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Entrevistas

17 de Abril de 2022

Rodrigo Pérez de Arce, subdirector del IES: “El problema no es sólo que se rechace la nueva Constitución, sino que el gobierno haya fracasado a seis meses de su instalación”

Pérez de Arce considera que de imponerse el Rechazo en el Plebiscito de Salida, será "un problema de marca mayor para el gobierno".

"En términos de iniciativa política, el Rechazo de la nueva Constitución es un problema de marca mayor para el gobierno", argumenta el investigador que, además, sugiere un "gran acuerdo" para pensiones, salud, orden público y educación, independiente del Proceso Constituyente. "El más legitimado para echar a andar esta discusión es el Presidente Boric", agrega.

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Decir que la política nacional ha estado intensa es una constatación que linda en lo cotidiano. Sin embargo, los hitos que ocurrieron esta semana fueron dignos de observación y estudio. Partiendo por dos encendidos debates: el incierto y enrevesado camino hacia una nueva Constitución en la Convención, y el debate por un quinto retiro de las AFP.

Una administración que desde el minuto cero advirtió los perversos efectos inflacionarios de una medida de este tipo, para finalmente y sin decir agua va, sacar desde el sombrero un proyecto de ley calificado de “retiro con criterio de seguridad social”; un giro desde los ahorros previsionales enfocado en transferencias a deudas hipotecarias o de salud, entre otras. Queda la interrogante los eventuales efectos de la medida, sin ahondar en el enrevesado panorama legislativo que deberá enfrentar el encargado de lograr mayorías políticas en un Congreso empatado: Giorgio Jackson, ministro Segpres.

En paralelo, la Convención Constitucional acometió su propuesta más osada. Con un escenario de balcanización y acusaciones cruzadas entre las fuerzas de izquierda, aprobaron eliminar el Senado en reemplazo de una Cámara de las Regiones con acotadas atribuciones. Los nostálgicos de la vieja república portaliana y sus dos siglos de Cámara Alta auguran las penas del infierno por tamaño zarpazo a la institucionalidad vigente. De hecho, una de las fuerzas más afectadas, el Partido Socialista, ya presionan abiertamente para que el Presidente Boric -valga el pastiche- haga algo.

Fenómenos que han sido observados con atención por el Subdirector de Desarrollo del Instituto de Estudios de la Sociedad, Rodrigo Pérez de Arce, quien va directo a desmenuzar los últimos acontecimientos de la Convención que, dicho sea de paso, cuenta con inquietantes índices de Rechazo para el Plebiscito de Salida, según los últimos sondeos de opinión.

“Hay un punto previo que me parece importante destacar. Todavía seguimos con hartas dudas respecto de cómo va a ser el Sistema Político y son más cosas las que desconocemos que las que sí sabemos. Eso me parece relevante porque, quizás, es la médula de lo que tiene que hacer una Constitución. Dicho eso, me parece que es una idea riesgosa la eliminación del Senado, porque deja a la Cámara sin contrapeso efectivo”, comenta Pérez de Arce en conversación con The Clinic.

“Muchas veces los problemas que hemos tenido en Chile no se deben sólo a la lentitud del Senado para tramitar los proyectos de ley, sino a la premura con la que se han tramitado algunos otros proyectos de ley. Pienso, por ejemplo, en el caso de los retiros que se tramitan en tiempo récord, donde entra un proyecto y a los tres días está listo, oleado y sacramentado”, agrega sobre la Convención.

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-¿Y por qué le preocupa?

-Porque hoy son los retiros, que son una política masiva, pero mañana pueden ser leyes que sean todavía más conflictivas y eso a cualquier persona que le interesen los frenos y contrapesos en el sistema político debería, al menos, hacerle levantar una luz amarilla

-Junto a la demora en la tramitación legislativa, hay otro punto que remarcan sus críticos: iniciativas que ingresan por la Cámara, pero que revierten su sentido en el Senado.

Me parece que los argumentos que han dado quienes quieren eliminar el Senado son bastante poco satisfactorios. Muchas veces pareciera ser que responden más a que el Senado está más equilibrado que la Cámara, a pesar de que está muy fragmentada. El Senado hoy día, de hecho, son cincuenta. Cada coalición tiene la mitad de los votos y, al mismo tiempo, esa presunción de que el Senado cambia los proyectos de ley que nacen de la Cámara tiene un doble error. 

El primero es que hoy día hay proyectos de ley que sólo pueden ingresar por el Senado y hay otros que sólo pueden ingresar por la Cámara de Diputados. Entonces hay veces en que la Cámara es la que altera los proyectos: no veo ese argumento corriendo al revés. 

Y el segundo, que me parece más de fondo, es que pensar que cualquier modificación a lo que haga la Cámara de Diputados es un error o es torcer la voluntad soberana, es un pensamiento que en último término es falaz porque eso no necesariamente sucede así. De hecho, a veces el Senado ha podido corregir errores bastante gruesos de la tramitación de la Cámara de Diputados que responde a incentivos distintos en su elección.

Los senadores tienen un plazo mayor, un periodo mayor de ocho años y eso los abstrae de la discusión política contingente porque no les hace jugar, al menos a la mitad de sus miembros, a la reelección inmediatamente cada cuatro años. Eso es un efecto que se va a perder con esto y que a mí me parece que es equivocado. El Senado no es una monedita de oro, pero no hay argumentos más persuasivos, porque los que han habido hasta ahora, responden más a una cuestión estratégica que a una motivación de fondo

¿Cuál sería la estrategia?

-La estrategia me parece que tiene más que ver con quienes gozan de las mayorías en unos y otros lugares y dónde es más fácil obtener los escaños Porque obtener un escaño en el Senado es más difícil, son votaciones prácticamente todas a nivel regional y que requieren un despliegue, un aparato que es mucho mayor y esto no favorece a los proyectos políticos minoritarios. 

En cambio la Cámara de Diputados y Diputadas, a pesar de que tengo bastantes críticas, permite que las minorías sí tengan una representación. De hecho, si uno contrasta la representación, por ejemplo, de Apruebo Dignidad en la Cámara versus su representación en el Senado, el contraste es bien evidente. 

En la Cámara tiene una representación mucho más fuerte que en el Senado. Quizás soy en exceso mal pensado, pero son los mismos que están promoviendo eliminar el Senado o, al menos, cambiarlo de manera bien radical.

Otro fenómeno: Apruebo Dignidad -FA y PC- versus los convencionales socialistas, están fragmentados en la Convención, mientras que en paralelo son gobierno. ¿Cómo explica esa contradicción?

-Esto tiene un antecedente que no es sólo problema del Frente Amplio o de Apruebo Dignidad. Es que el sistema electoral que reemplazó al binominal buscando mayor representación, que es algo muy justo y muy necesario, terminó fragmentando hasta un nivel imposible la representación política. En la práctica, ningún presidente y ninguna coalición va a tener una mayoría muy clara en el Congreso. Y eso, al mismo tiempo, repercute en la manera en que se organizan los partidos políticos.

Hubo una sobreestimación de qué tan difícil era gobernar. Creo que pensaron que era más sencillo articular a dos coaliciones distintas, con intereses distintos, con trayectorias distintas y que hace dos años estaban peleados. El Frente Amplio nace como una crítica muy brutal a la Concertación y hoy día tienen que compartir techo. A todas luces, eso es muy difícil.

¿Es viable a futuro un gobierno con dos coaliciones? 

-En algún momento hay que elegir. Me parece apresurado evaluar al gobierno a un mes de su instalación, dadas las complejidades en las que empieza su periodo. No es solamente la incapacidad del gobierno lo que explica el mal momento por el que está pasando: gobernar Chile es muy, muy difícil. Sin embargo, en algún momento, y esto le ha pasado en el pasado a Gabriel Boric, hay que elegir, para resumirlo, entre la calle y la institucionalidad. 

Claro, uno puede partir con los dos bajo el mismo techo, pero tarde o temprano va a tener que sopesar cuál de las dos almas va a gobernar. Por ahora, la manera en que lo ha podido hacer es con un despliegue simbólico muy importante, con bastantes demostraciones en ese sentido, pero apoyándose en gente que viene de este mundo de la ex Concertación. 

Pero como vimos en la discusión de los retiros, hay momentos en los cuales eso se vuelve muy difícil. Y Mario Marcel, lamentablemente entra como el factor de estabilidad de este gobierno, pero queda en una posición más precaria después de esta discusión del quinto retiro.

Los índices del Rechazo para el Plebiscito de Salida en las últimas encuestas se han incrementado. Mientras el gobierno, particularmente el ministro Jackson, ha reconocido que el Plebiscito de Salida “determinará la fuerza” para impulsar el programa de gobierno . ¿Advierte el riesgo?

-Lo que pasa es que en la Convención hay una tensión súper evidente entre el Socialismo Democrático y el Frente Amplio, y eso hace avizorar que va a ser difícil esa relación. Por otra parte, el ministro Jackson amarra el destino del gobierno, y lo hace de manera súper radical, al éxito de la Convención que no pueden controlar, porque la Convención, si uno hace la suma de todos los convencionales que vienen de partidos tradicionales, siguen sin alcanzar los dos tercios.

Y en cierta forma esto refleja el alza de las encuestas del Rechazo, reflejan que la Convención tenía que cumplir con dos grandes objetivos: redactar la propuesta de Constitución y generar un proceso ciudadano para revincular a las personas con la política. Y aunque esta redacción del documento todavía sigue andando, miro con bastante amargura y decepción lo que fue este proceso de revincular la ciudadanía con la política. 

-¿Aunque salga una propuesta razonable de nueva Constitución?

Aunque salga un buen texto, que es algo que yo pongo en entredicho por la cantidad de cosas que tienen que hacer de aquí a que termine el plazo y por cómo ha sido la disputa al interior de la Convención, el Proceso Constituyente, en su dimensión de diálogo social fracasó. Eso me parece que es muy delicado, porque lo único que hace es aumentar la decepción de la ciudadanía frente a la política. 

Y ahí el problema no es sólo que se rechace la nueva Constitución, sino que el gobierno haya fracasado a seis meses de su instalación. ¿Qué pasa si es que se rechaza la nueva Constitución? ¿Quién recibe la iniciativa política? En términos de iniciativa política, el Rechazo de la nueva Constitución es un problema de marca mayor para el gobierno. 

“Los retiros son como una droga dura para el Congreso”

El ministro Mario Marcel, fue un tenaz opositor a los retiros de las AFP. Esta semana, sin embargo, impulsó uno “con criterio de seguridad social”, como conceptualizó el gobierno. ¿Perdió el titular de Hacienda?

Sí, a mí me parece una claudicación lo que hizo el gobierno. Lo que pasó con el proyecto de retiro esta semana fue que el gobierno salió con una bandera blanca a pedir que no le cortaran el pescuezo. ¿Por qué presentan un proyecto de retiro? Porque no lograron ordenar a sus propios diputados y diputadas. 

Esto demuestra que el problema de los retiros no es sólo un problema económico, que por cierto lo es, sino que, sobre todo, los efectos de los retiros son políticos porque son como una droga dura para el Congreso, haciendo muy difícil oponerse para un parlamentario que quiere asegurar su reelección, que quiere asegurar el vínculo con la ciudadanía, lo dejan en una posición terriblemente difícil. 

¿La política, una vez más, se impuso a la política? 

Aquí se abren varias cosas que son interesantes. Primero, es que cierta izquierda se compró completamente el argumento individualista de los fondos de pensión. Aquí hay un argumento muy fuerte y muy instalado respecto de que “yo soy dueño de mis fondos y nadie los puede tocar, salvo yo”. Hay una izquierda que se transformó en izquierda neoliberal en este aspecto y no puede salir de ahí. Esto es algo que Fernando Atria en su momento posicionó y creo que no se dieron cuenta de que estaban abriendo una caja de pandora.

Y la segunda consecuencia importante es que ningún gobierno hoy día es capaz de frenar los retiros, porque esto le pasó a Piñera antes, le está pasando a Boric ahora. Los retiros de verdad desarman coaliciones y eso tiene un efecto, pero también hace que el Presidente, en un sistema como el actual, quede en una posición súper desfavorable y muy disminuida.

“Aunque salga un buen texto, que es algo que yo pongo en entredicho por la cantidad de cosas que tienen que hacer de aquí a que termine el plazo y por cómo ha sido la disputa al interior de la Convención, el Proceso Constituyente, en su dimensión de diálogo social, fracasó”.

Existe consenso que en el terreno de los ideal, lo mejor es implementar un nuevo sistema previsional, pero eso tomará tiempo. Mientras: ¿cómo responder a la necesidad social del presente, tras una economía golpeada por la Pandemia y careciendo de pensiones dignas?

O sea, el proyecto que presentó Sebastián Piñera al final de su gobierno ayudaba a palear en parte los problemas que teníamos en pensiones. Obviamente siempre son insuficientes y además, para agravar el panorama, te meten en una inmediatez que es muy difícil.  ¿Cómo uno le va a decir a una persona que gana 400, 500 mil pesos, que no va a poder retirar un millón y fracción de sus propios fondos de pensión en un momento que están particularmente golpeados?

Y ahí justamente la política tiene que ponerse los pantalones largos y buscar soluciones para este tipo de problemas, no solamente respecto de las pensiones, que requieren un gran acuerdo político. Siento que el sistema político, a pesar de que no se estén quemando las calles y que no hayan protestas masivas en el centro, está en un momento que en cierta medida es parecido a lo que había el 15 de noviembre: un momento en que la política parece impotente, pero que no tiene ninguna herramienta para salir al paso. 

¿Tanto así?

Se requiere que todos se sienten en la mesa, desde la UDI hasta Boric, para pensar en tres o cuatro desafíos país que hay que abordar con independencia del Proceso Constituyente. Porque pareciera ser que muchos le están poniendo todas las fichas a lo que diga el Proceso Constituyente, cuando eso no es más que un punto de partida para el desarrollo o para la salida de nuestra crisis. 

Lo que más se requiere es este gran acuerdo y quien está más legitimado para echar a andar esta discusión es el Presidente Boric. Hoy día no hay otra figura que tenga la legitimidad y la conexión con la ciudadanía del nivel del Presidente, pero esa ventana de oportunidad es escasa, en parte por los propios errores de los ministros y miembros del gobierno del Presidente.

¿Un acuerdo en base a qué tópicos?

El tema de pensiones es muy evidente, Salud es importante, el orden público y de qué manera se ejerce la función policial con respeto a los Derechos Humanos. Y algo referente a Educación, sobre todo tomando en consideración la gravísima crisis que tenemos respecto de dos años de clases perdidas, donde los niños y niñas de verdad han sido los más postergados de nuestra sociedad y son dos años que no se van a recuperar. 

Esos cuatro temas son acuerdos en los cuales podemos empezar a avanzar, al menos en reconocer que son temas graves y que todo el sistema político tiene que trabajar para resolverlo.

Pese a todas las advertencias respecto a los retiros, finalmente el gobierno impulsó su propio retiro al ver que no estarían los votos para rechazar el proyecto tramitado en la Cámara. ¿Derrota para el ministro Jackson

Sí, y no es sólo una derrota en términos de votos, sino que es ante todo una derrota en términos de la capacidad para ordenar a su coalición, de poder guiar a sus diputados, diputadas y representantes en general, hacia un objetivo compartido. 

El fin de semana pasado, la ministra Vallejo y el ministro Marcel se pasearon por los medios atacando la idea de los retiros. La propia ministra Orellana fue al Congreso a decir que esto no correspondía, y reciben el portazo de realidad. En verdad tienen que ir a agitar la bandera blanca porque no tenían cómo frenarlo. 

Pero hay una derrota que es a mi juicio más profunda que las dos anteriores: la derrota ideológica. La izquierda hoy día argumenta proyectos de ley que son nocivos, con argumentos que son al final indistinguibles de los de Axel Kaiser. Eso me parece de la mayor gravedad porque al final es un reconocimiento de que todos somos neoliberales.

“Hubo una sobreestimación de qué tan difícil era gobernar. Creo que pensaron que era más sencillo articular a dos coaliciones distintas, con intereses distintos, con trayectorias distintas y que hace dos años estaban peleados. El Frente Amplio nace como una crítica muy brutal a la Concertación y hoy día tienen que compartir techo. A todas luces, eso es muy difícil”.

¿Se perdió el sentido común asociado a los retiros?

Claro, y ahí nadie está pensando en esas consecuencias ideológicas de los retiros, porque los retiros tienen consecuencias obviamente económicas, sociales y sobre el sistema de AFP, pero tienen un problema de carácter ideológico que no se puede menospreciar y que hoy día es muy, muy potente. 

De hecho, como se ha desarrollado el Proceso Constituyente, uno de los argumentos a favor del Rechazo es “la nueva Constitución no protege tus ahorros, la antigua sí. Vota rechazo”. 

Eso sería un error de la mayor gravedad, pero que tiene su raíz en que la izquierda se compró el argumento de la propiedad individual irrestricta sin ninguna limitación de los fondos. Ese sentido puso la cabeza en la guillotina que puede de que se la termine cortando

Y la derecha: ¿Algo que aportar al respecto?

-Por una parte todavía están lamiéndose las heridas del gobierno de Piñera, que es un gobierno con el cual la derecha termina muy golpeada y, al mismo tiempo, los propios representantes de la derecha han llevado mal este mes. 

Ha habido muchos gestos simbólicos de baja estofa como, por ejemplo, esta performance media ridícula del diputado Durán con su “te invito a dejar pena”. Al final te habla de una descomposición moral total de la derecha. Creo que el tránsito va a ser bien largo hasta llegar a algo medianamente robusto, un proyecto de país que sea medianamente sólido para ofrecer algo al país. 

Al mismo tiempo, también hablábamos antes de que la Convención va mostrando discusiones que pasan afuera y me da algo de esperanza que en la Convención existieran dos grupos de la derecha, uno más tradicional y otro más abierto al diálogo. 

En esa derecha abierta al diálogo, sobre todo a la realidad social con un tono y una estampa distinta, con una apertura a los cambios que ha vivido Chile por los éxitos del modelo, pero abierta a corregir sus evidentes desperfectos. Esa derecha puede tener algo que decirle al país. 

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