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16 de Octubre de 2019

Cuando muere una lesbiana: la búsqueda de justicia para Nicole Saavedra y Anna Cook

Hablamos de lesbicidio cuando se mata a una lesbiana por serlo. En nuestra sociedad, amar a una mujer, siendo mujer, es una de las afrentas que más hiere a la masculinidad. Desde un acoso sexual correctivo, hasta violaciones que sirven de “advertencia”, y la convivencia con la heterosexualidad obligatoria que, muchas veces, te insta a permanecer en “el clóset”. De ahí que la visibilidad sea la herramienta política que las vincula: Nicole y Anna eran lesbianas “visibles”, y plantean la pregunta: ¿murieron por ser lesbianas?

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El 25 de septiembre la cuenta de Instagram @annacookmusic, de la DJ Anna Cook, publicó después de dos años. Su madre, Kattia González, utilizó las redes de su hija para denunciar el caso: dos años de una investigación que arroja conclusiones contradictorias, ningún imputado a la fecha, y la tesis que, hasta el momento, defiende la Fiscalía Oriente: una sobredosis, versus la que levanta Kattia junto a su abogada Lily Candia, que piden que se releve el hecho de que se encuentra semen en la boca de una chica que era lesbiana.

El 31 de julio de 2017 Kattia vio por última vez a su hija, Ana Villarroel, el verdadero nombre de Anna Cook. La noche siguiente, del 1 de agosto, hablaron por teléfono como de costumbre. Anna le dijo a su madre que no podría atenderle el negocio, porque tenía una fecha para tocar en Angol. “Me dijo que estaba en su casa con unos amigos, la estamos pasando bien, chao, hablamos mañana”, recuerda Kattia, quien volvió a llamarla a la mañana siguiente. Estaba preocupada porque no conocía “al Magno”, (DJ que tocaría con Anna).

“Empecé a llamarla desde las 9 am para retarla, decirle que tenía que tener cuidado, y no me contestó el teléfono. Le dije a mi hermana que la llamara, que quizá no me quería contestar a mí porque sabía que la iba a retar. Tampoco le contestó a ella y ahí quedamos medio preocupadas”, cuenta Kattia. Cinco horas más tarde, recibió mensajes de uno de los mejores amigos de Anna: “tía, la Anita está grave en el hospital, y yo le digo ¿pero qué pasó?, y justo me llaman del Hospital Salvador para decirme que fuera para allá urgente”, relata.

Fotografía cedida por la familia.

Al llegar, la interrogaron sobre su hija. En medio de la confusión, Kattia pidió saber cómo estaba, “el doctor me dice su hija llegó fallecida. Y ahí me descompuse”. Hoy cuenta esta historia junto a su abogada, Lily Candia, con quien preparan una querella abierta dirigida a quienes resulten responsables por el fallecimiento de su hija. 

Kattia decidió viralizar su relato tras dos años en los que declara una serie de irregularidades en las pericias. En @annacookmusic, Kattia ha compartido los resultados de su propia investigación, donde se sugiere la actuación de terceros, un dato respaldado por el informe de urgencias del hospital Salvador, donde se narra cómo llegó Anna. “De ahí parten las sospechas”, aclara Lily. “Son los hechos que tenemos fehacientes. Ella llega desnuda y sin signos vitales. En la primera autopsia, presenta mucha mucosidad en el área bucal, por ende, se pasa a hacer una prueba de esta mucosidad, y ahí aparecen las cabezas de espermios”, explica a The Clinic.

El mismo informe declara la muerte provocada por un paro cardiorrespiratorio versus la participación de terceros. 

Ese 2 de agosto, Kattia insistió para ver el cuerpo de su hija. Lo vio sobre una mesa, tapado con una sábana blanca. Un moretón en el cuello resaltaba en su piel “blanquita”. 

Lo siguiente fue esperar a la PDI, trasladar el cuerpo al SML, y preparar el funeral. 

LESBIANAS ANTE LA LEY

Francisca Millán es abogada especializada en DD.HH. y género. Socia del estudio AML, que se dedica exclusivamente a la defensa de mujeres en causas que involucran violencia de género. Su proyecto ofrece una perspectiva feminista para materializar el derecho del acceso a la justicia. Millán afirma que las mujeres son vulneradas en el sistema legal chileno. En este escenario, ser lesbiana es una afrenta directa y muy específica.

“El lesbianismo, desde la masculinidad hegemónica, es una revelación al orden social, porque yo no me someto a las lógicas heteropatriarcales, estoy por fuera de ello, y no estoy dispuesta a ocupar esos roles”, explica Millán. 

Delitos que afectarían directamente a lesbianas por el hecho de serlo sería el lesbicidio, el asesinato a una lesbiana, y la violación correctiva, la violación a una lesbiana con el fin de “corregirla”. No existen como tales en el código penal chileno, pero, de acuerdo a Millán, mezclando los delitos base con la Ley Zamudio, pueden relevarse los motores de odio.

“Los delitos de esta naturaleza tienen mucha expresión de poder, y demuestran que existe este ejercicio de sometimiento respecto de otras. Eso es algo bastante común en el caso de las mujeres lesbianas: qué forma más evidente de someter a una mujer que es lesbiana que obligarla a practicar sexo oral”, comenta la abogada.

Por otro lado, en un sistema legal que “tiende a homogeneizar”, ser lesbiana, para Millán, produce un “escozor institucional, y mientras más características diversas se unen, más problemático se vuelve enfrentarse a estas instituciones”, dice.

“Tenemos casos de violaciones correctivas y no existe en el Ministerio Público hoy una cuenta respecto de si las víctimas de violaciones son lesbianas o heterosexuales, porque no se visibiliza como una violencia específica”, comenta. De ahí que desde organizaciones lesbofeministas aparezca el término “lesbicidio” para visibilizar esta violencia que sufren las mujeres en diversidad. Sin embargo, ¿cómo se pondera el odio?

LA BUENA VÍCTIMA

El día que María Bahamondes se enteró de que su prima Nicole había sido asesinada, le juró no descansar hasta encontrar justicia. Nicole Saavedra, ícono de los crímenes de lesbofobia, estuvo siete días desaparecida sin ser buscada por la policía, como denuncia María. Para que su caso fuera tomado en cuenta por un fiscal, Bahamondes se encadenó a la Fiscalía Nacional, logrando que se le diera prioridad a su caso.

“De a poco fui agarrando fuerza y perdiendo el miedo de exigir justicia”, comenta. “El fiscal no cumplía los horarios, te citaba a cierta hora, no llegaba, se iba a la mitad de la reunión… nosotros vivimos lejos de la fiscalía, entonces en ese tiempo era un gasto de dinero, de tiempo”, relata.  

Una semana después de encadenarse, María tuvo respuesta, y la causa se trasladó a la fiscalía de Quillota. Sin embargo, este año nuevamente les cambiaron de fiscal, y María se tomó la fiscalía. “Sentí que había que hacer algo en la zona donde estaba la causa, remecer acá, porque no puede ser que en Chile tengamos que buscar la justicia, que tengai que estar detrás del fiscal para saber qué hay, si es su deber, es su pega”, dice.

Este miércoles 16 de octubre, después de tres años de investigación, el Ministerio Público identificó al posible responsable de la muerte de Nicole Saavedra. El único imputado -hasta ahora- es Víctor Pulgar Vidal, quien se desempeñaba como chofer de locomoción colectiva, y ya cumple una condena de diez años y un día por otra violación a menor de edad.

¿Es Nicole un símbolo? “es lamentable, pero ha sido así”, dice María. Antes de morir, Nicole fue insultada en su territorio por verse ‘masculina’. María dice que “varias veces llegó golpeada. Nunca pensé que la iban a matar”.

LA NOCHE

Pola Valenzuela es DJ y lesbiana, igual como lo fue Anna Cook. Toca como Pola CH en fiestas lesbos y gay de reggaetón, aunque también en espacios hetero. Aclara que no eran cercanas, pero que se conocieron mientras estudiaban: “nos conocimos por amigos en común, cuando eris pendejo y andai en la calle pa’ todos lados. Ella me pedía que le hiciera videos, quería mezclar lo suyo con el audiovisual… ella hacía música, era seca, tocó en montón de lugares muy conocidos, como M100. Se movió harto”, cuenta.

Anna Cook era una DJ de música electrónica, o tech. Un mundo donde corren las “pastis” (principalmente éxtasis), y la postal son las botellas de agua, los chicles para relajar las mandíbulas y los cigarros que combaten la ansiedad. “Una cosa es la música”, dice Pola, “y la otra es el mundo que rodea esa música”.

En el ambiente, se sabía que Anna consumía, igual que Pola en ese momento: “éramos cabras chicas pasándolo bien, entrando a los 20, muy en la onda de darlo todo”, dice. 

Kattia estaba al tanto de esta situación. Cuenta que incluso tuvo un intento de rehabilitar a Anna, con psiquiatra y psicólogo. Pero no lo logró. 

Al final yo le decía que si iba a fumar hierba, la fumara por último en la casa, no en la calle. Pero el medio de ellos es así. Ahí tú ves que puedes aconsejarla, pero controlarla es difícil”, dice.

Fotografía cedida por la familia.

La relación de Anna con las drogas llevó a que durante los cinco meses posteriores a su muerte, y hasta antes de la publicación de Kattia, se explicase el deceso bajo la etiqueta de una sobredosis

“La tesis que se manejaba era el tema de la sobredosis, a la loca se le pasó la mano, qué pena”, comenta Pola, quien se enteró de la muerte de Anna el mismo 2 de agosto, por el comentario de una compañera de trabajo que también la conocía.

“Esta mina me cuenta que la llamaron pa’ carretear, que no fue, y que hoy la Anna falleció. Yo no lo podía creer. Y ella me cuenta que fue como algo medio raro, que se le pasó la mano con las pastillas… ahí se empezaron a especular un montón de cosas”, recuerda Pola.

En los meses posteriores a la muerte de Anna, Kattia revisó sus cosas: “Miré sus Whatsapp, quería buscar una carta suicida, pero nada”. La versión de la sobredosis no le cerraba, ya que consideraba que Anna era “una cabra inteligente”, y pese a que consumía, conocía sus límites.

Cinco meses después de la muerte de Anna, llegó el informe del Servicio Médico Legal (SML). En este se indica que da positivo la presencia de esperma en su mucosa bucal. Y en mayo de 2018, el primer informe toxicológico informó que había un 0.2% de alcohol, y nada de drogas. 

ACTIVISMO LÉSBICO

Horregias, una banda punk de chicas del cerro de Renca, ha sido un agente de visibilización del caso de Nicole Saavedra. Como dice su sitio oficial, “practicamos el camionismo. Somos lesbianas”. 

Rae, bajista y vocalista de la banda, voz de canciones como “Safari para divorciadas”, cuentan que como banda les llamó la atención “cómo los medios ignoraban lo que había pasado. Al mes de la muerte de Nicole, publiqué su foto y un texto que decía que la mataron por lesbiana y ese texto se compartió caleta, había muchas lesbianas que no tenían idea de esto, y muchos varones hetero cis diciendo no todos somos así, lo típico”, recuerda.

Horregias conoció a María Bahamondes, y junto a otras colectivas y organizaciones de la Quinta Región, como el grupo Afini Dales y Radio Humedales, organizaron el festival Justicia para Nicole Saavedra, hoy una de las actividades centrales del mes de la visibilidad lésbica (del 18 de junio al 9 de julio).

El primer año no había nadie, fue muy desolador… entre que los quillotanos no sabían y estaban muy extrañades por todo lo que estaba sucediendo. Muchas lesbianas no fueron también, yo creo que por el desconocimiento y porque no había un respaldo muy bacán de los medios para decir esto es importante”, dice Rae, quien compara el caso de Nicole con el del profesor Nibaldo, un varón cis sin privilegios. 

“Iniciaron una investigación apenas desapareció, encontraron a los culpables inmediatamente… Cuando muere un varón cis y heterosexual la gente está de acuerdo en que lo mataron y que eso es injusto. Eso nos une como país. Eso se puede tratar en el matinal, pero si hablai de que a una mujer la mataron, o a una lesbiana, siempre entran las dudas, y la gente se divide. No es un tema feliz a tratar. No le sirve a la pauta. Todo pasa por juicios morales instantáneamente”, explica Rae.

El 2017, se hizo una animita en el lugar donde encontraron a Nicole, y una marcha. En junio de este año, María se tomó la fiscalía de Quillota, y BBC publicó el artículo “La Zona Roja: la región de Chile en la que las lesbianas viven con miedo a ser asesinadas”, de Megha Mohan. 

“Salió el artículo y se empezaron a mover cosas, y se empezó a mover la investigación”, dice Rae. 

Sobre el caso de Anna Cook, Rae opina que da cuenta de la transversalidad del lesbo-odio: “La Anna Cook era del círculo, la cachábamos porque era DJ y era súper seca. Le pasó esto y nosotras decíamos bueno Quillota es zona roja, es rural, no te pescan por pobre, pero esto demuestra que es transversal el lesbo-odio, y nadie está libre”.

VIOLENCIA CORRECTIVA

El informe del examen de detección de fluido seminal y espermios en el caso de Anna Cook motivó que Fiscalía Oriente pidiera muestras de semen a tres personas, pero de acuerdo a los antecedentes que maneja Kattia, “una de ellas ni siquiera estuvo con Anna esa noche”. Ninguno coincidió con el perfil genético. Y no era posible hacer más estudios, ya que las muestras se agotaron.

Yo ese día quedé muy mal. Pensé de todo. Pensé que la cuestión es corrupta”, dice Kattia. En ese momento comenzó su búsqueda. Acudió a la oficina del diputado Miguel Crispi, al ministerio de la Mujer. “Me atendió una abogada y ella pidió muchas pericias al SML por intermedio de fiscalía”, cuenta Kattia. “Pero no logró nada”.

Fotografía cedida por la familia.

Conoció a Lily Candia hace poco más de un mes, por recomendación de un amigo. La abogada enumera las irregularidades con las que se encuentra cuando toma el caso: “Algo muy relevante es que ella llega desnuda al hospital, que la ingresan como NN, cuando es la persona que le arrienda la pieza hace un año quien la ingresa, que eran amigos, que trabajaban juntos, puede que haya estado nervioso, qué sé yo, pero es raro. Que ella sea lesbiana y que tenga semen en la boca se obvia en esta causa, la muestra se agota, eso es sospechoso que suceda, y sucedió. Hay un montón de cosas que faltan, que están mal hechas. La equimosis cervical la ve el médico que la recibe, pero no la ve el SML. Hay una cicatriz en el pecho que no es cicatriz, se le pide una muestra de semen a un chico que no estaba en Santiago la noche que muere Anna”.

El pasado 8 de octubre, Kattia fue llamada por la fiscal Mitzy Henríquez para entregarle nuevos antecedentes del caso. En la cita, se le informó que el informe toxicológico definitivo del SML sí da positivo para drogas, suficiente para cerrar la causa por sobredosis

“Ahora aparece que le da positivo en cocaína, marihuana y zopiclona. Pero resulta que mi hija consumía eso a diario, tú comprenderás que eso te puede salir del día anterior. ¿Y ahora vienen a decirme que ella murió de sobredosis?, ¿y las costillas quebradas? ¿La cicatriz en el pecho? ¿El moretón en el cuello? ¿Los espermatozoides en la boca?”, pregunta.

SER VISIBLE

Carmina Vásquez es abogada. Integra la Red lesbofeminista, una articuladora de organizaciones cuyo fin es formar redes de apoyo para las lesbianas. Su emprendimiento, Chueca Bar, abrirá pronto, un bar para lesbianas que quiere ser un espacio seguro dentro de una ciudad muy hostil.

“Este ha sido un año duro. Está el caso de Carolina Torres (golpeada en Pudahuel), hace poco supimos de chicas violentadas en el Parque Forestal. Eso te da miedo, pasa a las cinco de la tarde, y pasa en los lugares donde nos reunimos”, explica. Para ella, existe un castigo social al ser lesbiana, sumado al de ser mujer. “Estos crímenes de lesbo-odio van aparejados a temas sexuales bajo la premisa del yo te voy a enseñar. Hablamos de violaciones correctivas, que además se dirigen a un tipo específico de lesbiana: la camiona, que se sale de la heteronorma”, dice.

El primer crimen de lesbofobia registrado e investigado es el de Mónica Briones, asesinada a golpes en una de las esquinas de Plaza Italia el año 1984. El caso aceleró la formación de la primera colectiva lesbofeminista en Chile, Ayuquelén, que funcionó durante 15 años. 

“El año 84, cuando matan a Mónica, se generó una reflexión amplia respecto de lo que nos pasaba a todas, la discriminación que vivíamos. Pero no hay una reflexión puntual sobre los crímenes de odio como son entendidos hoy en día”, dice Cecilia Riquelme, una de sus fundadoras, que el pasado sábado 12 de octubre participó del Día de las rebeldías lésbicas, en Valparaíso. 

“A la comunidad lesbofeminista obviamente que nos interesa la muerte de nuestras compañeras, si nos matan vamos a reaccionar”, dice, y cita la tesis de Camila Reyes Huentequeo, El reproche penal en los crímenes de odio cometidos con ánimo lesbofóbico en la legislación chilena: “Ella plantea que no hay una normativa para tratar los casos de crímenes por odio lesbofóbico. Hay testimonios de compañeras abogadas que dicen que en la fiscalía los casos de crímenes de odio lesbofóbicos no son prioridad. El claro ejemplo es el caso de la Nicole”, dice.

Rompiendo el silencio (REP) es una organización lesbofeminista con 17 años de trabajo. El 2018 publicó el estudio exploratorio “Ser LesBiana en Chile”, un trabajo que continúa la recopilación de información estadística sobre la situación de mujeres lesbianas y bisexuales. 

El estudio reflexiona sobre las “interacciones y relaciones sociales que se producen en torno a los cuerpos ‘aceptados’ por los/as demás”, y arrojó que el 75% de las encuestadas declaró haber sufrido violencia o discriminación por su condición sexual. Además, REP está realizando un catastro histórico, asesorado por la Red chilena contra la violencia, de mujeres asesinadas por orientación sexual. Hasta el momento cuentan siete casos: Mónica Briones, María Pía Castro, Grace Soto, Nicole Saavedra, Susana Sanhueza, Vanesa Gamboa y Carolina Trincado.

“Hay un patrón común: la transgresión del cuerpo, la expresión de género de las compañeras, que entendemos como ‘masculina’, y el componente de clase”, opina Nicol Rojas, socióloga, activista de REP y autora del estudio.

Por otro lado, el registro histórico de agresiones que maneja REP, habla de 44 casos de agresiones, que afectan a 68 mujeres. “Hay casos que le suceden a parejas, por eso se multiplica. Esto considerando a las compañeras asesinadas”, explica Rojas.

Fotografía cedida por la familia.

De acuerdo al estudio, la calle está en el primer lugar de los espacios inseguros para las lesbianas. “El transitar este cuerpo que no es para consumo masculino, o que no tiene una expresión de género que sea culturalmente comprendida como femenina, es rupturista en el espacio público”, agrega Rojas.

El acoso callejero específico que sufren las lesbianas tiene una connotación de advertencia, corrección y burla. “Una siempre se tiene que andar disculpando por ser lesbiana, ¿en serio eris lesbiana? ¿Por qué? ¿Pero intentaste?”, comenta Carmina Vásquez, “tu propio círculo quiere saber si estás segura, si lo intentaste con un hombre, siempre cuestionando tu decisión”.

“Y ahí muchas cosas chicas tipo preséntate a tu polola, tu polola es súper rica, tu polola es súper fea, a presionarte para hacer el trío, entre bromas, qué rica su teta, qué buen poto. Y luego cosas en la calle, miradas de desprecio, te dicen qué asco, no te avergüenza darle un beso a una mujer en público, o también qué desperdicio”, comenta. 

Es el castigo social por visibilizarse. Por eso para Rae es importante politizar el lesbianismo: “Te dai cuenta en un minuto que si no politizai tu lesbianismo y no te hacis cargo, no existe de nuevo. Es como el hoyo crecer pensando que soy la única lesbiana de todas partes. En mi caso fue así hasta como los 18 años, que es caleta de tiempo. Crecer en la heterosexualidad obligatoria, haciendo hueás pa’ que no me cachen, es penca porque no estai viviendo nada real. Nosotras como Horregias, todo lo que estamos haciendo es por vengar ese periodo, para que otras personas no lo pasen”, dice.

BUSCAR JUSTICIA

Desde la Fiscalía Oriente, comentan que la investigación por la muerte de Anna Cook se encuentra en su etapa final, quedando solo remitir los antecedentes de la investigación a la Unidad de Asesoría Jurídica de la Fiscalía Regional para su revisión final.

“Creemos que la fiscal quiere terminar con la causa”, comenta Lily Candia, quien prepara una querella, en principio abierta, a quienes puedan resultar responsables por la muerte de Anna. “Presentando una querella es imposible que la causa se cierre antes que se hagan ciertas diligencias”. 

Lo que Kattia y Lily piden es relevar el moretón en el cuello, las costillas rotas, la herida en el pecho y, el semen en su boca, y que se le dé importancia al hecho de que Anna era lesbiana. “Era su condición, no puede dejarse de lado”, comenta Lily, “y pensamos que dentro de su ser lesbiana no cabía hacerle sexo oral a un hombre. De este punto me agarro para decir que le pasó algo contra su voluntad. Hace mucha diferencia”, explica. 

María Bahamondes piensa que el lesbo-odio se ha podido conocer por el caso de su prima. “Todos aprendimos de esto. Es lamentable, ha sido un sufrimiento, pero uno aprende y puede orientar a otras familias. Nosotras no habríamos llegado hasta donde estamos si no fuera por todas las lesbofeministas y las feministas que nos han apoyado. Porque solo no se puede, imposible. Ni siquiera la policía en primera instancia pesca, a nosotros nunca nos ayudaron a buscar a Nicole” denuncia.

Kattia cree que alguien mató a su hija. “Es como David contra Goliat, porque Fiscalía tiene otra tesis. Es como un instinto materno. Tú sientes que no es así. Si yo creyera que mi hija murió de sobredosis, me quedo así”, dice. Cree que su hija fue abusada: “La vieron drogada y abusaron de ella. Ella se tiene que haber defendido… y a veces creo que quieren desviar la atención al tema de las drogas. Creo que hubo discriminación de la fiscalía por el tema de las drogas. Pienso que no le tomaron el peso al caso, dijeron una más… o una menos. Una más que muere, un caso menos pa’ ellos y quédate tranquila”, piensa. 

El ánimo de seguir investigando sigue. Los últimos días, Lily Candia se enteró de que Raúl Azócar, la persona que ingresó a Anna a Urgencias el día de su muerte, solicitó por medio de su abogado una copia de la carpeta investigativa.

Fotografía cedida por la familia.

Lily comenta que se opuso en un escrito, “pidiendo que solo la fiscal entregara copias de sus declaraciones y no de la carpeta completa, además de pedir audiencia con la fiscal”. El martes 15 le notificaron el rechazo a su solicitud, y la copia de la carpeta fue entregada en su totalidad.

Esto no es ilegal en ningún caso, pero la fiscal debe mantener el secreto de la investigación, queda a su criterio el poder entregar copias. Y su criterio para mi, no es el adecuado”, denuncia Lily.

Por ahora, seguirán haciendo público el caso. Incluso se plantean pedir una exhumación. “El fin último es encontrar a la persona que le hizo ese daño a Anna, que me hizo ese daño a mí y a mi familia, para tener un poco de paz. Saber qué hicieron por qué lo hicieron. Y tan macabramente”, dice Kattia.

Este miércoles 16 de octubre Fiscalía de Chile citó a punto de prensa para dar a conocer avances en la investigación del lesbofemicidio de Nicole Saavedra perpetrado en junio de 2016, sin informarle a la familia.

Anunciaron que formalizarán al presunto autor del hecho ocurrido en junio de 2016. Se trata de Víctor Alejandro Pulgar Vidal, chofer de una línea de buses que realizar el recorrido El Melón-Limache, quien ya posee antecedentes.

El pasado 10 de agosto fue condenado como autor de violación y abuso sexual a una menor de 14 años, la que se suma a otra condena que espera Pulgar por un delito similar. Esas dos causas, junto a la del asesinato de Nicole, lo tendrían en prisión perpetua.

“La lucha de la familia y de las agrupaciones feministas ha sido fundamental para que se haga presión y se encuentre al asesino de Nicole. Sabemos de muchas otras situaciones que si no fuera por la familia y su insistencia, no se haría justicia y el Ministerio Público no haría su trabajo como corresponde. Tuvieron que pasar tres años para que se cambiara de investigadores y se hiciera el trabajo como corresponde”, dice Lorena Astudillo, vocera de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres.

Desde la familia también hubo palabras. “Esta lucha las ganamos todas. Gracias a todo lo que hemos insistido, desde la familia y desde las organizaciones feministas y lesbofeministas. Desde Fiscalía no nos avisaron ni nos invitaron al punto de prensa, pero nos quedamos con la tranquilidad de la justicia. Es terrible que la justicia tarde tanto”, agregó María Bahamondes, prima de Nicole.

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