Ingrid Cruz: “Que una mujer se desarrolle en lo profesional llega a que cuestionen la maternidad”

Ingrid Cruz debe tomar una pausa en medio de su jornada para cumplir con los tiempos de sus entrevistas. “He estado estudiando todo el día”, dice sosteniendo una carpeta con documentos en su interior. Consiste en claves sobre su último personaje, Octavia Werner, protagonista de Como la vida misma, la nueva teleserie vespertina de Mega.

“Recuerdo el día en que me llegó el guion. Es una mujer trabajadora, muy exitosa en su trabajo. Madre, separada y profesional. Pero esto creaba conflictos con su maternidad. La pregunta era: ¿Es una mala mamá? No, no es una mala madre. Hay muchos prejuicios sobre ella”, dice reflexionando sobre la producción que se emite de lunes a jueves desde las 20 horas.

Desde 2013, la actriz ha cumplido diversos roles en los cuales toma el papel de antagonista, como fue el caso en Somos los Carmona, Pituca sin lucas o Pobre gallo. Sin embargo, este año es diferente. La intérprete tiene claridad de sus desemejanza con quien interpreta ante las cámaras.

-Mi vida no tiene nada que ver con esto. Yo soy una persona súper cariñosa, soy súper mamá. Tengo otra forma de relacionarme con las personas. Hay gente que tiene habilidades blandas y otras duras. Entonces, en Octavia yo veo a una mujer muy práctica que razona y soluciona -señala.

-¿Ha cambiado el modo en que se representan a las madres chilenas en las teleseries?

-Hay muchas cosas que han cambiado. Hemos cambiado como sociedad pero también han cambiado los lenguajes televisivos, la forma de hacer televisión. Esto desde las cámaras hasta los guiones. Hay otra forma de actuar hoy en día, en comparación al pasado.

-¿Cambiaría su personaje, por ejemplo?

-Octavia Werner, en el año 2000, hubiera sido la mala, que no quería al hijo, que era trabajadora, no daba cariño. En cambio, hoy aparece en una teleserie vespertina que no tiene maquetas. Hay más matices: es trabajadora, simpática, súper juguetona. El tema es que no es con cualquiera. No hay una sobreactuación: ves a alguien que trabaja el concepto de la teleserie: Como la vida misma.

-¿Pudo ver cosas suyas en el personaje?

-Uno siempre busca un símil. Claro, yo trabajo mucho. Pero hago un esfuerzo sobrehumano para no faltar a muchas cosas de mi hija. He tenido la suerte y nunca he faltado, porque ella ya va en segundo medio. Pero, de aquí hasta atrás, nunca he faltado a sus actos, desde sus primeros días de clase hasta todo. Hay muchas veces que el trabajo no lo permite. Pasa en todos los trabajos, no solo como actriz. Pero yo siempre digo: ‘Soy la mamá, ¡tengo que estar!”.

“Hay temas que hace 10 años no se podían hablar”

“Yo en la vida soy súper pelusona, pero cuando trabajo tengo que estar seria. Es lo mismo que ella, que hace lo que piensa que está bien”, agrega Ingrid Cruz sobre Octavia. La teleserie estrenada el pasado 9 de mayo llegó como reemplazo de una de las últimas grandes producciones del canal: La ley de Baltazar.

Sin embargo, la salida del programa se conectó con un trágico momento para la actriz. Su maestro en la actuación, Fernando González, murió a los 84 años. Profesor de una generación de rostros reconocidos dentro de la televisión chilena, el actor, director y profesor fue figura clave en la formación de quienes hoy estelarizan el drama nacional.

“Su fallecimiento me hizo mirar atrás. En un post traté de graficar lo que sentía. Mi primer maestro y mi egreso fue con él. Fue demasiado importante en mi proceso de maduración en la vida. No tanto como actriz, sino que me enseñó mucho para aprender a conocerme a mí misma. Me enseñó lágrimas, sudor, a leer de nuevo, de teatro”, reflexiona con los ojos puestos en un horizonte imposible de ver.

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-¿Ha cambiado mucho el modo de actuar y el trabajo de los actores en Chile? En particular con, por ejemplo, su rol dentro de Como la vida misma.

-Por supuesto. Por ejemplo, las mujeres hemos avanzado mucho en la sociedad, pero también los hombres. El hombre es más empático que antes. Ha cambiado todo, en verdad. Desde la forma de relacionarse hasta la solidaridad o lo que significa el empoderamiento. También ha cambiado la maternidad.

-¿En qué ha cambiado?

-Hay temas que hace 10 años no se podían hablar. Hoy en cambio, se han normalizado, aunque no sea tanto. Hoy en día la gente se atreve, pero tampoco es todo aceptado por la sociedad. Eso es lo entretenido de ir mostrando. Hay veces que grabo escenas y alguien puede decir que es mala, pero no es mala. Eso es lo entretenido de la tele: hay que dar esa discusión.

-¿Esta teleserie puede dar ese debate?

-Absolutamente. A mí me divierte mucho hacer escenas discutiendo siempre. La gracia es que muchas mujeres se puedan identificar con ella. Quizá no es la misma historia, pero sí que se identifiquen con lo que significa el exceso de trabajo, el querer desarrollarse profesionalmente. El tema es que, que una mujer se desarrolle en lo profesional llega a que cuestionen su maternidad.

“Cómo van a haber mujeres que tienen que justificar lo que tienen que hacer”

En varias oportunidades la entrevista debe detenerse. Los perritos de Ingrid Cruz la interrumpen. Ella, entre risas y una clase de vergüenza, intenta explicar de que tienen hambre. Se quedan viéndola durante unos segundos, como tres efigies observando el sol. Segundos después, retoma su rostro de seriedad.

-¿Está leyendo bien la actual sociedad chilena la televisión local?

-Todas las teleseries son muy distintas. Por ejemplo, no hay comparación entre La ley de Baltazar y Como la vida misma. Son súper distintas, pero eso es lo entretenido. La de ahora es una teleserie más moderna, con temas de actualidad. El espectador puede llegar a decir que no están actuando. La idea es que las personas se puedan ver representadas. ¿Cómo son las relaciones del 2023 de Santiago? Eso intenta enganchar.

-¿Es difícil lograr esa mirada?

La protagonista, Soledad García (Sigrid Alegría), es representativa de muchas, muchas mujeres. Está con los hijos, preocupada por la pega, está el tema con el exmarido. Y con Octavia Werner está el tema de las críticas y debate que genera. Eso es lo que uno busca: generar un conflicto en la casa, poner las discusiones. Todo esto porque además es un horario muy familiar.

-¿Qué debates puede traer esta teleserie para quienes lleguen a ella?

-Uno siente que representa la continuación de ciertas tradiciones. Por ejemplo, muchos hablan de la igualdad entre los hombres y mujeres, pero que muchas veces en lo íntimo hay actos machistas dentro del ámbito laboral. Una a veces se debe justificar, pero la pregunta es: ¿por qué tengo que justificarme? Me parece que entrega un análisis más social.

-¿Lo ha podido ver dentro de tu trabajo en TV?

-De repente, grabando, me doy cuenta que hay mujeres que deben justificarse con otras mujeres. Eso es un tema, porque cómo van a haber mujeres que tienen que justificar de qué tienen que hacer. Pasa en mi personaje y la matriarca, la ‘Coca’. Ella no entiende esta nueva mujer, y no la va a haber cambiar de opinión. Es entretenido mostrar pelea con puntos de vista sobre las diferencias de opinión sobre lo que es ser mujer. Uno representa distintas mujeres haciendo teleseries, pero ninguna está bien o mal. Al final, tiene que ver más con la empatía.

-¿Y en sus roles, ha cambiado, como Ingrid Cruz?

-Ha sido muy entretenido la verdad. Yo, en particular, vengo de hacer puras teleseries nocturnas. Es una forma de actuar súper distinta. Yo soy de los 90. Vengo de la escuela de gritar, exagerar, ser intensa. Pero ahora, me gusta esta forma que me enseña a mí como actriz a mostrar mis emociones de otras maneras. Es algo más interno, más medido. Me gusta eso.