Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Entrevista Canalla

14 de Octubre de 2022

Fabrizio Copano, comediante: «Cuando chico, yo odiaba a los niños rubios como mi hijo»

Acaba de triunfar en un importante festival norteamericano y anuncia una presentación en Chile. Aquí habla, entre otras cosas, de las luces y sombras de su vida en Estados Unidos. De su hijo que es rubio. De sus suegros que son de Texas. De ser conservador, de ser liberal, de ser gracioso, de ser fome, de su pelea con Feito, de Boric, de política y del Festival de Viña.

Por

“A los gringos les gusta reírse de los gringos”, confiesa Copano, perito en carcajadas, quien aparece jovialmente en un Zoom, desde Los Ángeles, Estados Unidos. Aparece al aire libre, cosmopolita, rodeado de vegetación: si bien reside entre Los Ángeles y Nueva York es, en estos precisos momentos, un liberal de la costa oeste, un gringo a medias, tal vez un progresista con vista al mar. Y agrega: “A los gringos les gusta que les digan que son tontos. Parece que eso les causa placer”, revela con una sonrisa, la mueca irónica con sello Fabrizio. Y, bueno, su comentario tiene contenido: este comediante acaba de recibir una ovación norteamericana. 

-¿Qué pasó?

-Me fue muy bien en el Festival de Montreal.

Es, según datos concretos, un festival con trayectoria. Un festival del cual se extraen voces frescas, el semillero cómico del hemisferio norte. Fabrizio detalla: “Los organizadores recorren las ciudades más importantes de Estados Unidos y seleccionan cien comediantes. Te prueban en una rutina de seis minutos. Pasas a otra ronda. Y después quedan sólo veinte”. Y Copano quedó, carajo. Es el trampolín. El paso hacia la cumbre. Y ahí, vamos, entre todos esos comediantes globalizados, aparece este producto nacional dotado de ingenio, este criollo engendrado en la Florida, Santiago, en el segmento medio, y alcanza el escenario y la gloria. Es el Niño Maravilla de la Talla, el Alexis Sánchez en tecla Stand Up. Es Copano, marca registrada en creatividad, un flaco de 33 años, casado, un hijo, un chistoso en polera y zapatillas.

-Sí, bueno, pero…- Copano matiza el éxito.

-Qué.

-Creo que hay mucho de romantizar Estados Unidos. 

-¿A qué apunta?

-En algún momento yo también me he visto viajando con una mochila y un trípode, yendo en bus a algún pueblo de mierda para hacer una presentación…

La miseria del artista, piensa el reportero, las bambalinas de la epopeya. Sí, afirma Fabrizio, y revela que ese país está lleno de pueblos de mierda. Están por todas partes, según parece, como si la unión de pueblos de mierda terminara conformando el imperio. Hay entonces un superávit de pueblos de mierda, especula atónito el reportero.

-Son, claro, pueblos de mierda gringos- especifica Copano.

-¿Cómo son en concreto los pueblos de mierda gringos?

-Tenebrosos. Son oscuros- admite con énfasis.

Y nuestro crédito local pasa de los escenarios de Ñuñoa a una variedad de pueblos de mierda, a los pueblos oscuros del interior de Estados Unidos. Se interna entre gringos mórbidos que le resultan una incógnita. Gringos de cuello rojo, conductores de camionetas gigantescas, con quienes, por alguna razón, empatiza. Es el camino del humorista, el mismo camino, aclara, que por ejemplo alguna vez recorrió localmente Dino Gordillo yendo de Limache a Tocopilla y así, sucesivamente, distribuyendo comedia por todos los bares.

-El pueblo más horrible en que he estado se llama justamente Pueblo, Pueblo Colorado.

Y recuerda a un desafiante público compuesto por votantes de Trump. Una multitud rebalsada en cerveza. Una atmósfera de eructos, se figura con preocupación el reportero. Y, dada la realidad que viven, Fabrizio Copano no discrimina y lanza esta frase: “Claro, viendo sus realidades uno entiende que sean así”. Y resume con esta frase optimista:

-La verdad es que a mí me va muy bien con el público conservador.

Su frase no es un impulso. El debate entre los conservador y lo liberal es, por estos días, una de sus obsesiones artísticas. Copano reflexiona: “En la vida hay que interactuar con todo un espectro de personas que no siempre piensan como uno”. Le interesa a tal punto que será el motivo central de su próxima rutina en Chile. Señoras y señores, Copano vuelve brevemente a la patria, se presenta el 11 de noviembre en el Teatro Nescafé de las Artes con su rutina llamada El Humorista.

-Ja, ja- ríe el humorista internacional. 

-¿Se ha quedado en blanco alguna vez al hacer sus rutinas en otro idioma?

-Sólo una vez quedé en blanco.

-¿Qué pasó?

-No veía las caras del público. Pensé que era yo, que me estaba dando un infarto.

-¿Se desvanecía?

-No, al final capté que era el humo. Un espectador se había quedado dormido con la cabeza encima de una vela. Se le estaba quemando el pelo… Quedé paralizado… ¿Dónde mierda estoy? pensé… ¿Qué tipo de dimensión es esta?… Por suerte le apagaron el fuego y todos sobrevivimos.

Y ahora confiesa, seriamente, que él ha percibido, que tiene un lado conservador. Es su tema. Este Copano está compuesto por la tradición y la rebeldía.

-Es verdad- reflexiona.

Y pone la cara de un chileno que, en estas cuestiones, está justo en la mitad. 

Gringo

-Bueno- cuenta- esto del progresismo y el conservadurismo es algo más íntimo que político…

Y lo reafirma:

-Uno es más conservador de lo que quiere ser.

-¿Usted es progre?- consulta el reportero.

-O sea, ser progre ha ido variando, pero, claro, soy cercano a la izquierda liberal del mundo.

-¿Y en qué situaciones le brota el lado conservador?

-Creo que cuando se tienen hijos explota una cosa conservador en uno.

El humorista tiene un hijo.

El humorista debe criarlo.

Y, de pronto, da interesantes luces de la criatura.

-Sí, bueno, ahí está mi hijo… y… es ya un niño gringo.

-¿Totalmente gringo?

Copano aquí, con cierto pudor, revela la novedad.

-Estee… sí… mi hijo es rubio…- comenta con los ojos brillantes.

-Rubio…- murmura el reportero, admirado.

-Rubio- enfatiza Copano, el padre de un rubio.

Se produce un silencio magnífico.

El reportero, sin intenciones estéticas, supone que tener un hijo rubio en Estados Unidos es obtener una especie de Visa Genética. Las compuertas se abren entre los red neck. Miren, dirán los red neck, el fucking latin ha engendrado un rubio norteamericano. Y levantarán en andas a Copano. Pero, en este sentido, Copano es honesto. 

-La verdad es que cuando chico yo odiaba a los niños como él… como mi hijo…

-¿De qué habla? ¿Le cae mal ese rubio que lleva su apellido?

-No, no, no. Pero para ser bien sincero, yo detestaría a ese niño. Rubio, vive en Manhattan…¡así cualquiera!…yo espero que, no sé, sea astronauta, no espero menos de él.

Copano dice que a veces le dice que NO a su hijo. El NO de los papás, el NO que se traspasa de generación en generación. Sospecha que esa es una conducta humana tradicional. Y confiesa que el hijo, Copano Jr., ha sido criado con códigos culturales chilenos. Y que habla en español. Aunque, afirma con el rostro oscurecido, una vez detectó una infidelidad.

-Una vez lo pillé hablando en inglés.

-¿Qué?

-Detecté que me estaba escondiendo que hablaba inglés.

-¿Lo pilló in fraganti?

-En el parque. Estaba con unos amigos y estaban todos hablando en inglés.

-Pero su señora es de Estados Unidos, ¿no?

-De Texas.

-Upa…Estados Unidos a la médula- opina el reportero.

-Sí, pero su familia es un encanto. Esto va en la línea de esta teoría de que hay que interactuar con todos. En lo íntimo uno descubre que lo que los define no es que hayan votado por Trump o el tener armas, sino otras cosas. No sé, que son atentos en los cumpleaños, cosas así.

-¿Ellos son de Trump?

-¡No todos! Los papás de mi señora no son de Trump. Pero los tíos de mi señora son de Trump.

-¿Portan armas? ¿Esos tíos son de arma al cinto?

-Claro… son cazadores. Tienen un rancho, van a cazar. Todo esto para mí es muy entretenido, muy apasionante. 

Son los dos lados, el conservador y el atrevido, todo mezclado en Estados Unidos, en su vida. Por allá la familia de su esposa, nativos de Texas, armados, de carcajada sonora, colindando con la frontera mexicana; y por acá, en el otro lado, está su casa en Manhattan, el lugar en que también reside. En efecto, tiene un pie en Los Ángeles y el otro en Nueva York, en el corazón del mundo, en pleno Manhattan…

-Calle 76- detalla, como si fuera un Woody Allen autóctono.

-¿Cómo llegó a estar en Manhattan?

-Tuvimos cueva. A raíz de la pandemia, bueno, murieron muchos viejitos…

-…

-…y bajaron los precios. 

-¿Cómo está usted económicamente? ¿Tiene un buen pasar?

-No tengo un buen pasar, pero tampoco tengo un mal pasar. Es que aquí la vida es muy cara.

Un departamento pequeño en Manhattan puede tener un precio de arriendo de 3 mil dólares. De manera que Copano se multiplica, hace 25 rutinas al mes, tiene un manager, tiene un abogado, va a los subterráneos de Nueva York o toma un tren y vaga de pueblo de mierda en pueblo de mierda. Recauda los fondos, su hijo rubio tiene todo a su alcance, la familia texana de su señora se mantiene a raya. Y Copano, por dentro, se sigue debatiendo entre el conservador y el liberal. Y a veces, como hemos visto, fija la vista en Chile y tiene peleas agudas por Internet.

-¿Qué pasó con Gonzalo Feito? Se ningunearon el uno al otro…

-Quedó en nada, como toda pelea de Internet.

-¿Quedó sentido? ¿Le afectó esa ironía que señaló Feito en torno a que usted era un esforzado comediante que había surgido de La Florida (Santiago)? 

-Me da igual. La verdad es que a veces es entretenido pelear por Internet. Pero no es más que diversión.

-¿Qué opina de Feito?

-Es un irreverente de ultra derecha.

-¿Y del Gobierno de Chile, en general, qué opina?

Entonces Copano con la mente viaja a toda prisa a su país.

Chileno

Y dice:

-El Gobierno de Chile es un niño que está madurando en público. Está en la pubertad.

-¿Cómo se ve a Boric en Estados Unidos?

-Acá lo quieren harto. 

-¿Qué le da orgullo de Boric?

-Lo persona que es. El tipo humano que es.

-¿Qué le da vergüenza de Boric?

-Mm…no sé…esas cosas como que lo han pillado con el marruecos abierto me dan lo mismo. Tal vez lo que más me podría preocupar es que se puede pegar mucho con los ritos simbólicos. Y la gente está desesperada por otras cosas.

Entonces, reiteramos, el artista, el comediante for export de la nación, vuelve el 11 de noviembre con el show El Humorista. 

-¿Y usted es gracioso?

-Mi trabajo es ser gracioso.

-¿La palabra “fome” lo mortifica?

-Chile es el único lugar del mundo donde existe esa palabra. Es muy efectiva, tiene algo que duele.

-¿Quién es la persona más graciosa de Chile?

Felipe Izquierdo.

-¿Quién es la persona más fome de Chile?

-Felipe Izquierdo.

Son sus caras, su mirada con dilemas. Y Copano, en fin, alista las maletas, se prepara para el retorno, gestiona una gira local. Es El Humorista, con la luz y las sombras. Y proyecta el sueño de llegar a hacer un monólogo en un late prestigioso de Estados Unidos. Y también, a la vez, como en Copano siempre hay una vía paralela, especula con el Festival de Viña del Mar.

-Me han hablado, pero no he firmado nada. Me encanta el Festival de Viña. Correr riesgos. Me encanta estar en el lugar en que no debería- y el humorista manda un abrazo latino, extiende una mano y, desde Los Ángeles, Estados Unidos, cierra las transmisiones. Lo último que se le capta es una sonrisa y luego una mueca de seriedad. Sus dos caras.

Notas relacionadas

Deja tu comentario