Desmayos, banderas negras y pifias al Presidente Boric: las calles en el último día del funeral de Estado de Sebastián Piñera

El nombre del Presidente Gabriel Boric se mencionaba por los altoparlantes y, de vuelta, venían las pifias de la gente. Así era el ambiente en las afueras de la Catedral de Santiago, en plena Plaza de Armas, luego de que el féretro del expresidente Sebastián Piñera abandonase, después de dos días, la sede del Congreso Nacional en Santiago.

Mientras en la mañana ocurría la solemne ceremonia, donde participó el Presidente Gabriel Boric con el discurso final, en las calles el ambiente era mucho más efervescente. “¡Me están faltando el respeto!” decía una de las presentes a Carabineros, debido a que un acceso había sido cerrado.

Otra mujer afuera de la catedral llevaba consigo unos documentos en su mano. La presencia de esos papeles no era trivial: eran cartas que habían sido enviadas por Piñera y por Augusto Pinochet. En el caso del primero, databan del periodo en el cual el expresidente postulaba al Senado, en 1989.

Minutos antes de que llegasen militantes de Renovación Nacional, partido del cual Piñera fue presidente, ocurrió el desmayo de una asistente. Tal caso no era el único de los últimos días. El miércoles, a la espera de la llegada del féretro a Santiago, también gente se desvaneció por el calor.

De tercera edad, la mujer tuvo que ser atendida por las personas que le acompañaban, quienes dispusieron de agua y una silla.

Revisión de mochilas y gritos de “asesino” hacia Boric

Las policías, por su parte, figuraban atentas y expectantes de la situación. Con el cordón perimetral, dibujado por las vallas papales, las quejas de la gente eran frecuentes hacia Carabineros, quienes inspeccionaban mochilas de quienes acudían a las afueras de la catedral.

Una vez iniciada la misa al interior, las quejas aumentaron por el audio, el cual no satisfacía del todo a los presentes. A su vez, cada vez que el nombre del expresidente Piñera sonaba, los aplausos al unísono aparecían, caso contrario del Presidente Boric, a quien, además de las pifias, llamaban “asesino” y “mechero“.

También los vendedores ambulantes aprovecharon la ocasión para iniciar su negocio. Fue así como fotografías con el rostro del fallecido expresidente se disponían al mercado. $1.000 era el valor de las imágenes, en su mayoría con Piñera sonriendo y saludando a la cámara.

Un vendedor de café “disfrazado” de Piñera era otra de las atracciones del lugar. Con un carrito, el hombre posaba con orgullo vistiendo un terno americano negro, con una camisa blanca y una corbata roja, además de una distinguida banda presidencial que buscaba homenajear al expresidente.

Una situación de emprendimientos similar se dio en la Plaza de la Constitución, en donde dos pañuelos “para despedir” a Piñera estaban a $1.000. Por esos lados el momento se acompañaba con banderas chilenas y glosarios en mano, como ha sido la constante en la última semana.