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11 de Febrero de 2024

La historia de Janette Guerra, que escapó del incendio con sus dos perros y hoy es una de las 35 personas desaparecidas en Viña del Mar

Fotos: Felipe Figueroa

Según el último balance entregado por la ministra del Interior y Seguridad Pública, Carolina Tohá, aún permanecen 35 personas con paradero desconocido, tras la tragedia en la región de Valparaíso, por los incendios. A más de una semana de que distintas familias iniciaran la búsqueda de un ser querido, tres personas cuentan sus angustiosas experiencias tratando de dar con el paradero de un familiar extraviado: una que encontró dos días después a su familiar vive, otra historia que tuvo un final trágico y un tercer caso, el de Janette, que escapó del fuego con sus dos perros y su caja de remedios, se subió al bus de un vecino para escapar, y aún no ha sido encontrada.

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Giorgia Álvarez aún recuerda la hora en la que Janette Guerra (63), su prima, se conectó por última vez a WhatsApp: eran las 18:41 del viernes. Lo tiene grabado en su memoria porque fue lo primero que vio cuando trató de hablar con ella, después de ver en las noticias que Achupallas, donde vivía su prima, estaba siendo devorado por el fuego del incendio que afectó a varias comunas de la región de Valparaíso. La llamó, pero no contestó. 

“Al otro día fui yo, para buscarla, para saber de ella. Pero era desolador, terrible, terrible”, recuerda Giorgia. Lo que vio definió un antes y después: la casa de Janette se había convertido en cenizas y escombros. “No quedó nada, porque su casa tiene la cabecera en El Olivar y al costado está la carretera El Troncal. No quedó nada, nada”. Lo único que quedaba en pie era la estructura quemada de la casa, con el marido de su prima vivo.

Él, al igual que ella, tampoco la había visto. Le explicó que, cuando el fuego llegó, tuvieron que separarse. Mientras él se quedó ayudando a apagar el incendio en el paradero 10 de Achupallas, Janette tomó sus dos perros y su caja de remedios, y se subió al bus de un vecino para escapar. 

Sin embargo, con la ayuda del relato del conductor, supieron que el bus nunca pudo llevar a los vecinos a un lugar para refugiarse. Cuando se estaban yendo por la carretera, el incendio los alcanzó. En medio del caos y con las llamas pisándoles los talones, todos decidieron bajarse del vehículo y acordaron encontrarse en una panadería del sector. Y si bien todos llegaron al lugar, la única que faltó fue su prima. Así comenzó una extenuante búsqueda que continúa hasta hoy.

Janette es una de las 35 personas cuyo paradero sigue siendo desconocido, tras la tragedia del pasado viernes. Un incendio que, hasta las 19:00 horas de este 9 de febrero, ha dejado 131 víctimas fatales.

Además, según el último balance entregado por el Servicio Médico Legal, “a la fecha, y tras las pericias genéticas desarrolladas por el Departamento de Laboratorios del SML regional, se lograron resultados positivos en 15 casos, aumentando en 78 el número total de personas fallecidas identificadas”. 

***

Katherine Escobar tuvo que esperar hasta las siete de la mañana del sábado para poder ir a buscar a su tía, Rebeca Escobar (78). Debido al toque de queda, su padre y ella vivieron una noche entera de incertidumbre y preocupación, en la que las llamadas de teléfono a las autoridades no le daban una respuesta clara.

Cuando recién pudo acercarse a El Olivar -el lugar donde vivía su tía-, vio la casa de Rebeca desde la carretera. La imagen la dejó helada: la reja estaba con candados y cadenas, y un montón de vecinos se encontraban alrededor de ella. Inmediatamente pensó que Rebeca había quedado atrapada dentro de su hogar durante el incendio.

“Dejé mi auto tirado allí en El Troncal, y pasé las barreras. Llegué corriendo a su casa”, dice Katherine Escobar. “Pregunté por Rebeca, y me dijeron que la habían sacado a tiempo. Me fui al piso inmediatamente. Me llevaron agua y todo”, cuenta. 

Una vez que se calmó, los vecinos le contaron que su tía había subido a un auto con rumbo a Miraflores, a la casa de unos amigos. Aun así, ni ella ni su padre sabían qué amistades eran. “En verdad me quedé con la impresión de que estaba viva. Lo demás no importaba”, enfatiza. Así, antes de irse de allí, le entregó su número de teléfono a todos los vecinos en caso de que Rebeca llegara a ver su hogar. 

Aun así, la incertidumbre creció a medida que pasó el día y aún no sabían de ella. El teléfono ni siquiera era una solución, pues Katherine estaba al tanto de que Rebeca no había arrancado con él. “La angustia, todo el proceso de no saber dónde la evacuaron, preguntábamos en el albergue… no teníamos idea de dónde estaba”, cuenta. “Mi papá estaba muy angustiado, le decía: ‘Quédate tranquilo, que por lo menos está viva’”, añade Katherine. Ese era su único consuelo, hasta que apareció.

Rebecca Escobar.
Rebeca Escobar.

Ocurrió dos días después del incendio, el domingo en la noche. En ese momento, Rebeca volvió a El Olivar para ver el estado de su casa, justo como su sobrina lo había predicho. Los vecinos del lugar la llamaron, y así, ella pudo hablar con su tía después de largas jornadas de lidiar con la incertidumbre.

“Le dije: ‘¿estás bien?’. Y ella se puso a llorar. Me decía: ‘Perdí mi casa’. Y yo le decía que no importaba, que estaba bien”, recuerda Katherine. Su padre fue a buscarla y por fin pudieron reencontrarse. “Está con nosotros, se está quedando en la casa de mi papá. Y bueno, lo demás se perdió todo, pero son cosas que se podrán recuperar de alguna forma u otra. Pero lo importante es que ella ya está bien”, concluye Katherine. 

***

Maribel Veliz tuvo que adentrarse en medio de la oscuridad y destrucción que dejaron los incendios de Viña del Mar para buscar a Inelia Bórquez (72), su madre; y a Trinidad Rojas (17), su sobrina mayor. Lo hizo con gran parte de su familia, quienes tuvieron que trasladarse desde San Felipe para ayudar a encontrar a sus familiares. 

En un principio, cuando llegó, las únicas personas que encontró fueron su hermana y sus dos sobrinos menores. Ella les contó el horror que enfrentaron en El Olivar, cuando trataron de escapar en auto y las lenguas del fuego consumían el sector entero.

“Llegó un momento en que ya no pudieron seguir avanzando en el vehículo porque era demasiada gente, y tuvieron que escapar hacia Villa Independencia”, cuenta Maribel, con la voz baja y entrecortada. Agrega que esta fue la única opción que sus familiares podían tomar, pues el otro camino era cerca del Jardín Botánico, que, para ese entonces, ya estaba consumido por el incendio. 

Incendio en la región de Valparaíso.

La hermana de Maribel les contó que, una vez salieron del auto, el lugar era un caos: una multitud de personas corrían, gritaban y lloraban para poder encontrar refugio. Teniendo eso en cuenta, su hermana se preocupó de sus hijos más pequeños, de diez y siete años. Sin embargo, perdió de vista a su hija mayor, Trinidad; y a su madre, Inelia. “Entre tanta gente, mi hermana siempre pensó que ellas iban más adelantadas”, explica. 

Así, cuando Maribel y su hermana se reencontraron, la búsqueda de Inelia y Trinidad se puso en marcha. A pesar de que las antenas no funcionaban, las llamaron por teléfono incontables veces. Hicieron publicaciones en redes sociales, que no tardaron en hacerse virales. Recorrieron albergues y hospitales, con la foto de sus seres queridos en la mano. Pero no tuvieron suerte con ninguno de esos métodos.

“Fuimos varias veces a los albergues, porque seguían llegando personas. Las bajaban militares, bomberos. Entonces, nunca perdimos la esperanza de hallarlas. Pero llegó un momento en el que nos bajó la desesperación, como alrededor de las dos o tres de la mañana”, cuenta Maribel. En ese momento, decidieron realizar el mismo recorrido que habían hecho al escapar: partieron desde El Olivar hasta Villa Independencia caminando. “Fue atroz. Vi la devastación, cuerpos calcinados en la calle. Esa imagen la tengo grabada. Fue del terror, de verdad”, describe Maribel.

Ninguno de sus esfuerzos tuvo éxito, a pesar de que seguían llamando por teléfono. Pero fue en uno de esos intentos, alrededor de las cuatro de la madrugada, cuando un funcionario de la PDI les contestó: había encontrado las pertenencias de Inelia y Trinidad.

Se encendió la esperanza, la cual fue crudamente arrebatada cuando se enteraron de que habían encontrado sus cuerpos sin vida. “Nunca pensamos que las íbamos a encontrar muertas. Allí estaban ellas. Gracias a Dios las encontramos, no como las hubiéramos querido encontrar, pero las pudimos reconocer”, confiesa Maribel. “Las encontramos a las dos abrazaditas”, cuenta.

A pesar de que los cuerpos fueron retirados esa misma noche, la familia de Maribel pudo tener los restos de su sobrina y madre recién el lunes en la tarde. “El Servicio Médico Legal estaba colapsado. Nos explicaron que el procedimiento iba a ser más o menos lento porque no tenían ni el personal ni el equipamiento”, explica.

El funeral de Inelia y Trinidad se realizó el pasado miércoles en Quebrada Herrera. En la caravana de camino al cementerio, las dos carrozas fúnebres eran seguidas por varios autos de familiares y amigos. “Es muy triste. Como familia nos ha golpeado muy, muy duro esta tragedia”, concluye Maribel.

***

Giorgia Álvarez cuenta que han recorrido todos los albergues y han buscado por todo Gómez Carreño y Achupallas. “Ya no sabemos dónde buscarla. En el Cesfam, la morgue, el hospital…”, cuenta con desesperación. Incluso, relata que la PDI los llama periódicamente para saber si han tenido noticias de su prima. 

La última instancia a la que recurrieron fue el SML. Allí, los familiares dispusieron de su ADN este martes para ver si uno de los cuerpos encontrados tras el incendio corresponde a Janette. “La hija es de Santiago, así que ha estado entrando y saliendo de Viña para buscarla”, relata Giorgia Álvarez. Hasta el momento, la institución no ha dado respuesta.

A pesar de eso, la familia de Janette mantiene la esperanza de dar con su paradero. Su foto, en la que tiene una sonrisa afable y sus ojos se achinan detrás de sus lentes cafés, aún recorre las calles de Viña del Mar con la esperanza de ser encontrada. 

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