Darío Sztajnszrajber, filósofo: “Lo interesante de que el amor sea imposible es que desarticula la idea de que un amor posible sea un amor definitivo”

Desde hace años que Darío Sztajnszrajber (55) se transformó en un rostro sobre la divulgación filosófica. Alguien encargado de bajar el tópico a quienes lo ven como algo lejano, algo exclusivamente de quienes se dedican a estudiarlo. Su método para enseñar: con ejemplos cotidianos, llevándolo al día a día al resto.

Durante años condujo el programa de televisión Mentira la verdad y Demasiado humano, que se popularizó en internet, donde llevó la teoría hasta la mesa de sus seguidores. Sin embargo, con la publicación de ¿Para qué sirve la filosofía? Pequeño tratado sobre la demolición, se acabó volviendo un referente en su área, lo que quedó confirmado con su libro Filosofía a martillazos.

Sin embargo, el también profesor de la Universidad de Buenos Aires buscó dar un giro en su trabajo, con la escritura de un libro temático. Es así como nace El amor es imposible: ocho tesis filosóficas. En él, Darío Sztajnszrajber reflexiona sobre el significado que tiene una palabra que, retrata en el libro, ha cambiado de formas, significados, pero nunca de fondo.

-No es fácil hablar de un tema tan tocado, que ha dado tantos libros, películas y escritos.

-Bueno, fíjate que lo interesante es que estos temas, aunque repetidos, siempre han sido trabajados y no aburren. No están sentenciados. No hay conclusiones absolutadas de las cuales no se podría seguir preguntando. El amor siempre nos invita a seguir encontrándole vueltas.

-¿Qué más se puede decir sobre el amor?

-Es un tema intempestivo, en el sentido nietzscheano. Intempestivo me refiero a que resiste a los tiempos, a las modas. Nosotros podemos leer cualquier discurso en El banquete de Platón para entender hoy el amor que profesamos en WhatsApp. Tú dirás: en la época de Platón no había WhatsApp, pero no importa. La magia de la filosofía es que, de algún modo, se pueden recortar sus metáforas para pensar el amor en los tiempos contemporáneos.

-En El amor es imposible hay una idea sobre lo que no está al alcance, lo difícil, ¿cuánto margen tenemos las personas para entender el amor?

-Una de las palabras clave del libro es entender que el amor es un acontecimiento aporético -paradójico o que tiene una lógica insuperable-. Esa condición paradójica del amor hace que todo lo que se vive en términos amorosos ya está preestablecido. Entenderlo es casi como una vocación, la deconstrucción de lo que entendemos por amor.

-¿Qué se saca en clave de esa deconstrucción?

-Mientras uno va desarmándolo, viendo que no hay eternidad en el amor, de que no hay plenitud, no hay alguien que te esté esperando para ser único para ti. El margen de libertad es siempre paradójico.

-Es casi imposible controlarlo.

-No hay una situación originaria absolutamente libre en el amor. Uno no se despierta y dice: ‘A ver, a quién elijo’. Uno se despierta ya inserto en el dispositivo que es el amor.

“Uno siempre tiene la libertad y apertura de preguntarse hasta dónde podemos entenderlo”

Darío Sztajnszrajber desarrolla en su último libro, a través de sus ocho puntos principales, claves detrás sobre las dificultades que significa amar, encontrarnos con otros. Por medio de historias personales, reflexiones filosóficas y citas con el pasado, el autor trasandino indaga en un terreno rocoso.

El propio escritor lo describe como una tarea muy distinta a las que había realizado en sus anteriores textos, en los que el tópico, como un término general, aparecían atravesando sus obras. Una búsqueda con un amplio camino.

-Una de las tesis es que el amor es inefable, difícil de describir. ¿Cómo es escribir, entonces, ocho tesis sobre lo imposible que es?

-Es que no te podría decir qué es lo inefable del amor (risas). Para mí es entender que ningún discurso del amor está completamente acabado. Uno siempre tiene la libertad y apertura de preguntarse hasta dónde podemos entenderlo. Hay algo inefable, hay un fantasma que nos persigue, nos asedia y alerta para entender que el amor, sobre todo, es falible. Y, por otro lado, que nadie es el amor de tu vida.

-Las ocho tesis, entonces, son un golpe de realidad.

-Lo interesante de que el amor sea imposible es que desarticula la idea de que un amor posible sea un amor definitivo. Es una invitación a que el amor siempre esté en movimiento. Uno también, al interior del propio vínculo, no debe terminar creyendo que alcanzó un estado definitivo. Pobre vínculo aquel que se cristalice en un estado de momificación final donde se produce una especie de muerte en vida: un amor embalsamado.

-El título asoma casi como una conclusión anticipada de las ocho tesis. Un spoiler. ¿Cómo llegó a dejarle ese título?

-Cuando daba uno de los cursos del amor, una de las clases la llamé ’10 tesis sobre la imposibilidad del amor’. Tenían que ver con la deconstrucción y cuestionamiento a la idea de la media naranja. El amor como la búsqueda de mi otra mitad. Esa idea de la media naranja termina sentenciando que el amor es algo posible, una búsqueda que rinde frutos.

-¿No hay posibilidad?

-Es una especie de carrera emprendedora, donde uno se hace la idea de que haciendo mérito, todos los deberes y recorridos que el dispositivo social exige, uno va a alcanzar el amor de su vida. Pero lo que hay detrás de alcanzar el amor de nuestra vida, es la idea de completarnos, buscar una felicidad plena.

-¿Cómo describe entonces ese encuentro con un otro?

-A mí siempre la idea del amor, como la otra mitad de nuestra vida, me hizo ruido. Soy más de los que piensan que el amor es el encuentro con el otro, y el encuentro con el otro supone la presencia de ese otro, en tanto inaccesible. Si hubiera encuentro, ya no es otro, sino que termina siendo aquel que cumple la tarea que uno necesitaba que el otro sea.

Entonces, me parece que en ese desarme rescatar la idea de la imposibilidad del amor es como, de algún modo, salvar al amor de su utilización con otros fines. Sacar al amor del juego de las instituciones de lo posible es una manera de emanciparlo, y no creer que el amor esto que hacemos en la vida cotidiana en sus instituciones que tienen mucho más que ver con una cuestión sociopolítica que con el amor en sí.

Escribir sobre el amor

-¿Fue difícil traspasar el trabajo de clase, presentaciones y más a un libro?

-Son lenguajes distintos. A mí me gusta abordar la filosofía desde lenguajes multifacéticos, perspectivas distintas no solo desde el contenido, sino la forma. He trabajado cuestiones sobre el amor en charlas, exposiciones, pero también en programas de radio, televisión y cursos virtuales. El registro escrito es uno más, con su lenguaje, sus particularidades.

-¿Abre más posibilidades dejarlo escrito?

-Me iban apareciendo un montón de ideas nuevas que por ahí no había tenido antes. El tema se amplió, digamos. El libro es esto mismo: algo clásico, que de algún modo logra resistir todas las novedades que trae el auge del formato digital. No es un libro que entre en temas de moda, por ejemplo. De hecho, es una invitación a pensar el amor desde un punto de vista más ‘vueltero’, si querés. Recupera la tradición de la conversación con uno mismo.

-¿Qué es posible encontrar, entonces, de nuevo en este libro sobre el amor?

-En mis libros anteriores el tema central fue la filosofía, los pensamientos de filósofos clásicos. Este libro encara un único tema, que es el amor. En ese sentido, los libros que antes escribí estaban atravesados en un 100% por la filosofía en términos más generales. Acá hay una tematización explícita.

-¿Tenía un objetivo el libro?

-BMe parece que es un libro que, además de proponer cierta deriva filosófica del amor, también busca conmover. O sea, busca que muchas de esas historias uno las vaya asociando con su vida personal. Encontrar el ejemplo en su primer amor. Las experiencias con los besos, las caricias. Es unainvitación a reprensarse a sí mismo. A seguir amando. No es solo un libro teórico, sino que busca incidir e inspirar en la vida cotidiana.