Camila Moreno: “Cuando te transformas en una persona más o menos pública siempre hay un juego de ego”

Entre mantas y un abrigo atigrado, Camila Moreno se cobija del invierno en un café de Barrio Italia. Mientras escucha en modo repetición la canción Ghost in the machine, de SZA y Phoebe Bridgers, reconoce: “He estado todo el día escuchándola”, mientras admite que colecciona listas bailables por su incipiente carrera como DJ.

La cantante está relanzando su primer disco, Almismotiempo, y como parte de ese plan se presentará el 15 de julio en el Teatro Municipal de Valparaíso y el 22 de julio en el Teatro Oriente de Santiago. Es el álbum que la hizo ganar reconocimiento y con la que consiguió ser nominada a los Grammy Latinos 2009. “Llegué a conocer a gente que admiraba mucho: fue impactante estar al lado de Charly García, conocí a Gustavo Santaolalla, a la Andrea Echeverri, toqué junto a Residente y Julieta Venegas. Todo fue muy rápido”, recuerda.

-¿Por qué nace la idea de volver a editar sus antiguas canciones?

-Durante los últimos 10 años mucha gente lo ha pedido en diferentes tiendas y he visto caras nuevas durante mis conciertos, personas de 15 a 18 años que probablemente no tienen idea de qué se trata mi primer disco. 

-Y así pueden conocer a una Camila Moreno de hace 14 años.

-Creo que está la idea de hacer un hilo entre generaciones, yo también viví una transformación importante en este camino, tanto sonoramente, como en lo personal y en mi identidad de género también. Hay un viaje ahí que para mí es importante recorrer nuevamente.

-¿Cómo fue reencontrarse con sus canciones?

-Fue un gesto volver a ver a ese yo más pequeño y joven, darme cuenta que de verdad eran buenas esas canciones. Hay mucho material que tenía olvidado y que me hace sentir orgullosa. Este ejercicio permitió que recordara la alegría de esos años, tenía mucha energía. Hay canciones sobre los viajes que hacía en esa época y ya mucho ha cambiado, ahora soy madre, ya no puedo hacer eso. También me he acordado de las ganas que tenía por hacer arte y de la inocencia, desde el mejor sentido de la palabra.

-¿Hubo canciones que no recordaba?

-Había olvidado los acordes de Primero me apuné y de Hago crecer de todo este árbol de toda esta historia mi propia rama. Ha sido un trabajo arduo, pero muy entretenido.

-También fue un ejercicio de revivir experiencias, como la exposición pública, ¿no?

-Fue fuerte pasar de ser una persona anónima a alguien público, pero también fue alegre ver que los conciertos se estaban llenando. También viví problemas de salud, con episodios febriles porque me exigía demasiado. Recuerdo que adelgacé y tenía que seguir yendo a entrevistas, a pesar de que me sentía enferma. Fue un periodo intenso, pero no me arrepiento, porque cuando las cosas están sucediendo uno tiene que tomarlas.

-Imagino que fue un trabajo para su ego evaluar lo que estaba consiguiendo y qué entregaba.

-Totalmente, porque cuando te transformas en una persona más o menos pública siempre hay un juego de ego, hacia arriba o hacia abajo. Intento trabajar la percepción de la realidad y entender que este es un trabajo como cualquier otro. 

-Y, desde esa madurez que has ido adquiriendo en estos 14 años de trayectoria, ¿ya piensa en un nuevo disco?

-Estoy trabajando desde marzo de este año, pero me estoy tomando todo el tiempo necesario. Quiero hacer algo simple, pero a la vez tiene canciones complejas, soy de componer melodías con muchos recovecos.

La revolución del género urbano

Las melodías de Camila Moreno se caracterizan por ser un rock indie que simpatiza con el folk, géneros totalmente alejados de la supremacía que hoy ostenta el género urbano, estilo al que diversos artistas han debido de aceptar y adoptar sus formas. “Es súper bacán cuando algo nuevo se toma todo. El problema es cuando (el género urbano) no deja espacio para nada más y eso pasa especialmente en una industria pequeña como la que tenemos nosotros”.

-¿Hay algo que le llame la atención de ese género?

-Hay muchas cosas que no me interesan nada en el urbano y otras que me llaman mucho. Entre ellas está la posibilidad de hacer minimalismo con la música, que es muy interesante. Mucha letra suena parecida y me aburren los hombres hablando de que son hombres. Hay un machismo súper exacerbado en la música urbana, pero eso pasa en cualquier género. También le sucedió al rock y, desde que soy niña, siempre me ha interesado más lo que hacen las mujeres, siempre hacen algo más rupturista.

-¿Tiene alguna artista favorita?

-Soy muy fan de Akriila, creo que hay un cambio de paradigma que tiene que existir y que lo veo, veo que se está se está girando en el género también de hacer lo menos misógeno, de hacerlo más feminista, de hacerlo más queer. Un poco aburrió lo heteronormal, como es en general el género urbano.

-¿Y qué hace usted en ese escenario musical?

-Yo me insertaría, pero a nivel de producción. Me interesan los sonidos y el link que tiene con el hip hop, del que siempre he sido súper fan. En esa época usaba polainas, los pantalones abajo y los aros grandes. Y me gusta mucho, también, la posibilidad de ir hacia la rítmica, más que a las letras, lo que es una escuela totalmente distinta a la que busca más poesía en las canciones. Yo provengo de una corriente del cantautor, más atada a la literatura.

–Rosalía decía en una entrevista, a propósito de su disco Motomami, que elegía palabras en sus canciones más por un tema de sonido que por tener un sentido.

-Hay un desprejuicio. ¿Por qué hay que decir algo? A pesar de que mi escuela y mi manera de hacer música es siempre más The Beatles, Charly García, Björk o Radiohead, donde hay mucha pluma .Yo también, antes de hacer música, escribía poesía. Entonces, este estilo es un desafío para mí.