Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Reportajes

12 de Septiembre de 2022

Quiet quitting, ¿una renuncia silenciosa o límites sanos en el trabajo?

quiet-quitting-renuncia-silenciosa Pexels | Foto de energepic.com

Después de la “gran renuncia” surgió el concepto de “renuncia silenciosa”. La tendencia del “quiet quitting” se ha tomado las redes sociales y, aunque su nombre parece duro, implica simplemente priorizarse a uno mismo como ser humano antes que al trabajo. En The Clinic quisimos ir más allá y conversamos con tres expertos para intentar entender este fenómeno, de dónde surge y qué podemos esperar de él a futuro.

Por

“No me voy a matar por un trabajo que no se preocupa de mí como ser humano. (…) Muchas personas de mi edad se están dando cuenta de que simplemente estamos jodidos”. Esta es parte de la aclaración que el influencer Hunter Kaimi dio en un video para explicar la tendencia del “quiet quitting” que se está tomando Tik Tok.

@hunterkaimi

just my thoughts take it or leave it #quietquitting

♬ original sound – Hunter Kaimi

Traducido literalmente como “renuncia silenciosa”, este concepto se está convirtiendo casi en una tendencia tan grande como la “Gran dimisión”  o “Great Resignation”, ocurrida en 2021. Recordemos que, tras el impacto de la pandemia, sólo en Estados Unidos cerca de 25 millones de personas de diferentes edades renunciaron a sus trabajos. Esto, por no sentirse valorados por sus empresas, a pesar de los esfuerzos que realizaron en medio de la crisis sanitaria.

Principalmente siendo aplicado por la generación Z (aquellos nacidos entre 1998 y 2009) y los millennials tardíos (también conocidos como zillennials, nacidos entre 1994 y 1997), esta tendencia ya está preocupando a los empleadores de Estados Unidos y el mundo.

Aunque su nombre pareciera dar a entender que sería una forma de dejar tu lugar de trabajo, según los expertos el quiet quitting se trata de sólo cumplir con lo que tu contrato dispone. Es decir, trabajar únicamente las horas que corresponden, no hacer trabajo extra si no hay un incentivo -monetario o moral- y no llevarse el trabajo a casa.

De acuerdo con el usuario Zaid Khan, famoso en la misma red social y gatillante de este concepto, con el quiet quitting “no renuncias a tu trabajo, pero sí a la idea de ir más y más allá”. “Sigues realizando todas tus tareas, pero ya no suscribes a la idea de la cultura del ajetreo donde el trabajo tiene que ser toda tu vida”, agrega en el mismo video.

Zaid Khan remata diciendo que “tu valía no está definida por tu rendimiento productivo”. Es decir, el quiet quitting está directamente relacionado con la nueva frase de moda entre los jóvenes: “actúa según tu salario” (o el famoso act your wage). 

Sin embargo, esto pareciera ser más que sólo una tendencia de redes sociales. Por lo mismo, en The Clinic conversamos con expertos en el mundo de la psicología y sociología para tratar de entender de dónde viene y hacia dónde va el quiet quitting.

De dónde nace esta tendencia

La idea de la “renuncia silenciosa” surgió luego que Zaid Khan, influencer y desarrollador de software, posteara el video ya mencionado en Tik Tok, donde reflexiona sobre este concepto.

A partir de ahí, diversos jóvenes comenzaron a contar sus propias historias con el quiet quitting. También algunos expertos en Recursos Humanos trataron de dar explicaciones a la tendencia y algunos empleadores degradaron el término, calificando a quienes lo aplican de “flojos”. Incluso, varias personas empezaron a hacer sus propios skits o parodias al respecto.

@saraisthreads

#greenscreen it’s 2022 Susan. We’re acting our wage. #fyp #work #working #corporate #corporatelife #corporatetiktok #corporateamerica #corporatehumor #office #officelife #manager #managersbelike #career #quietquitting #quietquittingmyjob

♬ original sound – Sarai Marie

Sin embargo, más allá de las experiencias personales, las cifras son claras respecto de lo que está pasando en el mundo laboral. Según el informe “State of the Global Workplace 2022” de Gallup, sólo el 21% de los empleados se sienten realmente comprometidos y valorados en su trabajo.

El mismo informe sostiene que “la mayoría diría que no encuentra que su trabajo sea significativo, que no cree que sus vidas vayan bien o que no se siente esperanzado con su vida futura”.

Con estos números, no sorprende que el #quietquitting tenga más de 102.1 millones de vistas en Tik Tok. 

El trabajo ya no es foco central

De acuerdo con los propios influencers que han hablado de esta tendencia del quiet quitting, uno de los factores principales es que la famosa hustle culture o cultura del ajetreo ya no es una posibilidad para las nuevas generaciones.

Entre la fuerte inflación que vive Estados Unidos -y, por descontado, Chile-, el alza de los precios de las viviendas, el inminente cambio climático y la devaluación de los títulos universitarios como una herramienta para escalar socialmente, los sueños de la generación Z y de los zillennials parece que tienen pocas posibilidades de cumplirse.

Asimismo lo resume Hunter Kaimi: “La idea de comprar una casa en esta época sólo trabajando horas extras es indignante y, honestamente, ignorante”.

Por eso, como explica el sociólogo y académico de la Universidad Central, Luis Gajardo, hay un cambio de paradigma en cómo los jóvenes entienden el trabajo. “Las personas no sólo trabajan por dinero, también trabajan por reconocimiento social”, señala.

Y agrega que “en muchos lugares no existe ni el reconocimiento en términos monetarios ni en términos sociales. Entonces la persona empieza a reflexionar ‘bueno, a esta empresa yo no le importo, por qué a mí me tendría que importar la empresa’. Simplemente cumplen con el trabajo, con el mínimo para obtener los recursos para satisfacer sus necesidades emocionales y sociales”.

Como señala el experto, “ha ido cambiando rotundamente la valorización del trabajo como el único elemento que puede permitir el desarrollarse como persona”.

El cambio generacional

Otro de los factores que estarían influyendo en el quiet quitting, dicen los expertos, es el cambio generacional que hay.

Como explica Jesús Yeves, académico de la Facultad de Psicología UDP e investigador del Núcleo Milenio Evolución del Trabajo, “para las generaciones baby boomer (nacidos entre 1955 y 1964), los X (nacidos entre 1965 y 1980) y un poco de los millennial (aquellos nacidos entre 1981 y 1997), encontrábamos que el desarrollo de carrera se daba en la misma organización”.

Así, antes “el trabajo tenía un gran significado en la vida de las personas. Pero eso ha ido variando. Las nuevas generaciones empiezan a valorar otros aspectos de la vida casi con mayor importancia que el trabajo. Viendo el trabajo más como un medio que como un fin de vida, como ‘no vivo para trabajar, sino que trabajo para vivir’”

Esa misma opinión tiene Gajardo, quien acota que “hay nuevos intereses, nuevos desafíos. No se identifican necesariamente como uno lo hacía tradicionalmente, donde el trabajo era muy importante y uno tenía que ser tremendamente responsable”.

Y suma que “los jóvenes actualmente no están dispuestos necesariamente a repetir las experiencias de sus propios padres. Están en la búsqueda de un cambio y hay un cambio valórico en términos de qué significa el trabajo para ellos”.

Quien disiente de esta idea es el académico de la Facultad de Psicología UC, Sergio Valenzuela. El experto asegura que “este concepto, que se propone como nuevo, es algo que ha existido siempre, independiente de la edad. Cualquier persona que no está satisfecha o que no está recibiendo lo que espera recibir en su trabajo, va a empezar a reducir su esfuerzo. Todos tratamos de producir de acuerdo a lo que recibimos”.

El contrato psicológico

De acuerdo con las voces expertas, una de las principales razones por las que esta tendencia del quiet quitting se está haciendo famosa es porque no se está cumpliendo el denominado “contrato psicológico”.

Como explica Valenzuela, esto es “todo lo que yo, como persona, espero del trabajo y lo que mi empleador espera de mí como trabajador, pero que no está en mi contrato físico”.

Es decir, más allá de lo que establece el contrato en papel, hay un acuerdo interprofesional sobre lo que las partes esperan de la relación laboral. Este acuerdo o “contrato psicológico” ha ido cambiando con el tiempo, así como lo han hecho las relaciones personales y sociales.

Por ello, es posible que hoy, por ejemplo, el trabajador espere que su empleador no lo llame a su casa después de las horas laborales. Mientras, la empresa puede esperar del trabajador asista a su lugar de trabajo un fin de semana, sin paga, si hay una emergencia. Ello, porque entiende que “tiene puesta la camiseta”.

Si una de las partes no cumple lo que se esperaba de ella desde la perspectiva relacional, entendemos que “se rompió el contrato psicológico, algo que yo esperaba y no sucede”.

Con esta idea en mente, Yeves explica que “hay un tipo de compromiso que se llama ‘compromiso continuo’, que tiene que ver con el compromiso que tengo con la organización, comparándola con otras organizaciones. Con lo cual, si otra organización me ofrece un mejor contrato, un mejor salario o un trabajo más interesante, me voy a cambiar”.

El efecto pandemia

Otro factor que se ha comentado en torno al quiet quitting son los efectos que generó la pandemia en cómo entendemos el trabajo. Lamentablemente, con el teletrabajo, las dinámicas de trabajo cambiaron y muchos sienten que trabajaron más horas y estuvieron siempre conectados. Y, eso mismo se estaría replicando hoy en la presencialidad.

Como dice Valenzuela, “algo de lo que nos dimos cuenta en la pandemia, y que nos afectó en términos de salud mental, es que la desconexión psicológica del trabajo es muy necesaria”.

“Cuando no la tuvimos, porque el espacio de trabajo era el mismo que el espacio familiar, nos costaba, nos sentíamos mal, trabajábamos muchas horas. Eso, finalmente lo que hace, es que te das cuenta de que la desconexión del trabajo es importante. Uno lo va incorporando a lo que espera de un trabajo, a ese contrato psicológico”, agrega el experto.

Mismo concepto plantea Yeves en torno a los efectos que tuvo en la salud mental de las personas el no poderse desconectar del trabajo. “Necesitamos límites entre los distintos ámbitos de la vida, sino el trabajo es muy invasivo. Llega un punto en el que uno pudiera no desconectar. Aunque no esté en su lugar de trabajo sigue recibiendo mails, sigue recibiendo mensajes en WhatsApp los fines de semana, etcétera”.

¿Renuncia silenciosa o sanos límites?

Otra tendencia que se ha masificado gracias a la pandemia y a las redes sociales es el poner límites sanos a personas o situaciones. Por ejemplo, negarse a hacer horas extra sin paga, sólo trabajar el horario establecido o tomarse la hora completa de almuerzo. Por ello, algunos expertos se cuestionan si esta idea del quiet quitting no es más que establecer límites en el trabajo. 

Como dice Gajardo, “las personas también estamos viviendo en estos momentos una sociedad que pone bastante énfasis en los derechos. El derecho al trabajo es un derecho de gran relevancia social, pero las personas no están dispuestas a trabajar una cantidad tan elevada de horas. En consecuencia, van estableciendo algunos límites y diferenciando las esferas”.

Con eso, sostiene que es importante saber que si bien tenemos trabajo, “también tengo familia, tengo amigos, tengo hobbies, tengo otros elementos a los cuales tengo que dedicar mi vida”.

Misma postura tiene Yeves, quien sostiene que “hemos pasado mucho tiempo hablando del autocuidado, del cuidarse y, efectivamente, esto es un elemento más. Estos límites también yo creo que son necesarios. Y creo también que el mensaje no es hacia los empleados, sino que es un mensaje para los empleadores: entiendan que las personas cambian”.

A pesar de que diversos medios internacionales han definido que este fenómeno es más frecuente en los jóvenes, para Valenzuela no es un tema generacional. “Yo creo que las personas adultas, con el tiempo, aprendemos a poner esos límites. Es un tema que te das cuenta a porrazos, que estamos entregando mucho al trabajo y, muchas veces, no sabemos decir que no”, dice.

Y suma diciendo que “las personas jóvenes parten trabajando y, para validarse, es que se llevan el trabajo para la casa”.

“Para mí es sano poner límites, hay otros ámbitos de la vida que también son importantes cuidar. Al final, vida sólo hay una, entonces si sólo nos enfocamos en que lo más importante es trabajar, es insano. Hay que dedicar tiempo a otros ámbitos de la vida, que son necesarios para tener un nivel de bienestar social”, replica Yeves.

“Pasa con los empleadores, que dicen ‘no, las nuevas generaciones no están comprometidas con su trabajo’. No es que no estén comprometidas, es cuánto el empleador se compromete con ellos. No sólo el salario motiva, sino que es flexibilidad horaria, es otorgar otro tipo de beneficios a la hora de trabajar. Va más allá del salario”, suma el experto

Y remata recalcando que “es muy sano esforzarse al mismo nivel que el de la recompensa”.

Temas relevantes

#Quiet quitting

Notas relacionadas

Deja tu comentario