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Entrevistas

11 de Septiembre de 2022

Marcos Barraza, ex constituyente PC: “La voluntad popular de tener una nueva Constitución está en falta”

"La voluntad popular de tener una nueva Constitución está en falta", dice el ex convencional Marcos Barraza.

A una semana de la derrota del Apruebo en el Plebiscito de Salida, el ex convencional comunista aborda con The Clinic las razones de la derrota, el debate para continuar el Proceso Constituyente en el Congreso, y el cambio de gabinete que reformuló la correlación de fuerzas internas del gobierno. "Es evidente que hubo una mayoría nacional que no conectó con algunas propuestas del texto constitucional o, en su defecto, con la totalidad del texto", dice.

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Este fin de semana el Partido Comunista realizaba su Comité Central, instancia deliberativa y de resolución partidaria que ahora cobra un especial cariz: la rotunda derrota del Apruebo en el Plebiscito de Salida, la exploración de un nuevo Proceso Constituyente ahora radicado en el Congreso, la correlación de fuerzas internas del gobierno tras el cambio de gabinete que abrió esta semana con el ingreso a sus anchas del Socialismo Democrático al Comité Político, representados en las ministras Carolina Tohá (Interior, PPD) y Ana Lya Uriarte (Segpres, PS) 

Tópicos que aborda el ex convencional PC y otrora ministro, Marcos Barraza, uno de los articuladores políticos del comunismo en el órgano constituyente quien, por cierto, enfrenta la pregunta de rigor de los días que siguieron al referéndum: 

-¿Por qué se perdió el Plebiscito?

Son múltiples factores que explican la derrota y restringir el análisis a una causa en particular sería una mirada pueril y restrictiva de una derrota tan, tan importante. En ese sentido, es evidente que hubo una mayoría nacional que no conectó con algunas propuestas del texto constitucional o, en su defecto, con la totalidad del texto. Me inclino a creer que hubo normas que no hicieron sentido, pero también hay otras que sí y son altamente valoradas en términos ciudadanos. 

-Se habla del uso de las fake news por parte del Rechazo al borrador de la Convención…

-Ahí hay que entrar a pesquisar en detalle, en el contexto también de una campaña feroz y brutal de mentiras. La derecha tuvo la habilidad de no confrontar un proyecto constitucional, sino que, más bien, el construir un relato que falseó la realidad y que obligó a desmentir mentiras y no a relevar las virtudes y los atributos de las normas propuestas. 

En términos del enfoque comunicacional del tipo de relato, esto también interpela respecto de un financiamiento ilimitado en términos multimillonarios para la campaña del Rechazo. Una campaña donde las donaciones de las grandes empresas, de los grupos económicos y de los sectores de derecha, no tuvieron restricciones. Y el Apruebo jugó con una desventaja en materia de financiamiento y, en consecuencia, de despliegue, que es muy notorio.

-¿Y el trabajo de la Convención?

-Los propios errores de la Convención Constituyente en términos de individualidades, hicieron que la gente no distinguiera forma de fondo. Yo lo he rotulado con la idea de falta de solemnidades. Lo de Rodrigo Rojas Vade fue un golpe a la credibilidad de la Convención y ahí la derecha tuvo la habilidad de no distinguir la conducta indebida de una persona. 

Lo que hizo la derecha hábilmente fue minar la legitimidad moral de la Convención Constituyente, llevándola al espacio de la politiquería a ojos vista de la ciudadanía. Y eso creo que es un componente que explica también porque no todo el mundo leyó el texto y, en consecuencia, las distancias también tienen que ver con las formas. 

-¿En qué grado tuvo que ver también el vínculo entre el Proceso Constituyente, el Apruebo y el gobierno del Presidente Boric?

Hay que entender esto en términos de procesos sociales. Desde el 18 de Octubre que se están modificando los modos comportamentales o los aspectos sociales. Lo digo porque la Pandemia tuvo un peso específico en el retraimiento social. Pero, además, ha habido una crisis económica muy prolongada que hereda el gobierno del Presidente Boric, que ha sido difícil salir de ella y que ha generado mucha frustración y malestar. Y creo que la Convención Constituyente, y particularmente el texto, también fueron víctimas de esa frustración social. 

Las voluntades de transformar el país, de vivir con calidad de vida y de tener un Estado que nos proteja, siguen vigentes. Si uno ve los relatos de las personas, ¿por qué rechazaron mayoritariamente? Porque no lograron  hacer la asociatividad en que muchas de las normas propuestas impactaban directamente en su calidad de vida. Entonces, la vigencia de tener una nueva Constitución está intacta en términos de mayorías nacionales. 

¿Y no hubo preparación para la esperable ofensiva que tendría la derecha en el proceso?

-Esto remite a las debilidades del acuerdo del 15 de Noviembre. El Acuerdo del 15 de Noviembre, entendiendo que es el marco jurídico y que fijó la ruta para este Plebiscito, debió haber contemplado un financiamiento igualitario para las campañas, y no lo contempló. Claramente ahí hay una debilidad en los términos con los cuales operó el acuerdo el 15 de Noviembre. 

Es sabido que la derecha tiene un poderío económico, capacidades de hegemonía hacia los medios de comunicación, al menos los hegemónicos. Es bien curioso que los grandes medios respecto a las mentiras las denominaban como interpretaciones distintas, cuando lisa y llanamente era una mentira. La democracia no puede carecer de una ley de medios en Chile.

-Se dice que con los resultados del Plebiscito la ciudadanía marcó un giro hacia la moderación. En ese sentido, ¿faltó leer bien al pueblo?

-Hay que profundizar un poco más en el análisis. Hay que realizar altos estudios cualitativos a objeto de determinar con precisión qué es lo que distanció. 

-Algo similar podríamos decir con el concepto de Plurinacionalidad. ¿Logró permear realmente este concepto a la ciudadanía?

-Aquí el tema es más complejo. En este tema en particular, lo que hizo la derecha y el Rechazo fue abusar de un discurso racista. Por ejemplo, las mismas normas que establecían el sistema de justicia, eran claras en señalar que estaban subordinadas, en el caso de la justicia indígena, a los derechos fundamentales y, en consecuencia, a la igualdad ante la ley. 

Yo creo que fue un error, por ejemplo, habiendo perdido ese voto, de que quedara debidamente explícito que la justicia indígena descartaba la justicia penal como ámbito de acción. Hubo una falta de perfilamiento que utilizó la derecha de manera muy astuta, pero de ahí a decir que el país no está preparado para esto, creo que hay una brecha. 

-Y el discurso más radicalizado de algunos convencionales de PP.OO amplificados por colectivos como la CAM, ¿fue un factor también?

-También estuvo mediado por el discurso de sectores indígenas minoritarios, por cierto, que apelaban a una cosa más separatista e independentista, y no de cohabitación de naciones y pueblos dentro de un solo Estado. Me refiero a la CAM particular.

Si uno mira las consultas indígenas y el planteamiento de los pueblos es ser reconocidos como naciones dentro de un mismo Estado, además de tener derechos políticos. Pero están lejos de ser una mayoría, es un grupo muy pequeño aquellos que tienen una visión separatista.

-Hubo varios ex convencionales que han pedido disculpas por el trabajo de la Convención. ¿Te sientes interpretado con esa postura?

-Es que yo no creo que el problema sea ese. No tengo ningún problema en pedirle disculpas a alguien si no fuimos suficientes, pero no creo que el problema se resuelva con disculpas. Lo central es poner el análisis y la atención en un debate de contenidos que permitan poner en perspectiva la trayectoria que se sigue en esto. No tengo ningún problema en pedir disculpas y lo hago. O sea, ¿Pude ser más asertivo? Sí, sin duda. Pero no creo que ese sea el debate de fondo.

El ex candidato presidencial de tu partido, Daniel Jadue, dijo que, entre otras cosas, esto pasaba por una suerte de “castigo al gobierno”. ¿Tú compartes esa interpretación? 

No, yo me inclino por otra idea. Creo más bien que aquí hay una frustración social que se dejó sentir a propósito de la dificultades que se ha tenido en los últimos años, de los agotamientos del modelo, y las respuestas no llegan tan rápido. El gobierno está trabajando precisamente para cumplir con lo comprometido en el programa de gobierno, pero esto no es automático.

“Hay un sector de la derecha que no quiere que continúe el Proceso Constituyente”

-Finalmente, las fuerzas políticas con representación parlamentaria están explorando la posibilidad de abrir otro proceso constituyente. ¿Qué espera de ese proceso?

-La voluntad popular de tener una nueva Constitución está en falta. La continuidad del Proceso Constituyente no puede vulnerar el estándar democrático mínimo, y ese estándar democrático mínimo es que sean personas electas. Esto de tener por derecho propio técnicos que no sean electos, quiere parecerse mucho a la Comisión Ortúzar. 

“Es evidente que hubo una mayoría nacional que no conectó con algunas propuestas del texto constitucional o, en su defecto, con la totalidad del texto”.

Cuando uno empieza con esto de que los técnicos tienen más capacidad y que pueden decidir por sobre el voto de la ciudadanía, nos obliga a ser muy cuidadosos con los procedimientos. 

Es evidente que hay un sector de la derecha que no quiere que continúe el Proceso Constituyente, y hay otro que quiere que continúe en términos absolutamente encapsulados y restrictivos. Hay que esperar a ver cómo transita el diálogo, el debate y la negociación. Esperemos que los estándares democráticos no sean vulnerados.

-¿Y tiene que ser con Plebiscito de Entrada? Dada la contundencia de los resultados del Plebiscito, hay una posibilidad de que la ciudadanía, tal vez, ya no quiera otro Proceso Constituyente.

-No creo que haya culminado el mandato popular de una nueva Constitución está vigente. Lo que está en discusión es el mecanismo sobre la nueva Constitución.

Las voces ciudadanas aspiran a la legitimidad de los cambios. La gente tiene claro que se originan en el cambio, en el texto constitucional. Son demasiados los ejemplos y portazos en la cara que ha tenido la ciudadanía en décadas respecto de transformaciones que no se han logrado materializar por las limitantes que impone la actual Constitución. En eso hay transversalidad.

Acabo de leer un artículo sobre Renovación Nacional donde sus senadores no están a favor de personas electas para la continuidad del Proceso Constituyente, sino que por expertos seleccionados por ellos mismos. Eso claramente no cumple con un estándar democrático.

-Hay que ir directo al debate a discutir los marcos y los contenidos…

-Sí, hay que dirimir los mecanismos. El problema no es si se requiere o no una nueva Constitución, que ya es un acuerdo mayoritario. La discusión está centrada en las formas.

-¿Deben los ex convencionales tener la facultad de volver a reelegirse en caso que se abra un órgano constituyente?

-Honestamente no lo he pensado. No me llama la atención, eso sí, la violencia con la que un sector de la derecha trata a los ex convencionales y como que les quieren decretar una muerte eterna. 

“No se justificaba de ninguna manera las críticas a Nicolás Cataldo”

-Con el ingreso de Socialismo Democrático al gobierno tras el cambio de gabinete, ¿se marca un giro a la moderación del gobierno de Boric?

-El cambio de gabinete era necesario. El Presidente hizo los ajustes que tenía que hacer, porque claramente la marcha del gobierno requería de ajustes que permitieran cumplir con el programa de gobierno. Las palabras del Presidente fueron claras en el sentido de que existe la voluntad de implementar el programa y que ese es el sello de nuestro gobierno. A nosotros nos parece que es esclarecedor sobre el momento que se abre tras el Plebiscito. Y en eso hay que estar dispuesto a defender el programa de Gobierno. 

“Acabo de leer un artículo sobre Renovación Nacional donde sus senadores no están a favor de personas electas para la continuidad del Proceso Constituyente, sino que por expertos seleccionados por ellos mismos. Eso claramente no cumple con un estándar democrático”.

Es evidente que la derecha está tratando de condicionar el Proceso Constituyente. Las declaraciones de la derecha, en el sentido de cuestionar una futura reforma en salud demandada socialmente, o las declaraciones de la derecha para debilitar los contenidos de la reforma tributaria, son evidencias de que se intenta coaccionar la marcha del Gobierno. 

-¿Y qué fuerza tiene el gobierno para defenderse de la ofensiva de la derecha después de los resultados del Plebiscito?

-Lo central es actuar con unidad de propósitos y no pasar por alto los contenidos del programa de gobierno, y acometerse a implementarlo. Ese es el mandato que el Presidente estableció en el discurso del cambio de gabinete. En eso ambas coaliciones tenemos que actuar con unidad de propósitos.

-¿Qué lecciones deja el caso de Nicolás Cataldo, que tras una accidentada nominación en la subsecretaría del Interior, terminó recalando en la Subdere, con la correspondiente molestia del PC? 

-La cuestión de fondo es que hay una derecha obstruccionista que está buscando por todos los medios bloquear las capacidades del gobierno y hacen cualquier artimaña para aquello. No se justifica de ninguna manera las críticas a Nicolás Cataldo. Él es una persona con capacidades políticas y técnicas indiscutibles y creo que lo hubiese hecho bien, tanto en la Subsecretaría del Interior como en la Subdere. 

Lo de fondo es no dejarse amilanar por la beligerancia con la que está actuando la derecha. Y eso supone, más allá del malestar que provocó este episodio, plantear los temas sin obsecuencia pero con mucha lealtad, donde corresponde: el gobierno. 

-La Subdere maneja importantes recursos económicos. ¿Fue un premio de consuelo para Cataldo?

-Está lejos de ser un premio de consuelo, es una subsecretaría muy importante a propósito del desarrollo del país. En consecuencia, tenemos participación en el Ministerio del Interior, en una subsecretaría de alta relevancia. No creo que sea un premio consuelo, se ajusta a las capacidades de nuestros cuadros y del compromiso que tenemos como partido con el gobierno.


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