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Reportajes

27 de Octubre de 2023

Política, dos viajes a Roma y una señal conservadora: la trastienda del nombramiento de Fernando Chomali como arzobispo de Santiago

Fernando Chomali, nuevo arzobispo de Santiago Fernando Chomali y el Papa Francisco, en una audiencia el 2 de octubre pasado. Foto: Arzobispado de Concepción

Tras casi 10 meses de consulta, el Papa Francisco oficializó esta semana la designación del arzobispo de Concepción como nuevo líder de la arquidiócesis de Santiago. Su nominación llamó la atención, pues uno de los que corría con ventaja era el obispo Alberto Lorenzelli, sin embargo, según fuentes internas, pesaron su nacionalidad y su condición de diocesano. "Me llamó la atención que (el Papa) se fijara en mí, si le pedí la renuncia tres veces", dice Chomali a The Clinic. Voces críticas de su figura en la Iglesia advierten que su nombramiento da vuelta la página a una posible renovación de la institución católica.

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Domingo 15 de octubre. Son las 12.55 horas y el arzobispo de Santiago, cardenal Celestino Aós (78), saluda a los fieles de una parroquia en Vitacura, luego de una celebración religiosa. Familias numerosas y niños se acercan al sacerdote español que visita durante dos días ese templo.

Minutos antes, con un tono pausado y tranquilo, durante su homilía, el arzobispo se había referido a la necesidad de aceptar los cambios en las estructuras y funciones dentro de la Iglesia. “Nadie tiene en propiedad un servicio. Yo, el primero, como obispo, tengo que estar dispuesto y disponible para aceptar las indicaciones o nombramientos que el Papa pueda darme”, afirmó.

Una semana después, el lunes 23, Aós insistió en este punto. En una jornada de sacerdotes de Santiago, que se realizó en Peñaflor, el religioso señaló -cuentan testigos- que “da lo mismo si cambian al obispo. Los problemas en la diócesis seguirán siendo los mismos”.

Las palabras del cardenal no eran casuales. Venía aterrizando desde Roma, donde estuvo entre el 25 de septiembre y el 9 de octubre visitando algunas instituciones del Vaticano y participando en la nominación de nuevos cardenales. Entre las actividades que realizó, la principal fue un encuentro con el Papa Francisco, el 2 de octubre. Esa cita habría sellado, plantean desde la Iglesia, el futuro del sacerdote español al mando de la Iglesia capitalina.

La segunda razón es que ese mismo 15 de octubre, desde la Nunciatura Apostólica -que hace las veces de embajada de El Vaticano-, había llegado la noticia: ya estaba designado su sucesor, y era el titular de Concepción, Fernando Chomali (66).

Celestino Aós, que se hizo cargo del Arzobispado de Santiago en 2019 tras la salida de Ricardo Ezzati -cuestionado por el manejo de los casos de abusos sexuales y de conciencia-, ya había presentado su renuncia al cargo en abril de 2020. Lo hizo tras cumplir los 75 años, como lo dicta el derecho canónico. Sin embargo, el pontífice argentino optó por prorrogar su permanencia por un plazo indefinido.

Entre Fernando Chomali y Alberto Lorenzelli: el proceso de búsqueda del nuevo arzobispo de Santiago

A inicios de este año, el nuncio apostólico Alberto Ortega comenzó el proceso para encontrar el nuevo arzobispo de Santiago. La primera etapa consistió en una consulta para elaborar un perfil del cargo. En ella participaron laicos, sacerdotes, religiosas y obispos, quienes formularon sus propuestas.

Luego, con un grupo distinto, Ortega consultó por nombres en concreto. Cada uno de los consultados respondió un cuestionario, en el que se preguntaba por la idoneidad de algunos candidatos en materia moral, intelectual, pastoral, de gestión y de trato. Otro aspecto relevante era, también, la relación con el poder político y los medios de comunicación.

Tras ello, el representante del Papa Francisco elaboró un elenco detallado de posibles aspirantes al cargo y lo envió a la Congregación para los Obispos, en El Vaticano. La institución elaboró una terna, que presentó -finalmente- al pontífice.

Así, durante el proceso -aseguran algunos participantes-, hubo dos nombres que comenzaron a tomar la delantera: el de Chomali y el del obispo auxiliar y vicario general de Santiago, el ítaloargentino Alberto Lorenzelli (70).

El arzobispo penquista es cuestionado por su vinculación con el caso Karadima. En 2010, cuando era auxiliar de Santiago, el prelado había sido designado para investigar las finanzas de la Parroquia del Sagrado Corazón de El Bosque. El estudio que realizó arrojó que la iglesia “llevaba un registro correcto de ingresos y gastos”.

Al año siguiente, al asumir en Concepción, reconoció -en una entrevista en TVN- que había recibido una denuncia de Juan Carlos Cruz -víctima de Karadima-, y no la acogió. “La verdad, me tupí, me porté mal con él, en el sentido de que buscaba a un amigo, a un obispo, y yo no supe cómo actuar. Le pedí un perdón muy sincero. Para mí ha sido una cosa muy dura haberle fallado a un amigo. Aprendí la lección, que es que corrompe tanto la mentira como el silencio y debí haber sido mucho más acogedor hacia él”, dijo en esa oportunidad.

Las palabras no cayeron bien en Cruz, quien a través de su cuenta de Twitter no tardó en responder al obispo. “Soy lo menos rencoroso del mundo. Algún día perdonaré a Chomali. Por años le pedí ayuda y nada. Me duele todavía. Era mi amigo”, señaló el periodista. Consultados ahora por The Clinic, tanto Cruz como José Andrés Murillo -quienes destaparon la situación de El Bosque- descartaron tajantemente referirse a la nominación del nuevo arzobispo de Santiago.

Otros candidatos que sonaron fueron el secretario de la Congregación para el Clero, Andrés Ferrada (54), el obispo de Chillán, Sergio Pérez de Arce (60), y el recientemente nombrado auxiliar de Santiago, Álvaro Chordi (55) -ambos de tinte progresista-.

Pero, para los conocedores del proceso, la tendencia y los indicios eran claros. “Todos esperábamos que el nuevo arzobispo de Santiago fuese Alberto Lorenzelli. Es muy cercano con el Papa”, confidencia a The Clinic un sacerdote consultado. Esto, sobre todo, porque concitaba mucho apoyo en el clero de la capital, sobre todo entre los sacerdotes más jóvenes.

Sin embargo, la opción del Papa era otra: trasladar al prelado de Concepción a la principal sede del país. Y en ello primaron, según fuentes cercanas a la jerarquía de la Iglesia, al menos tres factores. El primero de ellos es la nacionalidad: para muchos era importante que el elegido fuese chileno, sobre todo después de dos arzobispos extranjeros.

El segundo elemento relevante es que Lorenzelli pertenece a la Congregación Salesiana, mientras que Chomali es originario del Seminario Pontificio Mayor de Santiago, es decir, diocesano. “Poner a otro religioso después de cuatro religiosos -Oviedo, Errázuriz, Ezzati y Aós-, hubiera provocado mucho ruido. Sobre todo porque Ezzati también es salesiano”, comenta a The Clinic una fuente cercana a la Conferencia Episcopal.

En tercer lugar, afirman fuentes a este medio, existiría una intención de mostrar mayor normalidad en la Iglesia chilena y reposicionar a la institución en lo público. Pero existen dudas de que eso vaya a ocurrir, dado el perfil del nuevo arzobispo de Santiago: “Yo no sé si las cosas han cambiado como debieran cambiar. Yo no sé si el Papa tomó las medidas de mediano y largo plazo. Hay un signo de interrogación”, plantea otra importante fuente de la iglesia católica.

Dentro de la institución también destacan que, en su paso por Concepción, Chomali ha experimentado un cambio que lo ha “puesto en sintonía” con el Papa Francisco. “Ha organizado iniciativas de ayuda a los más pobres, una cafetería inclusiva, un bus para la gente de la calle”, señala la misma persona.

La duda -dicen- está en si, dado su carácter, logrará acercarse al clero de Santiago, “como lo ha estado Lorenzelli. Ha sido muy cercano a los curas y también a los que han dejado el ministerio. Ha sido muy papá, muy pastor. No sé si esos son rasgos muy definidos en Chomali. Hay muchas heridas todavía entre los curas de Santiago, muchas divisiones. Cómo lo resolverá, no lo sé”.

El nuevo arzobispo de Santiago, Fernando Chomali. Foto: AgenciaUno.

La decisión de nominar a Chomali fue respaldada por sectores de la Iglesia de Santiago, que apuntaron que era “el adecuado para el cargo”. Sin embargo, para otros “aquí primó la política”. Una fuente que conoció del manejo de los casos de abuso en la jerarquía apunta que “la ‘renovación’ de la Conferencia Episcopal, tras la petición de renuncia a todos, generó la ira de los obispos chilenos. Hubo mucho lobby en ese sentido por años. El Papa hace ya un buen tiempo comenzó a recular, lo que ha significado un frenazo de la renovación”.

“La página se dio vuelta, y se acabó el tema de una Iglesia que necesita limpieza y renovación. Ahora, Lorenzelli, que lideraba la intención de limpieza, queda sin piso, y otros quedan empoderados. Ya ni al Papa ni al Vaticano le importa el tema abusos”, agrega la fuente consultada.

La reunión con el Papa que selló indirectamente el nombramiento de Chomali

El 5 de octubre, a las 9.00 de la mañana, Fernando Chomali llegó al Palacio Apostólico en El Vaticano a reunirse con el Papa Francisco. Entre los temas que conversaron estuvo el trabajo de la diócesis, aspectos de la sociedad chilena y la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado de 1973.

Según el Arzobispado de Concepción, el obispo “aprovechó la instancia para hacerle entrega de una copia del documental de su autoría ‘Miércoles 15.30, memorias de una ausencia‘, producción en homenaje a los familiares de detenidos desaparecidos del Biobío”.

Tras 30 minutos de conversación -lo común son 20-, el pontífice le comentó que tenía que nombrar al arzobispo de Santiago y le pidió que le diera nombres. “Yo le di el nombre de dos que me parecían muy idóneos. Me fui tranquilo y sereno”, comenta Chomali por escrito a The Clinic.

Por eso, cuando el domingo 15 de octubre recibió una llamada del nuncio Alberto Ortega no se sorprendió. “Pensé que era una de las tantas llamadas que hace el Nuncio para abordar diferentes materias propias de la vida de la Iglesia”, reconoce el prelado.

Pero el objetivo era otro: informarle que el Papa lo había nombrado arzobispo de Santiago. “Yo quedé muy perplejo por aquello y le dije que, si el Papa me había nombrado, era porque me conocía y que aceptaba”, recuerda.

“Me llamó la atención que (el Papa) se fijara en mí, si le pedí la renuncia tres veces. La primera, con todos los obispos en 2018. Luego en 2019 con una carta muy sentida de lo que significaba ser obispo en estas circunstancias, y después, personalmente. Estaba en un momento personal de mucha tristeza por todo lo que estaba ocurriendo en la Iglesia. Recuerdo que, en esa reunión, en que más de una lágrima me salió, me dijo: ‘Te agradezco tu sinceridad, te pido que sigas, que me ayudes’. Y seguí”, asegura el arzobispo.

El trato a las víctimas, una de las sombras de Fernando Chomali

Fuentes vinculadas a la Iglesia afirman que el del abuso es un tema que complica al nuevo arzobispo de Santiago, sobre todo después del caso Karadima. Por ello, dicen, aunque creó una comisión de prevención y acompañamiento para víctimas, ha preferido mantenerse al margen, delegando en uno de los obispos auxiliares.

Sin embargo, en algunas oportunidades, se ha involucrado directamente. Fue el caso del exseminarista José Lara (43), quien en 2002 fue víctima de abusos sexuales por parte de un sacerdote penquista. “En 2015, con Chomali ya como arzobispo, hice la primera denuncia. Pero ellos esperaron a que la Fiscalía hiciera su trabajo y pasara todo el tiempo de la prescripción”, recuerda Lara a The Clinic.

José Lara es víctima del exsacerdote penquista Reinaldo Méndez, expulsado del sacerdocio luego de ser encontrado culpable de abusos sexuales por la justicia canónica. Lara denuncia que en 2002 fue violado por el presbítero, que ejercía como párroco en Hualqui. Tras la sentencia definitiva de la justicia penal, Reinaldo Méndez fue condenado a cinco años de libertad vigilada.

“Nunca tuve una audiencia con él (Chomalí) hasta 2018, cuando volví a denunciar. Él me pidió que entrara solo a la reunión, pero fui con una prima de testigo. Él no es para nada una persona grata con los sobrevivientes. Es un persona no confiable, aunque trata de que todo se haga transparente, pero no es así. A través de las comisiones del arzobispado nos ha revictimizado”.

La víctima acusa que la diócesis no ha pagado a su tiempo sus sesiones psicológicas -como comprometió-, aduciendo razones económicas. “Me han dicho que los santuarios y las iglesias estuvieron cerrados, y por eso no tienen cómo pagarme. ¿Están usando la plata de los fieles para reparar a las víctimas?”, dice el denunciante.

“Probablemente, Chomali va a hacer lo mismo con la comisión de prevención de abusos en Santiago. Va a ser más de lo mismo. La institución no ha cambiado en nada, porque los formadores siguen siendo los mismos, y se mantiene el ocultismo”, reclama José Lara.

Este medio contactó al Arzobispado de Concepción para obtener su versión de este caso, pero no obtuvo respuesta. Sin embargo, en un escrito al que accedió The Clinic, donde Fernando Chomali recopila su paso de 12 años por esa diócesis, el obispo hace referencia a la crisis de abusos. “Tenemos desde 2018 un equipo muy competente de laicos, en el Consejo de prevención de abusos, de recepción de denuncias. Hemos capacitado a miles de personas en estas materias en la arquidiócesis y seguiremos en esa línea”, plantea.

Además, apunta que “hemos ido mejorando los procesos […], son tremendamente dolorosos pero muy necesarios. Somos unos convencidos de que no hay espacio para los abusos en quien ejerce el ministerio sacerdotal como en quien ejerce cualquier apostolado en la vida de la Iglesia. Hoy, podemos decir que los espacios al interior de la Iglesia son seguros. Y de eso estamos muy orgullosos como arquidiócesis”.

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