Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar

Entrevistas

10 de Febrero de 2024

Cecilia Piñera, en primera persona: cómo la familia se enteró del accidente, el almuerzo al que no llegó y el nieto al que solo conoció por videollamada

La doctora e hija del expresidente relata a The Clinic las primeras horas de horror, tras el accidente en helicóptero de su padre, en el Lago Ranco. Académica de la Universidad de Chile y presidenta del Comité Nacional de VIH Pediátrico, Cecilia Piñera repasa los últimos meses con vida del expresidente, marcada por hitos familiares como la celebración de los 50 años de matrimonio con Cecilia Morel y, hace escasos días, el nacimiento de su último nieto, Mateo. Este es su testimonio.

Por

“El último año, particularmente los últimos meses, nos había tocado estar mucho en familia y con los amigos. El 14 de enero, cuando mi mamá (Cecilia Morel) cumplió 70 años, estábamos en Cachagua y lo celebramos. Un amigo de mi papá (Sebastián Piñera) dijo ‘avísennos para seguir anotando tanto evento que nos ha tocado’, porque el 1 de diciembre ya habíamos tenido el cumpleaños de mi papá, y el 21 de diciembre los 50 años de matrimonio. Con ese amigo me encontré en el funeral y me dijo ‘por esto era, por esto nos había tocado tanto estar juntos’.

Para este Año Nuevo viajamos juntos como familia a República Dominicana, aprovechando de celebrar los 50 años de los papás. El único invitado extra fue el Negro, que le decíamos que era un niño más que nos acompañó en ese viaje. La última vez que habíamos hecho un viaje así fue el 12 de marzo de 2022, un día después del cambio de mando, que nos fuimos todos a las Torres del Paine. Ahí no había señal, lo desconectamos por unos días.

Las hermanas Piñera-Morel, Cecilia y Magdalena, junto al expresidente y la exprimera dama Foto: Cedida por Cecilia Piñera.

La casa de mis papás en Ranco es una casa abierta, ellos (a los hijos) nos decían ‘nosotros vamos a estar de tal fecha a tal fecha’ y cada uno iba pasando durante el verano. Primero pasó en enero mi hermano Cristóbal. El 1 de febrero nació su hijo Mateo. Se adelantó, nació de 35 semanas. Y en estos días pensábamos por qué se adelantó… Mateo será probablemente el último nieto. Todos mis hermanos ya tienen cuatro hijos, yo tengo a dos. Y yo ya tengo 45 años.

Mi papá ya estaba en Ranco cuando nació Mateo, lo conoció por videollamada. Esa era una costumbre muy de él, heredada de mi abuelo José. Nos llamaba todas las mañanas y por FaceTime. Era bien insistente si uno no le contestaba. Si miro el celular, tengo mil llamadas perdidas de él.

Ese día, con mi hermana Magdalena estábamos en Caburgua. Mi hermano Sebastián pasó por Ranco justo antes del accidente y ese día estaba la Carmen Ariztía, que está casada con el Seba, con sus hijos. De hecho, yo iba saliendo hacia Ranco para pasar unos días ahí. Estaba con el auto cargado cuando me llama Cristóbal. A él le avisó Palmenia, nuestra nana de toda la vida en Ranco.

Justo llega Magdalena, con un primo nuestro, Matías Irarrázaval. Y partimos a ver ‘un accidente’. Yo iba saliendo a pasar unos días en Ranco cuando tuve que partir a ‘un accidente’. No sabíamos qué había pasado, no entendíamos tampoco qué era lo que había pasado, no sabíamos quién estaba en el helicóptero, dónde había caído, si se había salvado alguien o nadie. Matías manejó las tres horas hasta Ranco.

Cecilia Piñera en el funeral de Estado de su padre. Foto: Felipe Figueroa

En el camino, ahí vino el bombardeo de llamadas, de WhatsApp, de confusión. Algunos pensaban que en el helicóptero estaba mi hermana Magdalena Piñera y no mi tía Magdalena Piñera, la Pichita. Nosotros, en el fondo, nos ‘mantuvimos’… hasta que supimos que ya habían rescatado su cuerpo los buzos. Ahí fue como ‘ya’.

La Pichita nos llamó justo. Estaba muy desgarrada. Lúcida, pero con mucha pena. Ella tenía una relación de amor especial con mi papá. Tuvo un rol de papá con ella, al ser la menor. En su época universitaria, hasta vivió en la casa con mi papás. Tenían una relación muy cercana, muy compinche. Entre llantos nos decía que (mi papá) estaba feliz, que habían comido un picoteo donde José Cox, que se habían reído. Que estaba contento.

No sabíamos qué había pasado, no entendíamos tampoco qué era lo que había pasado, no sabíamos quién estaba en el helicóptero, dónde había caído, si se había salvado a alguien o nadie”.

Él iba a volver a almorzar a la casa con mi mamá. A José Cox y a Loreto Alcaíno habían ido a saludarlos. Pasa que el accidente lo ven sus amigos y la Loreto, que es muy amiga de mis papás, llamó a mi mamá, pero todo esto era muy confuso al principio. 

***

El día que fue electo el Presidente Gabriel Boric, yo escribí una carta a El Mercurio. Ahí contaba que mis hijos son nietos de un dos veces Presidente de la República y que era difícil enseñarles a estar orgullosos del abuelo, pero a la vez a ser humildes. Que también era difícil explicarles el odio y los rayados en las calles. A mí me emocionó mucho el día en que mi papá lo recibió como Presidente electo en La Moneda, estaba contento mostrándole La Moneda, con mucha generosidad, siendo que había habido mucha descalificación hacia él. Ahí él mostró esa gran virtud, de cero rencor.

Me acuerdo que en algunas comidas en la casa, con ministros y subsecretarios, él les decía ‘quiero que se haga una transición muy ordenada, muy completa, muy bien hecha’. En el fondo, quería mantener continuidad en pos de Chile. 

Cecilia, junto a sus hermanos y su madre, Cecilia Morel, en el Grupo 10 de la FACh el día que llegó el cuerpo de Sebastián Piñera a Santiago. Foto: Felipe Figueroa

Después de que salió del gobierno, todos pensamos que iba a venir un año sabático. Pero no. A la vuelta de ese viaje que hicimos a Torres del Paine, al día siguiente, mi hermana Magdalena -que trabaja en la oficina-, mandó un WhatsApp temprano y dice ‘llegó el papá, en su primer día hábil post cambio de mando’. Nos reíamos. Lo dije en vida, y lo dije ahora que está muerto: la vitalidad, la energía y la capacidad que tenía eran excepcionales.

En pandemia, cuando me preguntaba consejos de vacunas y cosas así, le mandaba un par de papers de revistas científicas del The Lancet, del New England Journal of Medicine. Yo llegaba después y me sorprendía porque lo tenía impreso, subrayado y con notas a los lados. Ese martes tenía en el comedor en Ranco varios papeles, el libro de Gonzalo Blumel, uno de Ignacio Walker y una minuta sobre los incendios de la V región. Todo subrayado. Bueno, ya trascendió que él había hablado con el Presidente Boric la noche anterior.

Le gustaba y le importaba que lo acompañáramos en las campañas, cosa que ahora agradezco porque fueron momentos en los que pudimos estar juntos”.

Mi papá fue siempre súper respetuoso en los caminos que cada uno de los hijos tomamos, de nuestra libertad y de permitirnos nosotros desarrollar nuestras pasiones, nuestras vocaciones en las áreas que quisiéramos. Le gustaba y le importaba que lo acompañáramos en las campañas, cosa que ahora agradezco, porque fueron momentos en los que pudimos estar juntos.

Cuando salió del gobierno, tuvimos una jornada familiar en La Serena para ver cómo nos organizamos con todo lo que era la estructura familiar de los negocios, la Fundación Futuro, la Fundación Tantauco y la Fundación Piñera-Morel. Ahí le dije ‘papá, he estudiado 13 años para ser lo que soy y me apasiona lo que yo hago. No solo me apasiona, hago un aporte al país desde ahí’.

Cecilia junto al ataud de su padre. Foto: Felipe Figueroa

Hoy en día soy la presidenta del Comité Nacional de VIH Pediátrico y estoy súper metida en ese tema. Le dejé claro que iba a participar, pero que no iba a renunciar a ser lo que soy. Él dijo ‘perfecto, usted tiene la libertad de seguir haciendo su aporte y entregar todas sus pasiones en lo que usted elija, pero igual hay algunas cosas en las que tiene que participar’. Ahí definimos y participo en algunos de los directorios de las fundaciones.

Había disfrutado tanto estos últimos dos años con los nietos. Tenía una capacidad de juego y de risa. Eran su refugio en los momentos difíciles. Los más chicos eran sus regalones, pero con el Nico (hijo de mi hermano Cristóbal) que tiene síndrome de Down, tenía una conexión increíble. Él nació en pandemia. Al final de las jornadas, de vuelta de alguna gira, lo iba a ver. Lo amaba.

Le echamos la talla con un tercer período alguna vez. Lo que él decía es que le gustaba estar bien posicionado, porque eso le daba voz. Pero no con una aspiración de volver a postularse, sino que tener voz para seguir siendo escuchado, para seguir siendo una fuente de consulta”.

Notas relacionadas

Deja tu comentario