Columna de Manuel José Ossandón (RN) y Caso Convenios: De chincol a jote

“No voy a aceptar que una mujer deba responder por dos hombres adultos”, dijo la diputada Catalina Pérez cuando explotó el caso de las platas entregadas por el Seremi de Vivienda de Antofagasta, Carlos Contreras, a la Fundación Chile Vivo, comandada por el entonces pololo de la legisladora, Daniel Andrade.

Lo que olvidó la diputada, en ese momento, es que la política es una actividad pública, donde las responsabilidades se asumen, más tratándose de un conglomerado como el Frente Amplio, que llegó al poder dando clases de ética y moral a todo el espectro político.

El caso de la fundación creada por los militantes de Revolución Democrática es una bomba de racimo para el Gobierno, pero lo es para todos quienes estamos en política. El descrédito y la desconfianza hacia la actividad es tan grande que con justa razón la gente se pregunta si es la democracia el mejor sistema para solucionar los problemas que la aquejan a diario.

La reflexión debe ser más profunda que atacar a los adversarios de turno. Muchos están tomando esta oportunidad para pegarle en el suelo al Gobierno de Boric, cuando en realidad este es un tema que supera los partidos, la edad y las militancias.

Estamos en peligro todos, no sólo el Frente Amplio.

Si alguien quiere sacar dividendos políticos de esta situación está en un tremendo error. Cuando la fe pública se daña tan profundamente, los únicos que ganan son quienes creen que la solución la tienen los populismos autoritarios que tan de moda han estado en los últimos años en América Latina.

No es que el pinochetismo vaya al alza como muchos están diciendo. Es que la gente decepcionada por el modelo quiere soluciones rápidas en los temas que la democracia no está dando respuestas.

Es fundamental, luego de los hechos que estamos viendo, que el Estado impulse nuevas leyes, como por ejemplo fortalecer las funciones de la Contraloría o crear una nueva agenda de probidad que incluya al sector público, pero también a los privados.

Nadie puede quedar fuera de esta lucha anticorrupción. Pero los primeros interesados en trazar este camino debemos ser nosotros, los que formamos parte de la clase política.

Si queremos un país estable, que crezca, que tenga una mejor calidad de vida, hay que partir por mirarnos a nosotros mismos. El gran error del Frente Amplio ha sido pontificar con la pureza, cuando en realidad las virtudes y defectos traspasan a todas las generaciones sin excepción. Por eso hoy están pagando los costos de una conducta prepotente y soberbia.

Si ahora los que quieren pontificar y rasgar vestiduras con la corrupción son otros, vamos a cometer el mismo error. La corrupción se combate entre todos, de chincol a jote.

*Manuel José Ossandón, senador de RN por la Región Metropolitana.