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Foto: Pato Vera

Actualidad

13 de Abril de 2022

Inflación: la amenaza que los centenialls no conocían (hasta ahora)

Todos los nacidos en Chile después de 1995 desconocen totalmente la idea de vivir con alta inflación. Sin embargo, durante casi 50 años, fue uno de los problemas centrales de la economía nacional. En The Clinic hicimos un repaso por el fenómeno de la hiperinflación en los '70 y los experimentos fallidos en dictadura por controlar el fenómeno monetario. También conversamos con dos economistas sobre las lecciones que se sacaron de esos procesos.

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La semana pasada el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) publicó el nuevo Índice de Precios al Consumidor (IPC) de marzo: 1,9%. La cifra significó un alza acumulada de 9,4% en el último año y de 3,4% en lo que va del 2022. Los economistas dan por sentado que, durante el segundo semestre, Chile llegará a los dos dígitos, número que no se registraba hace 27 años. Las alarmas por la alta inflación estaban encendidas.

Esta amenaza es totalmente desconocida para todos los nacidos después de 1995, a quienes los demógrafos llaman centenialls o Generación Z. Desde ese año en adelante, el país se mantuvo bajo el 10% en completa tranquilidad.

Sin embargo, durante casi medio siglo, la inflación fue uno de los problemas centrales de la economía nacional, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX.

¿Pero qué es la inflación, cómo funciona y por qué genera tanta alarma? Carolina Erices, economista y profesora de la Universidad Técnica Federico Santa María (UTFSM), entrega algunas luces.

Para la académica, básicamente es “un desequilibrio entre la cantidad de masa monetaria en el mercado versus la cantidad de productos disponibles. En términos muy simples, mientras más dinero haya y la producción no responde a la misma velocidad, generamos un alza de precios”.

A su juicio, Chile ha atravesado por distintos tipos de inflación en las últimas décadas: desde una persistente en los ’60 hasta una contenida en los ’90, pasando por episodios de hiperinflación en los ’70.

La crisis de 1973

Desde 1962 en adelante, de manera ininterrumpida, Chile tuvo uno de los ciclos inflacionarios más largos de su historia, el que se extendió hasta los años ’80.

Alejandro Alarcón, economista y académico de la Universidad de Chile, recuerda que durante ese período ocurrió que “los ahorrantes no querían ahorrar, porque la plata se les hacía sal y agua”. En ese contexto, una de las políticas que implementó Eduardo Frei Montalva fue la creación de la UF (Unidad de Fomento).

Sin embargo, sus medidas no fueron del todo eficaces y al final de su mandato entregó el país con una inflación del 34,9%. El problema lo heredó Salvador Allende, cuya gran apuesta era el Plan Económico de la Unidad Popular, cuya elaboración se le atribuye a su ministro de Economía, Pedro Vuskovic.

El Plan Vuskovic, entre otras cosas, buscaba implementar una política de expansión de la demanda a través de una fuerte inversión fiscal. Esto incluía la nacionalización de la gran minería, una ampliación de la reforma agraria y un sustantivo incremento de los salarios. El primer año, los resultados fueron auspiciosos y mejoraron todas las cifras económicas: aumentó el PIB, cayó el desempleo y descendió la inflación.

El ministro de Economía de la UP, Pedro Vuskovic, junto a Salvador Allende. Foto: Biblioteca del Congreso Nacional

Sin embargo, el talón de Aquiles del proyecto fue el déficit fiscal, que se financió con dinero emitido por el Banco Central. Esto depreció la moneda, lo que sumado a la crisis del petróleo, la caída del precio del cobre y las presiones económicas de Estados Unidos, terminaron detonando uno de los episodios más graves de hiperinflación. Antes del Golpe de Estado de 1973, la cifra rondaba el 606%.

Alarcón explica que la inflación funciona como un tipo de impuesto que resulta “muy regresivo, sobre todo con los sectores más pobres”. Por esta razón, tiene el potencial de gatillar crisis que tienen repercusiones sociales y políticas.

“Estas inflaciones desbocadas, fuera de control, en nuestro período moderno las hemos podido ver en países como Venezuela o Argentina. Resulta ser una dura advertencia para los regímenes progresistas. Por eso la posición del Presidente Boric me ha sorprendido, porque la preocupación por la inflación ha comenzado a permear la cultura de los políticos de izquierda”, concluye.

La crisis de 1982

En una columna de 2019, el economista Ricardo Ffrench-Davis barrió con el mito del “éxito” económico que hubo durante la dictadura. A su juicio, los resultados de las reformas económicas neoliberales “fueron mediocres en lo económico y muy regresivos en lo social”.

“En dictadura, a veces el PIB aumentó 6% anual y hasta 9%, pero en otros cayó 14% o 17%. El mito de éxito se basa, en mucho, en considerar solo las recuperaciones ignorando las caídas. La realidad es que el promedio anual, contando recuperaciones y recesiones, fue de solo 2,9%”, disparó.

No obstante, Ffrench-Davis admite que uno de los logros del régimen fue el control de la hiperinflación. Claro que todo esto tuvo costos: dos graves recesiones, un agudo proceso de desindustrialización, una baja en la inversión productiva frente a una alta inversión especulativa, entre otras cosas.

La política monetaria durante la dictadura ha sido uno de los temas que ha desarrollado el economista Sebastián Edwards. En su artículo “Historia monetaria y fiscal de Chile (1960-2016)” relata que en 1978, Chile galopaba sobre una inflación anual del 57% cuando adoptó una política basada en el tipo de cambio. La iniciativa estaba inspirada en las ideas de Larry Sjaastad, uno de los profesores de la Universidad de Chicago.

Fuente: FEN UChile

Ese año, el Banco Central anunció una tasa diaria de devaluación del peso en relación al dólar estadounidense. “La tasa inicial de devaluación se estableció deliberadamente por debajo de la tasa de inflación en curso. Las autoridades económicas creían que este mecanismo generaría una rápida convergencia de la inflación interna a la inflación internacional”, puntualizaba Edwards.

Este esquema, conocido como “tablita”, se mantuvo durante 18 meses. Ya en 1979, decidieron poner fin a la tasa de devaluación y fijaron el tipo de cambio a 39 pesos el dólar. Sin embargo, a partir de 1980, la moneda norteamericana comenzó a fortalecerse significativamente. Esto provocó que entre 1979 y 1982 la inflación doméstica superara la inflación internacional. El PIB cayó, el desempleo se disparó y el país entró en recesión.

Visto en perspectiva, Carolina Erices también enfatiza que una de las preocupaciones de los economistas de la época pasaba por resolver el problema del desempleo. Sin embargo, asegura que el concepto detrás de sus decisiones fue “paupérrimo”.

“La opción que se tomó fue de privatizar algunas industrias, generando trabajo para las personas sin sustento productivo. El concepto económico detrás de eso es paupérrimo, porque para que el trabajo se consolide en el tiempo, tiene que estar hecho en base a la producción”, cuestionó.

La revolución del Banco Central autónomo

El economista Alejandro Alarcón subraya que el Banco Central autónomo, que entró en vigencia durante la década del ’90, fue el principal hito que permitió mantener controlada la inflación. A su juicio, ambos fenómenos han sido “hermanos siameses” durante las últimas tres décadas.

Esta “experiencia exitosa” se basa en que el instituto emisor se fijó como meta mantener la inflación en una banda que oscila entre el 4% y el 2%. Además, la norma implica que, si se sale de ese rango, el organismo se fija un plazo de dos años para volver al “rango beta”, que es el 3%.

Sin embargo, para Carolina Erices éste no es el único elemento que permitió controlar la inflación. Ella también destaca que influyeron en esto el acordar una política de Estado austera y los tratados de libre comercio, ambos impulsados durante los gobiernos de la Concertación.

“Hoy Chile tiene 31 acuerdos comerciales con 64 economías del mundo. Tiene la posibilidad de acceder al 88% del PIB mundial. Es decir, es una cantidad gigante de clientes que nos permite ser más productivos, invertir y generar crecimiento. Eso va de la mano con el control de la inflación”, explica.

Sin embargo, esta política también tiene su contracara, porque la economía chilena queda expuesta a los vaivenes del mercado internacional. Por ejemplo, actualmente la guerra entre Rusia y Ucrania, el alza del precio del petróleo y los efectos post Covid-19, ha generado que haya “muy poca oferta de productos y que, de alguna manera, nosotros importemos inflación”.

“Yo creo que hoy día los impactos son mayores. La economía en los ’60, ’70 y ’80 era consecuencia de las medidas económicas del Estado. Hoy día no es tan así, hay un componente importante que es externo y donde no hay absolutamente nada que hacer. Esa es la gran diferencia”, concluye.

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