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12 de Julio de 2022

¿Sí a Bad Bunny, no a La Tirana?: La pugna detrás de la suspensión de la fiesta religiosa por razones sanitarias

Por tercer año consecutivo, las autoridades sanitarias de la Región de Tarapacá optaron por suspender las Fiestas de La Tirana, que suponen el arribo de unas 200.000 personas a esa pequeña localidad del norte. El argumento fue la alta circulación de virus respiratorios y Covid-19, fenómeno podría terminar sobrepasando a la red asistencial de la zona. Esto abrió un intenso debate entre quienes apoyan y rechazan la medida. “Todo el país está volviendo a la normalidad”, sostiene, por ejemplo, el presidente de la Federación de Bailes Religiosos de La Tirana, fijándose en la realización de conciertos masivos a lo largo de Chile.

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Año tras año, en las fechas cercanas al 16 de julio, el pequeño poblado de La Tirana, que según el censo de 2017 cuenta con 837 residentes, es escenario de una de las expresiones culturales más multitudinarias de Chile. Un promedio de entre 150.000 y 200.000 personas se trasladan a ese árido caserío a mediados de mes para rendir homenaje a la figura de la Virgen del Carmen.

El Norte Grande, por poco tiempo, se transforma en un arcoíris: muchos de los peregrinos viajan para bailarle a la Virgen y, con sus atuendos tradicionales -que revisten simbolismos centenarios-, generan un contraste notable con la paleta de colores monótona que caracteriza al desierto.

¿Sí a Bad Bunny, no a La Tirana?: La pugna detrás de la suspensión de la fiesta religiosa por razones sanitarias
Imagen tomada en las Fiestas de La Tirana 2019, la última edición antes de que se suspendiera. Crédito: Agencia Uno.

Este año, eso sí, el desierto no se verá colorido. Ante el aumento de casos de Covid-19, y un alto flujo de virus respiratorios, las autoridades sanitarias de Tarapacá decidieron -al igual que para las ediciones de 2020 y 2021- cancelar la festividad.

El “no” definitivo, que emanó desde el Seremi de Salud de la región, llegó el 24 de junio. “Lamento profundamente la decisión del Ministerio de Salud de no autorizar la Fiesta de La Tirana. Pusimos a disposición recursos de la región, coordinaciones y gestiones. Pero sabíamos que la autoridad sanitaria tenía la última palabra. ¡Muy mala noticia para la región, y tarde!”, tuiteó, ese día, el gobernador regional José Miguel Carvajal (Comunes). “Lo lamentamos porque estábamos seguros de que podíamos realizar la fiesta”, agregó posteriormente, definiendo el veredicto como un “error”.

https://twitter.com/JMCarvajalG/status/1540408283634077696?s=20&t=CXDSAKo8ZJR9dNUZFGATEA

Quienes critican la medida acusan un criterio arbitrario. A fin de cuentas, en la Región Metropolitana siguen agendados conciertos masivos en espacios cerrados, como la doble fecha de Miranda!, en el Teatro Caupolicán, el 29 y 30 de julio. O el show de Claudio Narea, en Iquique, capital regional de Tarapacá, el 23 de julio. Esto sin contar los megaconciertos programados para meses venideros, como los de Bad Bunny, Daddy Yankee, o Dua Lipa.

“Todo el país está volviendo a la normalidad”, argumenta, por ejemplo, Juan Pablo Maturana, presidente de la Federación de Bailes Religiosos de La Tirana, que califica el hecho de “lamentable”. “Acá hay un tema de fondo: el no querer entender esto”, agrega, sobre la importancia que reviste la celebración para un sinnúmero de feligreses.

Otras voces, en cambio, consideran prudente la cancelación de la fiesta. Es el caso de diversos habitantes de La Tirana, que resaltan un factor clave para explicar su postura: en el pueblo reside una gran cantidad de adultos mayores, grupo de riesgo ante la circulación descontrolada de enfermedades.

Más allá del debate, de por sí complejo, miles de fieles optaron por hacer oídos sordos a la disposición sanitaria. Hoy, las casi siempre vacías calles de La Tirana comienzan a llenarse de visitantes, que sortean las medidas de contingencia y se preparan para adorar a la Virgen.

***

En un comienzo, se veía con buena perspectiva la realización de La Tirana en 2022. Por lo mismo, el gobernador Carvajal convocó a todos quienes tenían que ver con el aparataje de la festividad a una reunión en marzo, con la misión de idear un plan para concretarla.

A esa primera cita asistió Harry Lagunas Jofré (79), en representación de la comunidad del pueblo La Tirana. Harry, presidente de la Junta de Vecinos N°9 de La Tirana desde 2018, cuenta a The Clinic que en la mesa estaba el gobernador, un representante del Obispado de Iquique, el padre rector de la iglesia de La Tirana, la Federación de Bailes Religiosos, el Seremi, la Municipalidad de Pozo Almonte, Carabineros, y la PDI, entre otros actores relevantes. Todo, “para echar a correr el tema”.

Una de las preocupaciones que habría relevado el Seremi David Valle, dice Harry, era aumentar los índices de vacunación Covid-19 en la región y en la comuna de Pozo Almonte, que engloba a La Tirana. El primer compromiso fue que se impulsara una campaña de vacunación en la zona, y que todos los bailarines tuvieran su esquema completo.

¿Sí a Bad Bunny, no a La Tirana?: La pugna detrás de la suspensión de la fiesta religiosa por razones sanitarias
Imagen tomada en las Fiestas de La Tirana 2019, la última edición antes de que se suspendiera. Crédito: Agencia Uno.

Luego, se habló sobre el apoyo a la Municipalidad de Pozo Almonte, “que se lleva todo el peso por el tema de la basura, el agua, los estacionamientos, los costos para los comerciantes”, relata Harry. En esa línea, el Gobierno Regional se habría comprometido con brindar recursos.

A principios de junio, sin tener mayores noticias de las autoridades, y en una movida para conseguir el permiso definitivo, la Federación de Bailes Religiosos, en conjunto con el Obispado de Iquique, presentaron una programación tentativa para La Tirana 2022.

Dentro de ese calendario, se restringieron muchas actividades habituales de la fiesta: serían 7 días -a diferencia de otras ocasiones, cuando se celebra todo el mes-; no habría procesión ni misa de víspera en el templo antiguo; y los bailes sólo danzarían frente a los mismos sitios donde usualmente pernoctan. “La Fiesta del reencuentro”, fue el nombre que se le dio al plan.

Por entonces, las expectativas se encontraban en un punto altísimo. El 24 de junio, no obstante, llegó el baldazo de agua fría. Ese día, Harry Lagunas asistió a una reunión con los mismos representantes que estuvieron en la de marzo.

Ahí, el Seremi de Salud habría informado que, de acuerdo con los antecedentes que manejaba un grupo de 23 médicos y especialistas de Tarapacá -la “Comisión de Brotes”-, que incluía a epidemiólogos y funcionarios de la red pública y privada, las enfermedades respiratorias en la región se habían disparado. Lo mismo con la ocupación de camas: según Harry, se informó que pacientes críticos habían tenido que ser derivados a centros de salud en ciudades como Antofagasta y Arica.

El Seremi traspasó estos antecedentes a la ministra de Salud, quien a su vez respondió que él, por estar a cargo en la región, tenía la última palabra, y que contaba con el respaldo de la autoridad central. Finalmente, llegó la sentencia: no estaban las condiciones para que se realizara la fiesta.

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The Clinic se contactó con el Seremi de Salud de la Región de Tarapacá para conocer de primera fuente el por qué detrás de la disposición. La principal razón es una: “la alta demanda asistencial que experimentaba la red”.

Tomando en cuenta las recomendaciones de la Comisión de Brotes, desde el Servicio Regional explican que “esos argumentos están relacionados a la ocupación sostenida de camas en unidades críticas y de menor complejidad, y al aumento en las consultas, que de mayo a junio experimentó un alza de hasta un 160%, mientras la Red Asistencial proyecta que ante la irrupción del invierno las consultas sigan en aumento”.

Esa subida del 160% se registró específicamente en las atenciones respiratorias en la unidad de Emergencias del Hospital Regional Doctor Ernesto Torres Galdames de Iquique, en los últimos tres meses, en menores de 5 años. “Si en la segunda semana de marzo de este año fueron 95 las consultas, esta cifra aumentó a 248 la primera semana de junio, mientras que el peak se registró la última semana de mayo con 286 pacientes”, dicen desde el Seremi.

A todo este contexto se suma el alza sostenida de contagios Covid-19. El 10 de julio se registraron 253 nuevos casos en la región, casi cinco veces lo informado hace un mes, el 10 de junio, con 56 infecciones. Asimismo, recalcan que el 7 de julio la provincia del Tamarugal, que incluye a la comuna de Pozo Almonte, pasó a fase de Medio Impacto Sanitario en la escala de riesgo epidemiológico que dirige el gobierno.

Además, las tres residencias sanitarias habilitadas en Tarapacá para recibir pacientes Covid, según datos del Seremi, estarían cerca de su capacidad máxima: actualmente, hay 130 cupos ocupados, de un total de 190.

¿Sí a Bad Bunny, no a La Tirana?: La pugna detrás de la suspensión de la fiesta religiosa por razones sanitarias
Imagen tomada en las Fiestas de La Tirana 2019, la última edición antes de que se suspendiera. Crédito: Agencia Uno.

“Esta decisión no es solo del Seremi. Fue tomada por todos los expertos de la región. Se hizo valer lo que expuso la Comisión de Brotes (…). Al final, lo que primó fue mantener la salud de la región”, dijo David Valle en la reunión del 24 de junio, cuando sostuvo ser devoto, y que todos los años suele subir a La Tirana.

“No podríamos haberlo hecho (suspender la fiesta) tres meses atrás, porque las condiciones sanitarias no las teníamos claras. Haber dicho que no hace tres meses atrás habría sido irresponsable. Y haber dicho que sí, también habría sido irresponsable”, justificó el funcionario.

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La noticia cayó como una bomba para muchos. Y para otros, no tanto. Según el recuento de Harry Lagunas, en el poblado de La Tirana, las opiniones están divididas, con “una mitad que quería fiesta, y una mitad que decía que no se hiciera fiesta”. Los que están a favor de la suspensión son, más que nada, aquellos que temen enfermarse con la llegada de cientos de miles de peregrinos.

“Más del 50% de la gente que vive y está radicada en el pueblo somos adultos mayores. Por lo tanto, somos los más expuestos, aunque estemos vacunados”, afirma.

Como antecedente, la comunidad recordaba lo sucedido en la fiesta tradicional conocida como “La Pascua de los Negros”, que se realiza en La Tirana los 6 de enero, y donde Harry dice que este año no hubo “ningún control, ninguna fiscalización. Llegó mucha gente: la explanada estaba a tope”. A la semana siguiente de esa celebración, recuerda el presidente de la Junta de Vecinos, los PCR positivos de los habitantes de La Tirana alcanzaron magnitudes inéditas.

Harry Lagunas reconoce ser del bando que opina que este 2022 “no están dadas las condiciones” para llevar a cabo la festividad. “Porque esto hay que prepararlo con mucha antelación. Inclusive, aquí hay que instalar un hospital de campaña (…). Nosotros nos decíamos, ¿Cómo va a ser más importante la parte económica que la parte salud?”, se pregunta.

Explica que, al contrario, quienes abogaron porque se autorizara el evento son pobladores que aprovechan de comerciar productos o arrendar alojamientos. “Este dinero, hace dos años que no lo recibe esta gente. Ahora, veían como una oportunidad el contar con ese dinero con esta festividad”.

Imagen tomada en las Fiestas de La Tirana 2019, la última edición antes de que se suspendiera. Crédito: Agencia Uno.

Ilda Cardona (45), dueña de los puestos “El Rey David” y “Luz del Desierto” en la feria de La Tirana es parte de este último grupo. Hace seis años que es comerciante en el poblado, y dice que está “triste” porque no habrá fiesta. “De repente, deciden que no (…). Nosotros vivimos de esto. Somos comerciantes, y cada vez que hay fiesta, el pueblo se levanta (…) Envés de avanzar, vamos para atrás”, comenta a The Clinic.

Ilda vende ropa americana, y asegura que “los turistas” son su mejor clientela. Y cuando hay fiesta, sus ventas suben “un montón”. “Vendemos de un millón para arriba”, agrega, contrastando con semanas normales, cuando no sus ingresos son escuetos. “Mal que mal, el resto del año, el pueblo está como muerto. Cuando hay fiesta, se levanta (…). Ahora no. Otra vez el silencio. Así venga gente. Pero el pueblo, está en silencio”.

Juana Andrea Morgado (56) también es comerciante, pero ve el tema de una manera distinta. Hace 15 años que tiene un pequeño negocio en la rotonda camino a Pica, aledaño a La Tirana, donde ofrece bebidas, pan amasado, y empanadas. “De todo un poco”, explica.

“Lógico que nos ha afectado, porque uno en la fiesta gana plata”, parte diciendo. “Pero me da miedo, porque viene mucha gente de afuera, y uno tiene que atenderlos. Porque uno vive de esto”, admite, fijándose en la posibilidad de contagiarse de un virus mañoso.

“Yo también bailo a la virgen, pero para mí mejor que no haya fiesta, porque sinceramente no quiero bailar este año. Me quiero cuidar para ver si duro un poco más”, añade entre risas. “Por un poco más de dinero no nos vamos a enfermar”, concluye.

Imagen tomada en las Fiestas de La Tirana 2019, la última edición antes de que se suspendiera. Crédito: Agencia Uno.

“Uno nació con esta fiesta, y es difícil sacársela. Está arraigada. Entonces, yo creo que hay mucha gente resentida más que nada por el hecho de que no se realice, por una circunstancia relacionada a las enfermedades”, analiza, por su parte, René Vera (69), quien vive su jubilación en La Tirana.

“Yo estoy como en un 50/50 pero, en el fondo, estas circunstancias nos obligan a cuidarnos. Creo que por este año, deberíamos respetar nomás la decisión de las autoridades”, señala, en vistas de evitar una “catástrofe” que derive en el “colapso” del sistema de salud regional.

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La mirada es sumamente distinta entre las filas de los peregrinos que viajan para danzar. Al menos así lo plantea Juan Pablo Maturana (35), presidente de la Federación de Bailes Religiosos de La Tirana, que agrupa a 210 bailes de las regiones del norte. 

A Juan Pablo le invaden las sensaciones de “enojo y pesar” por la incertidumbre que existió hasta el último minuto. “¿Para qué nos dijeron todo eso?”, se pregunta, pensando en los requerimientos de vacunación que le hicieron desde el Seremi, y que significó una importante campaña para inocular a las cerca de 11.000 personas que forman parte de la Federación. En esa línea, asegura que se sienten “usados”.

“La Fiesta de La Tirana va a cumplir 500 años el 2032. Y ahora te lo ningunean. Porque ese es el sentir. Puede que me digan que ese no es el caso. Pero esa es la sensación que dejó”, dispara. Destaca que las autoridades no entienden la significancia del evento, que según él, “sacando el contexto profundamente religioso que tiene”, es un hito fundamental de la identidad cultural del norte de Chile. “Y lamentablemente, lo que es triste, es que no quieren entenderlo”.

Le molesta particularmente que el Presidente Gabriel Boric “tome mi fiesta como ejemplo de patrimonio cultural grande, y que dijera que va a dar todas las garantías para no perderla en el discurso de la Cuenta Pública”. Ese mensaje, en su cabeza, lo contrasta con la decisión del Seremi.

En un momento, se barajó la posibilidad de que la fiesta -y adoración a la Virgen del Carmen– se efectuara en cada diócesis, de manera local. Esto tampoco sentó bien a Juan Pablo: “Mi temor como presidente y bailarín de toda la vida es que empecemos a normalizar que es más fácil hacer La Tirana en Iquique, en Arica y en Antofagasta. De perder el pueblo (…). Aquí el tema no es hacerlo fácil”.

Imagen tomada en las Fiestas de La Tirana 2019, la última edición antes de que se suspendiera. Crédito: Agencia Uno.

También, lanza una advertencia. Dice no querer, en unos años más, terminar defendiendo el derecho a realizar las fiestas “ante un tribunal de la república, porque técnicamente nos están pasando a llevar una garantía constitucional, que es el derecho a la cultura”.

Las preparaciones para festividad son de un año para otro, dice por su parte Karla Aguilera (40), integrante de un baile religioso radicado en Iquique, y directora del Museo de la Vivencia Religiosa del Norte Grande, situado en el vientre del santuario de La Tirana. El largo tiempo para alistarse es debido a temas logísticos, como la confección de vestimentas, los ensayos, y la movilización de enormes grupos de personas.

Karla tenía toda su fe depositada en las autoridades regionales para la realización de la fiesta, “pensando en que ellos debieran conocer de mejor forma cómo funcionamos culturalmente aquí en el norte. Pero así y todo, no fue”.

Conoce a otros fieles que pidieron permisos para ausentarse de sus trabajos, y que ya habían hecho reservas de alojamiento en el poblado. “Nadie estaba preparado para algo así (…). Para ellos (las autoridades) es una decisión que tomaron con tiempo pero, en realidad, para nosotros es como que nos hubiesen avisado el 10 de julio, el día uno de la fiesta”, añade.

“La sensación que nos queda es que somos los tontos útiles de la historia”, señala, en un guiño a los esfuerzos que emprendieron para que todos fuesen vacunados. “Nunca hubo una consideración de la profundidad que implica esta fiesta religiosa (…). No es justo”.  

De todas formas, ella con su familia igual planean ir a La Tirana, a una casa de su propiedad que ocupan en estas fechas: “Es algo que nos reúne”.

Y es que, como explica Juan Pablo Maturana, “con toda la situación que pasó, no lo estoy prohibiendo a mi gente nada. Porque no nos corresponde a nosotros agarrarnos del moño”.

“Si hay bailes que quieren subir, y quieren vivirlo en sus sedes, como familia, el pueblo no está cerrado. Si nos suspendieron la fiesta así a la rápida (…). Hay gente que se preparó. Hay gente que arrendó y no le van a devolver la plata”, comenta. “Gente va a subir. Eso es innegable. Gente ya se fue”, concluye.

En otras palabras, la postura oficial de la Federación fue dar “libertad de acción”.

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“La Tirana recibe cientos de visitas pese a llamado de autoridades”. Esa es la frase que ocupa la portada del medio La Estrella de Iquique, en su edición del lunes 11 de julio. Las proyecciones, tanto de pobladores como de los bailes, se hicieron realidad.

El alcalde de Pozo Almonte, Richard Godoy (DC), incluso llegó a decir en la reunión del 24 de junio -cuando se comunicó la suspensión de la fiesta- sentir “que nos dejaron solos”, en referencia a que igualmente esperaban el arribo de masas al pequeño poblado. Cuatro días después, el edil envió un requerimiento a la Delegación Presidencial de Tarapacá, solicitando el diseño de un plan de contingencia.

Las preocupaciones del gobernador regional José Miguel Carvajal corrían por la misma vía. “Nos ponen a todos en un escenario más complejo porque, ¿Cómo logramos llevar a todo el Estado, si ya no hay una justificación para llevar a todo el Estado, a La Tirana?”, comentó en la cita del 24 de junio.

“No se preocupe, alcalde. Nosotros no lo vamos a dejar solo”, respondió en la misma instancia el Seremi David Valle.

El conjunto de medidas que se tomaron para evitar un descalabro en La Tirana tiene diversas aristas, que se discutieron al detalle en una reunión el 7 de julio, que contó con la presencia de la Municipalidad de Pozo Almonte, el Seremi de Salud y la delegación presidencial.

En primer lugar, la Municipalidad aprobó una ordenanza para cerrar el paso de autos, de no residentes, al casco antiguo de La Tirana. Para efectuar la disposición, que regirá desde el 11 de julio hasta el 18 del mismo mes, se instalaron 11 barreras móviles en los accesos del poblado. Carabineros e inspectores municipales se encargarán de fiscalizar.

En cuanto a la dotación de Carabineros, el Jefe Zonal de la institución, Sergio Telchi, detalló a Radio Paulina que más de 80 agentes adicionales serán desplegados en el sector, en el marco de un plan operativo especial.

Consultados por The Clinic, desde la Delegación Presidencial de Tarapacá -liderada por el delegado Daniel Quinteros- explican que se desplegaron “esfuerzos comunicacionales que darán cuenta de los riesgos que se corren al visitar La Tirana”.

En paralelo, detallan que se coordinó el arribo de “más de 50 fiscalizadores de diversos servicios, tales como Salud, Transporte, el Servicio Agrícola Ganadero (SAG), el Servicio de Impuestos Internos (SII), Aduanas y el Senda”, para que, en conjunto con Carabineros, se resguarden los aforos en espacios cerrados, y se chequee el “transporte informal”, la “procedencia de los alimentos, el comercio informal y la conducción bajo influencia del alcohol”.

Otro tema clave es la provisión de agua, que según la delegación presidencial ya se acordó triplicar, aunque siguen las gestiones para aumentar el flujo. Esto sería mediante camiones aljibe, y a través del sistema del Programa de Agua Potable Rural (APR).

Desde el Seremi de Salud, en tanto, puntualizan que su equipo fiscalizador se centrará en “verificar el cumplimiento de medidas sanitarias en el comercio establecido, con el uso correcto de la mascarilla”. Adelantan, también, que “se cursarán sumarios sanitarios al no cumplir con las restricciones”.

David Valle, al centro de la foto, lidera una fiscalización del Seremi de Salud en el santuario de La Tirana. Crédito: Seremi de Salud de Tarapacá.

The Clinic se contactó tanto con el Gobierno Regional de Tarapacá como con la Municipalidad de Pozo Almonte para conocer su visión del asunto, y las medidas que tomarían al respecto. A pesar de las reiteradas solicitudes, ambos organismos optaron por no pronunciarse.

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