Fomentar la lectura: un desafío para las nuevas comunidades educativas

El 23 de abril se celebra el Día Internacional del Libro. Es una fecha que ha sido promovida a nivel mundial -también desde la UNESCO– con el objetivo de apoyar la creatividad, la igualdad de acceso al conocimiento, la promoción de la alfabetización y, en general, el fomento lector para todas las edades. Esta fecha hoy se vuelve especialmente relevante, puesto que estamos viviendo las consecuencias que trajo el cierre de las escuelas por casi dos años en nuestro país, no solo en el ámbito de los aprendizajes, sino que también en la falta de fomento y promoción por la lectura.

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Sabemos que el lenguaje se desarrolla incluso antes de nacer, desde los sonidos de la lengua materna que se escuchan desde el útero. Sabemos que el desarrollo continúa en la primera infancia gracias a las anécdotas y los relatos orales que los niños y niñas escuchan en su entorno más cercano. Sabemos que con la adquisición de la lectoescritura no sólo se descifra un código, sino que se abren puertas para “leer el mundo”, ahora con ayuda de la familia y de la escuela. Sin embargo, en los dos años de pandemia, sin la asistencia presencial a las escuelas, esta apertura se ha visto truncada, puesto que las oportunidades para escuchar relatos en voz alta se redujeron al mínimo y, en algunos casos, casi en su totalidad. El acto de la lectura en voz alta es un gesto para darle vida a las historias, para descubrir personajes, para aprender, para demostrar opiniones, para discutir, para entretenerse. Las escuelas son un espacio privilegiado para vivir y socializar esta experiencia de apertura al mundo, ya que en ellas están los puentes entre niñas, niños y jóvenes y ese relato o historia que estimulará su gusto por la lectura. Son las escuelas las que entregan los entornos y las posibilidades para que esto ocurra, incluso donde existen hogares carentes de las condiciones mínimas necesarias para su desarrollo.  

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Es urgente y necesario que el fomento por la lectura tome fuerza, pero no desde esfuerzos individuales, sino que desde toda la comunidad educativa. En otras palabras, el trabajo en colaboración es la clave para que cada escuela construya su propia comunidad lectora y comience a establecer los vínculos y puentes que en estos dos años se debilitaron o dejaron de existir.

Las escuelas son un espacio privilegiado para vivir y socializar esta experiencia de apertura al mundo, ya que en ellas están los puentes entre niñas, niños y jóvenes y ese relato o historia que estimulará su gusto por la lectura.

El Día Internacional del Libro nos plantea una invitación para aunar esfuerzos con el objetivo de restablecer la experiencia lectora desde la motivación, desde los intereses de niñas, niños y jóvenes, desde la diversidad de historias, culturas y relatos que nos rodean, desde los cuestionamientos a esos relatos, en todos los formatos, pues queremos que Chile tenga lectoras y lectores críticos que sepan “leer el mundo” y más aún, este nuevo mundo. 

*Julia Marfán es directora de Pedagogía en Educación General Básica UDP. Cuenta con amplia experiencia en el sistema escolar donde se ha desempeñado como jefa de UTP. También ha trabajado en la Unidad de Currículum y Evaluación del Ministerio de Educación. Silvana de la Hoz es académica de Pedagogía en Educación General Básica UDP y Pedagogía en Educación Diferencial UDP, profesora de Lenguaje y Comunicación, y Máster en Didáctica de la Lengua y la Literatura en la Universitat de València. 

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