¿Volvieron los 2000?: 5 datos para entender la influencia de Anita Alvarado

Furor total. La tarde de este domingo 11 de diciembre, Anita Alvarado prendió su transmisión en vivo de Instagram para responder los polémicos dichos que había hecho hace unos días la influencer Daniela Aránguiz sobre su hija.

Aunque tienen una historia de confrontaciones que viene desde hace décadas, volvió a la palestra el viernes pasado, cuando la Geisha chilena fue consultada respecto a la figura de Daniela Aránguiz.

“¿No tiene dignidad esa mujer?”, preguntó al aire cuando le preguntaron sobre el término de su matrino con Jorge Valdivia. La respuesta no se hizo esperar. “Me da risa que esté hablando de ser digna”, dijo Aránguiz aludiendo al período en que Alvarado fue trabajadora sexual. Por eso, Anita Alvarado no se guardó nada en tu trasminsión del día domingo.

Ver esta publicación en Instagram

Una publicación compartida por Anita Alvarado (@anitaalvaradom)

En un live de 25 minutos, Alvarado acusó infidelidades en el matrimonio de Valdivia y Aránguiz y aclaró rumores sobre su tiempo como trabajadora sexual. La polémica se tomó todas las tendencias en redes y la atención de los medios. Su transmisión, además, ya tiene más de 830 mil reproducciones.

Pero, ¿por qué esta polémica alcanzó tanta atención? ¿Qué hitos de su vida hacen que sea tan reconocida? Aquí, algunos datos que sirven para intentar responder estas interrogantes.

1. Origen humilde

Anita nació de una familia oriunda de la región de Los Lagos. Durante su infancia vivió en la comuna de El Bosque. Trabajó desde adolescente en una fábrica de calzado, según cuenta una breve biografía que hizo Emol sobre su figura.

A los 19 años ya había tenido relaciones con hombres mayores, algunas motivadas por dinero o a cambio de que le compraran cosas. Con esa corta edad y dos hijos que dejó a cargo de su madre, decidió en 1991 partir a Japón. Aunque no hablaba ni inglés ni japonés, decidió buscar un mejor futuro.

“Ahorraba en un chanchito todos los pesos que me sobraban de la compra de pañales y alimento para mis hijos. Luego, averigüé el listado de países en los que no se necesitaba visa. Ahí salió Japón. “Vamos para Japón”, me dije. Y fui”, relató en una entrevista a La Tercera en 2002.

2. Trabajo en Japón

En el país oriental pasó varios años trabajando en locales “snack”. Estos son establecimientos donde mujeres gestionan las atenciones privadas en el negocio. Tuvo varios pololos en esos años, y todos le daban costosos regalos.

No fue hasta 1997 cuando conoció al japonés Yuji Chida. Al principio le dijo que era contador, pero el tiempo diría que era un estafador profesional. Pololearon entre 4 y 5 años. Chida le compraba todo: le transfería 100 mil dólares al mes e incluso inscribió propiedades a su nombre. Cuando terminaron Anita se vino a Chile y el la persiguió prometiendole todo. Se casaron y establecieron una relación a distancia: ella iba a Japón o el venía a Chile cada tres meses.

En 2002, su esposo cayó preso por una estafa multimillonaria que hizo a una gran empresa inmobiliaria de la ciudad de Aomori. De hecho, muchos bienes de Anita le fueron confiscados y tuvo serios problemas legales.

3. Madre orgullosa

Una de las características que siempre se le ha celebrado es el amor que mantiene por sus hijos e hijas.

De hecho, su polémica más reciente nace defendiendo a su hija Angie. “Me sacaste a mi hija en cara, la publicaste ahí… Ahora, vas a sufrir y te prometo vas a llorar, porque vas a saber la verdad de quién era tu marido, o de quién es”, fue la “amenaza” que publicó en su Instagram previo a su transmisión por live.

Además, siempre manifestó que le encanta su rol de madre. Por ella, dijo a The Clinic en 2009, tendría una “montonera de hijos”.

“Encuentro que es tan lindo ser mamá y la parte más preciosa es cuando le das pecho, porque como que lo ves y dices ‘este niño depende de mí’. No sé, es precioso. Yo creo nací con eso maternal”, dijo en mayo de 2019.

4. “Cuando uno ha nacido pobre…”

Con el dinero que le entregaba mensualmente su marido, Anita Alvarado envió gran parte desde Japón a Chile y se compró una casa. También invirtió en un “restaurant bailable” y otras propiedades. Pero también ha sido generosa.

Consultada por La Tercera en 2002 sobre esos fondos, señaló que “la plata que me dio mi marido me la comí, me la tomé y me la bailé. A los que no tenían casa en mi familia, les dije: ‘tomen, cómprense una’. Cuando uno ha nacido pobre, no puede hacerse la tonta. No puedes tener dinero sin compartirlo”.

Una postura que no ha cambiado, y llamó la atención de las redes. En su live donde enfrentó a Daniela Aránguiz, insistió también en que “el dinero es para compartirlo, para darle a la gente que necesita. No para guardárselo porque eso no te lo llevas a ningún lado”.

5. Trabajadora por siempre

“Tengo la oportunidad de darles a mis niños la mejor educación y la tranquilidad de saber que no se van a morir de hambre”, decía en la contraportada de su libro “Me llamo Anita Alvarado” lanzado en 2002. Fue prostituta, dice, porque no tuvo más posibilidades, y porque necesitaba generar dinero para la enfermedad de su hija.

Invirtió lo que ganó, y siempre luchó por poder mantener a su familia. De hecho, hasta el día de hoy, vive de los eventos y sus apariciones en televisión. Pero no solo eso: hoy en sus redes sociales promociona su emprendimiento de frutos secos.

En ferias de La Florida o afuera de conciertos (se le vio fuera del recital de Dua Lipa hace algunos meses) son los lugares donde la Geisha continúa ganandose sus pesos.