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Opinión

17 de Diciembre de 2023

Columna de Vicente Inostroza | Ninguna que nos una

Columna de Vicente Inostroza | Ninguna que nos una

Lamentablemente, el sistema político quedó al debe en estos cuatro años. Al final, ninguna que nos una. Es tiempo de acuerdos y salir de la burbuja política.

Por Vicente Inostroza

Desde un nuevo pacto social” a “una que nos una”. Nada de eso pasó. A más de 4 años del estallido social que derivó en un “Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución”, el sistema político chileno no respondió efectivamente a un contrato social que albergue las demandas ciudadanas por mayor seguridad social, humana y del día a día.

Más allá del resultado, esta elección sigue reflejando las fisuras electorales y sociales del país. El plebiscito de 2023 respondió a las pugnas políticas ordinarias y no a un texto conciliador que acogiera diferentes perspectivas sociales, en un país desigual, fragmentado y descontento.

Los plebiscitos de 2020 y 2022 reflejaron un cierto acuerdo transversal a nivel territorial y electoral. Por un lado, en 2020, un 78% de los votantes se inclinaron por iniciar un proceso constituyente. Bajo voto voluntario, 50,9% de los inscritos participaron de la elección, aunque estábamos en pleno auge de la pandemia del coronavirus. Incluso en la Región de la Araucanía, donde las derechas tienen su bastión político, un 66,8% de los votantes aprobaron este proceso por una nueva Constitución.

Solamente cuatro comunas se inclinaron por rechazarlo: Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea y Colchane. Esta última comuna ya nos indicaba algo sobre el péndulo, respecto a materias de migración, seguridad y visión centralista de los actores políticos.

Dicha comuna rechazó en un 74,1%, pero con una abstención electoral del 82,5%. Desde ya, esa comuna pequeña y lejana de la mirada santiaguina, nos indicaba un futuro termómetro electoral.

Por otro lado, el proceso constituyente tuvo más agraz que dulce durante la elaboración del primer ensayo constitucional y en el primer año del mandato presidencial de Gabriel Boric. Eso lo mostraron los resultados electorales: un 61,86% rechazó la propuesta de la Convención Constituyente.

Territorialmente, también fue transversal la voz del electorado chileno, pero esta vez con la vuelta del voto obligatorio. Solo en ocho comunas ganó el “Apruebo”: Pedro Aguirre Cerda, San Joaquín, Maipú, Puente Alto, Ñuñoa, San Antonio, Juan Fernández e Isla de Pascua (Rapa Nui). Más allá de un castigo al presidente Boric, se rechazaba un texto que no encontraba un consenso social y político para el país.

En este nuevo proceso, después de un consenso unánime del borrador de la Comisión Experta, las derechas (con mayoría del Partido Republicano) se tomaron el nuevo Consejo Constituyente. El gran desafío era ofrecer gobernabilidad, pero se inclinaron por un texto que le hablaba a su nicho político, como la eliminación de contribuciones o los temas conservadores.

¿Cuál fue el resultado? Peor que el anterior: un nuevo rechazo a una propuesta constituyente que agudizó la fractura entre los chilenos, hastiados de no ver una respuesta efectiva a sus demandas.

La oposición buscó correlacionar esta elección con una evaluación al presidente Boric. Los resultados nos muestran que la opción “A Favor” solo le habló a su nicho político, especialmente a la derecha radical y tradicional, como las comunas del sur del país, un sector del norte grande y las más ricas del sector oriente.

El 55/45 nos recuerda a elecciones históricas y reñidas, entre el plebiscito contra la dictadura hasta el triunfo de Gabriel Boric. Pero una votación constitucional no es un programa de gobierno ni una campaña para un puesto político, sino un texto que debe ofrecer marcos de consenso para canalizar las grandes demandas del pueblo chileno. Eso no ocurrió.

Paradójicamente, seguiremos en una vorágine electoral en los próximos dos años. Por un lado, seguiremos canalizando nuestras demandas en las próximas elecciones bajo el marco de la democracia.

Por el otro, si la política mira estos resultados con miras de corto plazo para la próxima elección, nuevamente se visualizará esta fractura social y política. La derecha radical podría mirar estos resultados para consolidar su nicho electoral, mientras la centroderecha corre la amenaza de verse desplazada.

Lamentablemente, el sistema político quedó al debe en estos cuatro años. Al final, ninguna que nos una. Es tiempo de acuerdos y salir de la burbuja política.

*Vicente Inostroza, cientista político y académico del Bachillerato en Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Diego Portales (UDP)

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