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Reportajes

4 de Agosto de 2022

El buen momento de la fuerza laboral senior: Relatos de trabajadores y empresas que se sumaron a la tendencia

Ilustración: Patricio Vera

Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas, entre 2010 y 2019 la cantidad de adultos mayores que se encuentran trabajando en Chile aumentó en un 71%. Para 2035 se prevé que un 18,9% de la población en Chile será mayor de 60 años. The Clinic recopiló diferentes casos de adultos mayores en el mundo laboral que retratan este creciente fenómeno, donde las presiones económicas —como pensiones insuficientes— juegan un rol importante a la hora de decidir buscar trabajo.

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Hace cerca de 3 meses, a través de la red social Linkedin, Andreina Saade anunció a la comunidad la nueva contratación que realizó en Greens Chile, su empresa de venta de sopas naturales. 

La contratación del nuevo vendedor la tenía contenta y entusiasta, y atenta por el nuevo desafío que implicaba. “Estoy feliz porque hoy anunciamos la contratación de Alejandro Leyton, vendedor nato con 50 años de experiencia. Ama la calle y el trabajo en terreno (…) ¡Ahora se sumará a nuestro pequeño mundo Greens con toda su experiencia! Está feliz y nosotros con él, porque después de entrevistar a tantas personas, encontramos en él lo que buscamos”, escribió Saade en una publicación. 

Alejandro Leyton, quien acaba de cumplir 66 años, se encontraba —y se encuentra— aún más contento. Debido a su edad, asegura, tuvo varios otros intentos fallidos al momento de buscar trabajo. “Hay que pagar cuentas”, dice. “Yo no puedo darle todo ese peso a mis hijos. Soy de otra generación, para mí es inconcebible pedirle plata a un hijo”, añade Alejandro. 

Alejandro Leyton con los productos de Greens Chile. Autoría: Greens Chile

Según información del Observatorio del Envejecimiento de la Pontificia Universidad Católica, desde el año 2010 la fuerza laboral en Chile ha ido envejeciendo, llegando en 2019 a tener el 50% de esta en una edad igual o superior a 41,2 años, mayor a lo registrado en países como Uruguay, Argentina, Brasil, Bolivia o Colombia. 

La radiografía del Adulto Mayor elaborada en febrero del 2020 por el Ministerio de Desarrollo Social y Familia indica que para el año 2035 la cantidad de personas mayores en Chile (es decir, sobre 60 años) alcanzará el 18,9% del total de la población en Chile, y el 35% en el año 2050. 

Como Alejandro Leyton, son muchas otras las personas mayores insertas en el mundo laboral. Una proyección en torno a la población adulto mayor en Chile publicada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en mayo del 2020 entrega nociones al respecto. Según la Encuesta Nacional de Empleo del INE, la cantidad de adultos mayores trabajando en Chile aumentó en un 71% entre fines de 2010 y fines de 2019, alcanzando más de medio millón de personas. 

La población chilena está envejeciendo y cada vez son más las personas mayores que por diferentes motivos, como presiones económicas, deben salir a enfrentar un mercado laboral que aún tiene mucho por aprender sobre este tema, aseguran las expertas contactadas por The Clinic. 

Un vendedor nato

Antes de volver a Chile, país natal que dejó a los 16 años, Alejandro Leyton cuenta que se ganaba la vida en Venezuela vendiendo seguros, en una sociedad de corretajes que tenía junto a un amigo. Allí las ventas se convirtieron en su especialidad, comenta, pero cuando volvió a Chile, la situación se le puso cuesta arriba. 

“Yo estuve mucho tiempo en Caracas y después en Puerto Ordaz. Ahí me especialicé en venta casa por casa. Desarrollé tácticas de ventas y comercialización, hice cursos, y después cuando llegué aquí me aventuré en el mismo rango. Pero aquí los seguros son muy distintos, no puedes competir con Falabella ni con BCI, que tienen unas condiciones para los asegurados que uno no puede igualar”, dice Alejandro. 

Envió su currículum a distintas ofertas laborales que iba viendo, pero muchas veces no recibía respuesta alguna. “Ni siquiera me atendían. ‘Mande el curriculum a ese correo’… Y lo mandas y ni siquiera te contestan. Es doloroso ver que hay un desdén hacia gente que ha trabajado toda la vida. Sentía una tremenda desilusión, y muchas veces rabia”, comenta. 

Fue por ese entonces que su hija le habló de Cornershop, una aplicación que funciona como intermediaria para la compra de víveres entre los clientes y repartidores. A Alejandro le gustó la idea y se aventuró, no exento de complicaciones. 

Su principal enemigo por ese entonces, asegura, fue la tecnología. “Eso fue terrible, los primeros pedidos los hice con mi hija, para lograr aprender a usar la aplicación, que es bastante complicada. Fue muy difícil, porque mi primer celular lo tuve de viejo”, dice Alejandro. 

Durante el año y medio que estuvo en Cornershop, Alejandro comenta que realizó cerca de 3.000 pedidos. Fue una experiencia magnífica, dice. Cuando el cansancio en sus piernas era mucho, producto de los recorridos que hacía en bicicleta, realizaba los despachos en micro. 

Actualmente Alejandro sigue trabajando algunas veces como Cornershop los días sábado, con el objetivo de no perder su código de repartidor, pero de lunes a viernes trabaja a  tiempo completo con Greens Chile. Allí se desempeña como vendedor, una labor que le apasiona. 

Andreína Saade, jefa de Alejandro, se encuentra muy contenta del desempeño que él ha tenido a lo largo de estos tres meses. Por supuesto, dice, se trató de un desafío, pues tenía en cuenta que serían necesarias algunas capacitaciones, sobre todo en el aspecto tecnológico. 

“Yo ya sabía que tendría que invertir en su capacitación. Pero es como todo… Preferí capacitar en tecnología a alguien que sabe mucho de venta, en vez de enseñar a vender a alguien que maneja bien la tecnología. Mi apuesta fue la primera opción. Por otro lado, en los clientes hemos notado agrado hacia Alejandro, el señor mayor que les vende sopas, tan amable y gentil, nos cuentan”, dice Andreína Saade. 

“Sí hay que tener paciencia para trabajar con un adulto mayor, pero es algo que repetiría sin pensarlo, el ambiente de trabajo es muy agradable, se relaciona muy bien con los más jóvenes del equipo y siempre aporta conocimientos y dichos entretenidos. Además, la tranquilidad de saber que él está trabajando, que no necesito estar encima de él para que haga su trabajo, porque es responsable y valora su empleo enormemente, es genial”, añade. 

Hoy Alejandro Leyton tiene claro hasta cuándo trabajará. “Como decía mi abuelo: hasta que el cuerpo aguante”. 

Un fenómeno en alza

En enero del año 2018, al alero de la Universidad Católica, nació el laboratorio de innovación social en vejez y envejecimiento (SeniorLab), frente a la “necesidad de abordar las oportunidades y desafíos que el fenómeno de la vejez y envejecimiento trae consigo”, indican en su sitio web. 

Con el objetivo de impulsar iniciativas multisectoriales que enfrenten el desafío de la vejez y del envejecimiento, SeniorLab UC formó el proyecto de “Empresas con Experiencia”, financiado por el Gobierno Regional Metropolitano de Santiago, y realizado en colaboración con SENAMA y CPC, donde se busca generar un modelo efectivo de acompañamiento a las empresas para incorporar un cambio de mirada en torno a la vejez, y para mejorar las condiciones de empleo. 

Constanza Contreras, coordinadora ejecutiva de SeniorLab, indica a The Clinic que “lo que se está buscando en este primer año de la red es mostrar por qué es importante innovar en la generación de actividades, y en la generación de acciones que lleven a las empresas a ser amigables con las personas mayores. Y también en ver cómo podrían seguir, cuál es el mejor mecanismo de acción. No es una asesoría propiamente tal, pero sí se intenta ir acompañando en los procesos a las diferentes empresas. (…) Teníamos un objetivo de 10 empresas, que lo logramos en mayo. Ahora vamos en 11 y tenemos 2 más que están en espera”.

Contreras explica que hay una cierta incomodidad al momento de hablar de personas mayores en el mundo laboral. Una incomodidad relacionada al sistema social y el sistema de pensiones existente. “Hablarlo te lleva inevitablemente al tema de que las pensiones son malas, y que las personas tienen que seguir trabajando”, señala. 

Constanza Contreras, coordinadora ejecutiva de SeniorLab. Autoría: SeniorLab

“Ojalá que la mayoría de las personas mayores no esté buscando trabajo, pero la mayoría trabaja porque hay que trabajar, porque hay que vivir de algo. Está cruzado con esto de las pensiones, pero además está muy cruzado porque los sueldos suelen ser más bajos para las personas mayores, porque se cree que sus conocimientos son menos valiosos, o que están pasados de moda, o porque son inflexibles. No es que nosotros las queramos trabajando. Queremos que las personas puedan trabajar si es que ellas deciden hacerlo. Esto se busca desde la igualdad de oportunidades. Buscamos que quienes quieran trabajar puedan hacerlo, y que puedan hacerlo en igualdad de oportunidades y condiciones que sus contrapartes más jóvenes. Y eso es porque tienen harto que aportar en experiencia, principalmente”, añade. 

Y esa experiencia, señala, enriquece a las culturas organizacionales. “Estas diferentes culturas dentro de una empresa generan un algo, y un algo que puede ser enriquecedor, porque al final fomenta la innovación, fomenta diferentes puntos de vista dentro de la empresa, diferentes perspectivas”. 

De todas formas, explica que “cuando uno le va a preguntar a las personas mayores por qué están trabajando, cerca del 70% dice que es porque quiere, lo que no quita que lo pueda necesitar, pero también es porque quiere hacerlo”. 

En la misma línea, según una encuesta elaborada por Travesía 100 en conjunto con Criteria, un 41% de los encuestados se encontraba trabajando. De ese total, poco más de la mitad lo hace “porque le gusta”, y el resto por “necesidad económica”. Del total de personas mayores encuestadas que no se encuentran trabajando, un 34% indicó que no lo hace debido a “falta de oportunidades”.

Contreras cuenta que en Seniorlab han estado relacionados con empresas que entienden más del tema y poseen cierta afinidad, pero que eso “no quita que en muchos casos la lógica asistencialista se haya dejado de lado. En muchas oportunidades lo que se ve es un asistencialismo a las personas mayores y a veces es involuntario. Es algo complejo”. 

Cuando desde SeniorLab se realizó un primer diagnóstico a nivel metropolitano a diferentes empresas, se encontraron con que muchas veces las personas mayores que están en las empresas es porque hicieron carrera y no porque entraron en la empresa cuando estaban cercanas a la edad de jubilación o ya siendo personas mayores. “En general son personas mayores que no se les va obligar a jubilar si es que no quieren, o retirarse, y pueden seguir trabajando, eso es en gran parte de las ocasiones”.

“Con discapacidad se ha hecho un montón pero porque hay obligación legal, y con diversidad también se ha hecho un montón. Pero cuando se piensa por ejemplo en migrantes todavía se ha hecho poco, y si se piensa en personas mayores, menos, porque es menos visible lo de las personas mayores”, reflexiona Contreras. 

Claudia Asmad, directora (s) del Servicio Nacional del Adulto Mayor, explica a The Clinic que “entre las personas mayores existe una percepción generalizada de que la sociedad reduce sus posibilidades de participar en el mundo del trabajo. Una de las causas se encuentra en la falta de competencias requeridas actualmente en el mercado laboral. Esto plantea como requerimiento el diseño y la implementación de programas de capacitación especialmente diseñados para este segmento de la población. En este sentido, resulta importante instalar en el imaginario social lo que se denomina Aprendizaje a lo Largo de La Vida. Esto es, el interés y la disposición de las personas a integrar en su dimensión formativa la educación continua como una estrategia para mantenerse permanentemente actualizado en conocimientos y capacidades para no ser excluido”. 

Una cuestión transversal a todos los estudios, explica Asmad, dice relación con la motivación por continuar trabajando, en la que se observa una dualidad. “Por una parte, las bajas pensiones obligan a los mayores a querer continuar trabajando, y por otra, el mantenerse activos, vigentes y en continuo aprendizaje, es uno de los factores más relevantes para que las personas que han excedido la edad de jubilación busquen continuar su participación en el mercado laboral”. 

“Para nosotros como Servicio Nacional del Adulto Mayor, es muy relevante que aquellas personas mayores que quieran mantenerse dentro del mercado laboral, por iniciativa propia, y sientan que están en condiciones de seguir trabajando, puedan contar con una oferta que permita alcanzar este objetivo”. 

Desde Senama aseguran que se encuentran trabajando como Estado para poder reducir las barreras existentes en esta área. Y en ese sentido, explican, lo primero es cambiar la mirada que se tiene en la sociedad respecto de la vejez, y comprender que las personas mayores tienen mucho que aportar al desarrollo del país. “Asimismo, se ha trabajado en conjunto con organismos como el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo, en la eliminación de los topes de edad para las capacitaciones, ya que esto permite abrir nuevos horizontes y conocimiento a las personas mayores que lo desean”, dice Asmad. 

Un ascensorista rockstar

Una de las entidades que forma parte de la red de Empresas con Experiencia de SeniorLab es Empresas SB, un holding del rubro de la salud y belleza, que agrupa a empresas como Salcobrand y Preunic. Comentan que cuentan con una nómina de 9.000 colaboradores, y que desde 2015 poseen una política de inclusión donde uno de los focos son las personas de 60 años y más, quienes actualmente corresponden al 6,3% de los trabajadores, aseguran desde SB. 

Uno de esos trabajadores es Jaime Ferreira, quien el pasado 30 de julio cumplió 62 años. Llegó a trabajar hace 16 años al edificio de SB como ascensorista, y ya hace cerca de 10 años que se desempeña en un nuevo puesto de trabajo. “Acá veo todo lo que es el edificio, la parte de mantención, me comunico con empresas que vienen a hacer trabajos

Jaime Ferreira. Gentileza Jaime Ferreira

Cuando se encargaba del ascensor debía hacerse cargo de un citófono, pero ya hace algunos años la tecnología comenzó a tomar mayor protagonismo en las labores diarias. Eso ha traído algunas complicaciones, asegura, pero nada grave. 

“Yo no tenía cursos de computación, para nada, entonces casi me juega una mala pasada. Pero gracias a Dios hace tiempo había un chico muy buena onda que era guardia, y se peinaba con esto. Por ahí fuimos intentando poco a poco. La empresa nos hizo también un curso interno, y ahí fui metiéndome más”, dice Jaime. 

Respecto a la brecha digital, Constanza Contreras explica que “enseñar a personas mayores y fomentarles las habilidades digitales, no es lo mismo que fomentar habilidades digitales en personas de 30 años, y no siempre los programas de digitalización se hacen cargo de eso. Yo creo que el desafío es pensar en la educación para personas mayores, y pensarla tal como se piensa en enseñarle a los niños, de una manera diferente. Tal como pensamos que en el colegio no es igual que en la universidad. Hay que pensar en las personas mayores, en su proceso de aprendizaje, que no necesariamente es lo mismo, pero es lógico, porque tienen toda una vida detrás”. 

Jaime Ferreira explica que hay varios otros adultos mayores, como él, trabajando en la empresa, y que puede percibir lo bien que les hace tener un trabajo. 

“Si tú le preguntas, están fascinados porque es una nueva oportunidad en tu vida. Voy a terminar mi vida bien, tranquilo y quizás con un poquito más de jubilación. De repente, los fines de semana largos, no soporto estar en la casa encerrado… O salgo de vacaciones, 15 días, 20 días, y a la segunda semana ya me quiero venir. Tienes tus familiares y amistades, pero falta ese contacto diario de todas las personas, que te vienen a preguntar por esto, por esto otro, que te pasan a saludar. Una talla en la mañana con el gerente o el del aseo… son ese tipo de cosas las que tú echas de menos”.

Y añade: “Hay adultos mayores que encuentran pega y se sienten realizados. A ti como persona adulta te levanta tu espíritu, te dan ganas de seguir viviendo y haciendo cosas”. 

También asegura que hay un día particular que le genera entusiasmo: los viernes. No porque se termine la semana, sino porque ese día en la empresa realizan “jeans day”. En la semana usa blazers de colores y corbatas de baterías, saxofones y notas musicales, acorde a sus años de juventud donde fue músico. Los viernes saca a relucir las poleras de sus bandas de rock favoritas: Pink Floyd, Scorpions, Survival, entre otras. 

Jaime Ferreira durante un “Jeans Day”. Autoría: Gentileza Jaime Ferreira

Jessica Fernández, jefa de Jaime, destaca de él “su compromiso con la empresa, sin importar qué área necesita  su apoyo, él siempre está dispuesto a colaborar. Además, aporta mucho con su gran experiencia y con su conocimiento de la empresa. Todo esto hace que él sea un gran aporte”. 

Cristina Yáñez, jefa de Sostenibilidad de Empresas SB, explica que en el holding “de manera permanente, estamos revisando la situación de nuestros colaboradores mayores, para proponer y ejecutar acciones dirigidas a eliminar cualquier brecha que intervenga en su desarrollo laboral. Nuestras acciones en esta materia van desde la creación de una red de diversidad para el grupo de colaboradores mayores, hasta la creación de material de apoyo como un Manual de 60 años y +, y una Guía de jubilación sin presiones. Además, nos incorporamos a la Red de Empresas con Experiencias, con la convicción de que el trabajo en red es fundamental para avanzar hacia una sociedad más inclusiva, en donde se valore la experiencia de nuestras personas mayores”.

Jaime Ferreira no quiere augurar nada malo, pero cree que probablemente este va a ser su último empleo en Santiago. Su madre está en situación de discapacidad, y sus planes son emigrar en un futuro al sur. 

Dice que no suele meterse en temas políticos, pero no tiene dudas en decir que las pensiones en Chile no son suficientes. Su plan es comenzar alguna pyme una vez instalado en el sur, algo que le aporte económicamente para seguir viviendo. 

“He estado metiéndome a internet. Me encantaría aprender un poco de serigrafía, de orfebrería, para tener en un pueblo chico un taller donde hacer cosas, producir algo simpático. También está la idea de una picadita para el campesino. Tengo varios planes en la cabeza… Faltan las lucas no más”, concluye Ferreira. 

Salud mental, tercera edad y trabajo 

Ana Paula Vieira, psicóloga y directora de Fundación Míranos, institución que busca promover la prevención del suicidio en personas mayores, explica que para las personas, y para los adultos mayores, la función que cumple el trabajo a lo largo de la vida es primordial, y no solo se relaciona con aspectos económicos. 

“El desempleo o rechazo constante refuerzan posiblemente en muchas personas mayores, especialmente varones, los sentimientos de inutilidad, desesperanza e inclusive de comportamiento suicida. El fenómeno del viejismo, es decir, cuando la percepción de la vejez en una sociedad está asociada a características fundamentalmente negativas como el deterioro de las capacidades cognitivas y disfuncionales, suele tener un efecto contraproducente para las personas mayores”, dice Vieira. 

Hay un fenómeno, explica la experta, que se denomina como profecía autocumplida, y que ocurre cuando las personas mayores “se identifican y se comportan de acuerdo con estas atribuciones que les son proyectadas. Cuando los propios mayores son quienes se auto desprecian, y esto puede provocar consecuencias como una prematura pérdida de autonomía o mayor aislamiento social, mayor índice de depresión y mortalidad anticipada”. 

El trabajo para las personas mayores, especialmente varones, agrega Vieira, tiene una potente carga en cuanto al valor simbólico, y el hecho de no trabajar y estar en casa altera el sentido de su rol social, “su rol de proveedor, por ejemplo, impactando en diversas aristas de la vida cotidiana de esa persona. En la organización, en la rutina diaria, entrada de un ingreso económico, ruptura de relaciones sociales. Hay estudios, y nuestra experiencia así lo comprueba, que la pérdida de sentido de vida, aislamiento social, sentimientos de inutilidad provocados por el desempleo se asocian al comportamiento suicida en hombres mayores”.

Se buscan trabajadores seniors

David Allendes, gerente de negocios, explica que fue a raíz de la situación observada en sus círculos familiares cercanos que comenzó a identificar una problemática. Sus padres y tíos estaban ad portas de jubilar, y había una preocupación en torno a las pensiones. 

“Estaba relacionado a si iban a seguir trabajando, si iban a poder complementar los ingresos, y por otra parte había muchos que no querían dejar de trabajar y querían saber qué iba a pasar con su vida laboral, porque se sentían activos, sentían que podían seguir entregando. Ahí empezamos a analizar todos los datos duros”, dice Allendes. 

El 2015, cuando junto con su amigo Ignacio Hinojosa empezaron a analizar la situación, ya se proyectaba un aumento de la población adulto mayor en Chile. Entender eso, dice Allendes, y que las oportunidades laborales no consideran a las personas mayores, “nos indicaba que había una problemática social. Partimos como un emprendimiento social que quería entregarle oportunidades laborales flexibles o formales a personas sobre 50 años. Para eso encontramos que la tecnología era un gran aliado, entonces lo primero que hicimos fue lanzar un marketplace de servicios”. 

Así fue como comenzó ServiSenior, una plataforma web donde personas naturales podían pedir servicios a su casa, como limpieza de domicilio, planchado, llevar el auto a la revisión técnica, cuidado de familiares, etc. Todo realizado por personas mayores de 50 años (seniors). Las personas catalogadas como “seniors” podían (y pueden) ofrecer sus servicios dentro del mismo sitio web. 

Algunas características de las personas mayores como el compromiso, la proactividad y la puntualidad, dice Allendes, les ayudaron a brindar niveles de servicio por sobre el estándar en general. 

De a poco fueron cubriendo diferentes tipos de industrias, desde profesores particulares hasta trabajadores de la salud y del rubro automotriz, que se fueron viendo reducidas con el avance de la pandemia. Sin embargo, una logró perdurar: los despachos y retiros a domicilio. Así, fueron buscando trabajadores seniors que cumplieran con ciertas características, como contar con un automóvil apropiado. 

Una de las empresas con las que trabajan es Circular. “Ellos hacen un retiro que es sustentable, es para volver a reutilizar bolsas, y además lo hacen con impacto social senior. Entonces tiene triple impacto. Lo hacemos con otros clientes también, como despacho y retiro de envases. Estamos aportando una cadena de sustentabilidad con impacto social”, asegura Allendes. 

Hoy es categórico respecto a la situación de los adultos mayores en el mundo laboral. Siente que los apoyos existentes son casi nulos.  “Cuando no había una ley de inclusión de personas que tengan capacidades diferentes, tenías a miles de organizaciones tratando de vincular a empresas con estas personas. Muy pocos privados, como empresas, haciendo cosas de ese tipo. Salió la ley de inclusión y ya no daban abasto”. 

“Hay un cambio generacional con esta era digital que ha permitido o que ha hecho que a mi parecer se vaya desvalorizando la experiencia. Eso es sumamente difícil cambiarlo, si no hay leyes que lo amparen, si no hay beneficios tributarios para las empresas que tengan alguna dotación o contratación y subcontratación de seniors”, dice Allendes. 

Y añade: “Hoy hay iniciativas pero son bien particulares, como sellos que han ido saliendo. Nosotros hemos estado metidos en todos los temas laborales de personas mayores. Partimos de hecho vinculándolos con trabajos formales, y cuando nos dimos cuenta dijimos ‘esto es como ir contra la marea’, surfeando una ola de cuatro metros con una tabla de medio centímetro. Faltan muchas cosas para que se dé el escenario de que esto funcione”. 

Una pareja al volante

Fue hacia fines de 2020 cuando Juan Godoy encontró en internet el sitio web de www.servisenior.cl. Ya llevaba meses cesante, y el encierro por la pandemia lo tenía agobiado. Había cumplido 70 años en marzo, y las ofertas laborales a las que había postulado no habían llegado a puerto.

Encontrar esa opción laboral fue todo un alivio, asegura. Juan Godoy formó parte del Ejército hasta el año 1999, y comenta que la pensión que recibe no es suficiente para seguir haciéndose cargo de los diferentes gastos que aún tienen junto a su señora Ana Rencoret (67), como los pagos pendientes de su casa propia en Maipú, y los gastos de luz y agua, entre otros. Por lo mismo ha seguido trabajando desde ese año, desempeñándose principalmente como guardia de seguridad, pero al inicio de la pandemia quedó cesante.

Al encontrarse con el sitio web ingresó sus datos, y al poco tiempo ya se encontraba trabajando. El primer día, cuenta, fue un poco complicado. “Un señor que estaba me explicó cómo se usaba la aplicación. Fue difícil, llegué a las 9 de la mañana y volví a las 11 de la noche a la casa, me demoré por la aplicación”, explica.

El segundo día fue mucho más expedito. Ya sabía mejor cómo utilizar la app, y además contaba con una acompañante: su señora. Ambos estuvieron entre octubre de 2020 y marzo de 2022 realizando despachos y retiros por distintas comunas de Santiago para diferentes empresas, principalmente para Circular.

Ana Rencoret y Juan Godoy. Autoría: Servisenior/Somos Circular

“Trabajaba con mi señora, ella era mi copiloto, iba con mi celular y el de ella viendo las rutas. Yo me bajaba a entregar el paquete y ella se quedaba en el auto. Ahí íbamos repartiendo los dos en la mañana hasta terminar a las 5 de la tarde”, cuenta Juan. 

Aparte de tener trabajo, una de las cosas que a Ana le gustaba de su labor era que, en los meses de cuarentena, podían salir a recorrer la ciudad con un permiso laboral. “Los meses que estuve encerrada en la casa las murallas se me venían encima. No podíamos salir, menos por el riesgo, estaba estresada, entonces el trabajo de entrega me sirvió mucho, porque podíamos salir, movernos, ver otra gente. Me sentía bien, y lo mejor es que no me pusieron peros por la edad, porque en otras partes uno manda un curriculum y te ven la edad y ni siquiera te dan la oportunidad de mirarte si estás activa, si eres capaz o no. Ellos me abrieron las puertas y me trataron muy bien, sobre todo en Circular”, dice Ana Rencoret. 

“Cuando me ignoraban al buscar trabajo me daba pena, porque yo he sido una mujer muy activa, antes trabajaba en un Punto Copec, era jefa, tenía mucha actividad. Sabía ingresar facturas, hacer pedidos, responder, pagar, hacer turnos… y que de repente te miraran y te dijeran ‘no, es muy mayor’… He sido activa toda mi vida. Cuando a mi esposo le dieron esa oportunidad y después me la pasaron a mí, me sentí bendecida, como que te valoran… contenta, muy contenta”, añade. 

Actualmente Juan y Ana se encuentran trabajando en el aeropuerto de Santiago, desempeñándose como guardias de seguridad. Ambos están agradecidos por esta nueva oportunidad. “Con nuestro trabajo le dimos educación a nuestros hijos, y ahora estamos trabajando por los dos. Yo voy a seguir trabajando hasta que Dios no permita otra cosa”, dice Juan Godoy.

“Las personas mayores somos más responsables, cuidamos el trabajo. Una trata de hacerlo lo mejor posible para que estén contenta contigo. Antes, cuando repartíamos, algunas personas nos daban propina. Yo le decía que no, si es mi trabajo. ‘Por último para una bebida’, me decían. Eso te reconforta. Sientes que hay gente que te valora a pesar de ser mayor”, concluye Ana Rencoret. 

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