La infancia del fiscal que lleva la investigación sobre el Fraude al FUT y su arista política, estuvo marcada por su papá de “alma DC” que le enseñó a no temerle a los poderosos. En su adolescencia el jefe de la fiscalía de Alta Complejidad se hizo conocido en Curicó por ser el goleador del equipo amateur donde competía. Allí recibió el apodo que lo sigue hasta hoy, "Finiquito", por ser la persona que define el juego ante el arco rival.
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En noviembre de 2007, cuando cumplió 35 años, Carlos Gajardo Pinto (42) recibió de sus amigos una camiseta de fútbol con el número 9 y un vistoso “Finiquito” Gajardo, el apodo con el que se hizo conocido en su adolescencia en Unión Santa Inés, la liga amateur de Curicó, ciudad en la que creció y donde deslumbraba porque, pese a su escaso talento con el balón, era el que definía los partidos.
-Era muy malo, corría poco, no sabía dar pases, pero siempre era ovacionado porque hacía los goles-, recuerda un amigo de la época respecto del jefe de la fiscalía de Alta Complejidad.
“Finiquito” tiene hoy, relatan quienes han trabajo con él, otro sobrenombre, el “fiscal Polilla”, porque, aseguran, “ama las luces de las cámaras”. Conserva, sin embargo, la misma fama de su niñez: no se asusta frente al arco y sabe cómo terminar el juego.
La cancha hoy es una investigación sobre un perjuicio fiscal de cerca de 2 mil 700 millones de pesos provocado por un fraude que involucra a ex funcionarios del Servicio de Impuestos Internos, contadores y contribuyentes y que derivó en una segunda causa: el financiamiento presuntamente irregular del grupo Penta, holding de Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín, a campañas políticas, mayoritariamente de la Unión Demócrata Independiente.
LOS PODEROSOS
El 12 de noviembre, en su cuenta de twitter, Gajardo escribió “Condena a Oreilly y a detectives corruptos en Pudahuel. Los @fiscalesdechile corriendo la barrera de lo posible. Cada vez menos intocables”.
El fiscal es conocido como “Finiquito” Gajardo, apodo que se ganó en su adolescencia en Unión Santa Inés, la liga amateur de Curicó donde, pese a su escaso talento con el balón, era el que definía los partidos.
El tuit generó el inmediato reclamo de la directiva UDI con la premisa de que reflejaba “el sesgo ideológico” con el que conducía Gajardo la investigación sobre los rostros de su partido -los senadores Iván Moreira y Ena Von Baer, los ex candidatos Laurence Golborne y Pablo Zalaquett y el “coronel” Jovino Novoa- , que han aparecido en la indagatoria sobre aportes anómalos de Penta, arista en la que también figura el expresidenciable, Andrés Velasco.
Lo cierto es que el interés de Gajardo por los “intocables” es antiguo y lo heredó de su padre, José Manuel, quien falleció en un accidente automovilístico el sábado 16 de abril de 2011 en la carretera de la fruta en el Maule.
“Uno de los grandes legados que me dejó mi padre (…) es una frase que repetía siempre: ‘no hay que tenerle miedo a los poderosos’”, reseñó la revista Qué Pasa.
Carlos, que siete años antes había emigrado desde la zona para trabajar en la fiscalía metropolitana Oriente, se enteró del choque en Viña del Mar, en la casa de su amigo de infancia, Christian Viera Álvarez, profesor de la escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso, y partió raudo hacia el sur. En el camino, supo que su papá, conocido dirigente DC del Colegio de Técnicos Agrícolas de Curicó, que fue exonerado del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) en los ’80 por razones políticas, había muerto.
En nombre de los cinco hermanos y su mamá, la profesora normalista Teresa Elena Pinto, Gajardo dio un discurso en la Parroquia San José La Matriz de Curicó.
“Uno de los grandes legados que me dejó mi padre, una de las enseñanzas que más atesoro es una frase que repetía siempre: ‘no hay que tenerle miedo a los poderosos’”, reseñó la revista Qué Pasa.
Sus amigos recuerdan con precisión ese momento.
-Esa lección el tío Manuel la dejó firme en sus hijos. Él era acogedor, bueno para compartir. Su familia decidió recordarlo no con una misa, sino apadrinando la Escuela Pablo Neruda en el sector de Chequenlemu. Hay hasta una biblioteca que lleva el nombre del tío-, destaca un cercano a Gajardo.
La infancia del fiscal estuvo marcada por esta figura paterna de “alma DC” -los hermanos de Gajardo están ligados al partido- que “transformó su casa en una especie de sede de profesores”. Es retratado como un “opositor a la dictadura, muy querendón, muy justo también”.
Las tardes después de asistir al Instituto San Martín de los Hermanos Maristas de Curicó -un colegio particular pagado- Gajardo las pasaba jugando fútbol y escuchando a Los Prisioneros, Soda Stéreo y Andrés Calamaro. Leía, además, Demian de Hermann Hesse con devoción. En los veranos, tomaba una carpa y partía junto a Viera, Sergio Calderón y José Luis Piérola al Parque Nacional Siete Tazas, a 55 kilómetros de Molina.
Hasta allí llegó su papá en enero de 1988 con el diario bajo el brazo y los resultados de la Prueba de Aptitud Académica. Gajardo fue puntaje nacional de matemáticas y el mejor en la provincia en la específica del área. Fue la primera vez que su nombre figuró en el diario.
Sus amigos también tuvieron buenos resultados. Viera ingresó a derecho en la Universidad de Valparaíso; Piérola estudió ingeniería comercial en la Universidad Fedérico Santa María; Calderón entró a derecho en la Universidad de Chile y Gajardo, contra todo pronóstico, se matriculó en sicología en la Universidad Católica. Duró sólo un semestre. Al año siguiente, se matriculó en leyes.
Las tardes después de asistir al Instituto San Martín de los Hermanos Maristas de Curicó -un colegio particular pagado- Gajardo las pasaba jugando fútbol y escuchando a Los Prisioneros, Soda Stéreo y Andrés Calamaro. Leía, además, Demian de Hermann Hesse con devoción.
Los cuatro curicanos siguen reuniéndose con frecuencia. Comparte asados y una pasión: “el bulla”.
“Me gusta el fútbol. Cancha pareja. Once contra once. Al empezar el marcador está a cero. Meritocracia pura. #SoyAzul”, escribió en twitter el 6 de diciembre, día en que se definió el campeonato nacional.
Gajardo es socio de la Universidad de Chile y asiste habitualmente al estadio, pero sus amigos no le perdonan que su fanatismo sea “de segunda mano”: A fines de los ’80 dejó de ser hincha de Cobreloa y se enamoró de la U. Quienes lo conocen, sostienen que se hizo chuncho “recién” en 1988, cuando la Chile atravesaba su peor momento futbolístico, estaba en segunda división y jugó en Curicó.
-Quedó impactado por la fuerza de la barra-, relata un cercano.
El asunto genera bromas hasta hoy. El 9 de agosto de 2013, Calderon escribió en facebook “tengo un amigo con tanta, pero tanta suerte…que sus 4 equipos pasaron a segunda ronda”; Gajardo se sintió de inmediato aludido. “Sólo Curicó Unido se me quedó fuera!”, replicó.
Gajardo es socio de la Universidad de Chile y asiste habitualmente al estadio, pero sus amigos no le perdonan que su fanatismo sea “de segunda mano”: A fines de los ’80 dejó de ser hincha de Cobreloa y se enamoró de la U.
-Mis amigos los hice a los 15. Los demás son muy buenos compañeros de trabajo- es una frase que el fiscal usa habitualmente.
Según uno de los integrantes del clan “lo dice porque es así y porque además sabe que sólo a esa edad no hay intereses de por medio. A Carlos le preocupa la gratuidad de la amistad”.
El punto es relevante si se considera que en la investigación sobre Fraude al FUT y la arista política tiene enfrente a dos exjefes: Vinko Fodich, de quien fue el segundo a bordo en Ñuñoa y Providencia y que representa a uno de los contadores involucrados en la causa; y Juan Pablo Kinast, exfiscal jefe del Maule y que representa a Golborne y Vox Comunicaciones.
EL MÉTODO
En su libro, Con fines de Lucro, María Olivia Monckeberg, relata que Gajardo, quien investiga también las acreditaciones universitarias fraudulentas y el posible delito de lucro en siete universidades, estudió derecho en la Universidad de Chile entre 1989 y 1995, que se tituló en 1998 y que en el intertanto trabajó en el Consejo de Defensa del Estado, como procurador primero y luego como abogado hasta 2001.
Durante el proceso de preparación para ser fiscal, Gajardo, asegura un excompañero, “destacó por sus capacidades”. “Tenía buena memoria e intuición, una inteligencia práctica bien impresionante”, relata.
Monckeberg cita que “cuando partió la nueva justicia en la Región del Maule Carlos Gajardo quedó como fiscal de Curicó hasta 2004. En 2003 le tocó una investigación especial: Augusto Pinochet Iriart, el hijo mayor del dictador, era acusado por el robo de un auto. El fiscal Gajardo investigó el caso y solicitó al tribunal tres años de cárcel para Pinochet Iriart. Finalmente fue condenado a 541 días, con pena remitida.
Este fue el único proceso en que un miembro de la familia Pinochet ha sido condenado por algún delito. Aunque los pesos en juego no era muchos, haber logrado castigar al mismo hijo del dictador protagonista del ‘affaire’ de los ‘pinocheques’, que al comenzar la transición llevó al general a provocar dos movimientos de tropas, habla de la personalidad decidida y las convicciones firmes del fiscal Gajardo”.
Gajardo es obsesivo en sus investigaciones, pero práctico. Sabe hasta dónde llegar. También le preocupa ser un fiscal que se le reconozca por la capacidad de recuperar dineros para el Estado. Sólo en el caso Penta ya ingresaron al fisco más de dos mil millones de pesos.
En 2005, Gajardo fue nombrado subjefe de Ñuñoa y Providencia. Su superior era Fodich.
Allí conoció a Teresa Múñoz Becker, también fiscal, con quien se caso en 2005. La pareja tiene tres hijos. Múñoz el año pasado denunció la discriminación arbitraria del Ministerio Público a la maternidad. “Si a un colega varón, jugando una ‘pichanga’, le hacen una ‘plancha’ feroz y le quiebran una pierna, lo podrían operar e indicarle un reposo por más de tres meses. Y le pagan todo su sueldo. A mí, por la maternidad, no”, dijo a El Mercurio sobre el tema.
Son, afirman quienes los conocen, muy unidos y ella, recalcan “es un freno a cualquier atisbo ególatra de Carlos. Es súper reservada, no le gusta que la conozcan como ‘la señora de’ y tiene como regla que el trabajo es al 1000%, pero sólo en la oficina”.
Gajardo asumió con los años la jefatura de Ñuñoa y Providencia y en la actualidad es el Fiscal Jefe en la Unidad de Delitos de Alta Complejidad en la Fiscalía Oriente.
-El caso de La Quintrala lo marcó muchísimo, sobre todo por el dolor del papá del joven que fue asesinado. Carlos se imaginó a su papá sufriendo-, destaca un amigo.
Se hizo conocido en noviembre de 2008, cuando junto a Fodich, le correspondió investigar el homicidio del estudiante Diego Schmidt-Hebbel en las puertas del departamento de su novia en Seminario 97, en Providencia.
Logró establecer que el crimen del hijo del entonces economista jefe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), había sido planificado por María del Pilar Pérez, bautizada por los medios como “La Quintrala”, quien además era autora intelectual del crimen de su ex esposo y la pareja de éste.
-El caso de La Quintrala lo marcó muchísimo, sobre todo por el dolor del papá del joven que fue asesinado. Carlos se imaginó a su papá sufriendo-, destaca un amigo.
Monckeberg, en tanto, lo conoce como “el fiscal del lucro” y asegura, que “se trata de un muy buen investigador, metódico, inteligente, probo”.
-Trabaja además muy coordinado con Pablo Norambuena y la PDI y sabe cómo rastrear pistas. En el caso de la Comisión Nacional de Acreditación, ordenó la incautación de computadores para tener acceso a correos electrónicos de inmediato. Así logra armar un caso firme, con pruebas. En lo de Penta ha hecho lo mismo. Creo que se trata de un investigador con mucho valor, que sabe que en el camino se va a topar con gente poderosa, pero no le importa. Hay que tener bastante convicción para, en este país, hacer algo así.
Gajardo se preocupa que su equipo más cercano, compuestos por los fiscales Norambuena y José Villalobos, estén enterados de todas las gestiones. Con ellos no es compartimentado como con otros funcionarios de su Unidad. En ellos deposita confianza y discute sus pasos a seguir en reuniones en su oficina, que en el último tiempo acumula numerosas cajas y vistosas carpetas que dicen PENTA. Es en ese lugar donde han desfilado los imputados por el FUT y su arista política en los últimos meses.
Se trata de un investigador con mucho valor, que sabe que en el camino se va a topar con gente poderosa, pero no le importa. Hay que tener bastante convicción para, en este país, hacer algo así”, destaca la premio nacional de Periodismo, María Olivia Monckeberg.
Quienes lo conocen comentan que aunque esté apurado de tiempo por los altos volúmenes de trabajo, le gusta alegar sus propias causas en la corte y estar presente en todas las audiencias. Gajardo es obsesivo en sus investigaciones, pero práctico. Sabe hasta dónde llegar. También le preocupa ser un fiscal que se le reconozca por la capacidad de recuperar dineros para el Estado. Sólo en el caso Penta ya ingresaron al fisco más de dos mil millones de pesos. Lo hizo también en el caso Fragatas. “Le preocupa que sus indagatorias terminen con condenas y que se recuperen platas para el Fisco”, comentan.
LOS POLÍTICOS
El 29 de julio pasado, Gajardo ordenó el allanamiento de las oficinas del holding Penta en El Bosque. La diligencia, encabezada por Gajardo, Norambuena y Villalobos, afectó al amigo personal del ex Presidente Sebastián Piñera, Carlos Alberto “Choclo” Délano y a su socio, Carlos Eugenio Lavín.
De la historia empresarial y política de ambos personeros, Gajardo tenía nociones claras. Según uno de sus amigos, entre sus lecturas -que incluyen a Ken Follet y libros futboleros, como Soy de la U- están las investigaciones periodísticas de Monckeberg quien en el Saqueo de los grupos económicos al Estado de Chile y Con Fines de Lucro perfila cómo “los Carlos” construyeron su imperio tras las privatizaciones a mediados de los ’80 y cómo se involucraron en el negocio de la educación, específicamente en la Universidad del Desarrollo, a través de la inmobiliaria Ainavillo. También relata sus nexos políticos con la UDI.
La incautación de computadores y documentos, hizo que Gajardo diera precisamente, con esta última hebra: correos electrónicos, boletas con iniciales de políticos, facturas a sociedades vinculadas con excandidatos configuraron el mapa de eventuales delitos tributarios de falsificación ideológica. La causa está con secreto -se levantaría a fines de este mes- y ya han declarado todos los que emitieron boletas a Penta y algunos de los políticos, como Pablo Zalaquett y Laurence Golborne.
-A los senadores nos van a dejar para el final, por el fuero, pero no nos va a soltar-, suele quejarse Iván Moreira.
La sospecha instalada en la UDI es que Gajardo “está influenciado en contra de la derecha”.
La tesis se sustenta en su historia.
Su padre fue DC; hermana Patricia, ingeniera comercial de profesión, es militante, fue nombrada directora regional del SENDA de la Región del Maule en mayo pasado y en el anterior gobierno de Michelle Bachelet se desempeñó como Secretaria Regional Ministerial (Seremi) de Hacienda entre el 2006 y el 2010 en la misma zona. Está casada con el alcalde de Curicó, también DC, Antonio Muñoz Riquelme, quien según fuentes de ese partido, es cercano al diputado de esa tienda Roberto León. Otra hermana de Gajardo, María Teresa, también DC, trabajó como Inspector de Subvenciones en el MINEDUC y hoy es fiscalizadora de la cartera que dirige el PPD Nicolás Eyzaguirre.
Además, el mejor amigo de fiscal, Christián Viera, es de izquierda y actualmente escribe un libro sobre la ilegitimidad de la Constitución del ’80.
-Y hay fotos en twitter del fiscal en el Museo de la Memoria con sus hijos-, comenta un diputado gremialista, a modo de prueba.
La sospecha instalada en la UDI es que Gajardo ‘está influenciado en contra de la derecha porque su padre fue DC, sus hermanos lo son y el mejor amigo de fiscal, Christián Viera, es de izquierda y actualmente escribe un libro sobre la ilegitimidad de la Constitución del ’80.
En lo concreto, sin embargo, Gajardo, <strong>también ha conducido indagatorias que han involucrado a militantes de la Nueva Mayoría, como el del ex demócratacristiano Ángel Maulén por el fraude a la Comisión Nacional de Acreditación o el socialista José Bravo en la causa por el fraude millonario de la Junaeb.
El fiscal, a sabiendas de las críticas que ya afloraban en septiembre de parte de la UDI, principalmente por las filtraciones del caso, señaló: “La investigación que se realice por parte de la fiscalía va a ser siempre resguardando los principios de objetividad, respetando la presunción de inocencia de los involucrados y combinando en un tema que nos parece delicado, la prudencia y la firmeza. Nos parece adicionalmente que la revelación de algunos de estos antecedentes de manera pública no benefician al éxito de una posible investigación”.
LAS LUCES
-Carlitos salió en la tele.
La “Tuca” Pinto, mamá de Gajardo, comenta con frecuencia a sus amigas, casi todas profesoras normalistas de Curicó como ella, las apariciones en la prensa de su hijo, el fiscal.
En la ciudad, Carlos ya es un mito y cuando sus amigos de infancia viajan a la zona, al día siguiente el whatsapp de Gajardo con Viera, Calderón y Pierola, colapsa con bromas sobre “su estrellato”.
-Dicen que Carlos está famoso, pero la verdad es que no lo conoce nadie-, suelen decirle.
Gajardo replica con algún link sobre alguna de las causas que sigue y Piérola remata siempre con la misma frase:
-Per me, sarai sempre Carlitos-, en alusión a Cinema Paradiso, el filme que a los cuatro los marcó.
Para nadie es un misterio que enfrentarse a los políticos, o los “poderosos” no es gratis. Creo que Carlos lo entiende perfectamente”, afirma la exfiscal Marisa Navarrete.
Pero a Gajardo, según quienes han trabajado con él -y diferencia de lo que creen quienes lo conocen desde siempre-, sí le gusta la publicidad de su trabajo.
-No es que filtre información delicada, como se ha acusado, pero sí le gusta que la opinión pública se entere cuando se está moviendo el bote y en qué dirección cuando siente que son casos que van a marcar un rumbo distinto en la forma de hacer las cosas, como ha ocurrido, por ejemplo, con las universidades. Entonces, claro, le dicen “polilla”, pero más que eso, hay un respeto real por el trabajo periodístico-, destaca un excolaborador.
“Finiquito” Gajardo tiene hoy todas las luces sobre él y enfrenta la recta final de un caso emblemático que también definirá, recalca Marisa Navarrete -exfiscal que detonó, cuando era jefa de litigación del Servicio de Impuestos Internos, el frude al FUT-, su carrera dentro del Ministerio Público.
-Él tiene grandes capacidades como investigador, tiene mucha vocacion y es valiente, aunque eso tenga efectos negativos para su carrera. Para nadie es un misterio que enfrentarse a los políticos, o los “poderosos” no es gratis. Creo que Carlos lo entiende perfectamente.