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14 de Febrero de 2024

Un romance y un escape de Alemania: la historia detrás de la chocolatería Dos Castillos, la más antigua de Santiago Centro

Un romance y un escape de Alemania: la historia detrás de la chocolatería Dos Castillos, la más antigua de Santiago Centro

La chocolatería Dos Castillos mantiene su presencia en Santiago Centro desde 1939, conocida por su única receta artesanal y por popularizar la tradición de los huevos de pascua en Chile. A propósito del día de San Valentín -además de ser una excelente opción para encontrar un regalo dulce-, este local cuenta con una historia marcada por el amor y la resiliencia. Iniciada por Edith y Fritz Burg: un matrimonio judío que llegó a Chile escapando del nazismo.

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Los ojos de Claudio Burg (82) tienen una seriedad marcadamente alemana, algo intimidante. Pero atiende a los clientes de su local con extrema cordialidad. No hace distinciones entre los adultos y los niños que pegan sus rostros en la vitrina. No por nada lleva 57 años trabajando tras el mostrador de Dos Castillos: la chocolatería más antigua de Santiago Centro.

El negocio empezó en 1939. Pero desde 1948 este local quedó ubicado en la calle Compañía, al interior de la Galería Agustín Edwards, y no ha cambiado de lugar desde entonces. Su fachada mantiene la elegancia sobria de esa época, y su vitrina muestra distintos surtidos de bombones; la especialidad de la casa.

“Yo desde niño ayudaba a mis padres en la fábrica ubicada en Ñuñoa“, comenta Claudio en diálogo con The Clinic. Relata, con las palabras justas y necesarias, los orígenes de este dulce negocio en Chile. Se trata de una historia de amor y resiliencia, y sobre todo, de dificultades. Esta tuvo su inicio con Edith y Fritz Burg; una pareja que emigró a Chile, escapando de la amenaza del nazismo.

Un matrimonio de alemanes judíos en Santiago

La noche de los cristales rotos (9 y 10 de noviembre de 1938) tomó por sorpresa a los padres de Claudio Burg, mientras se encontraban en Berlín. Las calles se tiñeron con la violencia de los linchamientos, y los muros de varios negocios se repletaron de frases antisemitas.

Para resguardar sus vidas, el matrimonio judío decidió viajar a Chile para empezar una nueva vida. No tenían un plan fijo para subsistir, pero la urgencia de cuidar a su hijo recién nacido los motivó a crear un nuevo negocio.

“Mis padres llegaron a Chile en 1939. Y para encontrar algo que les pudiese servir como negocio, mi madre se fue a estudiar a Suiza para aprender sobre la chocolatería. De ahí trajo toda la receta y el método de trabajar”, relata Claudio Burg.

Ahí empezó la idea de Bombones Dos Castillos. El nombre proviene del mismo apellido que compartía el matrimonio de emprendedores -Burg significa “castillo” en alemán-. Así, en el logo del negocio -que permanecería por varias décadas- quedó plasmada de forma simbólica la unión entre Edith y Fritz.

Empezaron cocinando de noche para vender al día siguiente, ya que no contaban con un refrigerador. Con el paso del tiempo ganaron popularidad. Y comenzaron a ser reconocidos por popularizar la tradición de los huevos de pascua durante Semana Santa. Hasta que lograron abrir su local físico en septiembre de 1948, cuando recién era construída la Galería Agustín Edwards.

A partir de ahí, la receta no ha cambiado. “Nosotros trabajamos con chocolate cien por ciento hecho con manteca de cacao, que es como tradicionalmente se ha hecho el chocolate. Hoy hay muchas líneas que no son con manteca de cacao, sino con manteca vegetal, de inferior calidad”, comenta Claudio.

Desafíos y adaptación de la chocolatería

Dos Castillos debió atravesar un duro periodo durante la pandemia. “Estuvimos tres o cuatro meses cerrados, y prácticamente no había ventas. Tuvimos delivery, pero no tenía comparación con lo que podíamos vender”, comenta el actual dueño de la chocolatería.

Apenas pudieron alcanzar un 40% de su producción. No tuvieron demanda de regalos corporativos, y se vieron obligados a reducir costos, por ejemplo, cerrando su línea telefónica. Carolina Burg, la hija de Claudio, debió hacerse cargo del negocio durante ese periodo. En un momento, pensaron en cerrar la tienda, ya que estaba dejando de ser rentable.

Sin embargo, su clientela los impulsó a salir adelante. Un ejemplo emblemático es el de un hombre de tercera edad, a quien conocían desde hace varias décadas. El hombre, desde 1964 -sin falta- le regalaba una caja de chocolates a su esposa con para su aniversario. Por cosas como esta, supieron que el esfuerzo de Edith y Fritz no podía ser en vano.

“No creo que esta forma de hacer chocolates desaparezca. Porque tenemos clientes que nos conocen desde años, especialmente en estas fechas, o cuando viene semana santa. La gente sabe que cuentan con nuestros productos, y siempre hay un motivo por el que comprar chocolates para regalar“, comenta Claudio.

La oferta de Dos Castillos para los enamorados

Dos Castillos cuenta con una variada oferta de surtidos de chocolates, cuyo rango de precios varía según la cantidad. Por ejemplo, en el formato de 100 gramos, tienen guindas en coñac ($7.200), chocolates ámbar ($5.560) y bolsas de bombones surtidos ($6.870).

En su mostrador se exhiben chocolates en forma de corazón a $1.990, y unos más pequeños por la módica suma de $900. Asimismo, las infaltables cajas de chocolates surtidos a $12.190, como una alternativa que casi nunca falla para sorprender a una pareja.

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