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Opinión

27 de Noviembre de 2019

Columna: El modelo democrático ausente de la papeleta

Agencia UNO

Si quisiéramos realmente cambiar el modelo, pediríamos el fin de la acumulación y del derecho a herencia, pero como ven nos conformamos con poco, con tener las condiciones necesarias para ir a generar riquezas y seguir produciendo para ustedes.

Jenny Arriaza Inostroza
Jenny Arriaza Inostroza
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Hace algunos días, nos sorprendimos de la celeridad con la que parlamentarios se sintieron convocados a dar respuesta al llamado de paz de un gobierno que había anunciado la guerra, en un país donde no había más que protesta social, sin duda, imaginaron que la única salida posible a la crisis era acelerar los procesos de negociación.

El lenguaje del gobierno “guerra-acuerdo de paz” se vincula con la concepción de un enemigo, en este caso un enemigo interno,  que al parecer sería la ciudadanía, nada más ni nada menos, que sus propios electores.

En guerra, uno negocia la paz con el enemigo, aquí se negoció entre parlamentarios dejando fuera de toda decisión a la ciudadanía. En el fondo la paz se negoció entre quienes son cuestionados. El argumento que los cambios deben hacerse en el Congreso, aun siendo legalmente cierto,  es extremadamente conservador y en total desacuerdo con los tiempos. Esto explica por qué no ha disminuido la lucha social y por qué tantas voces se han levantado en su contra.

Por estas razones, se hace imprescindible reflexionar sobre la necesidad de imponer la Asamblea Constituyente, bajo nuestros términos, los de la gente de a pie. Del mismo modo, en que debemos pensar el mejor mecanismo de elección de los constituyentes, asumiendo claramente que la opción “Sí, al cambio de Constitución” será la que ganará.

Una nueva Carta Magna implica repensar de forma radical el futuro de quienes vivimos y viviremos en éste pedazo de tierra llamado Chile. Discusiones sobre el futuro ecológico, el modelo social, la laicidad, entre tantas otras temáticas, deben estar presentes, y para ello necesitamos la visión de mundo de la mayor cantidad de personas. Es por eso que,  Asamblea Constituyente no es solo un grupo de asambleístas, es también su conexión con los cabildos, asambleas y distintos espacios de saber local.

Pero no todo puede ser crítica, debemos ser capaces de presentar una alternativa a lo propuesto, empujar la inclusión de una tercera opción en la papeleta de abril, en el fondo cambiar el paradigma en la forma de plantear la política.

Demarquía: Todas y todos responsables del futuro.

La demarquía es un concepto acuñado por el filósofo australiano John Burnheim, quien en el fondo teoriza y actualiza el principio de democracia griego que se basaba en el “sorteo”, no existe democracia más radical que aquella que se puede construir entre todas las personas que vivimos en un mismo territorio (Estado-nación, comuna, etc.) de manera aleatoria. Toda persona tiene la capacidad de gobernar, decidir y es una responsabilidad que debemos adquirir como ciudadana/os, simplemente porque cada uno de nosotros sabe que es lo que nos afecta y cambia la vida.

Desde esa perspectiva, lo que se propone aquí es que la Asamblea Constituyente sea escogida por sorteo, siendo el modelo de las elecciones municipales el más apropiado, pues permite que cada comuna tenga representantes.

El sorteo evita que los partidos tradicionales usurpen a la ciudadanía el poder constituyente, a su vez, impide que quienes tienen el poder de los medios de comunicación y los recursos económicos se vean privilegiados en el curso de la elección. Para ello, el Estado deberá subvencionar las campañas y cada candidata/o tendrá el mismo espacio y tiempo de propaganda.

De esta manera entonces, una propuesta de conformación de candidatas/os representantes en la asamblea constituyente podría estar dada por un mecanismo que sortee una cantidad de personas equivalentes a la cantidad de concejales y alcaldes existentes, es decir 2585 personas.

Así, un primer sorteo escogería a 2586[1] personas que denominaremos primo-constituyentes.

En un segundo sorteo a su vez, se escogerían 346 Constituyentes (de las 2586), que estarán a cargo de la redacción de la nueva Constitución, asesoradas/os por expertos en distintas áreas. El resto de los 2240, serán los primo-constituyentes que estarían a cargo de la vinculación entre la ciudadanía (cabildos, asambleas y redes sociales), a su vez funcionarán como fiscalizadores de los constituyentes.

Se harían dos listas, una de mujeres y una de hombres, con una cuota reservada a pueblos originarios de acuerdo al porcentaje de presencia nacional (ver flujograma), las/os candidatas/os deberán cumplir con requisitos básicos de edad (la misma que la de los electores) y probidad (no tener causas en tribunales).

Al final del proceso, en los puntos donde no exista mayoría 3/5 o simple (eso queda por discutirse) se presentarán las alternativas que serán plebiscitadas, la que obtenga mayoría simple será adoptado.

¿Por qué solo debiese haber cuota de pueblos originarios? Primero, porque la disputa política de los pueblos originarios toca directa y profundamente el modelo de organización del Estado-nación (autonomía y plurinacionalidad), la cual debiese estar inscrita constitucionalmente. Toda otra particularidad y esto con el fin de buscar la inclusión total de las demandas sin dificultar el proceso, deberán quedar circunscritas en los cabildos y transmitirán desde ese espacio sus demandas a los primo-constituyentes.

Finalmente, parece importante recordar a nuestra clase política y empresarial, que no somos un movimiento con un ethos infantil o apolítico, que por lo demás, tampoco se busca una gran revolución. ¡Quédense tranquilos con eso! Este movimiento social sigue la línea social-demócrata tan necesaria al capital.

Si quisiéramos realmente cambiar el modelo, pediríamos el fin de la acumulación y del derecho a herencia, pero como ven nos conformamos con poco, con tener las condiciones necesarias para ir a generar riquezas y seguir produciendo para ustedes.

Es por ello, que les solicitamos abrir la posibilidad a esta alternativa: “Asamblea Constituyente por sorteo”, en el próximo plebiscito. Esto sería una muestra genuina de querer un pacto de paz con la ciudadanía; una prueba de respeto a la democracia.

Bonus-track para la/os Constituyentes:

Hace algunos años, una abogada feminista franco-argelina Giselle Halimi, presenta un proyecto de unificación de las legislaciones europeas en materia de género, la particularidad es que se propone que se tomen las mejores legislaciones existentes en las distintas materias eso fue llamado “La cláusula de la europea más favorecida”.

Nuestras/os expertos constitucionalistas, podrían preparar un estudio comparado respecto a las diferentes Constituciones en el mundo y sacar aquellas disposiciones que benefician de manera concreta a la sociedad en su conjunto.

Jenny Arriaza Inostroza
Politóloga Universidad París VIII
Magíster en “Salud, Población y Políticas Sociales” Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales París
Doctora (C) en Ciencias Sociales

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