Renunciada directora del Teatro Municipal de Las Condes descarta sobresueldos y afirma que alcaldesa Peñaloza (UDI) sabía de las irregularidades

Un informe, conocido a inicios de enero, dio cuenta de la existencia de sobresueldos por hasta $10 millones en el Teatro Municipal de Las Condes. Según el análisis, realizado por la dirección de control municipal, entre los beneficiados por la práctica estuvieron la gerenta general del establecimiento, Constance Harvey, y un funcionario de mantención.

Aduciendo motivos profesionales, Harvey renunció a su cargo el 3 de enero y su salida se concretará el último día del mes. Pero, como publica La Tercera, días antes de dejar su labor en el teatro, la ejecutiva envió una carta a su directorio, que encabeza la alcaldesa Daniela Peñaloza (UDI). En la misiva, aseguró que la jefa comunal había sido alertada de las irregularidades en los sueldos de los trabajadores.

En el escrito -que también recibieron los concejales de Las Condes-, Harvey cuestionó el informe que dio cuenta de los sobresueldos. Como señaló en la comisión de cultura del concejo municipal, que fue citada al conocerse la información, fue Peñaloza quien le ofreció un “treceavo sueldo” a modo de bono. Eso, supuestamente, debía establecerse en un anexo de contrato, que nunca se realizó.

Tras aclarar la situación, relató Harvey, la dirección de control corrigió el informe y aludió a un “error de cálculo en la liquidación de septiembre de la gerente general. Y, por tal motivo, la referida trabajadora reintegró los montos”.

Ese error administrativo fue, para la directora del Teatro Municipal de Las Condes, “el punto culminante de una sucesión de errores que se cometieron en diciembre, justamente en las áreas de presupuesto, contratos y gestión comercial. Yo advertí sobre estas carencias, ya que me dejaban expuesta, antes de la fiscalización de Control”. Esas advertencias incluso habrían llegado a oídos de Daniela Peñaloza.

Las razones de su renuncia del Teatro Municipal de Las Condes

Constance Harvey también atribuyó su renuncia al hecho de que la contrataron para ejercer dos cargos: la dirección y la gerencia del teatro. Y, para ello, acordó que se contratara un gerente de administración y un abogado. Sin embargo, eso nunca ocurrió.

Además, cuestionó que el establecimiento cultural “no tenía procedimientos ni presupuestos a mi llegada. Tampoco tenía un programa de gastos para ninguna obra, ni contratos con artistas o acuerdos comerciales bien definidos, entre otras cosas”.

Según Harvey, denunció las falencias en mayo, en su primera reunión con el directorio liderado por Peñaloza. “Advertí y comuniqué al directorio la carencia que se arrastraba en término de protocolos de control y gestión. Presenté avances en la materia y propuestas para remendar esta situación que se venía arrastrando durante 13 años”, afirmó. También, sostuvo que parte importante de su trabajo, desde su llegada, fue ordenar las irregularidades administrativas y formalizar las áreas de responsabilidad.

“Definir los perfiles de cargo y mejorar los ambientes laborales e inadecuadas prácticas laborales y administrativas, arraigadas durante 13 años, no es posible en tan solo ocho meses”, remarcó.

En la carta, la renunciada gerenta general del teatro criticó la designación de Mauricio Camus como gerente comercial de la institución. Camus se desempeñaba como gerente internacional del establecimiento y trabaja para la municipalidad desde el periodo de Francisco de la Maza (UDI).

“Durante cinco meses no se obtuvo resultado alguno de su trabajo. Ni siquiera contestaba a mis mails. Incluso, se utilizó una marca para promocionar el megaevento Carmina Burana. Esa situación yo la evalué como una mala gestión comercial, y nuestro asesor jurídico la calificó de ‘grave’ […]. Consulté a Mauricio Camus y explicó que fue un acuerdo tomado por él con la empresa, a quien le extendió el uso de la marca fuera del recinto del teatro, lo que excedía los términos del contrato, sin consultarme previamente”, reclamó.

La gerenta explicó en su carta que, dentro del proceso de regularización del teatro, contrató a una consultora para evaluar los perfiles de cargo. La empresa concluyó que Camus “no tenía las competencias suficientes para el cargo”. A su vez, Harvey cuestionó que el funcionario “obstaculizó” el trabajo de la consultora.

“Me retiro más que convencida de que si bien la tarea era difícil […], si hay resistencia y elementos disruptivos que operan desde el teatro permanentemente, y no comprender las jefaturas y las responsabilidades que esto conlleva, que socavan o definitivamente sabotean tus funciones, la tarea se hace imposible”, cerró la carta.