Con más carisma que un buen libreto: Sergio Freire ofrece en Viña 2024 un show por debajo de las expectativas

Se apagaron las luces de la Quinta Vergara. Citando una antigua canción parodia a Justin Bieber de “El Club de la Comedia”, apareció en una limusina, en medio de un grupo de bailarines, Sergio Freire en el escenario del Festival de Viña 2024. Las expectativas eran altas, pero tuvo que lidiar con un inicio deficiente en su libreto, con poca chispa e inferior a lo que había mostrado en otras rutinas, como su paso por este evento en el 2018, y que tuvo como beneficio el cariño de la gente y su carisma.

“La última vez que vine, fue hace seis años atrás, y lo hice bajo otro gobierno en Viña, Virginia Reginatto“, empezó la rutina, provocando las pifias del público. “Ah, qué la quieren”, agregó, provocando las primeras risas, pero delatando un ritmo lento.

El comediante siguió con su show, la que logró ser el peak de todo el Festival de Viña, promediando 41.3 puntos durante su presentación, con un peak de 42.2 entre ambos canales (TVN y Canal 13), muy lejos de los 5.5 de Chilevisión y 5.3 de Mega.

Su segundo blanco de sus chistes fue Cathy Barriga. “Había gente que quería que ella pagara con cárcel, excepto en la cárcel. Los presos decían que iban a pintar la celda de rosado o que nos van a sacar al patio a bailar”, señaló. Durante esta entrada, tuvo un ritmo lento, pero que solo conectó con el público por el cariño que le tienen desde sus tiempos de “El Club de la Comedia”.

Incluso se dio el tiempo de citar su chiste del 2018, cuando comentó que Sebastián Piñera los confundió con Los Bunkers. “Estoy algo cansado igual, porque me tocó cantar antes con mi banda”. Así, Sergio Freire aseguró los aplausos del público, para pasar inmediatamente a historias sobre los dos trabajos de su DJ y lo que ha sido ser padre.

Tras algunas pifias a José Antonio Kast, señalando que quizás uno de sus hijos le salió comunista, relató que “le mandaba mis ideas constitucionales a la primera temporada, que fue la que vi. Tenía un personaje, en los primeros capítulos tenía cáncer, y después no, un giro de trama impresionante. Le mandaba a sus correos personales, y nunca me los respondieron”. Esto dio pie a una supuesta lista de ideas constitucionales.

Una rutina con ritmo lento

Con un ritmo más tranquilo, el comediante se sabía cómodo con un público que era su target. Por lo mismo se tomaba sus tiempos para lanzar cada chiste que iba hilando a modo de historia.

Incluso, se dio el tiempo de recordar su sketch de Carabineros de “El Club de la Comedia”. También hizo mención de Rodrigo Salinas, con quien mantiene una amistad desde los tiempos de aquel programa. Tras ser molestado de que los consideraban pareja, dio un consejo para los enamorados. “Nunca inviten visitas cuando estén peleados. No lo hagan. Hace poco un amigo me invitó a su casa, me demoré años en ir porque vive lejos. Llegué y lo vi en el jardín. Me dijo ‘pasa a este templo del amor’. Llega su pareja y él le dice que abra un vino. Claro, voy altiro, como no hago nada en mi casa”.

“Me puse nervioso y le digo por qué no se ponen algo de música. Obvio me dijo la señora, voy a poner una canción que me encanta”, dijo Sergio Freire. Allí puso “Rata Inmunda” de Paquita la del Barrio, que fue coreada por el público mientras Freire seguía con su rutina.

Si bien, el público de la Quinta Vergara reía con sus chistes, era notorio que su espectáculo tenía más guiños para ellos, más no así para la gente que se encontraba en la casa. Algunos remates parecían no llegar o pasaban desapercibidos.

El regreso de un histórico en la rutina de Sergio Freire

Una de las primeras sorpresas fue el regreso a la luz pública de Juan Pablo Flores. El exintegrante del programa de comedia de Chilevisión que se había alejado de las pantallas tras el final. Allí, apareció junto a Rodrigo Salinas interpretando a una pareja de “cuicos”, imitando el lenguaje “síútico” indicando que trabajaban en una inmobiliaria.

Allí hicieron algunos chistes sobre el socavón en Concón, indicando que era una novedad y que incluso le habían cambiado el nombre a los edificios. Luego mostraron el Puente CauCau diciendo que en realidad era un skatepark para “sacar al joven de la droga”.

En ese momento, la rutina se levantó un poco gracias a la espontaneidad de ambos excompañeros de Sergio Freire Estuvieron un par de minutos y ganaron la ovación del público. Tras salir, los aplausos (que generalmente llegaban desde galería) se entibiaron, incluso cuando le dieron la primera gaviota a los 50 minutos de rutina.

Tras un breve bis, que iba a un ritmo mucho más lento, con algunos chistes religiosos, como una manda al “Dios brasileño” o el perdón del Papa Juan Pablo II a la persona que le disparó. Un remate repetitivo y que no estuvo a la altura de lo que el comediante hizo, por ejemplo, en su visita pasada a la Quinta Vergara.

A pesar de ello, se llevó la Gaviota de Oro, con un público que no estuvo tan entusiasmado como con otros comediantes. Pero, al final, ganó el cariño que la gente le tiene al histórico integrante de “El Club de la Comedia”. Igualmente, se retiró del escenario, y la efusividad fue tan poca que nadie pidió otro bis o algún chiste más.