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Especial The Clinic

12 de Marzo de 2023

Fernando Atria: “Habría sido mejor que algo como el Frente Amplio se hubiera demorado más en llegar al Gobierno”

Fotos: Sergio López Isla

El abogado y exconvencional habla del primer año del Presidente Boric y dice que "el gobierno se dio cuenta que no podía hacer la transformación que esperaba". Sin embargo, añade, "la derrota en el plebiscito (del 4 de septiembre) no lo llevó a abandonar la pretensión de ser transformador". Del nuevo proceso constituyente, afirma que "hay un ánimo de revancha, en un acuerdo que es extraordinario, lleno de limitaciones innecesarias". Y de su rol en la fracasada propuesta de la Convención, asegura que “cualquiera que me haya escuchado alguna vez sabe que la Constitución que yo habría hecho era completamente distinta”.

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“Hay pocas otras cosas en las que he estado pensando”, dice Fernando Atria, sentado en un sillón de cojines blancos en el patio de su casa, al recordar el plebiscito del 4 de septiembre y la aplastante victoria del Rechazo a la propuesta de nueva Constitución.

Al costado izquierdo de donde está sentado hay una parrilla, que solía prender cuando hacían reuniones con sus entonces colegas convencionales del Frente Amplio en su casa, ubicada detrás del Parque de las Esculturas en Providencia.

Cada vez que Fernando Atria responde, lo hace agregando otra pregunta. Una forma de hablar natural en su condición de profesor de Derecho, donde esta táctica le permite profundizar en los temas a la hora de dar cátedra.

Justamente, este lunes 13 retoma sus funciones pedagógicas en la Universidad de Chile, donde es profesor titular y tiene a su cargo un curso de primer año. En esta entrevista asegura que tiene claro que su rol como exconvencional será tema a abordar por sus nuevos alumnos, pero asegura que en sus cátedras no habla de actualidad, “a no ser de que tenga que ver con la materia”.

Eso es en su mundo académico. Pero Fernando Atria también tiene un lado político y pretende seguir participando en él: “Yo llegué a donde estoy porque lo que yo decía le hacía sentido a mucha gente. El futuro que yo tenga o no tenga dependerá de si lo que sigo diciendo le sigue haciendo sentido a mucha gente”.

También ha estado conectado a la política del Gobierno, que ayer cumplió un año desde que se instaló en La Moneda.

Con el Presidente Gabriel Boric, dice, no tiene una relación de amigos, sino “de respeto”. “No tengo una comunicación semanal con él. Ha pedido mi opinión un par de veces y yo se la he dado lo más rápido posible. Otras veces yo le he enviado mi impresión sobre distintos temas”, comenta.

Cuando comienza a analizar lo que fue la Convención, Fernando Atria se echa para atrás, apoyándose en el respaldo del sillón. Pero, a medida que va profundizando, se inclina hacia adelante.

Lo que más le molesta del debate post plebiscito, dice, es que “no se puede decir nada salvo autocriticarse”. Con esto no se refiere a no reconocer errores, asegura, sino que “la idea de que el que perdió sólo puede autocriticarse, me parece que es una manera de tratar a la política como si fuera un reality show”. 

“Estoy convencido de que mucha gente votó en contra de una Constitución inexistente, o sea, votó en contra de una Constitución que ponía en riesgo la propiedad de la vivienda o la educación particular subvencionada. Lo que es bien pintoresco es que esa explicación, cuando es dada en público genera escándalo, pero no porque sea una explicación incorrecta, el escándalo es que se está diciendo algo que es inaceptable”, comenta Atria.

Al profundizar en la razón del fracaso de la Convención, Atria enfatiza en que la respuesta es variada. Sin embargo, reconoce que “una dimensión fundamental fue la conducta de la Convención, que le dio plausibilidad a todo lo que se dijo de ella. La oposición entendió eso desde el principio y la Convención no se preocupó. Ese es el error y la responsabilidad más grave”.

Respecto de la posibilidad de frenar comportamientos inadecuados, el abogado asegura que “el único freno que pudo haber era la conciencia de la posibilidad del fracaso. Eso nunca existió, en parte por el extraordinario triunfo en el plebiscito de entrada y la elección de mayo”.

“Siempre me llamó la atención la dificultad de alinear al PC en la Convención”

-¿Qué le faltó a la Convención en su funcionamiento?

-La Convención fue un intento de darnos una nueva Constitución en condiciones de ausencia de articulación política. Una Asamblea Constituyente debería funcionar como algo similar a lo que hicieron las cortes españolas, que designaron una comisión que redactaba mientras el pleno de las cortes aprobaba lo que se escribía. Esa idea de que podría haberse delegado la redacción en un subgrupo de la Convención, ni siquiera podía ser planteada, era imposible.

-¿Hubo, por así decirlo, exceso de democracia en el proceso?

-Esa es la lectura que hace el acuerdo posterior, del actual proceso constituyente. El acuerdo actual es la idea de que los problemas de la democracia no se solucionan con más democracia.

-Asumo que no le gusta el nuevo proceso.

-Es importante decir dos cosas sin que una opaque a la otra. Este proceso fue diseñado como una forma de despotismo ilustrado, que condensa en la idea de ‘todo por el pueblo, sin el pueblo’. Además, hay un ánimo de revancha, en un acuerdo que es extraordinario, lleno de limitaciones innecesarias. O sea, si se hubiese repetido el proceso de igual forma, el resultado igual hubiese sido distinto, porque ahora está la experiencia del fracaso.

-¿Cuál es la segunda cosa que es importante decir?

-Por un lado tengo la crítica. Sin embargo, por otro lado, este proceso mantiene abierta una posibilidad que es valiosa. No hay que dejar que, por ver el valor de la posibilidad de tener una nueva Constitución, uno niegue las críticas.

Fernando Atria es considerado como uno de los ideólogos de la propuesta de la Convención. Su carrera como abogado constitucionalista ayuda en esa visión. Sin embargo, él no lo considera así. 

De hecho, asegura que “cualquiera que me haya escuchado alguna vez sabe que la Constitución que yo habría hecho era completamente distinta”, a lo que agrega que “yo apoyé decididamente la propuesta. No la apoyé porque es la Constitución que yo habría escrito, la apoyé porque era la Constitución que Chile necesitaba”.

Además, Atria observa la propuesta de la Convención como una “propuesta plebeya”. Así, continúa, “dentro de la Convención yo era considerado dentro del patriciado, es decir, de quienes siempre han estado incluídos”.

“Eso”, asegura Atria, “por cierto que limitó mi capacidad de acción”.

-¿Se limitaba al grupo del Frente Amplio?

-Sí, pero dentro de la bancada del Frente Amplio también había tensión entre los incluidos de siempre y los excluidos de siempre. Hoy en día se dice muy fácilmente que el FA debió haber golpeado la mesa y, en alguna medida, es verdad, pero eso supone que el colectivo estaba en condiciones de hacer eso sin quebrarse.

-¿Faltó una bajada de línea por parte del gobierno?

-A mí lo que siempre me llamó la atención fue la dificultad de alinear al PC en la Convención. Haber asegurado mayor coherencia entre lo que el PC, como miembro de Apruebo Dignidad, sostenía a nivel nacional y lo que los convencionales del PC hacían en la Convención, podría haber hecho una diferencia.

“No hay figura política más vinculada al origen del proceso constituyente que Gabriel Boric”

-¿Fue un error del Gobierno mostrarse tan cercano al Apruebo?

-Me parece un poco absurdo, porque no hay ninguna figura política que haya estado más vinculada al origen del proceso constituyente que Gabriel Boric. Fue el único que pagó costos por eso, fue el único que se jugó algo.

-¿Y figuras del gobierno vinculando la nueva Constitución al desarrollo del programa?

-Yo no entiendo cuál fue el error, porque es la verdad. Están todos los ejemplos de leyes que se han declarado inconstitucionales. Eso sí, actualmente la Constitución vigente está desahuciada. 

-¿A qué se refiere?

-Los cerrojos de la Constitución se esfumaron, se esfumó el quórum exagerado de reforma constitucional, también el de las leyes orgánicas constitucionales. La pregunta que hay que hacer es ¿por qué se esfumaron?

-¿Cuál es la respuesta?

-Fue la Convención, fue el proceso constituyente. Funcionó de una manera distinta a la que uno esperaba. Pero la derogación de los cerrojos son tan logro del proceso constituyente como otras cosas.

“La propuesta de pensiones todavía mantiene el principio transformador del programa”

Si bien Fernando Atria reconoce que el triunfo del rechazo en el plebiscito fue un golpe duro para el gobierno, valora que “no lo llevó a abandonar la pretensión de ser un Gobierno transformador”.

-¿El fracaso de la propuesta constitucional le quitó algo de entusiasmo en esa línea?

-El Gobierno se dio cuenta que no podía hacer la transformación que esperaba. Sin embargo, y eso habla bien del Gobierno, la derrota en el plebiscito no lo llevó a abandonar la pretensión de ser transformador.

-¿Cómo proyecta al Gobierno para los tres años que le quedan?

-En mí opinión, el gobierno debería identificar una reforma emblemática que represente su espíritu transformador y jugársela respecto de ella con todo. Hubiese dicho que la reforma tributaria era parte de eso, hasta antes de ser rechazada. La reforma que debería contener el espíritu transformador del gobierno es la reforma de pensiones. La propuesta de pensiones que el gobierno presentó todavía mantiene el principio transformador del programa.

Al mencionarlo, Fernando Atria sabe que el rechazo a la reforma tributaria puede significar un revés para la reforma de pensiones, toda vez que contenía el financiamiento a la PGU. Sin embargo, tiene una convicción clara sobre cómo abordar ese problema.

“La lógica de la política democrática es que uno hace responsable a quienes se oponen a esas ideas. El gobierno tiene que acusar a la derecha de estar protegiendo los intereses de los ricos”, explica. 

-Mario Marcel lo hizo diciendo que celebraban los evasores.

-Es muy importante hacer lo que hizo Marcel, mostrar quienes son los que celebran y quienes son los que tienen razones para lamentar, como las pymes, las mujeres, los trabajadores, los pensionados. Y los que tienen razones para celebrar son los ricos.

-Se usa mucha la frase “otra cosa es con guitarra”. ¿Qué tan real es eso en el caso del Gobierno?

-Habría sido mejor que algo como el Frente Amplio se hubiera demorado más en llegar al Gobierno. Pero esa decisión le corresponde al pueblo de Chile. La simbiosis que se produjo después del 4 de septiembre entre el autodenominado Socialismo Democrático y el Frente Amplio, fue extremadamente virtuosa. Lo que se temía era que la entrada de la ex Concertación iba a ser la renuncia al proyecto transformador. Eso no ocurrió. Se ha mostrado en el gobierno la posibilidad de convergencia entre dos tradiciones que se miran con cierto recelo.

-¿Cuáles han sido los mayores desafíos del gobierno en este primer aniversario?

-Mirando el año completo, políticamente el desafío más grande fue reconstruir su autopercepción sin nueva Constitución.

-¿Y a nivel de política interna? Desde el principio se habló de construir una sola coalición y eso no se ve cercano.

-La posibilidad de una sola coalición está bastante lejana. Sobre todo por las listas para el Consejo Constitucional. En esa dimensión, lo importante es que el Frente Amplio tenga unidad política. Dentro del FA, cada uno de los partidos se siente radicalmente distinto al de al lado, pero desde fuera eso no se ve. En términos de política interna del Gobierno, para el Frente Amplio el desafío principal es entender que sus partidos no son tan distintos. Si el Frente Amplio tuviera una unidad de propósito, muchas cosas serían más fáciles para el gobierno.

-¿El FA debería ser un sólo partido?

-El Frente Amplio debería funcionar con ese horizonte de mediano plazo.

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