Entrevistas
27 de Agosto de 2023Natalia Piergentili: “Las ideas del PPD están más vigentes que nunca, lo que falla es su estructura”
En sus "palabras al cierre" como timonel del partido de la exconcertación, Piergentili repasa los ripios de su relación con La Moneda. En parte, admite, los que le costaron la posibilidad de continuar a la cabeza del partido. También ahonda hacia la necesidad de superar al PPD como partido y avanzar en una convergencia entre las colectividades socialdemócratas.
Por Rocío LatorreCompartir
El jueves, días antes de finalizar su período a la cabeza del Partido por la Democracia (PPD), Natalia Piergentili llegó hasta La Moneda.
Hace varias semanas que la líder del PPD buscaba reunirse con el Presidente Gabriel Boric, como una forma de cerrar su mandato en el partido. Aunque es reservada respecto al contenido de dicha conversación, la timonel saliente admite que “tanto para mí como para el Presidente era importante hacer un balance y un cierre de mi gestión”.
Aunque intentó reelegirse, e incluso inscribió una lista en primera instancia, Piergentili optó por dar un paso al costado. Su figura, polémica en sus acciones, estaba lejos de generar consenso. Quien sí lo hizo fue el senador Jaime Quintana, quien este domingo se somete a si la militancia del PPD lo reafirma (o no) como timonel.
En conversación con The Clinic, en su última entrevista como líder del partido, Piergentili aborda hitos como la definición de sumarse a la actual administración, sus primeras alertas respecto al texto constitucional rechazado y su estilo, uno que generó diferencias insalvables con La Moneda -tras apostar por competir en dos listas al Consejo Constitucional- y que terminó por dejarla fuera de carrera para un segundo período al mando de la colectividad. Aunque no del todo fuera: hoy Piergentili apuesta a alcanzar la primera vicepresidencia de la mesa.
—¿Qué balance hace de sus dos años a la cabeza del partido?
-Los balances uno los hace de las luces y las sombras. Y aunque en general los recuerdos que quedan son de las sombras, a mí me importa relevar las luces de los procesos. Cuando asumí, se puso en duda que el PPD pudiera sacar cuatro diputados y siguiera existiendo en términos de representación parlamentaria. Después vino todo el proceso constitucional donde, a la luz de los hechos, tuvimos más visión que otros en el oficialismo para poder anticiparnos a ciertas dudas, temores, complejidades del proceso. Aunque la idea de aprobar el texto para mejorarlo no tuvo el impacto que deseamos, fue un punto político importante. No todos quienes estábamos por el “Apruebo” estábamos enamorados de la propuesta constitucional, sino que éramos capaces de mirar sus falencias.
—Antes de eso, una de las primeras definiciones cruciales de su período fue dar respaldo a Gabriel Boric en segunda vuelta y hacerse parte, posteriormente, de esta administración. ¿Fue acertado?
-Al principio, cuando nosotros planteamos con Álvaro Elizalde -como presidente del Partido Socialista (PS)- que apoyábamos en segunda vuelta al candidato Boric, sin condiciones, y después accedimos al gobierno sin pedir cargos, yo no sé lo que habrá sido la interna del PS, pero en el PPD no todos estaban contentos con esta definición, porque había temor y resquemores de cómo había actuado el Frente Amplio. Eso lo conversamos mucho con Álvaro Elizalde, pero en su minuto la idea de (José Antonio) Kast como Presidente y su pensamiento estaba virtualmente en el otro extremo (…). El inicio no fue fácil, pero era lo que había que hacer.
—Pero el Socialismo Democrático ha ido ganando incidencia en el gobierno…
-Claro, pero todavía no hay un pleno ajuste de culturas políticas, porque, por decirlo de alguna forma, venimos de familias distintas. Y no es que el Socialismo Democrático esté ganando más posiciones o esté ganando en las ideas, pero el no tener una mayoría social y política contundente ha hecho que las posiciones se tornen más dialogantes, que entendamos el valor del ceder y de llegar a acuerdos.
—¿Coincide cuando se dice que la jefa política del gabinete, Carolina Tohá (Interior), está en el gabinete "a pesar" del PPD? Lo menciono a propósito de los intentos de la ministra para que el partido compitiera de forma unitaria junto al resto del oficialismo al Consejo Constitucional.
-Quiero explicar que el Presidente nunca le pidió un nombre al PPD para Interior cuando se realizó el ajuste de septiembre pasado. Eso de que el partido no la propuso es cierto, pero porque nunca se nos pidió un nombre. Sin embargo, (Tohá) hubiese sido un nombre propuesto, porque ella es un referente partidario. Punto aparte es que ella construyó una relación con el Presidente, de respeto, pero no es que sea ministra “a pesar” del PPD (…). Horas antes del cambio, el Presidente me contó que la ministra del Interior era Carolina. A ambos les dije que desde ese minuto, yo iba a hacer todo lo posible para apoyar su gestión en el gobierno. En el balance, uno siempre podrá decir “me faltó una conversa más, una gestión más”. Pero siempre bregué para los diputados y senadores estuvieran abiertos a los planteamientos de la ministra.
—En medio del proceso de inscripción de listas para la renovación de directiva, Tohá calificó su liderazgo como “divisivo”. ¿Qué conversaciones sostuvo con la ministra a propósito de eso?
-Si hay algo que caracteriza a la ministra Tohá es su franqueza. Durante esos días tuve una conversación con ella, en la cual me dio sus argumentos por los cuales sentía que, sin perjuicio de que valoraba mi rol como presidenta, donde se había sentido apoyada por mí en su gestión, sentía que para el contexto general de la relación del PPD con el gobierno en su conjunto, era importante poder buscar un recambio. Puedo o no estar de acuerdo con eso, pero lo que no puedo desmentir es que ella tuvo una tremenda franqueza.
—¿El gobierno busca un interlocutor más alineado con las directrices de La Moneda?
-El problema no es quién conduce un partido, sino que cómo ese partido se siente dentro de la toma de decisiones de un gobierno. En la Cámara de Diputados, donde tenemos muchos más independientes, eso se ha dificultado. No va a mejorar en términos prácticos. Y no porque el senador Jaime Quintana no sea alguien muy capaz, sino porque allí hay una falla de estructura: tenemos una bancada grande, pero donde la mayoría no son militantes. La política, para bien o para mal, se ha parlamentarizado mucho.
Recuerdo que conversábamos con Paulina Vodanovic, antes de que ella asumiera como senadora, de lo difícil que era para nosotras, siendo presidentas de partido no parlamentarias, la interlocución política. A lo mejor Jaime puede facilitar el diálogo, por razones obvias, porque él es parte del Parlamento, pero no creo que el gobierno ande buscando un PPD más obsecuente.
—Entiendo que se reunió con el Presidente Boric, para hacer una especie de cierre de su gestión al mando del PPD. ¿Qué conversó con el Mandatario?
-Tanto para mí como para el Presidente era importante hacer un balance y un cierre de la gestión mía a cargo del partido. Él me manifestó que el PPD es importante dentro de la alianza de gobierno. Es todo lo que puedo decir de una conversación que fue privada. Sí puedo decir que el lunes, en el comité político, Leo Cubillos (presidente del Partido Radical), dio unas palabras porque era mi última reunión en ese espacio como presidenta. La ministra Tohá también se sumó.
Piergentili: “El PPD ya no está dando cuenta de la realidad política del país”
—A varias semanas del intento fallido por repostularse a la presidencia del PPD, y con un análisis más en frío, ¿por qué no concitó los respaldos?
-Por esos días, los representantes de las diversas sensibilidades del partido sostuvimos varias reuniones para analizar el momento del PPD. Nos dimos cuenta que no habían tantas diferencias respecto de cuál tenía que ser la política del partido. Una vez que despejamos eso, la segunda derivada fue despejar qué buen elenco podría encabezar esta política. Ahí fue cuando algunos plantearon que el que yo fuera presidenta era una línea roja. La diferencia no era política, sino que yo llevara esa política.
—Pero más allá de los reparos a su estilo, el que -hasta ahora- es su secretario general, José Toro Kemp, figuraba inscrito tanto en su lista como la de Jaime Quintana y, una vez resuelto el enredo, optó por continuar con el senador.
-Yo no juzgo a las personas que cambian de opinión o, que a última hora, quieren tomar una ruta en vez de otra. Pero con Pepe Toro construimos un trabajo en equipo que implicaba comunicármelo 11 y media de la noche, sino a la una de la tarde, a las dos, a las tres, a las cuatro, a las cinco (…). Eso fue lo que más me dolió en lo humano. Cuando yo inscribo la lista, lo hice con la aprobación de uno de los líderes de la sensibilidad de quien me acompañaba en esa lista, no fue algo que hice a tontas y a locas.
—¿Cuál es el futuro del partido? Hace un par de años, su antecesor, Heraldo Muñoz, planteó que el PPD ya había cumplido su ciclo vital.
-Como estructura, como organización, tenemos una necesidad de reingeniería. Hoy hay otro fenómeno, que es la enorme dispersión y fragmentación política. Hay que volver a converger en fuerzas grandes. El PPD tiene que ser parte de una construcción socialdemócrata, primeramente con quienes adherimos a la Internacional Socialista. Si esto implica llamar ‘partido socialista-socialdemócrata’, ‘por la democracia socialista’, da lo mismo. El punto es que tenemos un problema de estructura organizacional, que ya no está dando cuenta de la realidad política del país.
—¿Se le acabó su tiempo al PPD?
-Las ideas del PPD, la forma de construir y de mirar el futuro, están más vigentes que nunca. Lo que falla es la estructura.
—¿Sigue afirmando que competir en dos listas al Consejo Constitucional no hubiese hecho diferencias en la representación oficialista?
-Hemos hecho un montón de cálculos. Lo han hecho expertos de otros lados, y la verdad que todo nos señala que no hubiese habido una diferencia que hubiera permitido que la oposición no obtuviera la mayoría que tiene. Políticamente, pese a que puede haberse sentido un quiebre dentro de las fuerzas oficialistas, no olvidemos que en este intento electoral, incorporamos a la Democracia Cristiana (DC). Si bien ellos están fuera del oficialismo, son una oposición constructiva. Esa acción ha pavimentado el camino.
—¿Sostiene aún el análisis que hizo en su entrevista en La Tercera sobre las agendas identitarias y el calificativo de “monos peludos” al sector de apoyo más duro del gobierno?
-Un punto de inflexión de la relación del partido con el gobierno fue aquello. Pese a que mis palabras intentaban hacer una reflexión política, terminó siendo distinto, por cierto, por la forma en la que se planteó. Pero sí reafirmo que cuando yo enfatizo en hablarle a las mayorías, lo digo sin claudicar a los valores del sector. Sino que poner esas ideas al servicio de la agenda de la ciudadanía. Por ejemplo en lo relativo a la delincuencia, a pensiones, en crecimiento (…). No es dejar de lado ese sello en políticas más identitarias, sino -solamente- no poner toda la energía en ello y calibrarla según lo que el país reclama. Uno, cuando está en política, se va a equivocar, va a tener que claudicar respecto a algunos puntos, pero lo que no se puede hacer es que la base del relato sean adjetivos.
—¿Cree que ha costado dar en el clavo con el relato de gobierno?
-No sé si ha costado dar en el clavo, pero sí ha costado reencauzar el relato después del 4 de septiembre, después del 7 de mayo. Por ejemplo, las políticas públicas de los ministerios sectoriales cambian realidades, a veces más que las grandes reformas. La buena gestión en un gobierno termina siendo revolucionaria (…). Tampoco todo es atribuible al gobierno.
A propósito de la conmemoración de los 50 años (del Golpe de Estado), yo te diría que el gobierno genuinamente quería tener una reflexión de lo que había pasado en Chile, pero veo a una derecha súper beligerante. No lo vi así en el hito de los 30 años, no lo vi así cuando (Sebastián) Piñera habló de “cómplices pasivos”. Ahora veo una derecha mucho más cavernaria en estos temas.