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Política

21 de Noviembre de 2023

Javiera Parada: “Las derechas pecaron de utilizar este proceso para hacer campaña para las próximas elecciones”

Javiera Parada Javiera Parada. Foto: Agencia Uno

En conversación con The Clinic, Parada reitera la necesidad de un "gran acuerdo nacional" para cubrir los "graves problemas que tiene nuestro sistema político", en caso de que gane la opción que respalda: el "En contra".

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La tarea por una nueva Constitución para Javiera Parada se remonta hace más de diez años, cuando impulsaba la creación de una asamblea constituyente con el movimiento “Marca tu voto” (o “Marca AC“).

Sin embargo, tras tres instancias fallidas para la concreción de una nueva Carta Magna (ELA de Bachelet, Convención Constitucional y Consejo Constitucional), Parada -en entrevista con La Tercera– señaló que un día después del plebiscito del 17 de diciembre colgará sus “hábitos constitucionales“.

En conversación con The Clinic, la activista y actriz se refiere a su decisión de rechazar -nuevamente- este proceso constitucional, acusando que el “texto tiene escondido, no muy a la vista, ciertos artículos y redacciones que acusan un corazón ideológicamente muy conservador“.

—La semana pasada se pronunció por el “En contra”. ¿Cuál fue el momento durante el proceso constitucional en el que vio su primera inclinación por esa opción?

—Como decimos en la carta, varios de los que firmamos estuvimos participando del actual proceso intentando colaborar en la construcción de acuerdos. En lo particular, participé de varias reuniones con distintas personas, algunas del oficialismo, otras de los nuevos partidos de centro, otras de oposición. intentando ayudar a la construcción de acuerdos y juntando voluntades. Lamentablemente fui viendo durante el proceso que muchos de esos esfuerzos que se hicieron resultaron en nada porque al final, si bien hay algunas cuestiones que se moderaron, el grueso lo que salió es una Constitución que tiene mucho que ver con lo que propuso el Partido Republicano.

De todas maneras, hice el trabajo, igual que con la Convención, de leer el texto antes de tomar una decisión y de conversar con mucha gente, si bien, creo que el texto tiene cuestiones que son un avance, en materia de modernización del Estado, en materia de sistema político, tiene también muchos problemas y, al haberse hecho en un proceso que excluyó a la mitad del país, como lo es la izquierda y la centroizquierda, tampoco va a solucionar el problema constitucional. Después de leer el texto y darme cuenta que pese a los avances, también tiene grandes problemas, resolví, en conversación con las personas que firmamos la carta, votar “En contra”.

A raíz de que la segunda propuesta constitucional no es de su gusto ¿habría aprobado el texto de la Convención?

—No, para nada. El texto que salió de la Convención era un texto imposible de implementar. Tenía un montón de problemas institucionales, no se hacía cargo, al contrario de este texto del Consejo, del mayor problema que para mí tiene Chile, que es el sistema político, que es uno hiperfragmentado y que hoy nos tiene con 20 partidos políticos en el Congreso y con diez partidos en formación, sin incentivos para la colaboración entre oposición y oficialismo ni entre Congreso y Ejecutivo.

En un momento la Comisión Experta alcanzó consenso y acuerdos para presentar el anteproyecto al Consejo Constitucional. Sin embargo, cuando los expertos vuelven a aparecer en el radar, en octubre, las posibilidades de acuerdo se reducen. ¿Qué cambió en medio?

—El esfuerzo que se hizo en la Comisión Experta fue un esfuerzo muy genuino por construir un acuerdo que no dejara a nadie muy cómodo ni muy contento, pero que nadie se sintiera excluido. Luego, el proceso tenía algo por lo cual peleamos muchas personas, la mayoría de ellas que se sitúan en la izquierda, que era que el proceso tuviera un órgano democráticamente elegido. Ese órgano tenía mayoría donde el Partido Republicano y Chile Vamos tenían una gran representación. Entiendo que la Comisión Experta lo que hace, cuando el texto vuelve a su sede, es intentar arreglar, poner más sobrio lo que le había devuelto el Consejo, pero no contradecir la voluntad democrática que se expresó en la elección. Pese a que a mí no me gusta el resultado del Consejo, en ningún momento he dudado de su legitimidad democrática, porque fue electo por el pueblo de Chile.

Entonces ¿la suerte ya estaba echada a mediados de octubre, antes de que los expertos presentasen sus enmiendas?

—Durante el año pasado estuve trabajando hasta, más o menos, el mes de mayo para intentar revertir lo que estaba ocurriendo en la Convención, donde estaba saliendo un texto maximalista, partisano, sin la participación de las derechas y el centro. Yo aquí estuve también hasta último minuto intentando convencer al Partido Republicano y a parte de Chile Vamos de que era importante de que el texto no excluyera a los sectores de la izquierda, la centroizquierda y el centro. Hubo gente en Chile Vamos que intentó construir esos acuerdos, pero no fueron seguidos por la gran mayoría de su sector y no lograron convencer al Partido Republicano. Además, tenemos que entender que este proceso constitucional sucede ad portas de una elección municipal y sería ciego nuestra parte pensar que las negociaciones en torno al texto no estuvieron teñidas por las negociaciones para las elecciones municipales y también, de alguna manera, teñidas por la elección presidencial que habrá en Chile en dos años más. Las derechas pecaron de utilizar este proceso para hacer campaña para las próximas elecciones.

¿En qué cayó el Partido Republicano en el debate sobre la vida de “quien” está por nacer?

—Uno de los grandes problemas del texto es que tiene un corazón conservador, que en el fondo duda y desconfía de la autonomía personal de los individuos y tiene retrocesos en materias muy importantes, como en los derechos reproductivos de la mujer. Para mí es evidente que el cambio en el capítulo que se menciona el “que” por el “quien” y luego el otro artículo en el que se dice que toda persona menor de 18 años es un niño, que esos dos cambios se hicieron con la intención de en un futuro ir a la justicia constitucional a alegar la inconstitucionalidad de la ley del aborto en tres causales. Para mí es una razón muy importante para votar “En contra”. También queda muy amplio en el texto el concepto de la objeción de conciencia, pudiendo alegarse que la objeción de conciencia podría ser institucional. Esto ha sido utilizado en Estados Unidos por los grupos ultraconservadores para legalizar la discriminación de instituciones y alegar la objeción de conciencia para no atender a personas de  distintas diversidades, raciales, sexuales, etc. El texto tiene escondido, no muy a la vista, ciertos artículos y redacciones que acusan un corazón ideológicamente muy conservador, que ha sido utilizado en diferentes países, especialmente en Estados Unidos, para hacer retroceder la autonomía de los seres humanos, de las mujeres y la no discriminación.

“Una que nos una”

¿Por qué personalidades con las que estuvo para el 4 de septiembre, como la senadora Rincón, no comparten la misma visión respecto al plebiscito actual? ¿Discutió con ellos respecto a qué iban a votar en el plebiscito?

—Ximena Rincón es presidenta de Demócratas y entiendo que tomaron en sus órganos la decisión, igual que Amarillos y ellos responderán por sus actos. Yo puedo responder por la decisión que yo he tomado en conjunto con una serie de personas con las que desde el plebiscito pasado e, incluso desde antes, simplemente hemos intentado aportar en las discusiones sobre la democracia. Yo llevo 10 años trabajando para cambiar la Constitución en Chile y me pareció importante dar públicamente mi opinión y por eso me tomé el tiempo que me tuve que tomar estudiando el texto y conversando con mucha gente de distintos lugares. Es así como me hice la convicción de que este texto es un mal texto para Chile, que no va a solucionar nuestros problemas de división en torno al texto constitucional y es por eso que con una carta hice pública mi decisión, pero no puedo responder por nadie que no sea yo.

¿Ha conversado con ellos la decisión que tomaron de aprobar la propuesta?

—Converso con mucha gente siempre, y la mayoría de las veces con gente con la que no estoy de acuerdo. Es la manera en la que convivimos los seres humanos y en la que se hace política. Converso y seguiré conversando con distintos actores de la política nacional.

Pero, particularmente ¿discutió sobre las intenciones de voto que tiene tanto usted como Rincón, por ejemplo?

—Converso con mucha gente. Con el Partido Demócratas y Amarillos por supuesto que hemos hablado y seguiremos hablando, igual que lo hago con gente del PS, de Evópoli, de la UDI, etcétera.

También, aparentemente, tiene una posición distinta con Ignacio Briones, de quien usted fue jefa de campaña de su candidatura presidencial. ¿Conversó con él?

—Por supuesto que he conversado con él. Trabajo en Horizontal, centro de estudios que preside Ignacio y esta vez tenemos una opinión y evaluación distinta del texto y no será quizás ni la primera ni la última vez.

En una entrevista usted mencionó que el problema constitucional no se termina con ninguna de las opciones del plebiscito. ¿Ese problema puede acabar en el Congreso, o es inherente a ese cierre la creación de un órgano redactor?

—En caso de que gane el “En contra”, soy partidaria que se haga un gran acuerdo nacional para afrontar los graves problemas que tiene nuestro sistema político: subir los umbrales para la representación en el Congreso, más exigencias a la conformación de partidos políticos, algunas normas de disciplina partidaria, porque si continuamos con una política que no dé soluciones a la gente, la posibilidad de líderes populistas y autoritarios están a la vuelta de la esquina. Es cosa de mirar la región, lo que ocurre en Argentina, en El Salvador. En caso de ganar el Rechazo tenemos que olvidarnos de seguir pensando en órganos especialmente elegidos para hacer una nueva Constitución. La gente espera que nos pongamos de acuerdo, que demos respuesta a sus problemas. No puede ser que llevemos 10 años discutiendo cómo mejorar un sistema de pensiones fallido, que tengamos grandes listas de espera en el sistema de salud público, que tengamos el enorme problema que estamos teniendo en la educación. Para eso necesitamos un sistema político que funcione, colabore y que pueda dar respuesta a la gente.

¿Comparte la frase del presidente del PPD, Jaime Quintana, de que una Constitución más a la derecha podría ocasionar un estallido social?

—No, me parece una muy mala frase. Cualquiera de las opciones que gane son legítimas. Amenazar con que una opción u otra va a traer el caos o va a traer un nuevo estallido es torpe, no sirve de nada. En caso de que gane el nuevo texto, no vamos a haber solucionado nuestro problema constitucional y se va a mantener la incertidumbre que ya tiene agotado a todos los chilenos. Siempre hay que confiar en la democracia, aunque la democracia de respuestas que no son las que nosotros esperamos. 

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