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Cuánto tiempo debe pasar para que no te duela que tu ex se vuelva a emparejar: historias de desamor y cuándo rehacer la vida sentimental

¿Existe una fórmula para saber cómo no hacerle daño a la ex pareja con la llegada de una nueva persona? En la era de la inmediatez, puede pasar que el procesamiento de un duelo tan doloroso como el del desamor, pase desapercibido. “La cultura de lo desechable que nos dice que podemos seguir en el mercado sin importar cuán relevante fue la relación o no, puede ser dolorosa para alguien que está saliendo de una relación”, dice Gabriela Benavente, psicóloga clínica y especialista en terapia de parejas. “Ver cómo la ex pareja te cambia rápidamente por otra o por otro, genera cuestionamientos en uno mismo”, agrega.

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Ilustración: Camila Cruz
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Claudia Tapia (48) terminó su relación en febrero del año pasado. Vivían juntos en un departamento con los hijos de ella y los de él. Lo único que tenían en común, era un perro. Habían sido años desgastantes y cuando ella le dijo que quería terminar en diciembre, él no le creyó. Después de irse, trataron de estar juntos sin convivir pero no funcionó, y así, en marzo se cortó el contacto. Llegó abril, todo estaba más tranquilo y a ella le llegó un mensaje en Instagram. Era un amigo de la infancia con quien tenía fotos desde los dos hasta los cuatro años. Sus mamás habían sido mejores amigas en la universidad y, solo hace un año, ellas habían perdido contacto. 

“Me saludó como si no hubiese pasado un día. Me dijo que estaba preocupado, que su mamá trataba de llamar a la mía y le salía buzón de voz. ‘Mi mamá murió hace un tiempo’, le conté. Luego me pidió mi WhatsApp para que nos volviéramos a juntar donde su madre a almorzar”, cuenta Claudia Tapia. Fue la segunda vez que se veían en el mes, porque antes de eso, se encontraron en un concierto tributo a Soda Stereo. “Y después no dejó de ir a mi casa ni un solo día. El 11 de junio, nos pusimos a pololear”, continúa.

“A los cinco meses de haber formalmente terminado una relación, comencé esta. No creo que sea la más prudente para decir que existe un tiempo definido para empezar otra relación que te hace feliz. Pero sí sé que yo, desde noviembre, ya sabía que no quería estar con mi ex pareja. Quise regalarme el que no me importara lo que la gente iba a decir”, explica. ¿Existe efectivamente una fórmula que determine cuánto tiempo hay que esperar para emparejarse de nuevo? 

Un estudio de la Universidad de Binghamton, en Nueva York, consultó a casi seis mil personas de 96 países distintos para medir cuánto dura el desamor. Los resultados dicen que el duelo puede durar entre seis meses y dos años. También que son las mujeres las que suelen superarlo más rápido que los hombres, porque su duelo empieza antes del quiebre. 

“Hay personas que muchas veces desestiman los avisos que da una parte de la pareja cuando está en conflicto. Le bajan el perfil o lo ignoran, y luego se sorprenden por el quiebre y el dolor. Esa es una de las variables más comunes a la hora de hablar del tiempo en que uno se puede demorar en sentirse tranquilo para empezar de nuevo”, dice Gabriela Benavente, psicóloga clínica y especialista en terapia de parejas —@gabrielabenavente_ps—. 

El miedo al qué dirán de la relación

Ignacia Ojeda (28) también supo que quería terminar antes de que el quiebre con su pareja efectivamente, sucediera. Pero no tuvo oportunidad de contárselo. “Tuve una relación muy poco convencional, porque lo conocí siendo mesera en un bar donde él estaba celebrando su despedida. Se iba a Australia en dos días. Igual me pidió el número. ‘No tienes nada que perder’, me dijo, y así fue. Al siguiente día nos despedimos y comenzamos una relación a distancia por un año”, cuenta.

“Nos hablábamos por video llamada y veíamos series a la distancia mientras ambos continuábamos con nuestras vidas. Cuando volvió, yo tenía 22 años, había entrado a tercer año en Teatro y estaba muy enfocada en el periodo más difícil de la carrera. Nada era lo mismo. Me di cuenta que no éramos compatibles en el día a día, hablábamos poco y yo ya me había cansado de luchar por sostener esta relación compleja”, continúa. 

Gabriela Benavente explica que el periodo de duelo que determina cuán listo está uno para empezar una nueva relación al término de otra se puede vivir desde antes y en silencio porque “no estamos acostumbrados a experimentar el dolor en nuestra sociedad. Uno trata de buscar analgésicos para todo y si podemos aguantar, lo hacemos, en vez de enfrentar el sufrimiento de un quiebre”. 

Llegó el día del estreno de una de las obras de teatro de Ignacia Ojeda. En su elenco, había conocido a un abogado que además era músico y que producía las canciones en escena. Esa misma noche, su pareja hizo un escándalo frente a todos sus amigos, porque sentía que ya no la veía tanto como antes. Al día siguiente terminaron, y en eso, se dio la oportunidad de escribir un paper con el abogado-músico para postular a un festival. Se empezaron a juntar y se empezaron a gustar. Un día, cuando iba saliendo a verlo, su hermana la paró en seco y le dijo: “¿Tiene hijos, verdad?”.

Ignacia Ojeda la miró extrañada y le preguntó a qué se refería. “Todos en la casa sabemos que estás saliendo con una persona”, le dijo. “No entendemos por qué no nos quieres contar. Si es porque terminaste hace poco o qué. ¿Qué es lo que te acompleja?”, consultó. Ella se quedó en silencio y pensó. El abogado tenía 12 años más que ella, ¿quizás era eso? Luego lo supo: “Me sentí un poco perseguida de que la gente pensara que estaba jugando a dos bandos. Nadie sabía que el luto yo lo había vivido dentro de la relación”. 

Continuaron saliendo un mes hasta la primera once en la casa de Ignacia Ojeda. Su padre preguntó de buenas a primeras de qué se trataba la relación, todos se llevaron bien y la cosa empezó a funcionar. Entonces, ella subió la primera foto a su Instagram con él. Entremedio, su ex había subido una foto en silla de ruedas que la preocupó. “Le escribí para saber cómo estaba, de manera muy natural, y él me paró en seco. ‘Tu y yo no somos amigos’, me dijo, y me bloqueó de todo. Desde entonces, no volví a saber nada de él”, dice.

Las redes sociales y el dolor en la cara

En la era de la inmediatez, puede pasar que el procesamiento de un duelo tan doloroso como el del desamor, pase desapercibido. “La cultura de lo desechable que nos dice que podemos seguir en el mercado sin importar cuán relevante fue la relación o no, puede ser dolorosa para alguien que está saliendo de una relación”, dice Gabriela Benavente y agrega: “Ver cómo la ex pareja te cambia rápidamente por otra o por otro, genera cuestionamientos en uno mismo”. Pasa sobre todo si eres la persona que no estuvo de acuerdo con el quiebre.

Eduardo Mann (31) cuenta que trató de ser delicado al exponer que había conocido a alguien nuevo solo dos meses después de terminar su matrimonio. “Más que sentir que quería estar con ella en particular, sentía que estaba con muchas personas a la vez y que ella era la que más me atraía. Ella tampoco quería seguir explorando con más personas y nos hicimos exclusivos, pero sin pololear. De eso pasó un año hasta que formalizamos”, dice. 

Su ex pareja aún no conocía a nadie nuevo, mientras que su nueva polola, le empezaba a preguntar por qué no subían fotos juntos a las redes. “Partí etiquetándola en fotos de comida que subía a mis historias. Me pasaba que aún no había borrado ninguna foto con mi ex, solo había tratado de subir más fotos mías para que esas quedaran más abajo. Tuve la relación más seria de mi vida antes cuando me casé, eliminar esas fotos sería como eliminar parte importante de mi vida. Pero a la vez, es raro que sigan ahí”, cuenta. 

“Hoy pienso que si subo fotos con mi actual pareja y en algún momento terminamos, voy a tener que transitar este mismo problema incómodo con dos parejas en Instagram. Exponer esas fotos no es tan importante como para arriesgarme a vivir esto, que me da mucho temor”, confiesa.

La psicóloga clínica explica que una buena responsabilidad afectiva pasa por entender que al otro, le puede hacer daño el cambio abrupto. “Cuidarnos también significa no hacerle daño gratuitamente al otro si es que eso nos preocupa. No tendría nada de malo dejar de seguirse en redes sociales, o pensar en formas de que la información no le afecte directamente”, plantea. 

“Para mí, un año fue tiempo prudente”, continúa Eduardo Manns. “Si es evidente que tu ex está saliendo con otra persona, duele. Ese miedo duró mucho rato. Ahora no lo tengo, pero me ayuda mucho que mi ex también esté con alguien más. Como ella sube cosas, yo no siento problemas en subir cosas. Si ella estuviese sola, no lo haría”, asegura.

Distinto fue para Claudia Tapia. Si bien cuando ella se volvió a emparejar no sintió miedo de publicarlo en redes porque su ex no tenía Instagram y porque no estaba pendiente de lo que la gente opinara, a ella sí le dolió cuando se enteró que su ex pareja estaba con alguien nuevo.

Se enteró de forma abrupta e inmediata, la nueva polola era una persona famosa y que aparecía constantemente en los medios. “Yo sé que con él terminamos porque él quería hijos y yo no. Ya tenía tres y la fábrica estaba cerrada. Pero también sentí que no podía competir con la juventud de su nueva pareja. Pasó un tiempo para que pudiese procesarlo y, finalmente, entender que todo terminó para mejor”, sentencia. 

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