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Opinión

4 de Noviembre de 2023

Columna de Isabel Plant | Christiane Endler: El adiós de la capitana

Christiane Endler

La columnista Isabel Plant reflexiona sobre la renuncia de la arquera Christiane Endler a la selección, decisión que anunció tras clasificar con Chile a la final del fútbol femenino en los Juegos Panamericanos Santiago 2023. "Basta de olvidos, errores, ninguneos y es hora de una nueva era en el fútbol femenino nacional", apunta en su columna.

Por Isabel Plant

En septiembre pasado Christiane Endler cumplió cien partidos jugados en la Selección Chilena. El homenaje que se le hizo no fue ni televisado ni con público. Tiane dijo entonces que era un orgullo haber llegado al centenar y que esperaba fueran muchos más. Finalmente, solo sumó un par de partidos y anunció su renuncia a la Roja Femenina. ¿Qué pasó en estos dos meses? Un bochorno de nivel panamericano.

Pero vamos más atrás, hagamos memoria. Hace unos siete años Christiane Endler ya había pensado en dejar la Selección Nacional de Fútbol. Su carrera ascendente en Chile y el extranjero estaba establecida, pero la dirigencia de nuestro país seguía tomándose el fútbol femenino como un detalle molesto y olvidable. En 2016 la Roja de las mujeres salió del ranking FIFA porque la dirigencia no les agendó partidos por dos años, por lo que el equipo nacional fue considerado fuera de actividad.

Del enojo por ese insólito ninguneo nació no sólo una Roja femenina más fuerte, sino que también la Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol en Chile, que hoy han logrado desde camarines en el Estadio Nacional (sí, no había) a una ley que exige a los clubes profesionalizar a su plantel con contratos.

De Endler ya sabemos: desde entonces lideró al equipo en su primer Mundial y se convirtió en la mejor arquera del mundo, según la FIFA. Ha ganado Champions y defendido la portería en Juegos Olímpicos. Ahora, incluso, llegó antes a jugar los Panamericanos en casa. Y miren lo que pasó.

La ANFP negoció su préstamo del Olympique de Lyon sólo hasta el 31 de octubre -que era cuando terminaba la fecha FIFA-, por lo que ahora que el equipo debe pelear por la medalla de oro, Endler tendrá que estar de vuelta en Francia cumpliendo sus labores. Lo mismo la arquera suplente Antonia Canales, quien juega en el Valencia. Cuento corto, sea culpa del entrenador al no convocar a una tercera arquera (y según él haberse confiado en el equipo español), el encargado de agenda o de Pablo Milad, la cosa es que tendremos a una pobre jugadora haciendo de arquera en el partido quizás más importante de todos. No hay mejor frase hecha para describir lo que ha pasado estos días con la ANFP y los técnicos con respecto a la Roja Femenina: no me esperaba nada de ti, pero incluso así me desilusionas.

Endler anunció su despedida de la Selección argumentando dar el espacio a nuevas generaciones, pero también apuntando a que las fallas organizativas -como tener que recorrer en bus dos horas antes del partido sin poder precalentar- ya no son tolerables.

Y no lo son ni deberían serlo por ser una camiseta roja. Por eso hace más insólito la respuesta de algunos en redes sociales – que la tildan de picada” o de “invento de marketing”– o de periodistas o comentaristas en espacios futbolísticos, preguntándose si tiene que ver con las críticas a su desempeño en los Panamericanos.

Es de las mejores arqueras del mundo y tiene que ver cómo la dirigencia no apuesta porque su equipo llegue a una final, entre muchas otras cosas. Esto no es un abandono a último minuto, esto es el final de un camino largo.

Hace unos meses entrevisté a Endler para el podcast de Mujeres Bacanas, y no sólo habló de querer en el futuro enfocarse en su familia luego de una vida dedicada a llegar a lo más alto del deporte. También hablamos de tener que ser una ícono, líder y vocera, siendo que no es lo que a ella le salía más natural. La mochila que significa. Endler contó que la responsabilidad fue grande, que el tener que ser la que reclama no es lo más cómodo, pero alguien tenía que hacerlo y por su posición y talento debió ser ella.

Endler ha transformado la cara del fútbol femenino nacional, no sólo con sus éxitos, sino que con su liderazgo. Ha sabido alzar la voz con críticas a las gestiones de la dirigencia. Incluso, también en su mismo camarín, cada vez que lo ha encontrado necesario para subir el nivel. Al mismo tiempo ha inspirado a miles de niñas en Chile a ponerse camisetas y botines y salir a la cancha.

La arquera, como toda mujer que se transforma en líder, ha tenido que también cargar con el peso de la perfección que la sociedad les exige a las mujeres destacadas: nunca un mal comportamiento, nunca incorrecciones.

Por mientras, en el fútbol masculino hay todavía jugadores ya maduros que se niegan a dejar el puesto y están dispuestos a hacer locuras que a la larga no son ni buenas para ellos ni para el equipo, como jugar lesionados, con tal de “mojar la camiseta”. Una entrega a la Roja muy mal entendida y casi poco profesional; ¿debería Endler hacer eso? ¿Todo por la Roja a niveles incomprensibles? ¿Y le podemos seguir exigiendo más a una sola mujer? Que sea la mejor, que viva su vida como referente, que además no pierda partidos ni se coma goles, que aguante que los encargados del fútbol en Chile no renuncien tras metidas de pata que en el fútbol masculino serían intolerables y que lo haga todo con una sonrisa y “por la Roja”.

Pues no.

Si Endler se agotó está en su derecho. Quién sabe; recordemos que Messi alguna vez renunció a su selección para luego volver y tiempo después levantar una copa Mundial. Puede ser que no veamos más a nuestra capitana en la Roja o puede que sí, pero el punto está hecho: basta de olvidos, errores, ninguneos y es hora de una nueva era en el fútbol femenino nacional. Una mejor, esperemos, en parte gracias a todo lo que hizo ella junto a sus compañeras.

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