Hugo Covarrubias, director de “Bestia”, a días del Oscar: “Guillermo del Toro me dijo que es su cortometraje favorito entre los nominados”
Lleva dos semanas en Los Ángeles, California, donde el domingo 27 de marzo se realizará la premiación de la Academia de Hollywood. En medio de una intensa agenda, Covarrubias concede esta entrevista a The Clinic: desclasifica su encuentro con Steven Spielberg y el director mexicano de "La forma del agua", da su propio pronóstico en la previa del Oscar y anuncia que "Bestia" se liberará en YouTube el 2023. Cuenta además que ya tiene en mente dos nuevos filmes: un largometraje autobiográfico y otro corto animado que volverá a indagar en el germen de la maldad, esta vez ligado al extractivismo en la Araucanía.
Por Pedro Bahamondes ChaudCompartir
No pasó desapercibido.
El pasado lunes 7 de marzo, Hugo Covarrubias asistió al tradicional almuerzo de los nominados de la 94ª edición de los Oscar, que se realizó en el Hotel Fairmont Century Plaza de Los Ángeles, California. Organizado por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, entre los invitados había cineastas, actrices y actores, además de especialistas en las múltiples disciplinas que agrupan las 23 categorías. El diseñador gráfico de 44 años y director de Bestia, el aclamado cortometraje chileno que compite por la estatuilla al Mejor corto animado, tenía pegada a la chaqueta una tarjeta con su nombre para que otros lo reconocieran, pero su mayor distintivo lo llevaba y relucía entre sus manos.
Acompañado del productor Tevo Díaz, Covarrubias se paseó esa tarde entre Nicole Kidman, Will Smith y la fauna entera de Hollywood con una de las figuras hechas de resina con el perturbador rostro de su protagonista, Ingrid Olderock, conocida como la torturadora de los perros de la DINA. Cuando ya estaban todos sentados en sus respectivas mesas, recuerda hoy el director, lo mandaron a llamar con mensajero y todo desde el otro lado del salón.
“Durante la comida se me acercó un relacionador público y me dijo: ‘Oye, Guillermo del Toro quiere hablar contigo’. Y yo, ah, ya, súper. Fui, nos presentaron y nos dio las felicitaciones por el corto. Me dijo: ‘Lo vi hace muy poco y lo encontré increíble‘. Me dijo además que era su cortometraje favorito entre los nominados y estuvimos conversando como diez minutos. Me preguntó por el personaje, se lo mostré, lo tomó y me preguntó por ciertas decisiones, como por qué estaba hecho de resina y no de porcelana. Le fui contando varias cosas, me preguntó también por el proceso, hablamos de los amigos en común que tenemos y después de un rato se paró y dijo: ‘ya, saquémonos fotos’”, cuenta el director chileno desde Los Ángeles, donde permanece hace dos semanas con una intensa agenda que lo tiene entre actividades oficiales, funciones, presentaciones del cortometraje y rondas interminables de entrevistas a medios internacionales.
“Durante la comida se me acercó un relacionador público y me dijo: ‘Oye, Guillermo del Toro quiere hablar contigo’. Y yo, ah, ya, súper. Fui, nos presentaron y nos dio las felicitaciones por el corto. Me dijo: ‘Lo vi hace muy poco y lo encontré increíble‘. Me dijo además que era su cortometraje favorito entre los nominados y estuvimos conversando como diez minutos”.
“Iba de vuelta a la mesa y nos topamos con Steven Spielberg. Yo tenía siempre la muñeca en la mano y dijo: ‘what is that!?’. ‘Es el personaje de mi cortometraje’, le respondí. Había mucha gente que quería sacarse fotos con él, tres veces más que con Guillermo del Toro, y sólo hablamos unos dos minutos. Le conté de lo que se trataba Bestia y quedó muy impresionado. Él ha hecho cine político también. En ese momento le sacaron varias fotos desde distintos lados, alguien la subió a Twitter y ahí explotó todo”, revela Covarrubias.
Las fotografías de Guillermo del Toro y Steven Spielberg con la figurita de Ingrid Olderock en sus manos se viralizaron inmediatamente por las redes y dieron la vuelta al mundo.
“Fue súper espontáneo y todos fueron súper conscientes de lo que representa esa muñeca, que no es objeto de marketing ni para venerar ni para comprar, sino el personaje principal del cortometraje y un ícono de la maldad. Así es como su imagen ha comenzado a hacerse reconocible para mucha gente”, asegura el director de Bestia.
“Cuando hago conversatorios o charlas, siempre llevo el personaje porque hablamos de por qué fue hecha así. Cuando la gente la ve, les genera sentimientos encontrados porque en el fondo es una mujer macabra y un objeto de arte muy lindo también, y es parte de lo que propone el cortometraje; confundir y engañar para después no tener salida. Decidí llevarla a esta comida para mostrársela a los pares, con quienes estamos compitiendo y también a Guillermo del Toro, porque él sabe de nuestro trabajo hace tiempo, y queríamos mostrarle el personaje porque quizás no se iba a dar otra instancia. Como no son personajes muy conocidos los de la categoría de animación, no causan el mismo revuelo, pero ocurren a veces esos hechos insólitos como que Guillermo del Toro tenga a nuestro personaje entre sus manos y pose con ella”, comenta.
“Cuando hago conversatorios o charlas, siempre llevo el personaje porque hablamos de por qué fue hecha así. Cuando la gente la ve, les genera sentimientos encontrados porque en el fondo es una mujer macabra y un objeto de arte muy lindo también, y es parte de lo que propone el cortometraje; confundir y engañar para después no tener salida”.
Con más de 30 galardones obtenidos en más de 25 festivales nacionales e internacionales a la fecha, Bestia llega bien posicionada al Oscar y respaldada además por el reconocimiento de la crítica en todo el mundo. Tras ganar CHILEMONOS 2021 y, más recientemente, el prestigioso premio Annie al mejor cortometraje animado, en enero pasado el cortometraje chileno fue exhibido en Sundance y en estos días hace su debut en Texas, Estados Unidos, en el prestigioso festival South by Southwest.
–¿Hace cuánto están en Los Ángeles?
-Llegamos el 5 de marzo. Ahora estamos solos con Tevo, pero en ocho días más llegan Cecilia Toro, la productora general, y Constanza Wette, la directora de arte. Ellas van con nosotros a la ceremonia y por temas de tiempo no pudieron llegar antes. Acá hemos tenido hartas actividades y ha sido bien movido todo. El primer día tuvimos un conversatorio en un cine para la proyección de los cinco cortos nominados que organizó Shorts TV, una plataforma que siempre apoya a los cortometrajes seleccionados. Fue nuestro primer encuentro con la audiencia de acá y estábamos entre nerviosos y cansados. Siento que no lo hicimos muy bien por el cansancio, sobre todo por el inglés. Después de la proyección se hizo una ronda de preguntas y la gente nos preguntó cosas sólo a nosotros. Se me acercó también mucha gente. Me decían que el cortometraje lo habían encontrado increíble.
–¿Dónde se quedan, la Academia financia algo?
-Arrendamos un departamento por Airbnb, que era lo más acorde al presupuesto que manejamos y la cantidad de días que pretendíamos quedarnos acá. No, la Academia no financia nada de eso, nosotros tuvimos que recurrir a fondos públicos, ventanillas abiertas, la DIRAC y el ministerio de Relaciones Exteriores para que nos ayudaran. También lo hicieron en otras instancias como con Historia de un oso, pero tuvimos que tocar varias puertas para costear el viaje. De privados no hemos tenido ayuda y lo dicen abiertamente, es “por la temática”.
–Ya te preguntaré por eso. Cuéntame primero, ¿qué te pareció la reacción que tuvo el cortometraje allá?
-Ellos valoran mucho el concepto y entendieron más de lo que yo imaginaba en cuanto a la intención del corto. Entendieron que no es una biografía ni un documental, sino algo muy simbólico. Una persona me preguntó específicamente qué significaban ciertas cosas y había entendido perfecto otras, como el momento del atentado. Son personas con conocimientos políticos a nivel mundial. Sabían sobre Boric de hecho, preguntaron acerca de eso y obviamente le dije que estábamos muy contentos y con mucha esperanza en que Chile cambie y avance. Hay varias personas acá muy conectadas e interesadas con la política chilena. Bestia es el corto más complejo de los cinco que compiten. Hay cuatro de ellos que son para adultos, pero son más livianos que éste, que es el más fuerte, el más explícito y directamente político. Hace tres días atrás, Vanity Fair lo consideró el corto más importante de los cinco en cuanto a contenido y la importancia del tema.
“Bestia es el corto más complejo de los cinco que compiten. Hay cuatro de ellos que son para adultos, pero son más livianos que éste, que es el más fuerte, el más explícito y directamente político. Hace tres días atrás, Vanity Fair lo consideró el corto más importante de los cinco en cuanto a contenido y la importancia del tema”
–Aquí se habló mucho de la polémica decisión de la Academia de no televisar ciertas entregas durante la ceremonia, incluida la categoría del corto animado. ¿Qué implica eso en términos concretos para ustedes?
-Nosotros vamos a estar en la ceremonia. Si ganamos el Oscar, nos van a llamar y vamos a estar al lado de todos los famosos recibiéndolo, pero no saldrá en la transmisión en vivo. Yo creo que si llegamos a ganar el Oscar, ustedes en Chile van a saber como media hora después que nosotros. Lo que van a hacer ellos es cortar la parte donde se sube la escalera y la primera reacción, que es el momento emocionante. En lugar de eso, lo que ustedes van a ver, quizás, es cuando estemos subiendo o ya arriba del podio. Pero sí, vamos a estar en la ceremonia junto a todos los famosos y todos los ganadores van a recibir su estatuilla en el mismo momento, no después.
Hugo Covarrubias estudió Diseño Gráfico en la universidad Arcis y en 2006 fundó junto a Muriel Miranda la reconocida compañía de teatro Maleza, una de las primeras en experimentar con la animación en escena. Por esos años comenzó además a dirigir cortometrajes, e hizo del stop motion un sello en su trabajo. La misma técnica aplicó en trabajos anteriores, como El almohadón de plumas (2007), corto basado en el cuento del escritor uruguayo Horacio Quiroga, y más tarde en La noche boca arriba, su propia versión animada del famoso cuento de Cortázar, que se estrenó en el Montreal Stop Motion Film Festival de 2012.
Bestia, recuerda el director en esta entrevista y a dos semanas del Oscar, surgió mucho después y de un proyecto anterior y distinto junto al director teatral y fundador de La Patogallina, Martín Erazo.
–Has contado que la idea de llevar al cine la historia de Ingrid Olderock vino de un proyecto de serie anterior y que nunca se hizo.
-Fue una idea que surgió más bien con Constanza Wette, de hacer una serie con personajes poco conocidos de la historia de Chile y algunos de la historia política. Pensamos en hacer la Historia Secreta de Chile pero decidimos que era muy complejo. Lo retomamos tiempo después y quisimos hacer algo más personal y autoral. Para tener financiamiento, había que hacer un teaser y en el camino nos fuimos dando cuenta de que iba a ser muy difícil encontrar apoyo económico para una serie que tuviera ciertos personajes complejos y que generan divisiones, como Allende o la propia Ingrid Olderock, por ejemplo. Finalmente, esa idea inicial mutó y se convirtió en este cortometraje. Al principio nos costó encontrar el sentido de por qué queríamos contar la historia de Ingrid Olderock, y a medida que fuimos investigando comencé a tomar ciertas decisiones, como que fuera un thriller psicológico. Queríamos meternos más en su cabeza, que podía ser un lugar no explorado, y al mismo tiempo salirnos y ver qué pasaba con ella.
“Al principio nos costó encontrar el sentido de por qué queríamos contar la historia de Ingrid Olderock, y a medida que fuimos investigando comencé a tomar ciertas decisiones, como que fuera un thriller psicológico. Queríamos meternos más en su cabeza, que podía ser un lugar no explorado, y al mismo tiempo salirnos y ver qué pasaba con ella”.
–Definiste la película como un “ensayo sobre la maldad”. ¿De qué manera exploraste la maldad en el personaje y qué lectura haces hoy de que además se trate del retrato de una mujer?
-Hay que pensar en la invisibilidad que se le ha dado a la mujer, independiente si son buenas o malas. Tenemos que pensar que a Ingrid Olderock la DINA la trató mal y ahí entra la pregunta: ¿La trataron mal por ser mujer solamente? Quizás sí. Pero, como soy un hombre dirigiendo este corto, tampoco puedo hablar mucho de eso. Esa capa aparece solita en el corto, pero mi finalidad era hablar más bien de cómo una persona puede terminar teniendo una vida tan deplorable producto de participar en una maquinaria horrible como la dictadura y, especialmente, la DINA. Una mujer que termina sola, vuelta loca y a la que trataban mal, en todo eso en cierto punto aparecen capas de lectura y es interesante indagar ahí, como cuando uno mueve tierra debajo del agua, aparecen ciertas cosas y eso es lo que pasa un poco con Bestia. Podríamos haberlo contado de otra forma y quizás esas capas no habrían aparecido. Podríamos haber abordado sólo lo mala que era esta mujer y las cosas horrendas que hizo, pero decidimos mover un poco la tierra desde otro lado y causar incomodidad.
“Estaba súper consciente de que quizás iba a haber gente que pensaría que estábamos empatizando con Ingrid Olderock, pero no es así. Estamos sólo poniendo la cámara ficticiamente dentro de su cabeza y viendo lo fragmentada que está, lo desordenada y lo trastocada que está su mente. Luego volvemos a la realidad y nos damos cuenta de que no siente remordimiento ni reflexiones sobre las cosas atroces que hizo. No discierne. Hay personas como ella que no ocupan la razón y piensan que están haciendo un bien a un país. Ingrid se sintió traicionada por ese país y da para pensar. Capaz que finalmente su muerte haya sido planeada. Quizás tenía más razón de lo que pensamos. Fue además la mujer más odiada de Chile, pero también la describían como que ni siquiera sabían si era mujer u hombre. Eran despectivos en su manera de dirigirse a ella. Es demasiado complejo lo que este personaje representa, pero su mente era súper básica y eso me llama mucho la atención. Era como que nada se movía en ella. Hay que evitar que vuelvan a existir más personas en el mundo como Ingrid Olderock”.
–¿Cuánto le debe Bestia a tu paso por el teatro?
-Yo creo que mucho. Todo partió ahí, cuando conocí a Muriel Miranda y comenzamos a trabajar juntos. Teníamos muchas cosas en común y una era el gusto por los thriller de los 60 y 70, que son influencias directas para Bestia en lo estético. Si bien Muriel no participó en Bestia, a ella le contaba la historia cuando tenía las primeras ideas, entonces fue una de las personas externas al proyecto que siempre apoyó y ayudó harto. Ella siempre me habla de sus propios proyectos también, entonces hay un diálogo constante. Sin duda hay mucha influencia del trabajo del colectivo Maleza en este corto. Todos los componentes teatrales de Bestia son muy de Maleza. Muchas veces yo tuve que actuar los movimientos de todos los personajes del cortometraje para después animarlos. Los grabábamos y esos videos los usaba para tener la referencia de cómo debíamos hacer ese movimiento. Hay un componente súper teatral y muy importante en Bestia.
“Estamos sólo poniendo la cámara ficticiamente dentro de su cabeza y viendo lo fragmentada que está, lo desordenada y lo trastocada que está su mente. Luego volvemos a la realidad y nos damos cuenta de que no siente remordimiento ni reflexiones sobre las cosas atroces que hizo. No discierne”.
–Decías hace un rato que les costó encontrar financiamiento privado en nuestro país para la realización del cortometraje. ¿Crees que eso afectó en alguna medida la visibilidad que tuvo Bestia en Chile?
-En Chile se ha masificado rápidamente y no ha costado que sea visible. Se exhibió bastante y lo encontraron muy interesante en general. De hecho, en eventos o fiestas, cuando sabían que yo era el director quedaban impresionados. Pero claro, en términos de financiamiento de privados, ahí no se nos ha abierto ninguna puerta. Solo hay nulas respuestas.
–Pero, ¿ha habido derechamente algunos que les cerraron la puerta?
Sí, en varias empresas y marcas se nos dijo: “no nos podemos arriesgar por la temática”. No creo que sea bueno nombrarlas, pero sí dejar en claro que fue por temas ideológicos.
–Bestia tardó tres años en concretarse. ¿Cuál fue el mayor desafío en el camino?
Nosotros tuvimos financiamiento para tres etapas. Primero nos ganamos un CORFO para el teaser que hicimos, lo que nos permitió desarrollar parte de la idea original del corto y ponernos a trabajar decididamente en el proyecto. Con ese mismo fondo, pudimos hacer también una prueba de animación y decidir cómo íbamos a contar esta historia. Luego, ganamos otro fondo para la producción y un tercer fondo para la postproducción. Los motivos de nuestro retraso tuvieron más que ver con que yo quise tomarme el tiempo y hacerlo bien. Repetí cada plano que consideré que no había quedado bien o al menos como lo había imaginado.
“Por esa razón los tiempos se alargaron y tuvimos que reestructurar un poco nuestro plan económico. Luego vino el estallido social e hizo que nos atrasáramos aún más. Entre medio, me tocó trabajar en una serie y tuve que compatibilizar las dos cosas, pero lo cierto es que el estallido nos hizo parar dos meses con Bestia. Costaba concentrarse y todo se fue más aletargando, y después la pandemia terminó por alargar todo este atraso pero también permitió que el corto madurara y que todas las secuencias fueran terminadas de la mejor forma”.
“Luego vino el estallido social e hizo que nos atrasáramos aún más. Entre medio, me tocó trabajar en una serie y tuve que compatibilizar las dos cosas, pero lo cierto es que el estallido nos hizo parar dos meses con Bestia. Costaba concentrarse y todo se fue más aletargando, y después la pandemia terminó por alargar todo este atraso”.
–El corto se terminó de rodar una semana antes de postularlo al prestigioso Festival de Cine de Annecy, en Francia. ¿Cómo fue trabajar contra el tiempo y bajo esa presión tan clara además?
-Terminamos el rodaje del corto y yo hice un armado con música de referencia, sin postproducción de imagen, tampoco tenía retoque digital, y Cecilia Toro me dice: “Mandémoslo así tal cual, porque creo que va a quedar”. Yo nunca había mandado un corto sin terminar, pero nos dijeron que podíamos insertar un texto que dijera en qué etapa estaba el corto y eso hicimos. Pusimos que estaban los planos terminados y que faltaba la postproducción de sonido e imagen. A las pocas semanas nos avisaron que habíamos quedado seleccionados y nos mandaron un mail diciendo que teníamos dos meses para terminar y entregar el corto.
“Fue súper bueno porque estaba entre la pandemia y este corto que era difícil terminarlo. Sentía un cansancio enorme, pero la buena noticia de que habíamos quedado en Annecy me devolvió todas las energías para terminar de mejor forma el corto. Ahí hablamos con Ángela (Acuña), que hizo la música, y logramos llegar a tiempo con Bestia al festival. Algo muy importante fue que Annecy muestra los cortos antes de las premieres a estudios y distribuidoras, y una semana después nos contactó una distribuidora francesa que se llama Miyu y que quería distribuir el corto. Decidimos ir con ellos y días después de eso nos escribió el Canal Arte de Francia pues estaba interesado en comprarlo, y así fue. Todo esto ocurrió antes de estrenar Bestia y fue muy curioso. Recién ahí todos pensamos que teníamos algo grande entre las manos que quizás no sabíamos que teníamos”.
–¿Qué sentiste cuando viste el corto terminado por primera vez?
-Sentí que había quedado como yo quería, aunque claro, le faltaban la música y la post imagen. Estaba intranquilo por cómo iba a quedar con la música, pero en cuanto a la imagen, la narrativa y estética, me dejó tranquilo porque quedó muy cercano a como lo imaginaba.
–¿Cómo viviste y se zanjó la polémica en torno a la autoría “no concedida” en los créditos del libro de la periodista Nancy Guzmán?
-Fue una mezcla entre falta de comunicación y mala interpretación, porque Bestia no está basado sólo en ese libro, sino que fue una de las fuentes de información y la más importante debido a su extensión. El libro es más extenso que los relatos de Alejandra Matus, Jorge Baradit y la entrevista que Claudia Donoso le hizo a Ingrid Olderock, que también fueron material de nuestra investigación. De hecho, partimos primero con las entrevistas de Claudia Donoso y Alejandra Matus, y tiempo después apareció el libro de Nancy Guzmán. Decidimos incluirla en los créditos del corto cuando lo estrenamos en Chilemonos, porque cuando estrenamos antes en Annecy había muchos errores en los créditos.
“Ella (Nancy Guzmán) se enojó porque su nombre y su libro no estaban ahí y, como se había armado una polémica por todo esto, le hablé el mismo día en que quedamos nominados al Oscar y le dije que su nombre sí estaba en los créditos definitivos. Hacia el final del proceso, se fue sumando más gente al corto y lo que decidimos fue incluirlos a todos en unos nuevos créditos de fuentes de investigación, una suerte de bibliografía donde sí aparece Nancy Guzmán y su libro La mujer de los perros, además de todos los otros que ya te mencioné. Esto porque dentro de poco, el próximo año con seguridad, Bestia se va a liberar el corto en YouTube y queríamos que estuviesen todos mencionados. Es lo más justo”.
–A comienzos de este año, decías que el escenario ideal para Bestia en la carrera del Oscar era que el corto fuese exhibido en un festival internacional importante, que fue Sundance, y que además ganara un premio grande, que finalmente fue el prestigioso Annie. ¿Qué expectativas y pronósticos haces hoy a dos semanas del Oscar y habiendo quemado con éxito ambas etapas?
-Sin duda, es el mejor escenario que pudimos haber imaginado. Incluso, algunos nos han dicho que está bien que no hayamos ganado en Sundance y que al final podríamos haber venido así no más, sin nada de cobertura y haber pasado piola, pero haber ganado los premios Annie nos da esa visibilidad que queríamos y ahora todo depende de los votantes de la Academia. Hay mucho trabajo hecho sólo por haber quedado seleccionados en esos festivales, y si no ganamos puede ser porque quizás no todos vieron el corto o, bien no engancharon con el tema.
“Decidimos incluirlos a todos en unos nuevos créditos de fuentes de investigación, una suerte de bibliografía donde sí aparece Nancy Guzmán y su libro La mujer de los perros, además de todos los otros que ya te mencioné. Esto porque dentro de poco, el próximo año con seguridad, Bestia se va a liberar el corto en YouTube y queríamos que estuviesen todos mencionados. Es lo más justo”.
–¿Qué se viene para ti después de Bestia, ya estás trabajando en algún nuevo proyecto?
-Tengo algunas ideas. Me gustaría hacer otro corto que hable también de la maldad, pero quizás algo más actual y mezclado con algo más antiguo. Quiero que además hable del extractivismo que ha existido y sigue existiendo en la Araucanía, pero siempre desde el punto de vista de los malos porque uno debe ser cauteloso con las apropiaciones. Por otro lado, quiero hacer un largometraje autobiográfico y apoyado en registros de videos familiares pasados al stop motion, para reflexionar acerca de las contradicciones del ser humano y cómo una familia de clase media chilena puede cambiar su pensamiento sociopolítico. El personaje es un niño que crece, se convierte en joven y todas las cosas que vive lo hacen darse cuenta de que todo tiene que ver con lo social y político. Esos son los dos proyectos que tengo en mente.
–Al margen de lo que pueda suceder el 27 de marzo, ¿ya tienes escrito un discurso de agradecimiento en caso de que Bestia gane el Oscar?
-Sí, ya tengo algo pensado. Desde que quedamos nominados, todos me dicen: “oye, anda pensando en qué vas a decir”. Y hay algo que dije ya en Lebu, donde también ganamos un premio, y es que no tenemos que olvidar ciertas cosas como inculcar la memoria, porque la maldad existe en todo el mundo, ha estado siempre entre nosotros y aún lo sigue estando.
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