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Cultura & Pop

9 de Junio de 2022

Productor revela entretelones de premiado podcast “Caso 63”: “Todo se construyó de manera muy azarosa y de la nada explotó”

caso 63

Gabriel Polgati acaba de recibir en España, junto al guionista Julio Rojas, el prestigioso premio Ondas al mejor Podcast de Ficción por Caso 63, la primera y exitosa serie chilena producida por Emisor Podcasting y Spotify. A sus 49 años, Polgati ha trabajado en el dial más de la mitad de su vida y encabezado una serie de cambios. “Yo amo la radio, creo que es lo máximo, pero tiene que reconvertirse”, dice en esta entrevista.

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En junio de 2020, en plena pandemia y en cuanto supo que Spotify iba a apostar por producir sus propios podcast, Gabriel Polgati contactó al nuevo director de contenidos originales del gigante de la música en streaming, Javier Piñol. Un año antes, el periodista y director ejecutivo de RDF Media -actual nombre del grupo de radios del empresario Andrónico Luksic compuesto por Play, Sonar, T13 y Oasis, además de la recuperada Horizonte- había dado forma y puesto en marcha la plataforma Emisor Podcasting. A él y su equipo los movilizaba la idea de ampliar los contenidos del audio e ir más allá de la conversación, donde incluso la ficción podía ser igual de posible. 

Un día después de su primera reunión con Spotify, Polgati llamó al destacado guionista Julio Rojas, tío suyo y autor, entre otras, de películas como En la cama y Los debutantes. Le pidió tres o cuatro ideas entre las tantas que había dando vueltas y así apareció la historia de un hombre que viene del futuro, de sobrevivir a una pandemia aún más devastadora que la del Covid y que además pretende salvar a la humanidad. 

Pensaron inmediatamente en una serie de diez capítulos de entre 15 y 20 minutos de duración, y mientras Rojas escribía y revisaban juntos el texto, Polgati hizo de productor ejecutivo; conformó un equipo y convocó a los actores Antonia Zegers y Néstor Cantillana para sumarse al proyecto. Por ese entonces se llamaba “Paciente 63”, pero rápidamente mutó a Caso 63, título con que a fines de 2020 debutó la primera y exitosa audio serie original de Emisor Podcasting y Spotify.

Al año siguiente se estrenó la segunda temporada y reafirmó el fenómeno: Caso 63 estuvo entre lo más oído en Spotify en todo el mundo, surgieron grupos y comunidades de fanáticos y a fines de mayo pasado obtuvo el premio Ondas, popularmente conocido como el “Oscar del audio” y uno de los de mayor prestigio en la radio y televisión española. Con 68 años de historia, el galardón otorgado por Prisa reconoció por primera vez el trabajo en plataformas digitales y además creó el apartado Premios Ondas Globales del Podcast con especial interés en el mercado de Hispanoamérica. Caso 63 fue elegido el Mejor Podcast de Ficción del año.  

La serie ya fue traducida al portugués y hasta se hizo una versión en India. Próximamente se viene una traducción al inglés. “Estamos muy contentos con el premio. Ha sido todo muy rápido e inesperado”, dice Gabriel Polgati en su oficina en el barrio Bellavista. 

“Una de las cosas que me sorprendió fue que cuando le mandamos los primeros dos o tres capítulos hechos, grabados y producidos, yo sentí que Spotify entendió que iba a ser algo mayor. Nos dieron más recursos y ellos mismos invirtieron más en marketing y en comunicaciones porque intuyeron que lo que íbamos a lanzar era grande, y eso que estábamos en septiembre de 2020, en mitad del proceso. Todo se construyó de manera muy azarosa, como suelen darse estas cuestiones, y de la nada explotó. En el recuento del 2020 de Spotify mundo o central, que es distinto al de Latinoamérica, hubo cuatro hitos principales y uno de ellos fue Caso 63. Otro de los hitos era que Spotify había llegado a Corea”, comenta. 

-¿Fue difícil decidir qué historia contar en la serie, considerando el formato sonoro y las posibilidades que tenían?

-Julio trajo esta historia y mi labor desde un comienzo fue llevarlo a un lenguaje de audio. Él viene mucho más del audiovisual y en nuestras conversaciones hice harto hincapié en eso. Necesito saber de qué color es el delantal del médico, o si la sala donde se hacen las sesiones con Pedro Roiter es fría o cálida, le decía en nuestras conversaciones. Fue un proceso muy lindo y de aprendizaje para ambos. Trabajamos siempre con la premisa de hacer algo que fuera muy adaptable también a lo audiovisual. Eso implicaba contar una historia con personajes acotados pero bien definidos y donde nada ocurriera en la Luna, porque si pasado mañana Netflix o quien sea compra los derechos, no hubiera que invertir demasiado en reconstruir la Luna. Trabajamos bajo una premisa siempre muy minimal, en ese sentido. 

-¿Te involucraste en el proceso de escritura de guión?

-Mucho, y hasta hoy, que seguimos trabajando con Julio. Él se pone a escribir, me envía cada tanto, yo leo y le envío mis comentarios. Julio participa también como una especie de director, y yo soy más bien un observante. Julio tuvo mucha libertad, todo vino de él y se entusiasmó mucho. Lo mismo los actores, que estaban igual de recluidos por la pandemia y con varios trabajos parados. Se embalaron y el proceso de grabación fue genial; nos conectábamos por Zoom a las diez y media de la noche, que era la hora en que sus hijos estaban durmiendo. Ellos necesitaban silencio total.

“La productora un día antes repartía los guiones y grabadoras en un Santiago completamente vacío, los actores grababan sus textos, muchas veces encerrados en el closet, y al día siguiente había que ir a buscar el material a sus casas. Luego llegaba a manos de un postproductor y recién ahí me lo llevaban para escucharlo. Ahí vuelvo a meterme y estoy en el proceso hasta el final, que escucho una y otra vez la versión final y hasta último momento pido que suban o bajen ciertas cosas. Intento estar en todo el proceso”. 

Próximamente la serie será traducida al inglés, al portugués y hasta habrá una versión en India. “Estamos muy contentos con el premio. Ha sido todo muy rápido e inesperado”, dice Gabriel Polgati en su oficina en el barrio Bellavista. 

Emisor Podcasting posee actualmente un variado catálogo de 15 títulos de ficción, donde se encuentran desde comedias a dramas existenciales. Y vienen más: ya están trabajando en la segunda temporada de la serie Cosas que pasan, sobre un grupo de divorciados, y en dos nuevas historias de ciencia ficción, una a cargo de Julio Rojas y otra escrita por Francisco Ortega. También están en conversaciones con Amazon Music para la segunda temporada de Cisne Rojo, también escrita por Rojas.

“Esto de la ficción no para nunca más. Es un esfuerzo, una inversión, un riesgo también. Hemos ganado plata solo con las series que hemos producido con las majors y esas utilidades las hemos reinvertido en hacer otras ficciones. Pero si pongo todos los resultados en una planilla de Excel, la ganancia de lucas es cero”, comenta Polgati. 

“Yo me di el gusto de meterme y hacer algo de ficción que había dejado botado hacía mucho tiempo, y darme espacios para ser mucho menos ejecutivo que el que fui en otro periodo de mi vida, con todo lo bien que lo pasé y todo lo que aprendí, pero la creatividad ahora forma parte de una de las tres palabras claves de esta empresa y por lo tanto hay espacios para pensar todo el tiempo en cosas nuevas. Y obviamente la ficción y naturalmente el éxito de Caso 63 fue un impulso para hacer nuevas cosas. El espacio que se construyó en esta empresa desde Play en adelante se convirtió en único y privilegiado para mí. Este funcionamiento medio pyme que tenemos nace mucho de los dueños con nosotros, porque creo que lo hemos hecho bien y nos hemos atrevido a hacer cosas hacia adelante. Algunas han resultado, otras no tanto, pero la creatividad es una de las tres palabras claves en esta empresa y estamos en eso todo el tiempo”.

-¿Cómo analizas el éxito y fenómeno de la ficción sonora, y cómo empiezan a convivir estos relatos con otros retratos de la realidad y la labor más periodística e informativa?

-Si uno revisa el contenido de plataformas en México, por ejemplo, ahí hay mucha realidad y realidad dura y muy bien contada en historias que mezclan la ficción y no ficción. Además, no son los grandes medios sino pequeñas productoras las que están procesando la realidad a través del audio de una manera en que están haciendo una suerte de bitácora que otras empresas no han hecho. Tengo la impresión de que en nuestro caso y a pesar de vernos a nosotros mismos como un grupo igual de pequeño y casi como una pyme por la manera en que funcionamos, aunque sabemos que en realidad no lo somos, nos hemos lanzado con mucho riesgo y mucho arrojo también a las nuevas posibilidades narrativas. Y ha dado buenos resultados.

“Hemos potenciado la ficción dura y esto que llamamos cine para tus oídos, con elementos de no ficción en audio documentales. Acabamos de lanzar la semana pasada un documental que está muy piola sobre la música urbana chilena de los últimos 20 años, y estamos trabajando en una nueva temporada de Crimen, muy al estilo del famoso True Detective. Le tengo mucho respeto a la palabra innovación, pero siento que aquí, en esta empresa, de a poco lo hemos ido incorporando como una filosofía de trabajo”. 

OTRO SWITCH

Con poco más de 20 años y mientras estaba en tercer año de periodismo, Gabriel Polgati entró a trabajar a radio Rock and Pop. Partió produciendo el programa Haciendo ruido, que conducía Iván Valenzuela, y al mismo tiempo escribía críticas de cine y estrenos blockbuster en DVD para la revista de la misma y reconocida marca, que irrumpió en esa época como la primera multiplataforma de los medios de comunicación en Chile. Viene de esa escuela, dice. Después se convirtió en periodista de música. Viajaba mucho y entrevistaba a estrellas de la música. 

De fondo, siempre en su oficina, suena la radio a bajo volumen. 

“Yo estudié periodismo en los 90 sin saber muy bien qué iba a hacer después. Era una carrera que me gustaba porque supuestamente me dejaba muchas oportunidades. A los dos años me di cuenta de que no eran tan buenas las alternativas; no me gustaba la tele, siempre me ha gustado escribir pero era un talento que consideraba que no tenía, lo mismo el cine, el teatro, la música. No eran mis talentos. Y para mí la radio siempre fueron las informativas de la época en la que crecí, en los 80. Recuerdo a mi papá con su transistor, la escuchaba y movía por todas partes, recuerdo los tambores de la Cooperativa, la característica música de radio Minería, que eran las dos que se escuchaban y las dos formas de ver el país en esa época”.

“Era el periodismo duro e hiper informativo que yo no quería hacer, y entonces entré a Rock and Pop, que fue un punto de quiebre en la manera de hacer periodismo en Chile. Fue la primera multiplataforma y allí sentí que había un mundo que sí sentía cercano en el periodismo. Rock and Pop nació bajo el alero de Cooperativa, tenía toda escuela periodística tradicional aunque a veces no lo parecía tanto”, comenta. 

“Esto de la ficción no para nunca más. Es un esfuerzo, una inversión, un riesgo también. Hemos ganado plata solo con las series que hemos producido con las majors y esas utilidades las hemos reinvertido en hacer otras ficciones. Pero si pongo todos los resultados en una planilla de Excel, la ganancia de lucas es cero”, comenta Polgati. 

Con menos de 30 años, en los primeros 2000, llegó a convertirse en gerente de programación ya no solo de Rock and Pop, sino de las ocho radios de Iberoamericana Radio Chile que acababa de comprar el grupo español Cisneros. Años después renunció y en los primeros 2000 se fue al ex grupo de radios de Canal 13 -cuando aún estaba la iglesia a través del Arzobispado-, y la refundó en la actual RDF Media, donde abrió y hoy dirige cuatro emisoras que, dirá, ya no están orientadas ni pensadas solamente para el FM.

En poco más de 25 años dedicado exclusivamente a la radio, a Gabriel Polgati le ha tocado presenciar cambios profundos en la industria; del paso de lo análogo y el negocio familiar a la llegada de los conglomerados, más tarde el viraje de los medios a las multiplataformas, y, más recientemente e incluso a futuro, la mudanza de los contenidos a las plataformas digitales, que ya ha puesto en marcha.  Incluso hoy Polgati prefiere ya no hablar de radio sino de audio, como propuso la BBC hace algunos años. Lo mismo en el caso de pantallas en lugar de televisión. 

La imagen muestra a Polgati frente a su medio
Polgati

“Yo estuve presente cuando el área de informática de Cooperativa tuvo la primera conexión a internet, en los 90. Y vi cuánto tardaba en descargar la primera noticia. También viví el cambio de máquina de escribir a computador, y el traspaso de todo el material de la radio, que estaba en cintas, al cd y luego al formato digital. Después, como gerente de la radio me tocó hacerme la pregunta de si era necesario tener Facebook. Nací en una época que ya no existe y no sé si lo tenía tan claro”, cuenta Polgati. 

“Yo tengo 49 años, partí trabajando a los 21 o 22, y si trazo una línea de tiempo ahora veo claramente el hecho de que me tocó vivir el final de un periodo y el inicio de otro periodo que se fue desarrollando con las compañías multiplataformas de los conglomerados extranjeros, de la compra de medios, y estas empresas empezaron a convertirse en grandes grupos mediales versus grupos más chicos que empezaron a tener otra participación en el mercado. Yo nunca fui una persona muy proclive al cambio, pero los cambios en el medio que más quiero me setearon e hicieron cambiar a mí también”.

-¿Cómo vives tú en lo personal esta revolución digital?

-Casi no uso redes sociales. Tengo una cuenta falsa en Twitter solamente para ver lo que hacen las radios. Tuve, antes, pero me parece todo tan violento ahí. Ya no uso Facebook y en Instagram tengo a puros amigos que son como 50. Las redes me producen sensaciones encontradas, la verdad. Y, aunque suene un poco engrupido, creo que está por verse el aporte final que han hecho. Por supuesto se han abierto espacios nuevos, democratizado o desintermediado los contenidos, pero a la vez el nivel del contenido no regulado, sin reglas, puede terminar en cualquier parte. Obama y Biden lo dijeron y planteaban que debiese haber una responsabilidad seria de Google y otras redes de lo que publican en sus plataformas.

“Ese espacio que hay entre yo soy la plataforma y no soy responsable de nada lo que suceda en ella me parece sospechoso y peligroso. Yo sigo creyendo que torpemente tengo 30 y disfruto el mundo que me toca vivir todo el rato. Tengo una hija de 12 y me toca manejar un grupo de medios que por definición participa de todas las plataformas. Naturalmente estamos viviendo una revolución hiper fantástica, y ha sido un proceso de descubrimiento progresivo y acumulativo en el tiempo”. 

-¿Cómo te enfrentas al término radio en un proceso de cambios como este?

Estamos en proceso de resignificar justamente la palabra. Hoy en día suena anticuado hablar de solo ‘hacer radio’, y es probablemente lo que viene ahora. Desde el audio, es precisamente como resignificamos la palabra radio hacia una generación que permita cubrir el 360 de la realidad y ya no tanto ciertos segmentos específicos. Y eso tiene que ver con las plataformas. Hasta el 2019, esta empresa era 13 Radio, y ese año presenté el proyecto para pasar de ser radio a audio y pasar de una plataforma que tecnológicamente tiene una antena en el cerro y una zona de servicio que te limita a ese sector, al audio que por definición es digital y permite llegar donde quieras.

Es quizás el último cambio que tiene esa línea de tiempo de cambios que ha vivido esta industria. Y de ahí quizás qué venga. Nosotros vamos a cambiar todas nuestras plataformas de las radios en octubre. Van a ser solo audios, no va a haber ni un solo banner ni un solo texto más que el descriptivo. Yo espero ver qué va a suceder ahí, y que ese atrevimiento nos abra nuevas puertas para desarrollar nuevos contenidos”. 

¿Consideras que aún estás haciendo radio, como tal?

-Sí, seguimos siendo una empresa de radio, pero de nuevo: hay que cambiar profundamente lo que entendemos por radio, y es lo que estamos buscando. Yo amo la radio, creo que es lo máximo, pero tiene que reconvertirse. Los programas van a seguir estando ahí, pero quiero que el próximo programa de Alfredo Lewin o de Iván Valenzuela esté en digital y tenga una lógica digital. Es una decisión tomada. Ya no quiero programas solo en el FM. Hoy en día tampoco se me ocurriría comprar una quinta radio, invertiría más en audios y podcast. Y cada vez que en el equipo repetimos patrones del FM, nos decimos: no, esto va en otra dirección.

“Quienes trabajamos en radio tenemos que cambiar el chip. A mí me gusta verme como una persona de radio pero me encantaría que pasado mañana hubiésemos sido capaces de aportar a que la radio signifique otra cosa o se entienda como algo más moderno, sofisticado y digital. Estamos viviendo una expansión sonora y en ese sentido las generaciones más jóvenes han hecho un gran aporte. En la pandemia tomamos la decisión de solo contratar personas más jóvenes de las que veníamos y con habilidades digitales. No había opción. El cambio no lo íbamos a hacer los más viejos”. 

“Yo estuve presente cuando el área de informática de Cooperativa tuvo la primera conexión a internet, en los 90. Y vi cuánto tardaba en descargar la primera noticia. También viví el cambio de máquina de escribir a computador, y el traspaso de todo el material de la radio, que estaba en cintas, al cd y luego al formato digital. Después, como gerente de la radio me tocó hacerme la pregunta de si era necesario tener Facebook. Nací en una época que ya no existe y no sé si lo tenía tan claro”, cuenta Polgati. 

-¿Están yendo los medios nacionales en esa misma dirección?

-No mucho. Si la televisión, los diarios y la radio, los medios tradicionales, no se empiezan a relacionar con el exterior y con sus audiencias presentes y futuras de una manera nueva, y cada uno puede definir lo que se entiende por nuevo, se quedan quietos y quedarse quieto hoy es retroceder. Estas experiencias ya no le pertenecen solamente a las empresas ni a los medios. Hay mucha gente en las redes que está generando contenido impactante y con los recursos mínimos o muchísimo más limitados, pero con muchísima más creatividad y talento. Hoy en día son competidores tanto o más importantes que los medios tradicionales. Hoy día, cuando miramos a nuestra competencia, no miramos tanto ya a las radios, no porque no nos importe, sino porque sabemos que lo novedoso está pasando en otra parte. 

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