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Comer y beber

5 de Julio de 2023

Papachecos: La fórmula tras el éxito del local de papas fritas que provoca largas filas en el barrio Lastarria

En Lastarria 160 resalta uno de los negocios más frecuentados del barrio capitalino. Ha conquistado a centenares de personas con su simple receta: papas fritas caseras.

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Corriendo del colegio a la plaza de San Francisco de Mostazal en los años 80, entre filas de personas, intentando conseguir un cono de papas fritas. “Era el máximo placer, el mejor panorama en un pueblo chico”, es el recuerdo intacto de Marcela Pacheco (42), hoy dueña de Papachecos junto a su hermano Félix (43). Su misión es clara: traer de regreso aquel sentimiento desde uno de los barrios más sibaritas de la capital, Lastarria.

La tienda es fácil de encontrar, durante todo el día hay decenas de personas esperando comprar algunas de sus papas, conocidas por su crocancia y suave interior. Pero la fritura no es el único fuerte. Son los aderezos los que conquistan a carnívoros y veganos, con su carne mechada, kétchup casero o champiñón al olivo, por nombrar algunas de sus 22 llamativas salsas y coberturas. Además de ser el producto más barato del sector, Marcela Pacheco dice que para ella el precio bajo es un compromiso.

Para la mayoría de los clientes no es su primera vez, pero ahora asisten con amigos, recomendándoles sus condimentos favoritos. Mientras aguardan su turno, al final de la fila, unos jóvenes dicen que la combinación precio y sabor fue lo que los hizo volver a comprar en el local. Al preguntarles si les molestaba esperar a cerca de 20 personas más en la fila, dicen que no, que siempre avanza rápido.

El local de papas fritas caseras está ubicado en Lastarria 160. Foto: Víctor Huenante / Agencia Uno

Con 20 empleados, el sistema de producción y rapidez de servicio ha sido uno de los factores claves para el éxito Papachecos. Su propietaria comenta que el secreto está en tener solo productos frescos. Cada día pelan, pican y cuecen cerca de 350 kilos de papas, la que será la única tanda de la jornada. Cuenta que muchas veces han debido cerrar el día anticipadamente por la sobredemanda, pero se niegan a caer en el uso de productos congelados.

Las aventuras y desventuras de Papachecos

“Esto nace por la necesidad de comer papas fritas”, confiesa Marcela. El recuerdo de sus años en el colegio fue clave cuando llegó a Santiago y descubrió que no existía la tradición de la fritura en “cucurucho”, como le gusta decir. Cocinera de profesión, siempre bromeaba con su hermano sobre la idea de instalar un emprendimiento de comida. El chiste terminó cuando, luego de que este último viajara a Europa, vio que también se replicaba la costumbre de las papas en cono. “Ahí empezamos a hablar en serio y empezaron las ideas, que le pondríamos salsas, tocino o lo otro. Era un festival de los golosos”, dice.

En 2017 comenzó el proyecto de Papachecos frente de un extremo del Parque Forestal, llegando a Plaza Italia. Querían un lugar céntrico, con un alto flujo de transeúntes y estudiantes, donde las personas pudiesen comprar y comer en una banca. “Nos costó encontrar un lugar con esas características y por casualidad encontramos este local. No éramos los mejores postulantes para el derecho de llave, pero convencimos a la propietaria por tratarse de un proyecto familiar”, cuenta Marcela. La sorpresa fue cuando a los primeros días comenzó a llegar gente, según ella, atraídos por la estética blanca y transparente de la tienda, donde se podía ver todo el proceso de cocina y demostrar la limpieza que podía existir en las frituras.

El boca a boca fue su mejor aliado, a los dos años comenzaron a ver ganancias y por fin podrían tomar unas vacaciones en el verano de 2019. Pero llegó el Estallido Social. “Estuvimos intentando abrir Papachecos durante unas semanas, pero nuestra mampara es de vidrio, era muy peligroso para nosotros. Tuvimos intentos de saqueos, así que me quedé en el negocio algunos días, haciendo guardia. Pero, ya con las lacrimógenas fue imposible, se contaminaba todo y teníamos que botar la comida. Pensamos que algún momento se calmaría, pero fue imposible. Llega a ser chistoso, pero un día apareció un grafiti decía ‘que bajen las papas’”, señala.

Foto: Víctor Huenante / Agencia Uno

A fin de año debieron apurar un proyecto que tenían en mente. Abrir en Manuel Montt era su única forma de percibir algún ingreso. La idea funcionó y les permitió generar recursos para la apertura en febrero de un nuevo puesto en Lastarria. El infortunio continuó: un mes más tarde comenzó el confinamiento por la pandemia del COVID-19.

“Fue muy mala suerte. Tuvimos que hacer malabares para pagar, no podíamos remodelar y teníamos una cantidad de deuda increíble. Yo pensaba que quizá cuando tuviese 90 años lograba pagar todo”, recuerda Marcela Pacheco.

Tuvieron que optar por las entregas a domicilio, a pesar de no ser el formato ideal para la comida frita. Pero gracias a ello lograron sortear los meses de encierro y finalmente abrir durante el transcurso del año.

Ahora, Papachecos logró retomar su público y sumar nuevos adeptos. La tienda de Parque Forestal hoy es utilizada solo para producción, pero volver a vender cerca de Plaza Italia. El local de Manuel Montt está en pausa, pero planean comenzar durante este año, además de expandirse en la región. Uno de los proyectos está en regresar donde comenzó todo, el sueño: “Volver a San Francisco de Mostazal, ese mismo pueblo. Lo hemos pensado y me gusta la idea. Sería muy lindo llegar hasta allá”.

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