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Reportajes

13 de Enero de 2024

Habla el matrimonio del “Jardín de la Resistencia” de Plaza Baquedano: “Nos queremos casar de nuevo en una ceremonia más personal”

Matrimonio en el jardín de la resistencia Fotos: Felipe Figueroa

Este lunes el Metro de Santiago reabrió su acceso principal a la estación Baquedano, el que permaneció cerrado desde octubre de 2019. La nueva entrada eliminó el denominado “Jardín de la resistencia” -ícono del estallido social- rellenando con cemento la plaza hundida. La modificación del lugar tuvo un especial significado para Geraldine y Michael, una pareja que se casó en el lugar. Aquí su historia, la que incluye disputas con carabineros, críticas en redes sociales, un vestido de novia robado y una fiesta a la que muchos familiares no se atrevieron a ir. También sus reflexiones cruzadas en torno a las protestas: ella sigue firme, mientras él se alejó de las movilizaciones.

Por Sebastián Palma

El 18 de octubre de 2019, cuando comenzaron a suceder las manifestaciones que dieron inicio al estallido social, Geraldine Fuentes (38) y Michael Romero (29) no se conocían y el denominado “Jardín de la Resistencia” no existía. Ambos vivieron el momento de distintas maneras. 

Ella, una profesora de educación básica de Isla de Maipo, participó activamente en las protestas de Plaza Baquedano. Se trataba de una cuestión familiar. Sus padres, dos adultos mayores cercanos al Partido Comunista, iban con ella en auto, viajaban diariamente los casi 47 kilómetros que separan su casa de la denominada “Zona Cero”. Geraldine, además, llevaba a sus dos hijos, el menor de ellos por ese tiempo apenas tenía un año. 

Una vez un carabinero nos alegó, porque según él estábamos infringiendo los derechos del niño, por estar ahí con ellos. Nos echó la aniñada y recuerdo que mi papá se enfureció. Pero no había nada terrible, apenas llegaban ellos (los carabineros) nosotros los sacábamos altiro de ahí”, comenta la mujer. 

La relación de Michael con las movilizaciones fue diferente. Él, un recolector de basura que por ese tiempo se acababa de separar de la madre de su hijo, también protestó, pero lo hizo en su natal San Bernardo. Reconoce que su motivación para ir a las movilizaciones no tenía un trasfondo político o de reivindicación social. Se trataba más bien de un desahogo, un momento de liberación, dice. “Iba a desordenarme, a desestresarme. Para qué voy mentir”, asume.

La vida de Michael y Geraldine siguió separada durante más de un año, no se conocieron antes de la firma del acuerdo por la Paz Social y nueva Constitución, tampoco antes de la llegada del Coronavirus a Chile, o la discusión del retiro de los 10% de fondos de la AFP. De hecho, la forma en que sus caminos se juntaron no estuvo ligada a algún hito particular de Chile, sino a una situación más personal. 

El padre de Geraldine falleció en agosto de 2020: él era el encargado de sacar la basura de su casa, dialogar con los recolectores y dejarles algún aporte previo a las festividades. Tras su fallecimiento, esa tarea doméstica quedó en manos de Geraldine. El flechazo con Michael, cuya ruta de trabajo pasaba por fuera de la casa de ella, fue inmediato. Cuando ella escuchaba el camión acercarse, corría para poder verlo y llevarle algo para comer y una bebida helada. Él, incluso, una vez se pegó en un poste por quedársela mirando mientras corría tras el camión.

En la antesala de las Fiestas Patrias, Geraldine decidió ir un paso más allá. Le llevó un sobre con dinero para él y sus compañeros. En el reverso le dejó escrito su número de teléfono. La llamada llegó y después de eso no se separaron más. 

Geraldine Fuentes y Michael Romero
Geraldine y Michael hoy, el matrimonio que se casó en el denominado “Jardín de la Resistencia”.

El inició de la relación de ambos significó que Michael se comenzara a sumar a las protestas en Plaza Baquedano. Su motivación para asistir a ellas seguía separada de un ideal político. A esa altura, reconoce que además de la “sensación de escape”, también se empezó a preocupar de ir a cuidar a su novia, los hijos de ella y también a su suegra. 

“A mí me gustaba ir al principio. Iba a pelear con los pacos, pero eso era porque venían a molestar. Uno estaba tranquilo en la Plaza con los niños y ellos venían, nos echaban o nos tiraban gas. Uno de los niños pasó por el racismo, le decían negro”, recuerda Michael.

En el lugar hizo amistades con los cercanos a su pareja. A fines de 2020 y durante 2021 las protestas ya convocaban a menos personas, también se tornaron más violentas, pese a ello Geraldine seguía bastante involucrada. “Seguíamos presentes, sobre todo con el tema del Jardín de la resistencia, siempre nos quedamos ahí, íbamos a eventos, estuvimos cuando pusimos las plantas, cuando pintamos”. 

La pareja estuvo presente también el 17 de diciembre del 2021, cuando en la Plaza Baquedano adherentes del entonces candidato presidencial, José Antonio Kast, instalaron pasto y flores en solo una mitad de ella. Geraldine y Michael fueron parte de los manifestantes que quitaron las palmetas de pasto y las instalaron en la maltraída entrada de la estación Baquedano, en el lugar que llamaron “Jardín de la Resistencia”. 

“Empezamos a tomarle cariño al Jardín de la Resistencia (…) Cuando decidimos casarnos ahí fue más bien la decisión mía y el Michael me decidió seguir, más que nada porque él, la verdad, no quería mucho”, recuerda Geraldine. 

Las aprehensiones de Michael tenían un sustento profundo: por una parte dudaba que sus familiares se atrevieran y quisieran acercarse al lugar, el que consideraban peligroso. Por otra, tenía miedo a que pudieran relacionar el lugar de la celebración con algún tipo de carencia. “A él no le gusta que le digan cosas como que es pobre, sucio y cochino. Eso, lamentablemente, lo vive a diario. Su trabajo es muy estigmatizado”, comenta Geraldine. 

Un vestido perdido en el “Jardín de la Resistencia”

A pesar de las dudas, el matrimonio terminó por celebrarse el 9 de junio del 2022. Para la ceremonia, los novios se arreglaron en la fuente de soda y comida rápida Prosit. 

En la plaza hundida se levantó un arco con tubos de pvc decorado con globos transparentes, las escaleras fueron adornadas con cintas blancas y una estatua de cartón de dos metros con la forma del perro “negro matapacos”, también ornamentaba el lugar.

La comida y los arreglos en su mayoría fueron donaciones de otros manifestantes. Una mesa ofrecía papas fritas y souflés a los invitados y una parrilla humeante era la antesala de un asado con pollos, carnes y choripanes. También llegó una torta blanca, decorada con una imagen de un grupo de personas protestando.

La novia bajó las escaleras de la plaza custodiada por un grupo de mujeres vestidas con cascos blancos y escudos con la leyenda “Brigada Wallmapu” y lloró durante casi toda la caminata.

En un atril la esperaba un pastor evangélico que ofició la ceremonia y también Michael, quien vestía una camisa floreada y una corbata gris. Su futuro marido le secó las lágrimas, le puso el anillo, mientras parte de los invitados grababan con sus celulares, levantaban sus escudos, pancartas y les lanzaban arroz.

Tras la ceremonia, el pastor reflexionó: “Creo que aquí es donde debemos estar los hijos de Dios, llevando un mensaje de amor, un mensaje de paz y un mensaje de unión”. Después, mientras los invitados -a los que se sumaron transeúntes y un grupo de personas en situación de calle- disfrutaban del asado, Geraldine cantó Gracias a la vida, de Violeta Parra. 

Luego de su presentación, junto a su marido se acercaron a lo que fue el monumento al general Baquedano. En el lugar se tomaron una fotografía, Michael levantó su puño izquierdo y Geraldine tapó su ojo, detrás de ellos y a menos de tres metros un grupo de carabineros de Fuerzas Especiales miraba la celebración. La pareja reconoce que hubo una especie de tregua respetuosa durante el matrimonio. 

Matrimonio en el Jardín de la resistencia

Pese a ello, y cómo temía Michael, casi no llegaron familiares. De entre todos ellos, solo asistió la madre y los hijos de Geraldine.

Luego de la celebración, los recién casados no tenían planeada una luna de miel. Sí sabían que después de la fiesta habría enfrentamientos con carabineros. Por lo mismo, ambos decidieron cambiarse de ropa y sumarse a las manifestaciones. “Terminó el casamiento y empezó la guerra”, recuerda Michael.

Entre el tumulto, Geraldine perdió varios objetos preciados para ella: “Después de sacarnos fotos dejé el ramo y el vestido en una bolsita, me di vuelta y ya se lo habían llevado. También había un cojincito donde llevábamos los anillos, por suerte las argollas las teníamos con nosotros”, recuerda la mujer. 

Preocupados, trataron de replegarse y llevar al pastor a un lugar seguro. Luego de un rato, fueron a la casa de unos amigos para continuar con los festejos.

Las preocupaciones de Michael previo al matrimonio, más allá de las relacionadas a su familia, también terminaron por concretarse. En redes sociales la pareja fue fuertemente criticada, los comentarios se burlaban de ellos, de los platos de cartón y vasos plásticos que usaron, incluso se subieron videos de reacciones a la boda en el “Jardín de la Resistencia”. 

De ellos se dijo: 

“Este matrimonio es lo más grotesco y decadente, en un lugar que ha causado tanto daño a sus habitantes aledaños y todo STGO… Seguro que la luna de miel fue en balsa en el zanjón de la Aguada…”. 

“Yo soy una mujer vieja y nunca había visto algo tan grotesco. Vergüenza ajena, mucha juventud está perdida”. 

“Jajajaja, mejor que El club de la comedia”. 

Los comentarios afectaron fuertemente a Michael. “A él le dolían un poquito más las críticas. Él trabaja en un rubro donde siempre han sido mal mirados. Entonces, que en el día de su matrimonio le dijeran “rasca”, “sucio”, “que asco”, “que indigno”, “que vergüenza”, le afectó un poco más. A mí no, yo soy más cuero de chancho”, comenta al respecto Geraldine. 

“A nosotros nos dijeron que era un matrimonio Fruna, pero no me importa. Otros matrimonios que son más elegantes, que son Louis Vuitton, no tienen la oportunidad de ayudar a otras personas. Nosotros lo hicimos. Y en ese sentido me siento orgullosa. Orgullosa de que mi matrimonio haya sido Fruna”, agrega la mujer.

Matrimonio en el Jardín de la resistencia
El matrimonio en el llamado “Jardín de la Resistencia”.

A pesar del malestar de Michael por las burlas, él siguió asistiendo los viernes a la Plaza Baquedano y al llamado “Jardín de la Resistencia”. Sin embargo, dos hechos terminaron por alejarlo del lugar. Su suegra denunció haber sido agredida por carabineros apenas un mes después del matrimonio, según consta una querella presentada por el INDH en la que se lee: 

“Se acercaron a ella dos contingentes de Carabineros provenientes de ambos lados de la Avenida Libertador Bernardo O’Higgins, quienes le bloquearon el paso, la rociaron con aerosol OC (gas pimienta) en su rostro, la botaron al suelo y le propinaron golpes de pies en diversas partes del cuerpo, pero especialmente en su cabeza. Seguidamente, uno de los funcionarios le dio un golpe con bastón de servicio en su nuca, por lo que Gladys perdió la conciencia”. 

Por el hecho, la mujer fue diagnosticada con síndrome afásico resuelto, tec complicado reciente con HSD y HSA y distintas fracturas de hueso. La madre de Geraldine, hasta el día de hoy, sufre secuelas del hecho.

El segundo hecho que terminó por alejar a Michael ocurrió en la última manifestación del 8M, donde un grupo de manifestantes lo recriminó por haber asistido siendo un hombre. “Él, en su momento, tuvo que defender a muchas personas. Pero a él nadie lo defendió de nada. Desde ahí él no asistió más a una marcha. De hecho, no fue a la última conmemoración del 18 de octubre”, comenta su esposa. 

Un nuevo matrimonio

Pese a que Michael decidió alejarse de las manifestaciones, su mujer sigue participando de ellas, aunque de manera más indirecta. Geraldine sigue acompañando a su madre, quien asegura que nunca dejará de protestar.

Hoy, la pareja siente que tiene una celebración pendiente, un matrimonio más íntimo en el que puedan festejar acompañados de sus familiares. Esperan poder realizarlo cuando cumplan cinco años de casados. 

“Nosotros queremos hacerlo así, una ceremonia más personal, pero falta todavía, porque se necesitan los recursos. Ni siquiera te podría decir que nosotros somos de una familia de clase media. Ahora vivimos con lo justo, nos cuesta. Nos ha costado muchísimo con lo de mi mamá también, eso nos quitó muchos recursos (…) yo tengo una deuda hospitalaria gigante”, reflexiona Geraldine. 

En su hogar, la mujer reconoce que junto a su familia hoy vive una situación mucho más compleja que la que tenía previa al 18 de octubre del 2019. Pese a ello, dice no estar arrepentida de asistir a las marchas, menos de celebrar su matrimonio en el corazón de las mismas. 

“Yo creo que la lucha de pedir justicia no tiene que traer arrepentimiento. Pero sí siento que se abandonó mucho el país, que se dejaron estar muchas cosas (…) puede sonar vulgar lo que te puedo decir, pero tengo una sensación de que el estallido social los políticos se lo pasaron por el trasero”, recalca.

Michael hoy se define como apolítico. Si bien va a votar, reconoce que no le gusta hablar de política. “Lo único que él dice, es que en su rubro están más pobres, que la gente no ha podido surgir ni levantarse”, comenta Geraldine.

Por su parte la mujer es consciente del alejamiento de muchas personas a las causas que se defendieron desde octubre del 2019. Eso dice verlo con quienes fueron sus alumnos en Isla de Maipo. “Desde el Apruebo en adelante, he sido vocal de mesa y me he dado cuenta de este giro, porque soy la que cuenta los votos. Siento que hay mucha gente que ahora dice ‘voy a votar por la derecha para ver si algo cambia’”, comenta Geraldine:

“Vi a algunos alumnos que me decían ‘no sé por quién votar, quiénes son estos huevones’. Yo les decía que solo podía pedirles la firma y que no podía orientarlos, pero veo que hay mucha gente que está viendo a la derecha porque piensan que, a lo mejor, va a haber un poco más de dinero, pero no creo que sea así”, redondea la mujer.

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