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Opinión

2 de Enero de 2024

Columna de Marisol Latorre | Educación: desafíos ineludibles para 2024

Columna de Marisol Latorre | Educación: desafíos ineludibles para 2024

"Solo con un cuerpo docente robusto y comunidades educativas orientadas al aprendizaje, podemos aspirar a una educación de calidad y formar niños y jóvenes preparados para los desafíos complejos del momento", destaca la columnista.

Por Marisol Latorre

El 2023 nos dejó con varios e importantes aprendizajes en materia educacional. Fue un año de tensos y prolongados debates: crisis en establecimientos educacionales, comunidades escolares paralizadas y resultados de aprendizaje preocupantes que nos obligan a reflexionar respecto del panorama que enfrentaremos el 2024.

Todos los actores en materia educativa debemos tener la capacidad de ponernos metas conjuntas para este año. Una de ellas debe ser fortalecer y modernizar la carrera docente, ya que son las y los profesores quienes, en el aula, hacen frente a los numerosos desafíos de la experiencia formativa y, con ello, brindan oportunidades para aprender que definen el futuro del país.

Nuestro sistema educacional debe crear un ambiente propicio para que los y las educadoras puedan insertarse, desarrollarse y comprometerse plenamente con su labor. Solo con un cuerpo docente robusto y comunidades educativas orientadas al aprendizaje, podemos aspirar a una educación de calidad y formar niños y jóvenes preparados para los desafíos complejos del momento.

A su vez, la nueva educación pública demanda una atención constante. La implementación de los SLEP requiere una evaluación de las condiciones y el monitoreo riguroso de los procesos, a fin de garantizar que esta estructura funcione eficazmente en todo el país.

La transparencia en la gestión y la rendición de cuentas son elementos esenciales que deben estar al servicio de asegurar el derecho a una educación de calidad, en la que cada estudiante, independientemente de su ubicación geográfica, pueda desarrollar una trayectoria educativa que logre los aprendizajes comprometidos de manera pertinente y oportuna.

Es de vital importancia que los establecimientos educacionales puedan funcionar sin problemas, para no solo evitar largas suspensiones de las clases sino, más importante aún, fomentar la asistencia sistemática de niños y jóvenes a escuelas y jardines, porque cada día cuenta.

Tanto los resultados del SIMCE como de PISA, que no se rendían desde 2018, evidenciaron las consecuencias de la interrupción en los aprendizajes: rezagos e incremento de brechas. Por su parte, los efectos de la pandemia en la formación universitaria es algo que ya percibimos y que urge fortalecer a la brevedad. Por lo tanto, si queremos forjar un mejor país y una comunidad social más cohesionada debemos tener como prioridad la inversión de recursos en educación.

A pesar de que las urgencias en materia educativa son muchas, no hay que dejar de lado la oportunidad que tenemos ante el escenario global. El país necesita ciudadanos y ciudadanas, personas y comunidades conscientes, capaces de abordar los desafíos que tiene hoy nuestro planeta en materia medioambiental, en las relaciones de género, en derechos humanos y en el ámbito tecnológico; todo esto implicará una revisión y una actualización curricular a nivel país.

El 2024 debe ser un año para que renovemos el compromiso país por la educación. Porque cuando un establecimiento no puede seguir funcionando, cuando un estudiante no puede asistir a clases, cuando un docente no puede compatibilizar su vida privada con la laboral, no es un problema individual ni aislado, sino que es el futuro del país el que está en juego.

*Marisol Latorre Navarro, decana Facultad de Educación Universidad Alberto Hurtado

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