Secciones

The Clinic
Buscar
Entender es todo
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad
Reportajes

Tradición, amor o la obtención de una Visa: las razones que están llevando a los chilenos menores de 30 años a contraer matrimonio

Camila Huerta (27) siempre soñó con casarse. Conoció a Max, un franco estadounidense, y después de un año de relación, se fueron a vivir a Francia. Para que ella pudiera obtener la Visa, se casaron. Isidora (21) recuerda su matrimonio como un día feliz. “Pudimos cumplir el sueño”, cuenta, tras ocho meses de noviazgo. Camila Armijo tiene 27 años, igual que su pareja, con el que lleva pololeando desde los 18. Hace casi tres años que llevan viviendo juntos y planean recorrer Estados Unidos en una camper. Decidieron que era necesario tener un vínculo legal en caso de cualquier accidente. Son algunos testimonios de chilenos que, antes de cumplir los 30, están optado por contraer matrimonio, una contratendencia de las cifras que hay en Chile, donde las bodas van a la baja.

Por
Ilustración: Camila Cruz
Compartir

Camila Huerta (27) siempre soñó con casarse, desde su infancia. En la adultez conoció a Max, un franco estadounidense. Después de un año de relación, se fueron a vivir a Francia. Aunque siempre habían hablado de casarse, la necesidad de renovar la visa durante su estancia en el país aceleró el proceso, por cuestiones económicas y de tiempo. Tras pasar tres meses como turista y obtener dos veces la visa de estudiante, tomaron la decisión de contraer matrimonio.

Desde el extranjero, Camila recuerda ese momento. Ahora lleva un año y cinco meses casada con Max y dice que aunque no hubiesen estado en esa situación, se habrían casado igual antes de los 30 años. “Fue para vivir juntos y no tener la preocupación de cómo mantenemos nuestra relación”, comenta.

Así como Camila Huerta, muchos chilenos menores de 30 años han decidido casarse. Algunos motivados por los beneficios de esta unión, otros por la mantención de tradiciones, o solo por el amor que los impulsa formar una familia. Pese a ello, las fiestas de matrimonio hoy en día resultan un lujo. Algunos gastan 5 millones, pero otros pueden costear hasta casi 100 millones en este evento.

En el caso de Camila, se casó en Francia de forma simbólica e improvisada. Compró los adornos por Shein, y una amiga chilena la maquilló y peinó. Sin embargo, también celebró su matrimonio en Chile y que sí tuvo mayor producción. “Gastamos alrededor de $13 millones, nos casamos en el centro de eventos Los Ingleses. Contratamos un photobooth y llevamos extra para tomar y ramos de flores”, dice Huerta.

En general, las cifras del matrimonio en Chile van a la baja. No obstante, en 2021 y 2022 se registró una leve alza explicada por el fenómeno de la pandemia, periodo en que las cuarentenas no permitieron fiestas de casamientos normales. Así, en 2021, hubo 54.980 nupcias y en 2022, 70.513, según consigna el Registro Civil.

Estos datos también dan cuenta de la edad más común para casarse en Chile. Estos son jóvenes y adultos jóvenes en su mayoría. Las mujeres de 25 a 29 años son las que acceden al matrimonio más frecuentemente, mientras que los hombres se casan mayoritariamente entre los 30 y 34 años.

El sociólogo de la Universidad de Santiago, Dante Castillo, señala que estamos en un mínimo histórico de nupcialidad, pero se destaca el mantenimiento de matrimonios entre jóvenes. “El amor y el compromiso, y la idea de tener una expresión formal de eso es una condición que hace que un sector de los jóvenes piense en el matrimonio”, comenta.

Actualmente, Camila está feliz con su matrimonio y se refiere al gasto que hizo en su enlace. “No creo que haya sido excesivo, no nos produjo un problema financiero, pero sin duda si es un gasto grande”, menciona.

Casarse: el deseo que sigue en muchos jóvenes

Isidora (21) está en su último año de publicidad y recuerda su matrimonio como un día feliz. “Pudimos cumplir el sueño, fue un día en verdad muy bonito, mucha magia. Fue muy bacán”, cuenta. Relata que cuando se conocieron con su esposo (30), conectaron en todo sentido y a los diez días se pusieron a pololear. Después de ocho meses de noviazgo se comprometieron, y al año se casaron.

El caso de Isidora resulta una excepción en las cifras, ya que ella se casó a los 20 años. La estudiante comenta que para su mamá fue “un shock” por lo joven que era. “Toda mi vida he sido muy soñadora, muy de que algún día llegará mi príncipe azul (…) Siempre supe que me iba a casar muy joven, porque siempre lo quise”, indica.

El director de la carrera de psicología de la Universidad de las Américas, Luis Pino, señala que “los medios de comunicación, incluido el cine y la literatura, ponen como un fin último del desarrollo personal o del desarrollo social de una persona el matrimonio”.

Además, esta motivación en los jóvenes está ligada directamente con sus segmentos socioeconómicos. “El sector ABC1 mantiene la idea del matrimonio y la vida en familia. Esta tradición está pensada también en la maternidad”, comenta Pino. 

Isidora comenta que tuvo “suerte” con los gastos del matrimonio, ya que su mamá es banquetera y la joven suele trabajar con ella. Aún así, el evento costó cerca de $100 millones y tuvieron cerca de 470 invitados. “Fue una noche muy bacán”, recuerda la estudiante de publicidad.

Futuros jóvenes esposos

Camila Armijo tiene 27 años, igual que su actual pareja, con el que lleva pololeando desde los 18. Hace casi tres años que llevan viviendo juntos y están planeando un viaje: recorrer Estados Unidos en una camper. En vista de eso, decidieron que era necesario tener un vínculo legal en caso de cualquier accidente. “Así él puede tomar decisiones o yo puedo tomarlas sobre él”, comenta Armijo.

Por eso decidieron casarse. A diferencia de Isidora, para Camila el matrimonio no es un sueño de infancia. “O sea, muy lejos de esa cuestión de princesa de Disney que el sueño es casarse con el príncipe”, comenta. Lo de ella va más por el tiempo que llevan ya que están juntos desde los 18 años.

Como pasa en muchos jóvenes, el convivir en pareja se ha vuelto más frecuente en el último tiempo. Así lo indica Catalina Siles, socióloga de la Universidad Católica. “En general, cuando hay una convivencia previa, finalmente hay una transición hacia el matrimonio. Esto pasa cada vez más, sobre todo en sectores socioeconómicos altos”, agrega la investigadora del Instituto de Estudios de la Sociedad.

Camila y Alfredo se casarán en marzo. La joven reconoce que se está casando “más chica de lo planeado”, pero que es necesario hacerlo por el viaje. Además, agrega, “si no es ahora quizás cuándo. En cinco años quizás, pero nuestros amigos van a estar con guagua y no van a poder carretear tanto”, comenta Camila.

La pareja tiene planeado casarse en su casa en la playa. Allá estará el juez del registro civil y hará la ceremonia. “Las flores nos las van a regalar, pagamos los trajes de novios en la casa, tuvimos que desmalezar, contratamos encargado, banquetera con barra libre, baños químicos, DJ y fotógrafo”, enumera la joven. Ambos tienen presupuestado gastar $5 millones. “Lo podemos pagar porque, de todas maneras, estábamos vendiendo el auto”, dice la futura esposa.

El matrimonio en clase media

Actualmente casarse fuera de las oficinas del Registro Civil y fuera del horario laboral cuesta $32.520 pesos, pero si es dentro del horario de trabajo, la suma baja a $21.680. No obstante, si se contrae matrimonio dentro del horario de atención de la institución, el trámite sale gratis. La fiesta de casamiento, eso sí, es otro tema.

Para ello se requiere, frecuentemente, arrendar un local, DJ, fotógrafo, decoración, comida, entre otras cosas. Los precios de estos servicios son variables, algunos alcanzan los $30 millones, otros $85 dependiendo de la ubicación y algunos pueden hasta $100 millones de pesos. Así, difícilmente se gastan menos de $5 millones en un evento de este tipo.

Justamente esa última cifra fue la que Eduardo (24) y Susana (23) gastaron en su matrimonio. “Fue un gasto bien necesario, tanto para regalonearnos a nosotros mismos como a nuestros seres queridos”, comenta Susana junto a su esposo. Ambos se casaron a fines de diciembre de 2023, en una iglesia en Renca y coinciden en que fue por amor.

Ellos se conocieron hace más de 15 años. Eduardo estudia publicidad y quería una compañera para lograr las metas de cada uno. Por el lado de Susana, quien llegó a trabajar desde el norte, era lo mismo. “Para mí es tener un partner. Es saber que voy a llegar a la casa y no voy a comer sola, es saber que hay una persona que está constantemente a tu lado y que te ayuda”, cuenta la joven. 

La socióloga Catalina Siles dice que las cifras de matrimonios aún evidencian la estabilidad y el compromiso que estas uniones representan. “Por lo mismo, sigue siendo valorado, tiene repercusiones positivas no solo en la pareja, sino también, en los hijos. Y esto podría motivar a elegir ese tipo de compromisos” comenta la experta..

Otro caso es el de Marcos (23) y Catalina (21). Ambos viven en Talca y tienen una hija. Ellos se casaron en agosto de 2021, no solo por amor, dice él, sino también para que su hija naciera dentro del matrimonio. “Sentí que para mí y mi pareja fue lo correcto”, asegura el joven. Estas motivaciones que comenta Marcos también tienen que ver con las tradiciones y valores de una familia.

Esto es una motivación “bisagra”, ya que está relacionada con razones personales y sociales. Además, el sociólogo Dante Castillo comenta que “para la población, desde el punto de vista socioeconómico menos favorable, la estabilidad y seguridad que otorga el matrimonio es una opción para lograr este compromiso”.

La factibilidad financiera para acceder al matrimonio también figura como un factor importante en la decisión. En el caso de Eduardo y Susana, comenzaron a ahorrar y costearon la mayoría de las cosas. “Fue un gasto grande igual (…) Pero recuperamos parte con la lista de invitados. Fue como una inversión”, dice Susana.

En el caso de Marcos y Catalina, el matrimonio se adelantó ya que lo tenían planeado hacer al terminar sus estudios. Sus familias los apoyaron, juntaron dinero y se casaron por el civil. Junto a sus familias y amigos realizaron una fiesta en una sede pequeña. El arriendo del lugar les costó $400 mil pesos y tuvieron cóctel, cena y barra. 

Marcos dice que se siente “felizmente casado” y habla sobre el futuro. “Queremos tener más hijos, pero cuando estemos más estables”, dice el joven estudiante de ingeniería civil industrial.

Comentarios

Notas relacionadas