Un restaurante donde los sándwiches pesan más de un kilo: “Donde El Nano”, el legado de una de las más conocidas picadas de La Vega

Gabriel Orellana se crió entre el griterío y las frutas y verduras de La Vega. Su familia completa también lo hizo: sus abuelos, sus padres y sus hijos. Junto con ellos, dedicó gran parte de su vida a hacer pedidos de comida y abarrotes a escuelas, casinos y hoteles. Sin embargo, cerca del 2014 tuvo una idea que se convirtió en un sueño, y luego, en realidad: una sanguchería de comida chilena. La llamó “Donde El Nano Sanguchería”

Debido al carisma de su dueño, el local no tardó en hacerse famoso. “Siempre estaba conversando con alguien, si veía que venían de la tele a mostrar las verduras del día, él les decía: ‘Vengan a mi local, les va a gustar’”, recuerda Marcela Gutiérrez, esposa de Orellana, en conversación con The Clinic. “Durante la Copa América, venían aquí a hacer el Desayuno de Campeones. Lo invitaban siempre a la Feria del Sánguche”, recuerda ella. 

Sin embargo, Orellana vivió el proyecto solo durante seis años. En 2020 -producto de un accidente y una negligencia médica– el fundador del local falleció. Así, el recinto quedó bajo a cargo de su esposa Marcela y de su hijo. 

“Nosotros nos hicimos cargo de su local para seguir con su legado y todo lo que él había creado”, dice Gutiérrez. “Fue volver a empezar. Después de que él falleció vino la pandemia. Entonces, el proceso, aparte de duro, fue económicamente malo también, porque no podíamos trabajar”. 

“Tuvimos que cerrar más de 4 meses. Y cuando volvimos, tuvimos que hacer delivery”, cuenta Gutiérrez. Dice que su hijo fue clave para salir adelante: él hizo las gestiones para que pudieran vender por aplicaciones como Pedidos Ya o Uber Eats. Cuando terminó la pandemia, fue como un respiro de aire fresco. “La gente volvió, tuvimos muchos clientes nuevos”, detalla la dueña. 

Un restaurante de sándwiches “muy” XL 

Si bien el local ha logrado enfrentar las vicisitudes de los últimos años, la tradición se mantiene. Los ingredientes principales de cada plato siguen siendo la plateada, la lengua y la mechada. Carnes que “no se hacen en todos lados”, dice Gutiérrez. Además, cada preparación lleva su usual vaso lleno de jugo de carne. 

Muchos de sus platos estrella llegan a pesar más de un kilo. Por ejemplo, “El Volcán”, son tres sándwiches en uno: contiene mechada, plateada y lomito. Este es solo para valientes, pues pesa cerca de un kilo y medio y tiene un precio de $16.000. 

El más vendido y la última creación de Gabriel Orellana es “El Súper Nano”, que contiene una plateada al vino tinto, tocino, lechuga, tomate, poroto verde y mayonesa. Y por último -arriba de su corteza- lleva una cascada de queso. Este, al igual que “El Volcán”, llega a superar el kilo de peso. Su precio es de $9.500.