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Opinión

12 de Enero de 2024

Columna de Rodrigo Munizaga | La polémica por Peso Pluma en Viña 2024: La gran payasada del verano

Peso Pluma

"Esta semana Chile se convirtió en un meme. Una vez más en Springfield. Frente a un tema tan urgente y preocupante como es el narcotráfico, parte de la casta política chilena ha dado un espectáculo que califica como la gran payasada de este verano", escribe el columnista Rodrigo Munizaga, "amplificando una columna de Alberto Mayol que acusaba al mexicano Peso Pluma de promover la cultura narco y lo comparaba con un pedófilo". Y señala: "Lo realmente preocupante es que tantos se lo hayan tomado en serio y se sumaran a algo que no es payaseo, sino que devela dos asuntos graves: el bajo nivel de la discusión política nacional frente a un tema urgente como el narcotráfico y la apertura de un debate de si censurar o no a un cantante era conveniente. Como añorando los tiempos de dictadura".

Rodrigo Munizaga
Rodrigo Munizaga
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Imagine usted, le pido por favor, que en un país el problema del narcotráfico ponga como eje para combatirlo si un cantante de corridos tumbados llamado Peso Pluma debe actuar o no en el Festival de Viña del Mar.

Imagine, por ejemplo, que la ministra del Interior de ese país debe salir a hablar sobre el tema, que un diputado de ese país anuncie un proyecto de ley para “prohibir la transmisión, descarga, comercialización y presentación en vivo de cualquier artista que haga apología a la narcocultura”, que diputados y senadores de ese país se vuelquen a tratar de impedir que ese cantante actúe.

Imagine que en ese país muchos políticos piensen que de la cancelación de un cantante pasa el fin de la cultura narco y que si actúa en el Festival, al día siguiente habrá más narcotraficantes y asesinatos horrorosos.

Sí, por supuesto, esto es impensable.   

Esta semana Chile se convirtió en un meme. Una vez más en Springfield. Frente a un tema tan urgente y preocupante como es el narcotráfico, parte de la casta política chilena ha dado un espectáculo que califica como la gran payasada de este verano, amplificando una columna de Alberto Mayol –publicada el lunes pasado en Bío-Bío– que acusaba al mexicano Peso Pluma de promover la cultura narco y lo comparaba con un pedófilo.

Un columnista puede escribir lo que quiera mientras tenga la venia del medio de comunicación que lo publica. Es parte de la libertad de expresión. Lo realmente preocupante es que tantos se lo hayan tomado en serio y se sumaran a algo que no es payaseo, sino que devela dos asuntos graves: el bajo nivel de la discusión política nacional frente a un tema urgente como el narcotráfico y la apertura de un debate de si censurar o no a un cantante era conveniente. Como si algunos quisieran retroceder a la época de las cavernas o, quizás, añorando los tiempos de la dictadura, donde unos pocos decidían qué se podía ver o escuchar.

Si Peso Pluma canta o bien o mal, o si las letras de sus canciones califican como “arte” o no, es irrelevante para esta discusión. Quizás los 55 millones de personas que escucharon el último mes al mexicano en Spotify se han vuelto locos y los premios Grammy han perdido la cabeza al nominarlo a un trofeo. Puede ser.

Lo curioso es que el debate por su presencia se haya dado a tres meses de anunciarse su participación en Viña, el 9 de octubre del año pasado, en una noticia que apareció en todos los medios de comunicación. Tres meses pasaron para que el columnista Mayol se enterara y, por la prensa, el concejal por Viña del Mar, René Lues, leyera que en el Festival de su comuna actuaría el cantante y pidiera bajarlo urgentemente.

También se enteraron recién por la prensa los comentaristas de televisión y los haters de redes sociales que existe Peso Pluma, pese a que es el cantante latino más popular de 2023 y que tiene una canción que suma más de mil millones de reproducciones en Spotify (“Ella baila sola”), donde no habla de pistolas ni de narcos, sino de un tipo que conquista en una fiesta a la persona que le gusta. Su otro hit, el remix de “La bebé” (con 800 millones de reproducciones), va sobre lo mismo: la conquista de un hombre a una mujer. Sin balazos de por medio.

Quizás en un tiempo más algunos se enteren que en Chile el cantante más popular del año pasado, Jere Klein, cantaba con 16 años “Las pistolas las quiero arriba”. Aunque hay que agregar que, tal como con Peso Pluma, sus temas más exitosos hablan de romances.

Peso Pluma, efectivamente, tiene varias canciones que hablan de la cultura narco, especialmente en los inicios de su carrera. No son las más escuchadas de su repertorio, pero las tiene. Y, en efecto, su estilo imita al de un mafioso o un gángster. ¿Es un modelo a imitar? Antes que todo, hay que mencionar que lo suyo ni siquiera es original, sino que proviene del rap gangsta, subgénero musical del hip hop estadounidense que partió a mediados de los 80. Y de los corridos mexicanos que tienen aún más años. Es más, en el Festival de Viña 2006 el grupo Los Tigres del Norte se presentó con su repertorio de temas dedicados a mafiosos (como “Jefe de jefes”, sobre el fundador del cartel de Guadalajara), y a nadie pareció importarle. Quizás porque nadie escribió una columna acusándolos de promover la narcocultura.

Si hay que sumar ejemplos, y a propósito de que el actual presidente del directorio de TVN entró al debate sobre Peso Pluma y la “promoción de la cultura narco”, hay que recordar que el canal público gastó bastante dinero en 2015 produciendo la narconovela “Dueños del paraíso”, que contaba la historia del ascenso de un grupo de mafiosos, protagonizada por la actriz Kate del Castillo, quien tres años antes de grabar la teleserie decía que creía más en el Chapo Guzmán (jefe del Cartel de Sinaloa) que en el gobierno de su país. Claro, Francisco Vidal no era presidente del directorio de TVN sino Ricardo Solari. Nadie acusó al canal público de promover la narcocultura en ese momento ni de estar pagándola a una actriz que admiraba a un jefe narco públicamente. Quizás porque no era tema en esos años ni daba réditos políticos como ahora.

Si Frank Sinatra estuviera vivo, posiblemente querrían censurarlo en Chile por los estrechos vínculos que tuvo con la mafia. Si Martin Scorsese estuviera estrenando “Buenos muchachos”, en el Chile de 2024 algunos querrían censurar la película como se hizo en este país con “La última tentación de Cristo”. Abrir la puerta de la censura es peligroso, porque siempre habrá grupos fanáticos dispuestos a impedir que una obra se vea o escuche. Hoy es Peso Pluma -cuya calidad es discutida por los mayores de 35 años y que muchos tachan de “basura”-, pero el día de mañana puede ser un artista que sí sea de su gusto el que corra el riesgo de ser censurado.

Afortunadamente la comisión organizadora del Festival de Viña no se dejó presionar y confirmó la actuación de Peso Pluma este jueves, luego de la incómoda situación en la que los puso Francisco Vidal tras decir que se estaba evaluando su participación. Si a Vidal le preocupa la línea editorial, tal vez debería de partir por casa y echarle una mirada a lo que emite TVN en las tardes, porque a comienzos de esta semana el programa “Caso cerrado” emitió un capítulo de una niña de 15 años enamorada de un hombre de 42 años -sin mención alguna de que se trataba de un caso de abuso-, en horario de protección al menor, y ni él ni el directorio que preside parecen estar enterados.  

Haber cancelado la actuación del mexicano Peso Pluma por hacer “apología de la cultura narco” habría sido comparable con querer tapar el sol con un dedo, porque al día siguiente que actúe no va a aumentar el narcotráfico ni sus seguidores saldrán a vender drogas. El nivel de desinformación sobre este cantante ha llegado a ser absurdo y mucho creerán que el tipo es un jefe narco. Pero no. No lo es. Tampoco TVN es un canal estatal, sino público -debe autofinanciarse- y el pago al cantante no es con “platas del Estado” sino por parte de Canal 13, lo que gana TVN y lo que se percibe por concepto de auspicios del Festival. Querer ganar una discusión no puede pasar por desinformar.

Hay que ponerse serios. Es preocupante que algunos políticos y líderes de opinión piensen que la lucha contra el narcotráfico pasaba por censurar a un cantante, en vez de hacer leyes efectivas frente un tema que es urgente atacar y que sigue aumentado, y no porque los jóvenes escuchan a Peso Pluma, cante lo que cante. Querer endosarle la culpa a un intérprete es tan ridículo que el solo plantearlo provoca vergüenza y desazón como ciudadano. El país necesita un debate con altura de miras sobre el narcotráfico y no el payaseo que vimos esta semana.

*Rodrigo Munizaga, periodista, editor general de The Clinic.

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