El búnker de los artistas gráficos del GAM

Imágenes y video: Emilia Rothen

Video entrevista a Bárbara Chávez, de la Bienal de Artes Mediales

El 17 de octubre se inauguraron en forma paralela la Bienal de Artes Mediales en el Bellas Artes y la feria de arte impreso Impresionante en el MAC Forestal. Al día siguiente se cancelaron ambas. Lo mismo pasaba con la exposición de Cornelia Vargas en el GAM, la que formaba parte de la misma Bienal.

Ante la perspectiva de un espacio vacío, los trabajadores del centro cultural propusieron usarlo durante la movilización social. Entonces la Bienal contactó a Impresionante para echar a andar la iniciativa. “La idea de los trabajadores fue revivir el espíritu original del UNCTAD III, un lugar abierto y horizontal de trabajo de obreros con artistas”, señala Pablo Castro, director de Impresionante.

“Es una manera de poner en tensión la realidad de las instituciones culturales, que frente a un estallido social, cierran. Quisimos recoger lo que está en la calle, llevándolo hacia adentro”, dice Bárbara Chávez de la Bienal.

Como tenían tres semanas entre el desmontaje de una expo y la instalación de la siguiente, idearon un trabajo por etapas: investigación, producción y despliegue. Mientras el equipo de la Escuela de la Intuición (instancia de mediación con el público de la Bienal) trabajaba el sustento “ideológico”, del proceso, Castro convocaba a un número diverso de artistas gráficos para que trabajaran colaborativamente en la galería devenida en taller.

En largos mesones de madera, entre las 11 y las 17 hrs, serigrafistas, editores, teóricos y hacedores varios, generan afiches, fanzines, poleras y todo tipo de publicaciones, las que en la tercera semana (desde el 6 al 14 de diciembre) saldrán a la calle en plena manifestación.

Uno de ellos es Cristián Inostroza, artista visual, quien, a tres días de iniciado el estallido llevó un lienzo de 3 por 2 metros y lo puso sobre el vestigio de una barricada en 10 de julio con San Camilo, y untó y frotó con una esponja con óleo hasta dejar la huella dactilar del cortacalle. El lienzo lo ocupan como telón de fondo de un micrófono abierto que montan en el paradero destruído que está frente a la torre Telefónica los viernes de concentración. Suyos son también los afiches que llaman a una constitución “cocinada” por el pueblo, con fotografías de cacerolas maltrechas, “son como esculturas de la protesta hechas por la gente, así, abolladas, son el vestigio del descontento social”, señala.

Pablo Suazo (Editorial Plo) quedó varado en Santiago tras la suspensión de la feria Impresionante. Al primer día de toque de queda volvió a Valparaíso, su ciudad, para echar a andar las impresiones con el colectivo Pésimo Servicio, el que nació de la toma de Artes de la UCV en 2011. Trabajan en subterráneos y casas de los integrantes, “básicamente en subida Cumming, que es como nuestra Franja de Gaza, porque entran los pacos todos lo días”. Su trabajo en el laboratorio del GAM tiene que ver básicamente con serigrafías y chistes gráficos que siguen la línea de sus “calendarios de micro”, donde mezcla personajes de historietas con citas contingentes.

Desde el lado de la edición, Carolina Castro Zamorano de Bestiario Ediciones, ha ejecutado trabajos en formato afiche, fanzine y publicación a pequeña escala, relacionada con el conflicto desde distintos ángulos. “Hicimos junto a (la cantante) Dadalú, una publicación sobre el rescate de alimentos en La Vega que invita a reflexionar sobre los hábitos de consumo, entendiendo la alimentación como acto político”. A la vez trabaja en la adaptación de la carta de Eduardo Miño a la contingencia actual, “una referencia a injusticias de hace casi 20 años que están plenamente vigentes”, señala Castro.

Dentro del laboratorio taller hay distintas máquinas: desde una impresora en Risografía (una pequeña imprenta japonesa que imprime a una velocidad endemoniada), que facilitó la Unión de Editoras Experimentales hasta una “letterpress” clásica que facilitó Andrea Torres del taller tipográfico Tipo Móvil.

Esta última, ha trabajado afiches con mensajes que han ideado junto a otros participantes del mismo laboratorio. “La imprenta ha sido un motor de la resistencia desde Gutenberg, es increíble cómo la publicación impresa refleja tanto el movimiento social”, asevera.

Por su parte Larva Press, el colectivo de Diego Castillo y Camila Campusano, llevó hasta el búnker del GAM un “rodón” que sirve para sacar pruebas de impresión en tipos móviles. Ellos comenzaron a recopilar panfletos de la calle para extraer de ahí imágenes que traspasan a matrices talladas en madera o plástico, las que luego entintan con un rodillo, para ir imprimiendo primero afiches con información legal para manifestantes y luego piezas de “mayor poesía visual, y más puntudas también, para ayudar a que se nos quitara un poco el susto los primeros días”, señala Diego.

Desde un lugar más establecido, Critóbal León y Joaquín Cociña (creadores de la cinta La Casa Lobo, premiada en Berlinale) hicieron un taller de banderas convocando a todo público para que generaran un emblema patrio en completa libertad. “Estudiando el origen de las banderas, nos dimos cuenta que están llenas de arbitrariedades, entonces como está todo tan inestable, tan cambiante que, entre broma y broma, pensamos que alguna de estas podría ser la futura bandera de Chile”. Durante tres días, 20 personas participaron del taller, algunas de las banderas han sido usadas como escenografía de tocatas pro-insumos sanitarios para las brigadas de primeros auxilios de las manifestaciones en Plaza de la Dignidad. Hay una imagen que se repitió en muchas de las banderas: el ojo.

El laboratorio funcionará hasta el sábado 14 de diciembre en la Galería de Artes Visuales del GAM.

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