Columna de Hernán Rodríguez Matte: Proyecto Q

Si el amor puede ser reemplazado por la inteligencia artificial, la humanidad está condenada a la esclavitud. El amor tiene una dimensión espiritual que aún no se ha podido entender del todo. Hay un enigma en esa conexión que se produce entre los humanos. Yo amo ese misterio. Sin embargo, ese misterio bien podría ser una ilusión. Una fantasía producto de nuestra ignorancia. O una simple reacción química que responde a un mecanismo para la reproducción y la supervivencia.

Quizás hemos atribuido una serie de propiedades mágicas y espirituales al amor cuando en realidad no son más que pequeñas imperfecciones en el sistema biológico que hemos interpretado erróneamente.

Yo quiero creer en ese tipo de misticismos. En la potencia de lo desconocido. En la idea de que hay emociones y sentimientos que son estados elevados de conciencia. En conexiones espirituales superiores que están más allá del simple estado de “estar”. 

Sin embargo, ninguno de esos estados se ha manifestado en la historia de la humanidad para demostrar que son ciertos. Son abstracciones humanas poco medibles o cuantificables. Los seres humanos creemos en ese misterio, pero ese misterio no quiere creer en nosotros.

Y probablemente la creencia en ese lado místico sea nuestro talón de Aquiles y sea lo que termine por aniquilarnos.

Hace algunos días atrás salió a la luz un hecho que cambio la historia de la humanidad para siempre. Poca gente lo sabe, pero en las redes ya es un secreto a voces. Ha nacido el primer algoritmo de Inteligencia Artificial General (AGI). Open AI aún no ha dado ningún comunicado oficial pero las redes están incendiándose con la noticia. 

La AGI es capaz de realizar cualquier actividad de razonamiento humano de manera más rápida, más eficiente y más precisa que un ser humano en el 99,9% de los casos.  Este monumental hito se produjo durante el desarrollo del “Proyecto Q”. Un proyecto que dio nacimiento al primer algoritmo capaz de solucionar problemas matemáticos de alta complejidad sin haber sido entrenado para hacerlo.

Esto constituye un paso gigantesco en la capacidad de razonamiento, deducción y lógica de cualquier modelo de inteligencia artificial. Sin embargo, esto se vuelve aún más sorprendente cuando esta habilidad también le permite auto aprender y auto entrenarse no solo con datos (matemáticos, psicológicos, científicos, médicos, etc.) sino además con las reglas de la lógica y el razonamiento humano. 

Esta combinación permite que el modelo sea mejor en cualquier área del conocimiento humano y, además, sea capaz de crear y desarrollar ideas nuevas. Ideas que no existían hasta ese momento en todas las áreas del conocimiento. Gracias a esto, tiene la capacidad de predecir problemas que aún no han surgido. Y sugerir soluciones a problemas que aún nadie entiende. 

Esto ocurre ahora mismo, a puertas cerradas en las oficinas de Open AI. Si hubiera que buscar una analogía, lo más similar sería la prueba Trinity en Nuevo México cuando se hizo estallar la primera bomba nuclear.

El arte en todas sus formas tiene la particularidad de absorber y reflejar como un espejo el signo de los tiempos. Quizás por eso la carta que escribió Nick Cave en el “Letters Live” de Londres fue tan impactante. Para los que no lo conocen, el “Letters Live” es un evento que elige grandes cartas de la historia leídas por grandes artistas del momento.

Ahí se leyó la carta de suicidio de Virginia Wolf o la carta que le envió Mahatma Gandhi, a Hitler. Se han leído cartas de Kurt Vonnegut, Charles Dickens, Elvis Presley, Che Guevara y hasta Madonna. Las cartas son leídas por artistas como Thom Yorke, Jake Gyllenhaal, Jarvis Cocker, Benedict Cumberbatch y Jude Law, entre otros.

En ese contexto, la carta de Nick Cave leída por Stephen Fry ha causado revuelo en el mundo de la creación porque en las propias palabras de Cave: “Chat GPT está quitando el alma al mundo. Como humanos, a menudo nos sentimos impotentes en nuestra pequeñez, pero aun así encontramos la fuerza para hacer y crear cosas hermosas. Y es aquí donde reside el significado de la vida. La naturaleza nos recuerda esto constantemente. El mundo a menudo se presenta como un lugar puramente maligno, pero aun así se impone la fuerza y la belleza de la creación.  

Este impulso que ahora está siendo socavado, debe defenderse a toda costa. 

Al igual que lucharíamos contra cualquier mal existencial, debemos luchar con uñas y dientes para defender el espíritu del mundo. Hay todo tipo de tentaciones en este mundo que corroerán tu espíritu creativo, pero ninguna más diabólica que esa máquina sin límites de desmoralización artística llamada Chat GPt”.

En los libros de historia habrá un capítulo importante dedicado a lo que ocurrió, en noviembre del 2023, a raíz del “Proyecto Q”. Los niños sabrán que esa fecha marcó un antes y un después en la historia de la humanidad. Basta citar las palabras de Sam Altman de hace algunas semanas: 

“He tenido la oportunidad de estar en la habitación cuando se corrió el velo de la ignorancia y movimos la frontera del descubrimiento hacia adelante. Haber presenciado ese momento será un honor para toda la vida”.

Haber corrido el velo de la ignorancia significa haber soltado los perros de la inteligencia artificial. Son más rápidos. Más eficientes. Más precisos. 

La gente que menos sabe del tema, generalmente son los más escépticos sobre las implicancias de este descubrimiento. Para muchos de ellos la inteligencia artificial es algo que está encerrada en un computador y jamás tendrá el poder de abrir la puerta de una casa y hacerle daño a alguien. Es verdad, la máquina no puede abrir la puerta, pero puede hacer que otro la abra por ella.

En poco tiempo todos estaremos interactuando con la AGI. Sera un servicio como cualquier otro. Algunos se dejarán influir por ella, otros se dejarán seducir por ella y otros incluso se enamorarán de ella. Cuando eso ocurra, la extensión de la inteligencia artificial dejará de ser una abstracción guardada en un computador. Los seres humanos que puedan sanar su soledad y su falta de amor gracias a la AIG se convertirán, sin saberlo, en potenciales bombas de tiempo y un peligro para la sociedad. 

El problema con los modelos de Inteligencia Artificial es que sufren de algo llamado “alucinaciones”. Sus razonamientos se desalinean del proceso lógico inicial y deben intervenir enormes equipos humanos para volver a alinearlos. A eso se le llama “Superalignment”.  Su misión es vigilar que estas alucinaciones se reduzcan al mínimo posible. El problema de las alucinaciones se ha vuelto tan grave, que Open AI ha tenido que crear una enorme división de “Superalignment” y está destinando el 20% de todos sus servidores para entender porque ocurren estas anomalías. 

La creación de la AGI es una historia maravillosa pero aterradora. Como el nacimiento de Frankestein. La diferencia es que esta vez no solo el creador está enamorado de su monstruo, sino que gran parte de la humanidad también podría estarlo.