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El ex constituyente dice que el acuerdo oficialista para reformar la propuesta de nueva Constitución, es una muestra de lo "errático" de quienes apoyan la opción del Apruebo en el Plebiscito de Salida.

Entrevistas

16 de Agosto de 2022

Cristián Monckeberg (ex convencional RN) y acuerdo oficialista por nueva Constitución: “Es reflejo de lo errático que han sido quienes están por el Apruebo”

A menos de cuatro semanas del Plebiscito, el ex constituyente mira con distancia los esfuerzos del oficialismo para convencer a los electores aún indecisos. "Lo que pasa es que este es un acuerdo que apunta a la conveniencia", resume el también ex ministro de RN quien, pese a todo, asegura que en su sector hay disposición para un nuevo Proceso Constituyente en caso que gane el Rechazo. "Entendemos que hay que hacer cambios", agrega en conversación con The Clinic.

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Falta un mes para el Plebiscito constitucional y los partidos de todo el arco político están realizando sus últimas apuestas para persuadir al electorado y que su opción se imponga en el referéndum del próximo 04 de Septiembre que plebiscitará la propuesta de nueva Constitución.

En ese contexto, los partidos del oficialismo, respondiendo al llamado del Presidente Gabriel Boric para lograr un acuerdo en reformas a la nueva Constitución antes de las elecciones, firmaron un documento en el que se comprometen a modificar cinco aspectos del borrador en caso de resultar aprobada: limitar la Plurinacionalidad, eliminar la atribución parlamentaria para iniciativas que comprometan gasto fiscal y reponer el Estado de Excepción, entre ellos.

Así, aún con el Rechazo sobre el Apruebo según registran las encuestas de opinión, el ex convencional Cristián Monckeberg (RN), quien confiesa que al término del trabajo de la Convención se sintió “achacado” por la escasa incidencia de su sector en el órgano constituyente, mira con distancia los esfuerzos oficialistas por convencer a los electores aún indecisos.

“Lo que hay hoy día es desesperación en el mundo del Apruebo porque han sido erráticos”, acusa el también ex ministro de Sebastián Piñera, al tiempo que su sector, históricamente reacios a los cambios constitucionales, ahora está decidido a superar la Carta Fundamental vigente, asegura. “No digo que es unánime, porque a lo mejor más de alguno no querrá hacer nada y querrá que todo siga igual”, agrega.

Sin embargo, es al acuerdo del oficialismo para impulsar reformas a la propuesta de nueva Constitución en caso que gane el Apruebo, que el ex constituyente le dedica su mirada, con la perspectiva de haber participado de la Convención.

“Es un reflejo más de lo errático que han sido quienes están por el Apruebo en esta etapa, porque da cuenta que la propuesta no llena, no conforma y, más bien divide. Eso los lleva a pretender cambiarlo o a proponer reformas antes de que se realice el Plebiscito y también es el reconocimiento de que no estábamos mintiendo, porque muchas veces los argumentos para contrargumentar nuestras críticas precisamente era que había fake, que habían mentiras”, dice. 

“Muchas de las materias que nosotros levantamos como alerta, incluso hoy están proponiendo ser modificadas por quienes aprueban la nueva Constitución”, agrega el también ex ministro.

-El acuerdo apunta a resolver las dudas ante la propuesta de nueva Constitución. En ese sentido, ¿Debilita la opción del Rechazo para reformar?

-Lo que pasa es que los acuerdos tienen que tener un cierto grado de convicción. Y este es un acuerdo que más bien apunta a la conveniencia. Al día siguiente de producido el acuerdo, el presidente del PC (Guillermo Teillier) señala que no lo va a cumplir, que no tiene la suficiente fuerza para hacerlo cumplir. La pregunta es: ¿cómo logramos tener una nueva Constitución? ¿Arreglando sobre la marcha o discutiendo en serio un proceso que sea integrador y que incorpore a otras fuerzas políticas? 

Yo prefiero lo segundo, porque en este acuerdo también, que ya está bastante desdibujado, se les olvida que para poder producirlo hay que consultarle, al menos, a los pueblos indígenas o, en una interpretación distinta, pedir su consentimiento. Porque eso va a requerir los cambios a la Constitución. 

-Entonces, ¿en qué posición queda el Rechazo tras el acuerdo oficialista?

-Soy un convencido que en las fuerzas del Rechazo que quieren tener una nueva Constitución, hay convicción. Prefiero esa fórmula que empezar a parchar la propuesta de nueva Constitución que hoy día es bastante deficiente. 

Creo que si hay algo que debilita este acuerdo es a la postura del Apruebo, porque es un reconocimiento que la propuesta de nueva Constitución es mala. Si hay algo que se debilita con esta propuesta es precisamente quienes están por el Apruebo, porque da cuenta que es mala. 

-Usted habla de la convicción del Rechazo para tener otra Constitución, pero tras el acuerdo oficialista el senador Luciano Cruz-Coke (Evópoli) puso en duda que su sector aporte con votos para reformar aspectos del borrador. ¿Hay convicción entonces para Rechazar para Reformar?

-Es que yo creo que la respuesta de Luciano va por otro lado. Para cambiar esta nueva Constitución si se aprueba, se necesitan 2/3. Por lo tanto, ni siquiera los votos nuestros son necesarios; se necesita al Partido Comunista, a la izquierda más radical y a la izquierda moderada. Los votos nuestros pueden estar sobre la mesa, si el punto es cómo consigo votos hacia la izquierda. Yo creo que por ahí van las suspicacias. 

A mi no me cabe la menor duda que nuestra coalición, en mi partido, con los 4/7 que es lo que se está pidiendo actualmente para avanzar en una nueva Constitución, vamos a estar disponibles. Podremos tener diferencias, van a haber puntos de vista distintos como existen en cualquier proceso, pero hay una convicción de tener una nueva Constitución porque entendemos que hay que hacer cambios, pero hay que hacerlos con todos.

-En caso de abrir un nuevo proceso constituyente en caso que gane el Rechazo, ¿bajo qué mecanismo debería implementarse?

-A mi lo que más me gusta es que se le pregunta a la gente, no solamente respecto de mecanismos, sino que también de cuando hay una propuesta. Segundo, que sea cortito porque el tema se ha trabajado lo suficiente por todos; por la sociedad civil, los medios, los expertos, los políticos y la ciudadanía, se ha trabajado mucho. Hay una posibilidad de que sea cortito, no nos podemos pasar toda la vida discutiendo constituciones. 

Este capítulo hay que cerrarlo de una vez y yo voy a trabajar en cuerpo y alma para que lo cerremos bien si es que triunfa el Rechazo. Me voy a dedicar a que nos resulte bien, porque es un desafío como país. En eso tiene que haber convicción y creo que la hay como para que se produzca.

Entonces, lo que te decía; preguntándole a la gente,  sobre todo cuando esté lista la propuesta, que sea corto, que no sea un largo proceso, y aprovechando todo este esfuerzo que ya se ha logrado y que se ha hecho en un año y medio en esta materia. 

-¿Y bajo qué mecanismo debería desarrollarse un nuevo proceso constituyente? ¿Otra convención, sólo desde el Congreso o comisión mixta de parlamentarios y expertos?

-Creo que el Congreso siempre tiene que ratificar, eso es imprescindible porque esto pasa por ley. El esfuerzo mixto puede ser una buena fórmula en cuanto a expertos, gente elegida, pero el tema va a ser bastante más expedito porque ya se ha trabajado y avanzado mucho. 

El tema está muy caliente, está sobre la mesa y muy trabajado por la gente y creo que hay ciertas materias donde hay consenso en los puntos que se deben abordar. Creo que va a ser bastante más expedito. Y si la ciudadanía da esa segunda oportunidad, no la podemos desaprovechar. Y lo digo por todos y todas: esto no resiste otro Rechazo. Está bien uno, pero no dos. 

-¿Plebiscito de entrada, sólo de salida o ambas opciones?

-Sí, yo preguntaría en las dos: preguntaría la fórmula y después preguntaría la propuesta. Eso sí la haría, me gusta esa fórmula. Creo que es bueno y lo valida, no sé si la gente lo va a votar masivamente cuando le preguntamos, pero eso es ya un asunto distinto y depende de las motivaciones. Pero esa es una buena fórmula, además que la participación es buena, si la gente tiene más sentido común de lo que uno esperaría.

“Nuestro sector llegó dispuesto a buscar acuerdos”

-A un mes del Plebiscito, ¿Cómo evalúa el paso de la derecha por la Convención?

-Nuestro sector llegó absolutamente convencido y dispuesto a buscar acuerdos. Unos con más optimismo, otros con menos, unos más escépticos y otros menos, pero eso forma parte de la naturaleza humana. Pero lo que aprecié desde el día uno en los treinta y siete convencionales, fue su disposición a buscar acuerdos; no había nadie en campaña señalando que votaran por él o ella para rechazar la propuesta de Constitución. Hubo un genuino interés inicial por querer avanzar en acuerdos importantes.

-¿Cuál fue el problema, entonces?

-Que éramos minoría, ese fue el gran problema y la gran responsabilidad nuestra. Y no para bloquear, sino que, a mi juicio, para haber provocado acuerdos distintos, lo que ahora nos tendría en una situación muy distinta.

-¿Pero hace alguna autocrítica? En la Convención se acusó que al poco andar parte su sector tomó una postura más dura, no dialogante y más dedicada a votar en contra que a proponer.

-Lo que pasa es que el optimismo se fue perdiendo, pero la pregunta es: ¿por qué se perdió ese optimismo? Ahí tengo una convicción clara: la izquierda fue la responsable. La izquierda mayoritaria dentro de la Convención, la que logró los acuerdos centrales, fue la responsable porque la tentación era muy grande, y esa tentación pasaba por buscar acuerdos entre los propios y excluir al resto, porque hubo una exclusión ex profeso. Eso lo vivimos, una exclusión política.

Lo que pasa es que los acuerdos tienen que tener un cierto grado de convicción. Y este es un acuerdo que más bien apunta a la conveniencia”.

Quienes tenían las mayorías tenían la responsabilidad de haber sido un poco más generosos para haber provocado acuerdos distintos. Entonces, se perdió ese optimismo de muchos y fueron desilusionándose, pero es absolutamente justificado frente a la actitud que tuvo la izquierda mayoritaria y que no sólo la tuvo con nosotros, sino que también con el resto de la izquierda.

-¿Identifica algún grupo de influencia mayor en esa izquierda?

-Hubo una disputa central entre el Frente Amplio y el Partido Comunista. Y si puedo hacer un análisis, el Frente Amplio no jugó el rol al cual estaba llamado porque era la coalición de gobierno. 

Cuando empezaron a tomarse los acuerdos centrales, ellos ya eran gobierno con el Presidente Boric elegido por una gran mayoría histórica. Por lo tanto, tenían una responsabilidad mayor para provocar acuerdos distintos, pero se rindieron frente a la habilidad y mejor estrategia del PC, que les ganó el gallito.

En ese escenario, me saco el sombrero ante el Colectivo Socialista porque hizo esfuerzos para provocar acuerdos distintos. Todavía no me olvido de los slogans como “traidores”, o las funas públicas por votar distinto que se tuvieron que comer los socialistas, por ahí está la explicación de lo que ocurrió. 

Si el FA se hubiera puesto un poco más amarillo, que hoy día está tan en boga, para provocar acuerdos distintos, teniendo la fuerza suficiente, a lo mejor no la habilidad o la convicción, estaríamos en otro escenario.

-¿Apunta con eso a las palabras al pedido del Presidente Boric cuando visitó la Convención y dijo “No queremos una Convención partisana”?

-O sea, las palabras del Presidente Boric en su inicio fueron el reflejo más auténtico de un llamado al diálogo no escuchado. Fui al Pleno cuando el Presidente electo pidió no elaborar una Constitución partisana y abrir canales de diálogo entendiendo que había mayorías y minorías. Nosotros también entendíamos eso, y entendíamos que la ciudadanía había elegido a una Convención con una mayoría de izquierda.

Pero cuando uno escribe una propuesta de Constitución, tiene que tener un espacio de generosidad para interpretar a una gran mayoría. Yo terminé achacado porque se hizo un trabajo a conciencia de parte de todos los colectivos del punto de vista profesional y académico, pero del punto de vista político fue muy deficiente y podríamos haber tenido una cosa muy distinta, que es lo que la gente nos pedía.

-Y ahora que el debate está en los poderes constituidos, gobierno y Congreso: ¿percibe un cambio de postura por parte del oficialismo en ese sentido?

-Lo que hay hoy día es desesperación en el mundo del Apruebo porque han sido erráticos. Veo a algunos muy convencidos, a otros votando Apruebo a regañadientes, y otros que lo más seguro es que voten Rechazo en el secreto del voto. Y por lo mismo, porque hubo soberbia y exclusión en la Convención.

Hoy eso se ha traspasado a quienes dirigen los partidos y están presentes en el Congreso, por la multitud de encuestas y de opiniones ciudadanas que dicen no estar conformes con esta propuesta. A mí me sorprende, porque esto no es de derechas o izquierda; nosotros somos un dato dentro del Rechazo, uno más de muchos. Esto excede a la derecha y a la izquierda, es harto más transversal.

“Las acusaciones (de Fake News) han sido cruzadas porque la franja del Apruebo es el paraíso inalcanzable”

-En esa línea, ¿cómo evalúa el rol de su sector en la campaña?

-Se ha ido generando una convicción dentro de mi sector de que hay que avanzar en cambios importantes y que tenemos que elaborar una propuesta de nueva Constitución. No digo que sea unánime, porque a lo mejor más de alguno no querrá hacer nada y querrá que todo siga igual, pero hay una convicción mayoritaria. 

Y hay pruebas claras: la primera es la votación de los 4/7, eso era impensado hace dos años atrás. No solamente respecto de las reformas constitucionales, sino que ahora un incipiente acuerdo que está avanzando fuerte respecto de las Leyes Orgánicas Constitucionales. Eso es un tremendo avance.

Y hay otra prueba: los cientos de iniciativas que nosotros presentamos en la Convención. Algunos dirán que eran trasnochadas, anticuadas, otras que eran modernas, pero ahí están, no fuimos a aportillar el proceso. Y en lo personal, si gana el Rechazo, me voy a encargar de impulsar a mi sector a que esto se concrete, y rápido.

-No obstante, además de los reparos al contenido del borrador, también en su sector hay serias discrepancias respecto al mecanismo para elaborar una nueva Constitución. ¿Están en posición de dar garantías sobre la continuidad del proceso?

-La mejor garantía son estas votaciones que están en el Congreso. Y después, como cualquier proceso de diálogo, tendremos que ponernos de acuerdo en mecanismos y fórmulas con un objetivo claro: tener una nueva Constitución. 

Para mi es clave la participación ciudadana: ¿qué más trasparente que preguntarle a la gente? Eso es requisito sine qua non de la fórmula y de la propuesta de salida. Ahí están las bases de todo: buscar la fórmula y preguntarle a la ciudadanía. De eso hay bastante convicción.

-Esas declaraciones de su sector,  ¿pueden atribuirse al contexto electoral?

-Van a haber propuestas de todo tipo, van a llover. El Presidente tiene una, la oposición va a tener otra, el oficialismo en el Congreso, otra. Al final, tenemos que quedarnos con la idea de concentrarnos en provocar un acuerdo que, afortunadamente, no requiere quórums tan altos, apenas 4/7. Creo que vamos a lograr esa fórmula para elaborar una nueva Constitución donde la participación de la ciudadanía sea relevante.

La política propone y en un Proceso Constituyente creo que esencial que la ciudadanía tenga la última palabra. Teniendo claro esos conceptos, debería avanzar bien, lo veo muy genuino y muy realizable. Lo que pasa es que requiere concentrarse en el 04 de Septiembre y, en paralelo, dando señales y trabajando esos acuerdos.

-Sobre la campaña se ha acusado a su sector de ciertas interpretaciones antojadizas o derechamente noticias falsas. ¿Cómo responde a eso?

-Las acusaciones han sido cruzadas porque la franja del Apruebo es el festival del paraíso inalcanzable, donde todo va a cambiar y va a ser mejor, y dan a conocer el texto a medias. Buscan lo más bonito y está bien, pero lo importante es que la gente se dé cuenta que le están vendiendo la mitad del producto.

Soy de la siguiente idea: la falta de tolerancia se demuestra cuando yo pienso distinto y el argumento que uso es señalarte ‘esto es mentira’. Evidentemente hay muchas normas que son interpretables, porque hubo falta de acuerdos, y eso da para que cada uno saque sus conclusiones. 

Lo que hay hoy día es desesperación en el mundo del Apruebo porque han sido erráticos. Veo a algunos muy convencidos, a otros votando Apruebo a regañadientes, y otros que lo más seguro es que voten Rechazo en el secreto del voto. Y por lo mismo, porque hubo soberbia y exclusión en la Convención”.

Cuando hay acuerdos de mayorías importantes, las interpretaciones se reducen, pero cuando es tan discutido el texto, las interpretaciones son infinitas. Pero no me gusta la idea de que al que piensa distinto le digo ‘mentiroso’ para ningunear su argumento, de lado y lado.

-Algunas interpretaciones más bulladas se basan en que no está la palabra “propia” en el artículo sobre el Derecho a la Vivienda, o a que el “justo precio” pudo haberse expresado de otra manera. ¿Son sólo temas de forma?

-Yo sí creo que a la vivienda tuvo que habérsele agregado la frase “en propiedad”, y después de escuchar a Daniel Stingo me surgen todo tipo de dudas e interpretaciones porque no agregaron esa palabra cuando él señala que la vivienda puede ser expropiada, en arriendo, o incluso que el Estado te la puede prestar; él fue de los que redactaron y aprobaron esa propuesta. Entonces no es claro que la vivienda vaya a ser propia, y eso que yo fui ministro de Vivienda.

No es claro que se señale que el precio justo es el valor de mercado y el valor patrimonial de la propiedad cuando el propio ministro Giorgio Jackson dice que el precio justo muchas veces no es el valor de mercado: no es claro. Entonces, ¿eso es mentira o es una interpretación producto de lo poco claro que es el texto y de la falta de consenso? Yo creo que es lo segundo.

-¿Ve con preocupación las encuestas que muestran que el Rechazo está estancado y que se estrecha la distancia, aún tímidamente, con el Apruebo?

-Los resultados se conocen el día 04 de Septiembre cuando se abren las urnas, pero lo que veo en la calle es molestia, enojo y, en algunos casos, hasta rabia, porque se desaprovechó una tremenda oportunidad de construir una Constitución que interprete una gran mayoría.

Puede haber encuestas que digan una cosa u otra, pero está claro que todas dicen que hay más Rechazo que Apruebo. Entonces, lo que queda en estas últimas dos semanas es informar bien a la ciudadanía, que cada uno vaya a votar y que piense genuinamente si la propuesta de nueva Constitución es lo mejor para el país y las futuras generaciones. Eso hay que tener presente, no creo que en estas últimas semanas cambien mucho las cosas.

-¿Teme que el Rechazo sea asociado a los intereses de los grupos económicos, dada la desigualdad de aportes con que cuenta esta opción frente al Apruebo?

-El Plebiscito está tan incorporado en la ciudadanía, la gente está bastante pendiente de lo que hay que votar y hay tanta información, que llega un minuto en que uno podrá tener más o menos aportes, pero no creo que sea incidente.

No hay que menospreciar la democracia chilena y la ciudadanía en general; se informan, estudian, miran, saben lo que es bueno y malo. Tenemos una historia democrática importante y hay controles respecto del uso de los recursos para llevar adelante la campaña.

Así se podrá decir que unos tienen más recursos que otros, y por el otro lado se acusará que el gobierno ha intervenido y que el Presidente está con el bombo y el megáfono como jefe de la barra del Apruebo. Pero la gente ya tiene claro qué es lo que va a decidir y está tomando decisiones más allá de lo que haga uno u otro. No lo veo con preocupación, creo que la gente va a tomar una decisión correcta.

-Claro, pero se lo pregunto por la suspicacia que genera la relación de los grupos económicos con la política.

-Sí, la misma o peor suspicacia que puede haber cuando uso recursos públicos para promover una opción. Lo mejor que puede pasar es que la gente se informe bien, y existen muchas herramientas y ha habido mucho esfuerzo de todos y todas por ese proceso. Al final, la gente toma la decisión en conciencia, más allá de lo que haga una u otra opción.

-Se ha dicho desde su sector que esta campaña es ciudadana, ¿cuál es el verdadero rol de los partidos de Chile Vamos en este contexto?

-Los partidos y los que estamos en la política también formamos parte de esa ciudadanía, con la diferencia que en una campaña electoral, como es una presidencial o parlamentaria, los partidos empujan el carro, presentan los candidatos, levantan propuestas y presentan los programas de gobierno. En este caso, no es lo que corresponde.

Lo que corresponde es que la sociedad civil sea la que empuje ese carro, y que los partidos aporten ideas, opiniones y que estén presente tanto en la izquierda como en la derecha, pero no son los que llevan el pandero. Ha sido la decisión correcta.

Cuando uno elige Presidente sabe que dura cuatro años, y si la embarra, no elige a alguien del mismo color. Cuando uno toma una decisión respecto de una Constitución, el acierto o la condena puede ser de décadas para permitir cambios, sobre todo esta propuesta. 

Por eso es muy trascendente, y tiene que ser muy ciudadano y transversal, la conducción del proceso y las opiniones que se vayan dando no son exclusivas de la política. La política tiene mayor injerencia en las elecciones político electoral, cuando uno elige políticos para gobernar, pero no así en esto.


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