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Opinión

20 de Mayo de 2023

Columna de Leonardo Cubillos: El umbral del 5% y la lucha de los mal llamados “partidos callampas”

Columna de Leonardo Cubillos sobre partidos políticos de centro Agencia Uno

"De allí, que los 'partidos callampas' son más que una mirada despectiva, de desprecio y chabacanería por quienes la expresan, sino que son la riqueza diversa y fuente de los cambios del país", escribe Leonardo Cubillos, presidente del Partido Radical, en esta columna de opinión para The Clinic.

Por Leonardo Cubillos

A pesar de que a muchos no les guste reconocerlo, las últimas tres décadas de Chile han permitido al país dar un salto importante hacia el desarrollo. Desde las políticas de la Concertación, pasando por la Nueva Mayoría, han permitido al país solventar una presencia relevante en el vecindario latinoamericano.

Asimismo, los principios democráticos que han formado a este país desde lo político, y el progreso social que se ha impulsado en estos dos siglos de historia, son base del pluripartidismo, que ha ido generando una oxigenación de la política, los procesos de cambio, por qué no, las etapas de anarquía y reorganización institucional, como asimismo fueron parte del proceso de recuperación de la democracia a fines de la década de los 80

Es un hecho de la causa, que en el ciclo político correspondientes, los partidos políticos han tenido también curvas de ascenso y descenso en sus adhesiones ciudadanas y procesos electorales

La irrupción del Frente Amplio ha sido parte también del fenómeno político asociado a tal proceso, donde con su impulso ciudadano, ha cambiado las piezas del tablero político, con ideas y proyectos nuevos que han incidido en los cambios del país. Para qué decir en la derecha, donde el Partido Republicano, el Partido de la Gente, el Partido Social Cristiano, y los partidos en formación Demócratas, Amarillos y otros, vienen a convocar una voz ciudadana y legítima de expresión política en nuestra nación.

Esta movilidad política que se representa en ciclos políticos electorales, conllevan la construcción de un fenómeno socio político y por qué no cultural, en los procesos en que han intervenido en la vida nacional dichas colectividades, y obedecen a instituciones humanas, en donde sus miembros se asocian o agrupan por identidades de principios ideológicos y programáticos comunes.

Toda esta reseña la hago a partir de que el Comité de Expertos ha aprobado un guarismo de umbral de votación en las respectivas elecciones de diputados/as, ascendente al 5% de ella por colectividad política, no solo para determinar su disolución (en caso de que sea menos a ese porcentaje) sino que es una puerta habilitante para que los partidos políticos puedan tener acceso a una representación en el Congreso Nacional.

La norma en su purismo, posee una máscara justificativa que aparece de sentido común, que es evitar la fragmentación política, argumento que tiende a adormecer el desarrollo de las habilidades políticas y optar por una instantaneidad de las decisiones de las fuerzas políticas, eliminando la riqueza de la diversidad de pensamiento, y el adormecimiento de las habilidades políticas de los actores incumbentes en la interacción que deben llevar a cabo.

Es más fácil cortar el problema por el lado más fácil, antes de hacer el esfuerzo de transformar la gestión institucional del Ejecutivo y del Congreso en su relación con los partidos, y ese defecto es de todos y todas en su universalidad, no de alguien en particular.

De allí, que el problema es entonces la existencia de los Partidos, pero no se analiza que la causa de la existencia de muchos partidos es la misma Ley Orgánica N° 18.603 de Partidos Políticos, que el año 2016 flexibilizó la constitución de colectividades políticas, no solo a nivel nacional, sino también regional.

Tampoco se mira el contexto de los fenómenos y ciclos electorales, como se omite un análisis profundo del fenómeno que las funciones más que sumas matemáticas son procesos de asociación humana donde debe existir elementos comunes que los unen.

De allí que la expresión tan usada al interior del Comité de Expertos de referirse a las colectividades como “partidos callampa”, no solo muestra la poca experticia de los comisionados en el mundo de los partidos políticos (ellos mismos han indicado que no son políticos, son “expertos” o “técnicos”), al tratar a las colectividades como una sociedad comercial que se suman a partir de los aportes que hace cada socio.

Nadie niega las dificultades que trae la fragmentación, y la incapacidad que hemos tenido para sortearla y avanzar decididamente en un proceso político unitario y estable. Es una norma que se quedará para quedarse, especialmente cuando los partidos hegemónicos (que están a la derecha del país) tratarán de destruir la principal riqueza de la centro izquierda y la izquierda, su diversidad, y en esa complicidad silenciosa, los “expertos” designados por Apruebo Dignidad y el Socialismo Democrático, han tomado como suya una norma draconiana que destruye la fuente de los procesos de renovación democrática, y de suyo la perpetuidad de los “Partidos VIP” del país.

La norma del umbral del 5% sin normas transitorias y sin normas que permitan una aplicación gradual y eficaz en un proceso socio político complejo, solo conllevará a mediano plazo la destrucción de la democracia y la polarización del país. Guardaré esta columna para ver en 20 años más, los verdaderos efectos que producirá en caso de aprobarse por la ciudadanía.

Asimismo, las posiciones doctrinarias de la derecha y el desprecio a las organizaciones nuevas que puedan afectar sus intereses (tal como operan en el mercado y sus negocios) es establecer normas protectoras de su institucionalidad, petrificando y eliminando a través de la norma jurídica la competencia y con ello consolidando una posición predominante permanente que pone en peligro a esas mismas instituciones, en atención del confort del poder asegurado y la inmovilidad socio política.

De allí que hemos luchado los partidos mal llamados “callampas” por las ideas y conceptos identitarios que nos dieron origen, por la trayectoria histórica y reconocimiento en la construcción de las bases de la República moderna, y con ello ir generando normas transitorias y de implementación que resguarden un tránsito que no sea más perjudicial que la misma norma del umbral del 5%.

Por ello nace en la misma Comisión de Expertos, un doble guarismo, reconociendo los fundamentos de esta necesidad, y de allí es que se aprueban normas que fijan un guarismo de un 2,5% para vigencia de los partidos, y un guarismo transitorio para puerta de entrada al Congreso de un 4% o 4 parlamentarios electos (elección del 2025) y un 5% u 8 parlamentarios electos para la elección del 2029.

La presentación de un proyecto de ley como moción parlamentaria que crea las federaciones de partidos políticos en cada ciclo electoral, viene a perfeccionar la norma del umbral, generando los espacios para que la “afecto societatis” se transforme en un elemento que permita ir avanzando en crear organizaciones políticas fuertes a partir de procesos de trabajo conjunto.

Si la norma del 5% hubiese existido desde antes, hubiese sido difícil no solo eliminar el sistema binominal, sino quizás no estaríamos presentes a un hoy Frente Amplio, y quizás solo serían parte del mapa político, una derecha extrema y una izquierda fuerte como dos grandes bloques, desapareciendo la riqueza del centro político (será de izquierda como de derecha) que sirviera de catalizador y otorgue estabilidad a nuestro país. Además no permitirían la permanencia de nuevas fuerzas políticas al cortarles su posibilidad de crecimiento, que no solo fueron parte importante de la historia republicana de nuestro país, sino que impide y monopoliza la acción política en el futuro.  

De allí, que los “partidos callampas” son más que una mirada despectiva, de desprecio y chabacanería por quienes la expresan, sino que son la riqueza diversa y fuente de los cambios del país. En una mirada más neo liberal que le atrae a la derecha, serían la competencia que rompería con sus reglas monopolizadoras.

Leonardo Cubillos, presidente del Partido Radical.

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