La declaración de Gonzalo Blumel por presuntas violaciones a los DDHH: “La autoridad política no puede intervenir en las labores operativas policiales”

El exministro del Interior, Gonzalo Blumel, es uno de los tantos nombres que aparecen en la lista de imputados por diversas causas relacionadas al Estallido Social que la Fiscalía investiga. Los casos apuntan a las presuntas responsabilidades de las autoridades en cuanto a las denuncias de violaciones a los derechos humanos.

De esta manera es que la fiscal Ximena Chong ha realizado una serie de extensos interrogatorios como al exPresidente Sebastián Piñera o al comandante en jefe del Ejército, Javier Iturriaga. En el caso del otrora secretario de Estado, su declaración sumó 133 páginas incluidos los antecedentes que aportó.

Blumel asumió el cargo tras la salida de Andrés Chadwick, quien fue objeto de una acusación constitucional. Según consignó La Tercera, su declaración, más los antecedentes que aportó, suman un total de 133 páginas.

Blumel marca distancia con las policías

“El día que asumí fue un día de muchas alteraciones graves de orden público. Carabineros evalúa los hechos de relevancia y los califica de eventos graves cuando corresponden delitos como saqueos, incendios, ataques a las policías. Ese día fue de mucha violencia”, mencionó según el documento.

Además, el exministro aseguró que “la situación de seguridad luego del 18 de octubre estaba totalmente sobrepasada (…) Desde una perspectiva formal la autoridad política no puede intervenir en las labores operativas policiales, pero sí puede fijar lineamientos y evaluar resultados”.

Sobre las disposiciones “tácticas” indicó que “por lo general, la autoridad planteaba objetivos en materia de orden público y posteriormente se hacían las evaluaciones. Esto se hacía por el comité policial, que participaba el Subsecretario del Interior y los encargados operativos, en ese momento Ricardo Yáñez de Carabineros y Carlos Yáñez de la PDI”.

Según Blumel esos días representaron “la mayor crisis política y social desde el retorno a la democracia, la que estuvo caracterizada por masivas manifestaciones en su mayoría pacíficas, pero también por una inédita ola de violencia hasta ese momento desconocida“.

“Espero que en el futuro nunca más se valide la violencia como un instrumento con fines políticos, ni tampoco se ponga en duda el legítimo monopolio de la fuerza por parte del Estado (…) También espero que no se instrumentalice la protección de los derechos humanos, lo que no pertenece a ningún sector político, ni ningún gobierno“.