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Opinión

28 de Agosto de 2022

Qué y cómo comemos: Los 5 artículos de la nueva Constitución que hablan acerca de alimentarnos

Sin llamar mucho la atención y menos entrar en polémicas, los temas relativos a la alimentación también llegaron al nuevo texto constitucional. De ganar el Apruebo en el plebiscito, ¿qué pasaría con todo eso?

Alvaro Peralta Sáinz
Alvaro Peralta Sáinz
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A una semana del plebiscito que decidirá la suerte del texto elaborado por la Convención Constituyente mucho se ha hablado -y discutido- acerca de materias como la posibilidad de convertirnos en un Estado plurinacional, tener un sistema único de salud, reemplazar el Senado por la Cámara de las Regiones, la incorporación del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo y un nuevo -o modificado- sistema de pensiones. Todo esto, entre varios otros temas que se pasean entre el derecho a la propiedad, el régimen político, el sistema de justicia y mucho más. Sin embargo, este nuevo texto también propone una serie de cambios relacionados con lo alimentario. Es decir, que tienen que ver con la producción, comercialización e incluso elaboración de lo que comemos.

Son cinco artículos de este nuevo texto los que apuntan directamente al ámbito de nuestra alimentación y sus múltiples derivadas, aunque el tema también surge más indirectamente en otras partes del texto. Está el artículo 54 que dicta que el Estado debe asegurar “la soberanía y seguridad alimentaria”, para lo cual deberá promover la “producción, la distribución y el consumo de alimentos que garanticen el derecho a la alimentación sana y adecuada, el comercio justo y sistemas alimentarios ecológicamente responsables”. Por otro lado, establece que el Estado “promueve el patrimonio culinario y gastronómico del país”. El artículo 56 establece que “toda persona tiene derecho a una alimentación adecuada, saludable, suficiente y nutricionalmente completa y pertinente culturalmente”, lo cual debe estar garantizado por el Estado. El artículo 57 es claro en cuanto a que “toda persona tiene derecho humano al agua” y el Estado es el garante de esto. El artículo 140 profundiza el tema del agua, estableciendo que es “esencial para la vida” y que “siempre prevalecerá el derecho humano al agua”. Y el artículo 243 establece que el Estado “fomenta los mercados locales, las ferias libres y los circuitos cortos de comercialización e intercambio de bienes y productos relacionados a la ruralidad”.

Está el artículo 54 que dicta que el Estado debe asegurar “la soberanía y seguridad alimentaria”, para lo cual deberá promover la “producción, la distribución y el consumo de alimentos que garanticen el derecho a la alimentación sana y adecuada, el comercio justo y sistemas alimentarios ecológicamente responsables”.

Son temas no menores los que menciona esta nueva propuesta de Constitución. Pero claro, ante la primera línea de temas que inunda la prensa y la discusión pública, cuesta bastante que el derecho a la alimentación, al agua o el comercio justo de alimentos entren al debate. Sin embargo, para las personas que se relacionan con el tema alimentario desde sus distintas ocupaciones el tema no les es ajeno y por lo mismo lo siguen de cerca.

“La verdad es que es más y mejor de lo que imaginábamos terminaría en el texto”, reconoce Valeria Campos, Doctora en Filosofía y especializada justamente en filosofía de la alimentación, y destaca la importancia de que el concepto de “soberanía alimentaria” haya quedado en el texto. “Eso estaba fuera de nuestros pronósticos”, enfatiza. “Tener soberanía alimentaria es fundamental para que como país podamos avanzar en temas tan importantes como la biodiversidad, la protección de nuestras semillas e incluso el acceso al agua”, cuenta el reconocido cocinero Rubén Tapia, quien plantea que -en lo referido a lo alimentario- este nuevo texto “genera los espacios para que podamos posibilitar que nuestra gente se alimente bien y de paso se mantenga nuestra memoria gastronómica”.

Para Sonia Montecino, Doctora en Antropología, profesora del Departamento de Antropología de la Universidad de Chile y autora del ya clásico libro “La Olla Deleitosa” (2004), este conjunto de artículos que apuntan a lo alimentario son en general “una declaración de principios, de deseos y con mucho de reivindicación de quienes estamos en estas materias”. Para el doctor Tito Pizarro, académico de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago y ex jefe de la División de Políticas Públicas Saludables del Ministerio de Salud, “esta nueva Constitución, de ser aprobada, nos va a permitir avanzar con mucha más claridad y velocidad en muchas políticas públicas relacionadas con la alimentación”, agregando como ejemplo que la Ley de Etiquetado del año 2016 “tomó mucho tiempo justamente porque la Constitución que nos regía, y nos rige aún, no tenía marcos constitucionales al respecto y no nos dejaba intervenir en la publicidad aunque fuese para ir en defensa y cuidado de la salud de la población. Eso no va a pasar con esta nueva Constitución”.

Tener soberanía alimentaria es fundamental para que como país podamos avanzar en temas tan importantes como la biodiversidad, la protección de nuestras semillas e incluso el acceso al agua”, cuenta el reconocido cocinero Rubén Tapia.

De ganar la opción Apruebo y tal como sucedería con todos los cambios que reúne esta nueva propuesta habrá que ver cómo y cuándo se implementarán los mismos. Es decir, tendrán que discutirse una serie de leyes que regulen cada uno de estos principios e iniciativas. Seguramente no será nada simple, pero se me ocurre que las acciones deberían ir por el lado del fuerte desarrollo de las denominaciones de origen y sellos geográficos para los alimentos, además de algún tipo de protección de ferias libres, mercados costumbristas y pequeños comercios frente al accionar del retail y otros poderosos del comercio.

Ahora bien, también podría implicar revisar nuestro modelo agrícola y sobre todo lo que exportamos e importamos. Es decir, un tema no menor. En otras palabras, se trata de una pega compleja y larga. Así las cosas, si se llegan a dar los cambios estos serán algo bastante lento y que se implementaría poco a poco. “Me parece que más bien es un horizonte a un muy largo plazo, pero hay que dar los pasos, sin duda”, cuenta Sonia Montecino, agregando que de todas maneras le parece importante ya que “es mejor esta declaración de anhelos que nada”.

Me parece que más bien es un horizonte a un muy largo plazo, pero hay que dar los pasos, sin duda”, cuenta Sonia Montecino, agregando que de todas maneras le parece importante ya que “es mejor esta declaración de anhelos que nada”.

Más allá de lo complejo del tema y de lo duro que se supone será reglamentar todo lo que establece ese nuevo texto en caso de aprobarse, lo importante de poner temas como la alimentación, el agua, el resguardo de nuestras semillas y la conservación de nuestro patrimonio gastronómico en una Constitución es que pone en el lugar que corresponde a un tema tan sensible como lo que comemos día a día. Y aquí se abren dos dimensiones.

La primera de esas dimensiones llena de esperanzas, porque siendo Chile un país que aún busca encontrar esa llave gastronómica que le permita mostrarse por el mundo y de paso mostrar nuestros grandes productos, este verdadero upgrade constitucional en el tema alimenticio podría ser un gran aliado. Sin embargo, en la otra mano, está la segunda dimensión: la situación actual de Chile, la región y el planeta en relación al hambre; con una inseguridad alimentaria nunca antes vista en todo el mundo. En una de ésas, todas estas nuevas medidas constitucionales son necesarias para algo mucho más urgente y necesario: que la gente no muera de hambre. Algo que es una realidad no en África ni otro continente lejano, si no que mucho más cerca de lo que todos podemos imaginar. Como sea, ya era hora de tomar a la alimentación en serio.

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