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3 de Febrero de 2024

Las cremas antiarrugas en el banquillo: una industria que promete rejuvenecer con severos fallos de fiscalización

Cremas Antiarrugas Ilustración: Camila Cruz

No existe evidencia científica suficiente para decir que comer o echarnos colágeno en crema haga que la piel sea más tersa y joven. "Todos en dermatología sabemos que el principal previsor de las arrugas en la piel es el bloqueador, porque es el sol el responsable de hacerlas aparecer si es que no es por genética”, dice Mauricio Sandoval, experto en psico-dermatología de la Universidad Católica. “Eso no significa que el skincare no sirva para nada”, agrega Katherine Barría, cirujana dermatóloga de la Universidad de Chile, especialista en estética avanzada, quien aclara que las cremas pueden ayudar a tener una piel visiblemente saludable. "Pero es igual que ir al gimnasio: puedo preocuparme e invertir mucho tiempo y dinero para estar saludable, pero nunca tendré el mismo cuerpo que tenía cuando era una niña”, dice. El gran problema es la desconexión de información sobre factores fundamentales que necesitan las cremas para hacer un tratamiento de prevención funcional y la publicidad.

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Es tendencia decir la palabra “colágeno” para referirnos a los temas de juventud y belleza. Cuando nos comemos un pomelo o una naranja, también es “para el colágeno”. Lo mismo cuando compramos cremas antiarrugas hecha 100% de colágeno puro. Incluso, en tono humorístico, a la persona más joven de una relación se le pone esta palabra de apodo. Pero no existe evidencia científica suficiente para decir que comer o echarnos colágeno en crema, haga que la piel sea más tersa y joven. 

“Cuando uno usa un producto con colágeno, solo puede ser para estimular la formación del que ya existe en nuestro cuerpo”, comienza a explicar Katherine Barría, cirujana dermatóloga de la Universidad de Chile, especialista en estética avanzada. “El colágeno es una molécula muy grande, por lo tanto, no alcanza a atravesar la barrera cutánea. Después de los 40, este se empieza a perder igual como se pierde la masa muscular. Eso solo puede tratarse con bio-estimulación médica, no con cremas”, añade. 

Esta proteína es uno de los temas más complejos de la cosmética estética que promete rejuvenecer la piel en poco tiempo, porque su nivel de difusión y alcance en el mercado fue extremadamente alto y largo. A la hora del marketing, no hay garantías, pero justo la semana pasada el SERNAC ofició a once marcas de cremas antiedad por publicidad engañosa. Estée Lauder a 83 mil pesos en el comercio, Kiehl’s del Laboratorio L’Oreal a 53 mil pesos y Nivea Q10 a 10.500 pesos por internet, entre otras. Todas, comparten la promesa de resultados visibles de mejora en las arrugas y líneas de expresión. Y en tiempos que iban desde una sola noche hasta cuatro semanas. 

A la consulta de Katherine Barría han llegado pacientes con los cosmetiqueros llenos de cremas para la piel que nunca han sido abiertas porque dejan de usarlas al momento en que se dan cuenta que no funcionan. Luego, se tienen que botar porque vencen. A Adriana Serrano (47) le pasó exactamente lo mismo. Compró por Facebook -y en promoción- un pack antiedad de cremas que prometían resultados en un mes. 

La marca era de un emprendimiento extranjero, pero ella la complementó con marcas típicas del mercado. “Llegué a tener 15 cremas y serums. Estaba soltera y sentía que nunca iba a encontrar pareja si alguien me veía con arrugas en la cara a mi edad”, cuenta. Probó hasta tres meses y no notó cambios en las arrugas, solo más hidratación. Incluso, un gel que contenía aloe vera le dio alergia. 

Querer ser otra persona

“Hoy hay una ansiedad de querer ser alguien distinto a quien eres realmente. Eso genera mucho sufrimiento y vulnerabilidad”, explica Mauricio Sandoval, experto en psico-dermatología de la Universidad Católica. “La persona busca con desesperación algo que le devuelva la felicidad y puede caer en la trampa de que estos productos van a traerla. Pero no lo hará, porque la persona está buscando ser alguien que no es, o que ya no va a volver a ser”, agrega. 

Adriana Serrano cuenta que nunca se preocupó mucho de su piel hasta ahora. “No tenía bloqueador, me salían muchos granitos en la cara y también las ‘patas de gallo’. Todo eso empezó a afectarme y compré lo que podía pagar en ese momento. Confié a ojos cerrados porque la marca tenía buenos comentarios”, cuenta. “Pero todos en dermatología sabemos que el principal previsor de las arrugas en la piel es el bloqueador, porque es el sol el responsable de hacerlas aparecer si es que no es por genética”, dice Mauricio Sandoval.  

“Eso no significa que el skincare no sirva para nada”, agrega la doctora Barría, quien aclara que las cremas pueden ayudar a tener una piel visiblemente saludable. “Pero es igual que ir al gimnasio: puedo preocuparme e invertir mucho tiempo y dinero para estar saludable, pero nunca tendré el mismo cuerpo que tenía cuando era una niña”, dice. El gran problema, es la desconexión de información sobre factores fundamentales que necesitan las cremas para hacer un tratamiento de prevención funcional y la publicidad.

Clara Valenzuela es química farmacéutica en cosmética y creó su propia consultora para asesorar a 40 marcas en la creación de más de 100 productos. “El marketing no habla lo que es importante con la parte de la formulación científica”, cuenta. “Si tú eres un cliente y quieres crear o utilizar un producto antienvejecimiento, yo, como química, te puedo recomendar los activos en su concentración exacta de eficacia. Pero eso no te lo va a decir la etiqueta de las marcas en el mercado”, afirma. Esa es la clave de funcionamiento que no está siendo considerada por la publicidad. Y, según la especialista, tampoco por el ISP. 

Los principios activos

Se le llama “principio activo” a las moléculas de nutrientes, vitaminas o minerales que pueden hacer un cambio en la piel y que traen los productos cosméticos. “La vitamina C, el ácido hialurónico, el retinol y ahora la niacinamida son activos que tienen evidencia científica en ayudar a la hidratación y a mejorar la apariencia de la piel. Ahora, si estamos hablando de una arruga de expresión marcada, eso no te lo quita la crema. Ahí hay que entrar a un tratamiento dermatológico de otras características”, explica Katherine Barría. 

Adriana Serrano denunció lo que le había pasado en un grupo en Facebook sobre cosmética en Chile. De 106 comentarios en la publicación, solo uno contenía esta información: “Probablemente los hielos de aloe vera en tu producto no tienen el porcentaje de aloe que dice traer. Por eso tu piel reaccionó”. Clara Valenzuela, explica por qué la concentración de los activos es tan relevante.

“Son tres cosas que uno necesita para que el activo, actúe. La primera es una concentración específica según el problema que quieres solucionar. Dos, hay que ver qué tan hidrosoluble o liposoluble es. Y tres, qué tamaño tiene la molécula para que pueda ingresar a la piel”, plantea Barría. También agrega que “los principios activos no atraviesan por los poros, atraviesan por la barrera epidérmica. Hay que imaginar una pared de ladrillos cerrada con cemento. Por eso es que tiene que haber una preparación específica de los distintos principios activos para que logren penetrarla”. 

Esa elaboración es la que debe estar registrada en algo que se llama “estudio de eficacia”. Clara Valenzuela cuenta lo que pasó una vez que le pidieron hacer una crema anticelulitis. “Busqué un activo súper bueno. Pero para que realmente cumpliera con lo que decía el ‘estudio de eficacia’, había que poner un 3% de moléculas en el producto. El kilo de activo costaba 800 dólares. Si yo compraba un kilo, y hacía mil unidades, solo iba a ocupar un 1% de concentración en cada crema”, narra. 

“Fui a decirle a mi cliente que necesitábamos usar un 3%”, continúa. “Eso significaba comprar tres kilos en 2.400 dólares y me dijo que no. ´Pongamos solo un 1%’. Efectivamente, eso le iba a permitir poner en la etiqueta que el producto era ‘anticelulitis’. Así empieza la mentira”, dice. 

La fiscalización incompleta del ISP  

Para fiscalizar los ingredientes cosméticos en los productos, el ISP usa COSING, “una base de datos de la Comisión Europea que recoge información sobre: sustancias de los anexos del reglamento (CE) N° 1223/2009; Directiva 76/768/CEE (Productos Cosméticos); opiniones sobre ingredientes cosméticos del comité científico de seguridad de los consumidores (CCSC) e ingredientes cosméticos del inventario 2006/257/EC”. No hay una especificación a la revisión de la cantidad y concentración de las sustancias en los productos. 

“Lo que hace el fiscalizador es revisar si los ingredientes que tú dices que tiene el producto al registrarlo, realmente están ahí”, comienza a explicar Clara Valenzuela. “Por ejemplo, el ácido hialurónico es hidratante, entonces si está en la crema, lo puedes poner en la etiqueta. Pero quien fiscaliza no va a cuestionar si le ponen un 0,1 de molécula o un tres por ciento“. 

Luego, la etiqueta dirá ‘hidratación inmediata de las arrugas profundas’. “No puedes saber cuánto efecto, ni en cuánto tiempo, ni en qué lugar del cuerpo tendrán los activos sin esa información”, explica la especialista. Incluso, hay que fijarse si la crema tuvo o no la revisión de un fiscalizador. 

Todos los productos cosméticos deben tener una numeración. El costo de conseguir ese número de registro en el ISP es de 60 mil pesos. Pero, si la crema tiene efectivamente la revisión de un fiscalizador que asegure que trae el ingrediente —aunque no sus cantidades—, la etiqueta tiene que tener una “C” para corroborarlo. El costo de la “C” es de  900 mil pesos. “Esa letra tiene que estar sí o sí. Si no la tiene, esa es la primera señal de que el producto no ha sido revisado y que puede haber una mentira”, dice Valenzuela. 

Lo que descubrió el SERNAC

El “Estudio descriptivo sobre disponibilidad de información relacionada a productos de cuidado facial comercializados en plataformas electrónicas: Skincare” realizado por el SERNAC en diciembre 2023, que reveló las once cremas que tenían publicidad engañosa, sí detalla la función de los principios activos más utilizados. También define los parámetros de eficacia que deben tener los productos. Entre ellos, sí se menciona la concentración molecular y la forma de uso.

Pero al mirar el cumplimiento relacionado a la entrega de información por parte de las plataformas web de diez empresas —Falabella, París, Ripley, Salcobrand, Cruz Verde, Ahumada, Líder, Jumbo, Hede Salud y Central Klinic—, el 51% no tenía disponible toda la información necesaria para evaluar el uso de un principio activo. Además, el 16% de los 361 productos revisados, no informó ni siquiera qué principio activo tenía. 

“Hemos llegado a engaños extremos en la publicidad de cosméticos”, opina Mauricio Sandoval, quien plantea que eso conlleva consecuencias que afectan gravemente la salud mental. “Te ponen a una modelo perfecta para manipularte. La modelo puede tener buena piel por genética o, incluso, no ser la misma persona que es hoy día porque el comercial lo grabaron hace años. Incluso han puesto rostros de gente que ya está muerta. Yo creo que no está mal querer hacer cosas para estar o sentirse mejor. Lo peligroso es ser influenciada o influenciado por mentiras. Sobre todo para las niñas.”, agrega.  

Veinte años y buscando cremas para las arrugas

El círculo vicioso por los cánones de belleza tiene un nuevo referente para las mujeres hoy: Corea. “¿Por qué las coreanas tienen la piel lisa? No conciben un rayo de sol en su piel. Hasta para la playa van con protectores para cubrir su cara”, dice Katherine Barría. Yazna Villarroel (20) cuenta que se lo han dicho mil veces, pero que para ella, los famosos “10 pasos de la rutina coreana” son un ritual relajante. “Me gusta gastar en estas cosas porque siento que me estoy cuidando, huelen rico y aprendo mucho en redes”, explica. 

Inmediatamente, aparece en su celular el perfil de Facebook de “Renata Bley” con 0 seguidores, 0 seguidos, una fotografía de perfil -claramente editada y con filtro- y una publicidad pagada que dice: “¡Una piel perfecta nunca ha sido tan fácil!”. En el video, ella muestra cómo se pasa por la cara una máquina llamada “tinylift”. Luego pide que observen la diferencia en pocos segundos.

“Si no me funciona en un par de semanas, trato de ir cambiando el producto no más”, dice Yazna Villarroel. “Yo creo que en algún momento encontraré el producto que me ayude a prevenir las arrugas, pero eso, obviamente, lo sabré en muchos años más, para ver si me aparecen o no”, continúa. Mauricio Sandoval cuenta que, desde la psico-dermatología, la ansiedad por prevenir las arrugas en la piel a temprana edad va en aumento, y que a su consulta llegan niñas preguntando cómo hacer skincare. “La piel joven y adolescente no requiere un antiedad. No es real que usar productos a esa edad van a evitar que envejezcan”, opina. 

Después de la pandemia, tres de cada cuatro chilenas y chilenos (75%) incrementaron la preocupación por su rostro, pero el 30% no sabía lo que era la barrera cutánea, según los resultados de la encuesta CERAVE publicados en 2022. “La piel es un órgano vivo que tiene procesos biológicos. No hay inmediatez”, afirma Katherine Barría, para luego plantear: “Por mucho que yo haga un skin perfecto, si me alimento mal, tomo sol y me fumo una cajetilla al día, obviamente no voy a tener resultados positivos”. Clara Valenzuela agrega: “Un cosmético funciona igual que un fármaco en el sentido de que se debe estudiar como usarlo, leer la información técnica de los productos y no fiarse solo del marketing. Si no tienes la información necesaria, será una pérdida de plata. O peor, de salud”. 

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