ellos estaban al tanto de toda esta farsa y montaje.

¿Tú ves algún destino a las tratativas que hay ahora entre Felipe Kast y Huenchumilla para generar un espacio de diálogo con el pueblo mapuche una vez más, o tu desconfianza es tal que a esta historia no le ves por dónde?

-Toda vez que la lucha del pueblo nación mapuche choca de frente con los intereses del gran capital, en materia de disputa territorial, la pregunta es si con este sector, el empresariado comprometido en la causa mapuche, la industria forestal, que hoy día pretende seguir abarcando mercado internacional con producción de madera y derivados, incluso con instalación de centrales de celulosas, de  verdadera industria de mayor escala para cumplir con el mercado internacional, es factible un entendimiento. Es decir ¿ellos van a sacrificar sus intereses en aras de la reconstrucción del pueblo nación mapuche? Esa es una pregunta. Nosotros planteamos que si nos vamos a sentar a discutir sobre la posibilidad de una solución, tiene que ser sobre la base de discutir y de ver fórmulas para una reconfiguración de mapa territorial.

¿Un territorio equivalente a lo que tenía el pueblo mapuche a fines del siglo pasado o algo un poco más modesto?

-Esto es un poco más modesto. Y, sobre la base de sacrificar esos intereses un poco más modestos, hay una voluntad nula de parte del empresariado, y optan por la salida militar, militarización, Comando Jungla, Ley Antiterrorista y montajes como el caso Huracán.

**Esta entrevista se realizó originalmente en Sonar Actual.

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