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Nacional

5 de Enero de 2024

Clínica Dávila enfrenta dos demandas millonarias por negligencia: Una mujer quedó con daño neurológico y otra perdió una pierna

Negligencia médica "notoria" y "grosera": las dos demandas millonarias que complican a la Clínica Dávila The Clinic

Dos mujeres ingresaron de urgencia al centro asistencial y, aseguran, salieron con graves secuelas. Una de ellas, con daño neurológico y pérdida de visión. La otra, sin una pierna. En ambas demandas contra el recinto médico, se pide a los tribunales compensar a los afectados con más de $500 millones de pesos.

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El 3 de abril de 2019, María Inés Ureta llegó al servicio de urgencia de la Clínica Dávila. Según el relato de sus familiares, se trasladó a la mujer desde su residencia en Talagante en una ambulancia. Presentaba hipotermia, dolor abdominal, náuseas y fiebre, entre otros síntomas.

Al ingresar al centro de salud -relatan- se le realizaron exámenes de sangre que no arrojaron resultados precisos. Por ello, horas después, los médicos debieron realizarle un scanner abdominal.

El análisis arrojó un llamativo diagnóstico. La mujer padecía una coledocolitiasis, es decir, una obstrucción en el conducto biliar, que une el hígado con el intestino delgado. Tras recibir los resultados, Ureta quedó hospitalizada en la Unidad de Tratamiento Intensivo (UTI) de la clínica. Mientras tanto, los facultativos agendaban un procedimiento vía endoscopía con el que eliminarían los cálculos detectados.

La intervención se realizó, finalmente, en esa misma jornada. Luego de eso, relatan sus familiares, el profesional a cargo de la operación “tomó contacto con […] nosotros, para señalarnos que ‘todo habría resultado muy bien‘, y que ‘había dejado el colédoco limpio’, indicando tratamiento de antibióticos intravenosos por 6 días producto de la infección”.

Alta desde la clínica

Seis días después, el 9 de abril, María Inés Ureta fue dada de alta. Fue aquí que, para sus cercanos, comenzaron los problemas. Según ellos, la clínica nunca les informó cuándo ni con quién debía controlarse en el postoperatorio. Además, en su diagnóstico de egreso -afirman- no se hizo “referencia alguna” a la sepsis secundaria por el germen E. Coli que sufrió durante la hospitalización. Tampoco -reclaman- se entregaron imágenes o registros de la intervención quirúrgica, lo que a su juicio “permite advertir un procedimiento defectuoso o al menos negligente”.

Seis semanas después de haber vuelto a su casa, la escena del traslado a la Clínica Dávila en una ambulancia se repitió. El 27 de mayo, la mujer volvió al centro de salud, porque atravesaba un episodio de vómitos, espasmos, distensión abdominal y fiebre. Los médicos le diagnosticaron una coledocolitiasis residual. “Esto deja en evidencia, según constata la propia clínica, de que el procedimiento endoscópico de la anterior hospitalización no fue efectivo”, asegura la familia.

Ureta ingresó nuevamente a la UTI. Esa vez, los neurólogos del plantel escribieron en la ficha de la paciente que ella “refiere ser independiente y autovalente y se confirma información con familiares”. Tres días después, volvió a entrar a pabellón.

Aunque el facultativo a cargo les informó que “todo había salido muy bien y que ya no quedaban cálculos”, las complicaciones no tardaron en llegar. Ese mismo día, la mujer volvió a registrar infecciones que, esta oportunidad, comprometieron su conciencia.

Al día siguiente, uno de los especialistas dejó un mensaje en la ficha clínica: “La paciente describe un intenso dolor ocular izquierdo y ya no ve por ese ojo, que se encuentra inflamado”. Otro médico agregó que el estado cerebral había empeorado, “dado que presenta desorientación en tiempo y espacio“.

La mujer permaneció hospitalizada hasta el 22 de junio y fue dada de alta después de una serie de tratamientos con los que se intentó hacer frente a la pérdida de visión. “Dado su comprometido estado de salud, producto de la desnutrición, daño motriz y pérdida de memoria, sufrida durante el tiempo que estuvo hospitalizada, debió ser trasladada en ambulancia a su domicilio”, relatan sus familiares.

“Por su condición de ceguera del ojo izquierdo y dada la perdida de conciencia y memoria experimentada, no reconocía a sus hijos ni su casa. Fue vital contratar los servicios de enfermería permanente en su domicilio, los que se mantienen hasta la fecha”, dicen sus parientes.

Para esta etapa, la Clínica Dávila -agregan- nuevamente no entregó indicaciones de tratamientos a futuro. Así, en noviembre experimentó un tercer episodio, similar a los anteriores, y volvió al centro de salud. Días después, sin embargo, la trasladaron a la Clínica Santa María, donde la operaron por tercera vez para eliminar en su totalidad los cálculos.

“A la fecha, después de la intervención realizada en la Clínica Santa María no ha presentado nuevamente complicaciones asociadas al colédoco, bastando una sola intervención en dicha institución para ser dada de alta y tener una efectiva recuperación”, constata la familia.

La demanda por $596 millones contra la Clínica Dávila

Los cercanos a Inés Ureta acusan que la mujer “perdió su autonomía y, lo que es aún más grave e irremediable, quedó ciega de su ojo izquierdo“. Esto, “como secuela de lo sucedido en la Clínica Dávila y de la notoria negligencia en el actuar de su equipo médico”.

Por ello, el 3 de agosto de 2022, representados por el abogado Francisco Bartucevic, interpusieron ante el Primer Juzgado Civil de Santiago una demanda de indemnización de perjuicios en contra del centro asistencial. En el escrito, los familiares solicitaron que se declare que la demandada “es responsable de acuerdo a las normas de responsabilidad contractual de los perjuicios ocasionados a los demandantes”.

Además, pidieron condenar a Clínica Dávila a pagar los daños. Por concepto de daño emergente, demandaron que se les indemnice con $96.598.158, sumando los gastos por las intervenciones y el servicio de enfermería que recibe en su domicilio.

En tanto, por daño moral, solicitaron que se les compense con $500 millones. De ellos, $200 estarían destinados a la afectada y el resto se repartiría, por partes iguales, entre sus tres hijos.

Según los demandantes, “Clínica Dávila no cumplió lo pactado en el contrato médico, ser diligente y velar por la salud e integridad física y psíquica de la paciente. Esto, al permitir que facultativos que atendieron en sus dependencias produjeran lesiones graves, faltando a la lex artis y al objeto mismo de una clínica de salud, sanar y ayudar al paciente”.

“La Clínica Dávila es responsable directa de todos los actos y procedimientos médicos que se realizan en sus dependencias a sus pacientes por los médicos que trabajan o prestan servicios profesionales en sus dependencias”, agregaron en el documento.

Así, a juicio de los familiares, “el incumplimiento de las obligaciones contraídas por la Clínica son directamente las causas de los perjuicios sufridos por nuestra madre. Al no contar primeramente con una intervención eficaz respecto a su diagnóstico de Coledocolitiasis, luego la falta de seguimiento de su situación, sumado a la infección intrahospitalaria contraída. Esto tiene como efecto la segunda intervención, la cual tampoco es eficaz, dado que aún quedaban restos en el intestino. A ello se le suma la dilación en el tratamiento contra la infección contraída, lo que termina ocasionando la pérdida de la visión en el ojo izquierdo junto con su autonomía, tanto psíquica como física“.

Actualmente, el proceso de rendición de pruebas ya finalizó. Sólo restan dos peritajes: uno de un gastroenterólogo y otro que realizará un oftalmólogo, con el fin de determinar el nexo entre las infecciones y las secuelas físicas.

Una nueva demanda: fue por una cirugía estética y terminó con una pierna amputada

La de los familiares de María Inés Ureta no es la única causa que complica a la Clínica Dávila. El 3 de abril de 2021, ingresó al Segundo Juzgado Civil de Santiago otra demanda por negligencia médica en contra del centro asistencial.

En el escrito se relata que en 2018 “luego de una intervención estética de aumento mamario” que se realizó en un centro estético, una mujer de entonces 33 años “terminó nada más y nada menos que con la amputación de su pierna izquierda (desde la rodilla hacia abajo)”.

Según el documento, tras el procedimiento estético que se realizó el 13 de septiembre de ese año, la demandante -de iniciales L.A.S.L– tuvo “diversas complicaciones y dos paros cardiorrespiratorios [y] fue derivada de urgencia a la Clínica Dávila, institución donde también se incurrió en groseras negligencias y en donde finalmente, se le terminó por amputar su extremidad“.

Al ingresar al establecimiento médico “se le diagnosticó paro cardíaco en asistolia, neumonía bilateral por aspiración, insuficiencia respiratoria“. Luego, dice la demanda, “quedó hospitalizada en la UCI con diagnóstico reservado”.

Ya que no evolucionaba favorablemente, al día siguiente de su hospitalización, se le instaló ventilación mecánica. Al no registrar mejorías, el 16 de septiembre se le colocó un marcapasos externo. “En este procedimiento, por error, se perforó la arteria carótida derecha, lo cual se tuvo que reparar por vía endovascular”, asegura el documento.

“Para solucionar este error se tuvo que realizar una angiografía y reparación endovascular, lo cual requirió la suspensión del anticoagulante que le estaban suministrando. Tras ese procedimiento, ese mismo día a las 17:00 se registran los primeros signos de isquemia en el pie izquierdo“, relatan los demandantes.

Aunque se trató de revertir, según la demanda, cinco días después “la isquemia ya era irreversible. Por ello, el 21 de septiembre se procedió a la amputación infrarrotuliana izquierda (desde la rodilla hacia abajo)”.

La mujer permaneció 27 días hospitalizada. Durante su recuperación tuvo “mucha dificultad para hablar, comer, sin motricidad fina la que le me permitía tomar ningún objeto con las manos. La herida de su pierna amputada le provocaba mucho dolor”. Tras el alta, dice, ha debido mantener tratamientos kinesiológicos y con terapeutas ocupacionales.

Una millonaria demanda y la respuesta de Clínica Dávila

En la demanda se afirma que “la Clínica debe responder frente a nuestra representada por el actuar negligente de sus personeros […], por lo que deberá asumir e indemnizar los perjuicios ocasionados”. Esto pues, a juicio de los demandantes, Clínica Dávila “actuó con inédita negligencia” en este caso.

“Los perjuicios que sufrió nuestra representada ascienden a la suma de $591 millones”, especifican. Esto, por concepto de daño emergente, moral y estético, lucro cesante, pérdida de los placeres de la vida y perjuicio sexual.

El proceso, actualmente, está en tramitación y se encuentra en la etapa previa a la dictación de la sentencia.

Consultada por The Clinic, la Clínica Dávila descartó referirse a las demandas en su contra. A través de una declaración afirmaron que “ambos casos se encuentran en un proceso judicial, por lo que no es posible referirse a estos temas”.

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