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Cultura & Pop

3 de Febrero de 2024

El circuito del jazz en Santiago: seis bares recomendados para escuchar música en vivo

Solo en Santiago la ruta del jazz y el blues es bastante popular, animada, y trasciende generaciones, estilos, ondas y preferencias. Hay para una diversidad de gustos. El panorama incluye carteleras durante casi toda la semana: lanzamiento de discos; tributos a los clásicos o standards estilo Coltrane, Miles Davis o Duke Ellington. También se encuentran las infaltables y espontáneas jam session y espacios que combinan música, coctelería y buena comida. Aquí, un recorrido de seis locales nocturnos para ver ir a ver buen jazz en vivo en la capital.

Por Valeria Aguayo

Aunque se pudiera suponer que el jazz es patrimonio de ciudades como Nueva Orleans o Memphis, exclusivo de intelectuales, snobs o para un pequeño grupo de personas, Chile tiene una escena musical amplia y de gran riqueza cultural. Solo en Santiago la ruta del jazz y el blues es bastante popular, animada, y trasciende generaciones, estilos, ondas y preferencias.

Hay para una diversidad de gustos. El panorama incluye carteleras durante casi toda la semana: lanzamiento de discos; tributos a los clásicos o standards estilo Coltrane, Miles Davis o Duke Ellington. También se encuentran las infaltables y espontáneas jam session y espacios que combinan música, coctelería y buena comida.  

Decidimos conocer la ruta en la capital y nos apoyamos en Gatillo Gerard, líder y vocalista de la banda Bluseros Muertos, que lleva años tocando en distintos espacios, como el Grez. El local, que tuvo su rincón en el barrio Bellavista, tras el estallido social cambió de dirección y se fue al corazón de Providencia, a Dr. Manuel Barros Borgoño 81, a pasos del metro.

El Grez, con sus paredes de cemento, tiene una ambientación que evoca a un pub de película inglesa y que goza de intimidad y calidez. Con una gran barra, su escenario casi a ras de suelo recibe en sus sesiones de jam a jóvenes músicos que se turnan para revivir los standards frente a una audiencia más festiva y bastante heterogénea. Las guitarras, bajos y teclados, junto a un pequeño piano, resuenan con más fuerza cuando hay cantantes que hacen vibrar al público.

Grez

Si bien su sello es el blues, los músicos del jazz también poseen su espacio. El local tiene una buena periodicidad para la publicación de su cartelera mensual. En general, las tocatas inician los martes, pasadas las 20:30, con Jazz Jam Session; miércoles con Jam de Blues y el resto de la semana con intérpretes como Sebastián Arriagada cuarteto, el guitarrista Matías González, el batero Jorge Díaz o Serious Business, entre muchos otros. En marzo, cuenta su dueño, serán los primeros en Santiago en estrenar una carta que replica los típicos platos de Nueva Orleans.

Si nos vamos a Bellavista encontramos a uno de los clásicos, el Thelonious, lugar de jazz que brilla por el respeto por sus intérpretes, jugársela por composiciones propias y un amplio espacio para jóvenes talentos. En Thelonius sentir y escuchar la melodía es sagrado. Es que cuando un intérprete toca el primer acorde, el espacio se inunda de silencio. La conversación, minutos antes animada, se detiene, y la atención se centra en el espectáculo.

Y en la medida que los saxos, trompetas o el piano resuenan con los distintos ritmos y estilos de jazz, es inevitable no fijar la atención en las enormes fotografías en blanco y negro que decoran sus paredes burdeo, bajo una semisombra sobre las mesas de madera y con luces dirigidas a la agrupación de turno. El silencio de la audiencia es único y hasta la barra y los garzones realizan movimientos sigilosos.

Thelonious

Cuando la banda finaliza su presentación, todo comienza a bullir. Los fumadores se van directo a una pequeña terraza interior a conversar sobre acordes, ritmos, bandas, y las copas y el ruido del bar vuelve a rugir hasta que se pone en marcha la segunda función.

La cartelera del Thelonius es intensa y diversa. Aquí se puede disfrutar de los mejores exponentes, como Jasper Huysentruyt trío, además de lanzamientos, jam sessions que en ocasiones se transmiten por streaming, y con una variada carta de comida, donde la tortilla española junto a un buen vino deja siempre contentos a los comensales. Por lo general, se cobra un cover de unos $7.000 por persona, y semanalmente publican su cartelera que parte tipo 21:00 en Bombero Núñez 336, Bellavista.

Estar en el Club de Jazz, de alguna forma, hace olvidar que se está al interior de un mall. En sus orígenes, allá por los años 40, estuvo en Macul, a pasos de Irarrázaval. Se dice que sus dueños vendieron el terreno y hoy ahí se emplaza un gran edificio con letreros de comida rápida. El Club se trasladó a un espacio en el Mall Plaza Egaña, junto al restaurante La Fábrica (desde donde se hacen las reservas).  El melómano encuentra aquí mesas cercanas a un pequeño escenario en altura, que permite disfrutar de un ambiente alegre, jovial y muchas veces entusiasta.

Club de Jazz

La atmósfera pareciera ser más relajada y familiar. Con las pizzas como especialidad -recordemos que es una alianza con la Fábrica- el Club dispone de ambientes separados. Por ello, si se quiere vivir la experiencia musical, es importante pedir espacio en el salón principal. La cartelera -de martes a domingo- es bastante extensa. Desde las 21:00 horas encontramos exponentes del jazz gitano con los Cerro Alegre Hot Club; Swing con Gabriel Feller o el trío de jazz fusión liderado por Vane Bravo.

Inaugurado hace unos diez años, The Jazz Corner fue un proyecto de uno de los trompetistas más reconocidos en el ambiente musical, Cristián Cuturrufo, una pérdida para la escena artística durante la pandemia. Su escenario se ve desde la calle y la audiencia puede estar de pie junto a la barra, disfrutando de artistas que tocan “standards”, vocales o fusión. Hay rincones que no cuentan con vista al escenario, porque el local trató de mantener la arquitectura original de la casona. Pero el sonido lo inunda todo y para quienes aman la música, no tener vista a la banda de turno es solo un detalle.

El público es diverso y congrega distintas generaciones y tipo de asistentes. Al estar en las esquinas de Av. Italia y Santa Isabel, llegan turistas, paseantes y parejas a disfrutar de una buena comida y cócteles. Durante el año el local ilumina el sector de martes a sábado. Las trompetas, el saxo y el piano tienen una abultada cartelera que reúne a tríos, cuartetos e incluso tributos a músicos del jazz y otros como Elton John. El Corner tiene un buen sitio web, desde donde se pueden comprar los tickets y reservar mesa a través de un fácil sistema en línea.

Tromba Pomodoro. Foto: Greco Rojas

Y continuando con la ruta, Gatillo Gerard comenta que Tromba Pomodoro tiene uno de los mejores espacios para disfrutar del blues y jazz. Y lo confirmamos. Casi escondido en las esquinas de Miguel Claro y Santa Isabel, nada hace presagiar que bajando por unos escalones se accede a un subterráneo. Consiste en una especie de cueva, de paredes azul oscuro y lámparas en forma de esfera (muy setenteras) que hacen al asistente imaginar que está en uno de los rincones de la casa de Miles Davis o en el Birdland de Nueva York. La noche que asistimos la cartelera incluía jam session, liderada por el pianista Seba Castro, en la que abundaban jóvenes talentos inscritos para tocar entre todos los clásicos del jazz.

Tromba Pomodoro tiene a su comunity manager y fotógrafo, Greco Rojas, que rigurosamente publica su cartelera semanal en instagram. En ella se agendan jam session, blues y  jazz. Uno de sus sellos, además de la música, es la pizza de masa madre, que se puede disfrutar en la terraza del local, ideal para los días de verano. Su cartelera tiene a músicos de la talla de Sebastián Castro trío, Daniela Medel o Cristóbal Piña, entre muchos otros.

En Antupirén, jueves, viernes y sábado hay música en vivo en el bar restaurante Kahuin. El local es un espacio de arquitectura más rústica, como si se estuviera en un pequeño pueblo, con decoración folclórica, predominancia de muebles y paredes de madera, además de una terraza desde donde se puede disfrutar de la música.

Kahuin está en Peñalolén alto, en el Patio la Rosa, junto a una feria de artesanos, por lo que es más difícil el acceso en autobús. Su espacio tiene buena acústica, es amplio y ofrece una rica carta de comidas. La cartelera musical es para los fines de semana y tendrán en febrero un receso hasta marzo. Y si bien hay tributos a Silvio, Serrat o Vìctor Manuel, también se puede escuchar en un ambiente familiar a intérpretes como Jasper Huysentruyt trío o Jorge Campos Electro Jazz, connotado músico de bandas en Congreso, Santiago del Nuevo Extremo y Fulano.

Gatillo nos cuenta de otros espacios, como la Sala SCD en el Mall Plaza Egaña, colectivos de jazz, además de los clásicos festivales que distintos municipios como el de Providencia producen en verano.

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#blues#jazz#la ruta

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