Jorge Coulón y la conmemoración del 11 de septiembre: “Estos 50 años hemos asistido a un show de la cobardía de nuestros valientes soldados”

“Dicen que los viejos tienen que pasar agosto, pero Chile tiene que pasar septiembre. Realmente es el mes más complejo de nuestro país”, reflexiona en conversación con The Clinic Jorge Coulón, miembro fundador de Inti-Illimani de 75 años. La conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado como cada año convoca al grupo a realizar actos de memoria

Cada año junto a otras bandas el 11 de septiembre se reúnen en el frontis del Estadio Nacional para hacer música y rendir homenaje a Salvador Allende y todas las víctimas de la dictadura. “Al principio eran unas velatones, después algunos empezamos a cantar en la calle y después pusimos un camión y cantábamos arriba del camión”, recuerda sobre el acto.

El músico recalca que es una tradición que se sigue repitiendo ya sea por iniciativa de los artistas o la propia gente. “Solo que este año tiene una significación distinta, una significación especial por estas cifras redondas del medio siglo”, puntualiza y explica: “La idea, claro, no es inventar algo, sino es hacer algo que ya existe, darle un significado especial y tal vez un poco más de producción a un encuentro que se ha ido desarrollando año a año y ha ido creciendo año a año”.

“Ya el año pasado casi llenamos la mitad de la Avenida Grecia. Al principio eran unas pocas personas y ha sido una cosa que ha ido creciendo. El significado creo que es inútil de ahondar en él. Es impresionante cómo a 50 años del Golpe de la derecha sigue estando esa herida abierta y no podría ser de otra manera, porque las heridas se cierran de adentro hacia afuera, no se cierran afuera tratando de meter la basura debajo de la alfombra”, cuestiona.

Inti-Illamani y su disco Agua

En medio de la conmemoración el grupo se encuentra además preparando su gira por Chile para presentar su disco Agua. Luego de pasar por Europa y Perú, lugares en los que Jorge Coulón apunta el nuevo trabajo tuvo “muy buena aceptación”, ya tienen agendadas algunas fechas en distintos puntos del país. Talca, Concepción y Santiago son algunos de los conciertos agendados para diciembre a la espera de confirmar nuevas presentaciones.

Este álbum nace de la colaboración de la banda junto al artista toscano Giulio Wilson, quien se les acercó por allá en mayo de 2019. “Tenía una canción que le parecía interesante compartir con nosotros y nos gustó mucho. Nosotros no lo conocíamos como un cantautor, pero nos parecía en la mejor tradición de los buenos cantautores italianos”, recuerda el multiinstrumentista nacional.

Asimismo firma que les llamó la atención que este había ganado diversos premios en festivales de Italia. “Nos pareció súper interesante, lo hicimos en esa época, grabamos e incluso él estuvo acá y una semana antes del Estallido Social se volvió a Italia. La canción era Vale la pena. Nos quedamos con el gusto y decidimos hacer una colaboración más profunda”, relata.

De ahí surgió el tema del “agua” como concepto para crear este nuevo disco. Sobre elegir este vital elemento explica que se trata del “agua que o no llega o llega toda de un viaje, todo lo que significa, pero no solamente en términos de la cuestión climática, digamos, sino el ambiente como el que estamos viviendo también entre nosotros. El ambiente que se vive en las sociedades actuales, de trabajo o ambiente familiar, en fin, todo lo que significa el entorno en el cual nos movemos”.

Si bien Jorge Coulón precisa que también hacen referencia al cambio climático, aclara que no la hacen “desde un punto de vista tan militante, sino de esta idea de la buena vida. Hemos peleado tanto por vivir dignamente, no solo es una cuestión de leyes, sobre todo una cuestión cultural, una actitud poética, llamémoslo así”.

Jorge Coulón y el presente de Chile a 50 años del Golpe de Estado

El polarizado ambiente que se vive a 50 años del Golpe de Estado no deja indiferente a Jorge Coulón. Cuestiona la postura tomada por la derecha de no querer firmar el acuerdo convocado por el Presidente Gabriel Boric mientras de forma paralela se instala el temor ante la posibilidad de que todo lo avanzado desde el retorno a la democracia se pierda con el trabajo del Consejo Constitucional.

-¿Qué piensa sobre que se plantee que Chile está en una situación similar a cuando se produjo el Golpe de Estado en septiembre de 1973?

-Hace diez años atrás había mucho más consenso respecto de que el Golpe que hizo la derecha y Nixon en Chile era condenable. Han pasado diez años desde los 40 (años de conmemoración) en que había cierto consenso en torno a eso, a que alguien ha pateado el tablero y vuelve a poner en cuestión si el Golpe tenía explicaciones o si había una legitimación para el Golpe. Entonces, ciertamente no hemos sido nosotros los que hemos puesto en cuestión eso, ni los que hemos pretendido cambiar la historia. Hay una situación creada, tal como se crearon las condiciones para el Golpe de Estado, se están creando las condiciones para algo que, bueno, no sabemos qué es, pero podemos sospecharlo: terminar con las pretensiones de liberación, de independencia.

-¿A qué se refiere con eso?

-Ya ves que la situación mundial nuevamente está obligando de alguna manera a elegir bandos y nuestro imperio presiona fuerte. Desde luego que existe un peligro. Yo no creo que sea el siglo XXI un siglo para golpes militares, espero que no lo sea, pero sí hay golpes de tipo comunicacional. Las instituciones están, y creo que artificialmente, súper deslegitimadas. No hay puntos de referencia respecto de qué es lo que es la objetividad. No lo son, ciertamente, los medios de comunicación. Basta ver los matinales de la televisión o los mismos noticiarios donde se miente o se crea un ambiente absolutamente artificial de miedo, temor y negación, además de la necesidad de acuerdos mínimos. El Estado, tan vapuleado, es la forma elemental de un acuerdo mínimo entre los habitantes de una sociedad, de un país.

-Por otro lado mientras el Gobierno llama a firmar un acuerdo la derecha se resta de esto y acusa que se intenta imponer una visión. ¿Qué opina sobre este escenario?

-Creo que es una confesión de parte de ellos. O sea, cuando se acusa que Chile está dividido, que hagamos ‘una que nos una’ y todo eso, bueno, queda claro quiénes son los que no quieren que haya un mínimo de consenso. El mínimo de consenso ya los amarra a una necesidad de convivir que no quieren aceptar. A mí me parece que esto de que se hayan negado a firmar lo obvio… que los cuatro puntos que proponía el Gobierno son ya el mínimo del mínimo del mínimo. Que se nieguen a firmar eso y digan que lo hacen porque creen que es una trampa, bueno, creo que habla por sí solo. El hecho mismo de negarse a condenar el Golpe que dieron el 73, es una buena demostración de quienes están dividiendo al país.

-En paralelo está lo que sucede en el Consejo Constitucional y las polémicas de las enmiendas. ¿Siente un temor de que se pueda retroceder en lo logrado en estos años de democracia?

-También creo que es una pregunta que se responde un poco sola. Basta leer las enmiendas y la situación absurda de que todos estamos añorando el texto que había hecho la comisión previa. Se está yendo tan al absurdo que ese texto ya no parece súper aceptable y súper progresista. Yo creo que a lo único que están llevando, tal vez es eso lo que quieren aquí, es que se rechace la nueva Constitución y que siga vigente la Constitución del 80. Tal vez eso es lo que andan buscando.

“No sé si una condena 50 años después haga justicia”

-¿Qué le pareció la condena contra los homicidas de Víctor Jara y todo lo que ocurrió posterior a eso?

-El suicidio de este militar y el hecho que haya dos de los asesinos fugitivos, yo en esto respaldo absolutamente lo que dijo el Presidente Boric. Es evidente que no se puede hacer aquí moralina respecto del ‘ay, cómo no se respeta la muerte’. Aquí hay una cobardía tremenda. Hay una cobardía que además ha sido demostrada en 50 años. Porque estos 50 años hemos asistido a un show de la cobardía de nuestros valientes soldados. Yo recuerdo en la película de Gandhi cuando cuando el oficial inglés ordenó la matanza de la población india que se manifestaba en paz, cuando lo juzgan después él reconoce que dio la orden. Yo siempre en mi inocencia me imaginaba el honor militar así. Un honor militar que te hace reconocer la verdad y cómo sucedieron los hechos más allá de las consecuencias que te puede traer personalmente. Y ese honor militar sin duda no ha existido en Chile. El único atisbo que está apareciendo es este libro del ex comandante en jefe Martínez, que es la primera señal, la primera lucecita, digamos, de una de una mínima autocrítica de una Fuerza Armada, que fueron utilizadas. Yo a esta altura ya ni siquiera hablo de Golpe Cívico Militar, sino que fue el Golpe que hizo la derecha y el Gobierno de Nixon utilizando la Fuerza Armada. Lo menos que podrían hacer para dejar de hacerle daño a las mismas Fuerzas Armadas, sería reconocer que fueron un instrumento de represión contra el pueblo chileno y su legítima aspiración a un cambio que además era absolutamente necesario.

-¿Para usted se hizo justicia en el caso de Víctor Jara?

-Siempre he dicho que no sé si una condena 50 años después haga justicia. No sé si se puede hablar plenamente de justicia, pero también está el dicho popular de que más vale tarde que nunca.

-Hace poco estrenaron el especial El País que Soñamos grabado en el Estadio Nacional para homenajear a Víctor Jara y Salvador Allende. ¿Siente que finalmente encontraron ese Chile?

-Nosotros vivimos nuestro exilio en Italia que, por lo menos en la época en la que nosotros estuvimos era un país súper interesante en cuanto al debate político, cultural e histórico, y aprendimos bastante de política también. Desde luego no nos esperamos que el regreso a la democracia fuera un regreso al país que soñábamos, de ninguna manera. Era salir del país de las pesadillas más que el país que soñábamos. No era que esperábamos la felicidad y la justicia total después del regreso a la democracia, pero sin duda algo se hizo mal. Si a 50 años del Golpe siguen esas heridas abiertas, desde luego no volvimos al país que soñábamos. En este pequeño homenaje que hicimos a Salvador Allende en el fondo, es lo que decimos: seguimos esperando, pero en una espera activa. Seguimos soñando un país que sea digno y justo para todos, por ingenuo o inocente que pueda parecer.