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Actualidad

1 de Octubre de 2020

La primera chispa: El alza del pasaje que detonó el estallido social

Foto: Agencia UNO

"No son 30 pesos, son 30 años", fue una de las frases que más resonó en las calles durante los días de octubre del 2019. La frase hacía alusión al acuerdo del Ministerio de Transportes y el Panel de Expertos de un alza del pasaje del Metro que en sólo dos semanas logró desencadenar la protesta masiva más grande y prolongada de los últimos años. En The Clinic, revivimos cómo fue la escalada de hechos y declaraciones que encendieron la mecha.

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Fue un 1 de octubre del 2019 cuando la ministra de Transportes, Gloria Hutt, junto a su jefa de finanzas, Mónica Wityk, firmaron la polémica resolución 42.470 que fijaba la nueva tarifa del Transantiago.

El documento proponía un aumento de 30 pesos para los servicios de Metro y Tren Central, lo que implicaba un costo para los usuarios de 830 pesos en hora punta y 750 pesos en horario valle.

Asimismo, la resolución decretaba un alza de 10 pesos para el sistema de buses del Transantiago, pasando a costar 710, mientras que los precios para estudiantes y adultos mayores no iban a tener variación.

La decisión se había tomado al menos una semana antes en las oficinas del Directorio de Transporte Publico Metropolitano (DTPM). El 25 de septiembre, llegaron hasta el piso 6 del edificio de Moneda 975 los tres miembros del Panel de Expertos: Juan Enrique Coeymans, Juan Pablo Montero y Claudio Agostini, a quienes les presentaron una proyección de la situación financiera del Transantiago.

Sin mayor debate, se resolvió rápidamente la nueva estructura tarifaria. Además, se fijó una ficha: El precio del pasaje iba a ser más caro a partir de la medianoche del domingo 6 de octubre.

La decisión no fue anunciada hasta el viernes 4 en la tarde. En un breve comunicado, el Panel de Expertos aducía argumentos en torno a la variación del precio del petróleo diésel, del Índice de Precios al Consumidor (IPC), el incremento del costo de mano obra y la tasa de cambio. Al día siguiente la resolución ya estaba publicada en el Diario Oficial. Todo se había cortado con suma celeridad.

APAGAR EL FUEGO CON BENCINA

A partir del lunes 6 de octubre, se comenzaron a registrar tímidamente las primeras señales de protesta en los estudiantes secundarios. A través de avalanchas humanas, evadían masivamente el pago del Metro ante la sorpresa de los guardias de seguridad apostados en las estaciones.

Pioneros en esta nueva forma de manifestación fueron los estudiantes del Instituto Nacional, quienes viralizaron sus acciones en su cuenta de Instagram, CursedIN. Las evasiones fueron repitiéndose a diario y las replicaron en otros colegios en la Región Metropolitana.

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Frente a estas críticas que se comenzaban a esbozar contra el alza del pasaje, el ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, salió a proponer una solución amparándose en que el precio se reducía a 640 pesos en horario bajo.

Alguien que sale más temprano y toma el Metro a las 7:00 de la mañana tiene la posibilidad de una tarifa más baja que la de hoy. Ahí se ha abierto un espacio para que quien madrugue puede ser ayudado a través de una tarifa más baja. Cuando los costos suben, no hay muchas opciones”, dijo en diálogo con CNN Chile.

Dichas palabras generaron una ola de indignación y potenciaron la movilización. A la semana siguiente, las evasiones ya no eran las mismas. Habían subido de tono. Carabineros comenzó a disponer de personal en las estaciones para evitarlas y en muchos casos se restringieron los accesos, provocando el colapso en horario punta.

Asimismo, las convocatorias comenzaron a ser más masivas, y se registraron fuertes enfrentamientos entre la fuerza policial y los manifestantes. Quienes lograban sortear la resistencia policial, se sentaban en el andén para boicotear que la red siguiera funcionando.

Estación Vicente Valdés de Metro. Foto: Agencia UNO

El movimiento también comenzó a captar adhesión. Los trabajadores del Metro, a través de su Federación de Sindicatos, junto con respaldar las demandas contra el alza del pasaje, también llamaron al Gobierno a sacar a los Carabineros de las estaciones, porque ponía en riesgo a los trabajadores.

“En la medida en que el Gobierno insista en sus políticas represivas va a persistir la situación de inseguridad para los trabajadores y trabajadoras del Metro y también para los más de 2,8 millones de trabajadores y trabajadoras que se transportan a diario por nuestra red”, cuestionó en ese entonces Eric Campos, presidente de la organización.

Evasión masiva en Metro Moneda. Foto: Agencia UNO

EL PRELUDIO DEL ESTALLIDO

Las manifestaciones causaron molestia en las autoridades. Una de las primeras en reaccionar fue la ministra Gloria Hutt, quien advirtió que quienes participen de las evasiones masivas podían perder su derecho a la TNE y ser ingresados al Registro Nacional de Evasores.

Ese mismo día, el expresidente del directorio de Metro, Clemente Pérez, concedió una entrevista a 24 Horas, donde minimizó el peso de las protestas: “Cabros, esto no prendió. No son más choros, no se han ganado el apoyo de la población, ni siquiera en Twitter. En verdad, la gente está en otra”.

Al día siguiente, fue el presidente del Panel de Expertos, Juan Enrique Coeymans, quien tuvo duras palabras contra los secundarios: “Ahora, los estudiantes están alegando y resulta que su tarifa no varió ni un peso”. En diálogo con La Tercera, cuestionó que “cuando suben los tomates, el pan, todas las cosas, no hacen ninguna protesta”.

Durante esa misma jornada, el ex subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, amenazó con querellas contra quienes sean sorprendidos participando en evasiones masivas.

En sus declaraciones fue particularmente duro: “Son verdaderas bandas y hordas que generan un cuadro de violencia, destruyendo la propiedad pública y privada. Cobardemente abordan y exponen la seguridad de la ciudadanía (…) Son violentistas, es delincuencia pura y dura”.

El propio Presidente Piñera cedió una entrevista con Radio Agricultura esa fatídica mañana del 18 de octubre, donde aseguró que están estudiando aplicar la Ley de Seguridad Interior del Estado. Ese mismo día, Fontaine pidió perdón por su frase. Pero ni las amenazas ni las disculpas fueron suficientes para contener lo que estaba por venir.

EL FIN DEL ALZA

La noche del 18 de octubre, el Presidente Sebastián Piñera fue fotografiado comiendo pizza en un restaurante. En la imagen, se le veía sonriente. Sin embargo, horas después, su actitud era otra. Durante la madrugada, decretó Estado de Emergencia para poder recuperar el orden público, porque las calles se habían desbordado por protestas en distintos puntos del país.

Al día siguiente, al mandatario le tocó informar los ataques que sufrieron las estaciones de Metro, muchas de las cuales quedaron inutilizadas desde ese día. Además, aseguró: “Quiero decir con mucha franqueza, he escuchado con humildad y con mucha atención la voz de mis compatriotas”.

En ese sentido, anunció una serie de medidas para enfrentar la crisis en ciernes. Entre ellas, le puso la lápida a la nueva tarifa del transporte. “Suspenderemos el alza de los pasajes del Metro, lo que requerirá la rápida aprobación de una ley, hasta que acordemos un sistema que proteja mejor a nuestros compatriotas frente a alzas bruscas e inesperadas del precio del dólar y el petróleo”, sostuvo.

Ese mismo lunes se dictó la Ley N° 21.184 que facultaba al mandatario a dejar sin efecto o limitar un alza de tarifas en el transporte público. Sin embargo, dicha resolución ya había llegado demasiado tarde.

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